El chirrido de las garras de aquel monstruo sobre el suelo era extremadamente incómodo, y los gritos de aquella criatura os helaban la sangre. Su camino le llevó a lanzarse contra Bralin, quien cual baluarte defendiste tu posición con tío Drenek en la mano. Estrellaste el martillo de guerra contra el costado de aquel engendro, provocando un crujido que la arrancó un alarido espeluznante al enemigo. Como toda respuesta, de forma vengativa el demonio del Rocabosque clavó sus afiladas garras como guadañas en tu pierna, notando una punzada de dolor helado mientras la sangre brotaba.
Anthuel, algo más lento en reflejos en esta ocasión, te dispusiste a utilizar tus sortilegios para mermar en las fuerzas del enemigo. Un rayo helado brotó de tus dedos mientras pronunciabas las palabras de activación que moldearían la Urdimbre a tu antojo. Dicho rayo de escarcha impactó contra el Dgwel, provocando un chillido de dolor mucho menos pronunciado que en el caso del enano, quien parecía haber hecho verdaderos estragos en el cuerpo de la criatura.
¡Nuevo turno! Al igual que en la ronda anterior, amigos.
1. Bralin, el enano más rápido del Oeste (has recibido 9 puntos de daño)
2. Dgwel, demonio del Rocabosque
3. Anthuel, el magias
— Es un hijo de muy mala %&$!, eso es lo que es. — Añadió Bralin, su maldición al aire siendo convenientemente opacada por uno de los chillidos constantes de la criatura. El muy desgraciado le había dado un golpe tremendo y la herida se veía seria, cuando solo trataba de valerse de muro para Anthuel. ¡Muy mala idea menospreciar a aquella cosa! Había sido lo suficientemente ágil y aunque se había llevado un golpe del buen tío Drenek, parecía darle bastante igual.
— No das tregua, ¿eh? Entonces tendré que hablarte de mi familia un poco más. ¡Vamos, tío Drenek! ¡Ábrele la cabeza! — Balbuceó tomando algo de aire y distancia. Aquel respiro sirvió también no solo para relajar su cabeza rememorando buenos tiempos pasados en su hogar familiar, sino también para inspirar el golpe del tío. Estaba concentrado en la batalla, lo que suponía que de vez en cuando algún grito berreado hacía eco en la cámara de la caverna. ¿El enemigo? Daba igual lo feo que fuera. ¡Caería como que se llamaba Bralin Gulthendemmer! — Si chilla puede sangrar. ¡Esa es mi norma! ¡Dale más fuerte todavía, amigo! —
Golpeo al bicho y utilizo tomar aliento del guerrero para recuperarme ligeramente. Ignoro si estas cosas tienen un orden, he tirado primero el tomar aliento (no creo que importe mucho si es mi turno, pero por si acaso)
— ¿Estás bien Bralin? — Pregunta muy preocupado a su compañero cuando observa las garras como se clavan en la pierna. Su amigo era más fuerte que él mismo, que no sabría si podría resistir un ataque así como lo hacía el guerrero. Antes de escuchar la respuesta de Bralin se pone a dudar si tiene que darlo todo para librarse de esa criatura, pero sin pensar mucho más se prepara para lanzar otro hechizo.
Repite exactamente los mismos gestos con la mano derecha, lo había practicado muchísimas veces de la misma manera para que saliese bien, y apuntando de nuevo al enemigo pronuncia la condición verbal del conjuro. — Glacies. — Otro de los rayos de escarcha recorren la sala desde el mago en dirección al Dgwel, pasando por el lado izquierdo de Bralin que lucha cuerpo a cuerpo con el bicho.
— Enséñale que eres un enano, métele en esa cabeza hueca la cultura enana, a puro martillazo como tiene que ser. — Anthuel anima a su amigo a que acabe con esa criatura amorfa, dejándose llevar por el calor de la batalla. Ya habiendo visto que esa cosa ataco primero, y sobre todo a su amigo, poca compasión tendría el humano con ese ser.
El combate seguía encarnizado, con la pierna de Bralin manando algo de sangre por el golpe que había asestado el demonio del Rocabosque con sus guadañas de hielo. No obstante, no parecía tan grave como en primera instancia hubiera parecido ser, y salvo por un pequeño dolor helado que notabas al apoyar en el suelo tu peso, parecías seguir teniendo buena movilidad y salud, por lo que te dispones a darle un poco de su propia medicina con tío Drenek. Enarbolando el martillo de guerra con fuerza y espíritu redoblados, le estampas el arma contundente en la cabeza al demonio, gritando y riendo por el camino... tan fuerte que esta estalla en miles de pedazos de hielo.
Las esquirlas heladas te impactan en la armadura, repicando como monedas sobre el metal. Algunas de ellas te rasguñan la cara y las partes desprotegidas de la armadura, pero consigues evitar la mayoría interponiendo tu escudo entre el Dgewl, ahora sin cabeza, y tú. La ráfaga de escarcha de Anthuel pasa por tu lado, impactando en el cuerpo del Dgwel, que ya a estas alturas no era más que unas cuantas agujas de hielo sobre el suelo. El demonio del Rocabosque ha hallado su fin en las manos de tío Drenek.
No os pasa desapercibido, no obstante, un movimiento rápido al fondo de la habitación, y es que otra de esas criaturas demoníacas ha comenzado a moverse con espasmos y chirridos, pero lo hace alejándose de vosotros, huyendo por una abertura sobre la puerta del otro lado de la habitación. El silencio se apodera de la senda de la Muerte, solo interrumpido por los resuellos de Bralin y el eco de la voz de Anthuel pronunciando las palabras de activación de sus trucos mágicos.
¡El combate ha terminado! Dejo aquí el resumen del último turno:
1. Bralin, el enano más rápido del Oeste (te has curado 6 puntos de vida con tomar aliento, y has recibido 3 puntos de daño por la explosión de hielo del Dgwel al morir)
2. Dgwel, demonio del Rocabosque (muerto)
3. Anthuel, el magias
Toda historia tenía un final. Incluso aquellas protagonizadas por engendros salidos de las profundidades de la tierra, horrores del averno y otras recopilaciones que no tomaban los hermosos versos de las tabernas. El último golpe, aunque no supiera realmente si procedía de él mismo o de Anthuel, hizo que la criatura dejara de moverse. Sus tímpanos lo agradecieron al instante. ¡Qué paz había una vez el tío Drenek terminaba su sermón! Aunque fuera un tipo callado con las palabras, claro.
— ¡Sí! ¡Eso es! — Celebró de antemano con júbilo ignorando el dolor de la pierna. No había nada mejor que una victoria. ¡La bestia yacía muerta bajo sus pies! Y la propia escarcha sería su tumba. Excepto por… — ¡Eh, eh, eh! ¡No! ¡No seas un traicionero $%&%$&$&$&$%! — El insulto convertido en alarido de dolor cuando a la bestia le dio por estallar, literalmente cual paquete de explosivos recién cargados. Bralin dobló la espalda para tocarse la zona, y los cristales se desprendieron.
— Estoy… bien. He vivido experiencias peores. — Se adelantó a calmar la posible alteración del mago que pudiera darse después. Había cerrado los ojos y calmaba la pierna extendiéndola. El golpe de las garras inicial había sido mucho peor, y todo lo que necesitaba era gobernar su mente. — Aunque sí necesito pararme un rato. No te alejes demasiado, amigo. ¿Y tú qué estás mirando. ¿Quieres lo mismo? — Amenazó con la mirada a una segunda criatura que chilló en la lejanía y huyó despavorida, por supuesto aterrada ante la verdadera convicción Enana y no por otro motivo diferente. Bralin se arrastró hacia una roca cercana y congeló su trasero allí, descansando. No dijo nada por unos minutos, buscando la tranquilidad para su cuerpo, mucho más fuerte que el frío que los rodeaba.
— Cuéntame algo, Anthuel. Para curarme antes. Algo se te ocurrirá. — No esperaba nada realmente. Solo conversación.
Utilizo un descanso corto aquí para recuperarme del combate, y de paso recargar la ventaja de guerrero.
Obviamente Bralin es más rápido que él y para cuando ve como impacta su rayo de escarcha en la criatura ya estaba muerta, aunque se alegra de comprobar que está bien muerto después de ver que incluso fallecido ataca, aunque tiene dudas de si es porque Bralin que le da demasiado fuerte con el martillo. Sea como fuese respira aliviado al ver que ya se ha acabado, aunque no tiene mucho tiempo para relajarse, ya que le parece ver y escuchar a otra de esas cosas al fondo. Por suerte o por desgracia huye, dejando al mago pensando si huye por su vida alejándose lo más que puede o lo hace para emboscarlos cuando bajen la guardia.
Pasado el peligro se acerca a su compañero, permaneciendo a su lado mirando hacia donde se ha ido el Dgwel. — Sí, descansa lo que necesites amigo. Yo vigilo, así que tú tranquilo, come y bebe algo para recuperar fuerzas si es necesario. — Mientras no quita ojo permanece con su mano derecha libre, atento por si tiene que lazar algún otro hechizo más. El mago estaba bien y en plena forma, por lo que no suponía un esfuerzo no descansar mientras sí lo hace su compañero.
— Creo que no te he contado de mi tiempo en el monasterio de Artheon. — Empieza accediendo a la petición de su amigo, aunque con cierta sonrisa en sus labios, ya que le iba a contar sobre temas místicos y mágicos. — Los sabios Mnesios compartieron su conocimiento conmigo durante los 4 años que estuve en el monasterio. Evidentemente, están influidos por la cultura Aldhainer, una antiquísima Orden de magos procedentes del Sur que transmitieron su conocimiento del mundo a través de la tradición espiritual del culto al Monolito de Aarth. Se dice que el monolito es una mítica estructura colosal de origen y localización desconocidos donde supuestamente surge el mundo. Y la orden surgió durante la restauración del monolito dañado, cuando el equilibrio de la densidad estuvo al borde del colapso. Se me olvidaba decirte que la densidad es como llaman los monjes Aldainii al tejido de la realidad, a la fuente de toda materia y magia, aunque muchos otros magos lo nombran como urdimbre.—
Tras tomar un breve descanso, necesario tras el encontronazo con aquella criatura abominable constituida por hielo y roca, reponéis fuerzas para continuar con la aventura. Aún recordáis aquella criatura que huyó de la senda por la abertura de la puerta, pero no habéis vuelto a saber de ella. El silencio sigue reinando en el santuario. Aun así, vais con los ojos bien abiertos, por si acaso.
Pasáis al pasillo con olor a coníferas, aquel donde el incienso de la sala de Indareth se filtra bajo las rendijas de las puertas. Las estatuas están a vuestra izquierda, y tal y como hicierais anteriormente tras salir de la senda del Desafío, os dirigís a las estatuas. No obstante, la estatua que corresponde a vuestra nueva senda recorrida, la de la Muerte, permanece inactivada. ¿Por qué será?
Es entonces cuando un chillido sobrecogedor os hiela la sangre en las venas. Sorpresivamente, el Dgwel fugado cae desde el techo sobre vuestras cabezas, donde estaba mimetizado con las agujas de roca e hielo, y exhala un aliento congelante que os merma las fuerzas rápidamente a ambos. ¡Criatura artera, os ha tomado por sorpresa! Pero quizá aún haya formas de darle la vuelta a la situación... ¿Qué haréis?
¡Habéis sido sorprendidos en combate! El Dgwel estaba esperando para emboscaros desde el techo, y ninguno se ha percatado de su presencia. ¡Comienza un nuevo combate!
1. Anthuel, el magias (recibes 7 puntos de daño)
2. Dgwel, segundo demonio del Rocabosque
3. Bralin, el enano no tan rápido del Oeste (recibes 7 puntos de daño)
Bralin estuvo murmurando para sus adentros durante toda la historia de Anthuel. Aunque breve, aquello templaba el alma. ¡Se abría en pleno viaje, un claro signo de camaradería y amistad! El descanso fue dando sus frutos, aunque breve, y el Enano aseguró su pierna, de forma que la movilidad y el rejuvenecimiento retornaban a él. Incluso canturreaba un poco cuando un rato después se puso en pie y retomaban la marcha. El buen humor tras una batalla ganada y euforia desenfrenada.
Aunque evitó beber, pues todavía quedaban dos salas más y sus sellos avariciosos. ¡Tiempo al tiempo! Ya después incluso se plantearía compartir sus manjares con el dragón en caso de salir bien el trato. Porque no iba a fulminarlos después de desatarlo, ¿verdad?
— Te mentiría, Anthuel, pero somos amigos. No tengo ni idea de todo eso que me estás contando. Pero te aseguro… que suena bien. Sí, todo muy… de tu estilo. De tu… personalidad. — Era lo mejor que podía decir. Pero muy admirable ver al mago expresarse. Sin embargo, la charla fue interrumpida, para variar. Cuando un engendro para nada bienvenido decidió caer del techo y causar estragos entre los dos. — Es… una maldita… velada… privada. — Se quejó Bralin, habiéndose quedado sin su exquisito repertorio de insultos debido a cuántas veces había tenido que lidiar con aquellas cosas.
Ni corto ni perezoso, con una nueva herida helada, o tal vez la misma que la vez anterior, elevó a su familiar con contundencia y atacó sin aviso ni grito de guerra. ¡El muy condenado estaba escondido en el techo esperando su momento! Y para cuando había chillado ya era demasiado tarde como para esquivarlo. Pero aquello no iba a sentenciar al tío Drenek. El tío Drenek siempre contraatacaba, era demasiado terco como para no hacerlo.
Lanzo dado de golpe contundente en r20, un bonk para ese invitado non grato.
Con el descanso y al pasar de habitación se había relajado de estar atento, sobre todo porque una vez recuperando también contaba con su compañero para esta tarea. Pero cuando está examinado la estatua, que antes de que se dé cuenta de las implicaciones de que este sin activar como la primera, son sorprendidos por la criatura, aunque peor es el ataque que reciben los dos.
Después de recibir ese aliente congelante, que le hiela hasta los huesos, se plantea el apartarse del enemigo. Pero ve a su compañero al lado que ha sufrido igual el ataque helado, replanteándose si Bralin aguantara si él pierde el tiempo para tomar distancia. Por ello sin pensarlo más se prepara para lanzar otro conjuro, aunque de haberlo pensado fríamente hubiese visto que era una terrible idea.
Para cualquiera ajeno le parecería que vuelve hacer los mismos gestos con la mano, pero aunque parecidos los movimientos son diferentes. Al terminar junta las manos con los dedos extendidos, pronunciado. — Ardenti. — Y una lámina de fuego se dispara desde las puntas de sus dedos contra la criatura, intentando darle de pleno y quemarlo vivo. Antes de que le devuelva el ataque intenta rodea a la criatura, hasta que deja al Dgwel en medio de Balín y él, intentando buscar el ponerle difícil el atacarles o al menos de hacerlo tener que dar la espalda al otro.
Lancé manos ardientes en roll20. Pero al momento me he acordado de que el otro al morir hizo daño, debería haberme destrabado del combate, porque como muera este turno...
Aquella criatura se había mostrado aviesamente por sorpresa, tomándoos por sorpresa y atacando a traición con aquel extraño ataque helado que no había mostrado su anterior compañero gélido. Vuestros cuerpos comenzaron a tiritar por la bajada de temperatura, mientras finas capas de escarcha se fundían lentamente, robando vuestro calor corporal. Había sido un duro golpe, pero nada que no pudierais soportar, especialmente tú, Bralin, cuya resistencia era bastante superior a la del mago.
Listo para contraatacar, Anthuel, realizas tu componente somático y pronuncias la palabra de activación, convocando una lámina de fuego desde tus manos que rápidamente caldeó el ambiente de nuevo. La criatura chilló mientras un ruido siseante evidenciaba el daño que estaba sufriendo. Con una velocidad pasmosa aquella criatura había sido reducida a un charco de agua y pequeñas esquirlas de roca que formaban parte de su esqueleto. Entonces, todo de una forma muy rápida como para perdérsela con un parpadeo, una ráfaga de viento pasó por delante de tu cara cuando tío Drenek, buscando un oponente que ya no existía, casi se estampa en tu rostro. El enano había fallado su golpe. Bueno, más que fallado, es que ya no había oponente con quien tío Drenek pudiera cebarse. ¡Un solo hechizo había bastado para aniquilar al enemigo!
Resollando y recuperando poco a poco el aliento, el silencio se hizo una vez más en el santuario. La estatua correspondiente a la senda de la Muerte, una estatua de una mano empuñando una espada, comenzó a brillar entonces evidenciando el don otorgado. En la estatua del rostro de Ignadur brilló la siguiente palabra: "TRANSFORMACIÓN".
"La Senda de la Muerte otorga el don de la TRANSFORMACIÓN"
Habéis recibido el segundo don del santuario, que eleva vuestra constitución en un punto. Os lo dejo reflejado en la ficha.
— Fiu… — El silbido del Enano incluso hizo su propio eco en la cámara. ¡Y no era para menos! Allí, frente a sus pies se encontraba el enemigo completamente calcinado por uno de los hechizos más ígneos de su compañero mago. Apenas quedaban unas pocas cenizas, que era justo lo que había golpeado el siempre amable tío Drenek. Polvo. Y apenas una de aquellas grotescas extremidades, solo que había sido reducido a la nada. “Memento mori”, habría dicho algún sabio, y cuánta razón en aquella sandez que recordaba lo efímera que era la vida.
— Si alguna vez discutimos, amigo… recuérdame que debo reconciliarme contigo rápido. No sabía que podías hacer eso. Y estaba mejor sin saberlo. — Empujó con el pie lo poco que quedaba del enemigo. ¡Aquel ni siquiera había estallado! ¿Será que lo habían quemado tanto que ni las esquirlas de escarcha habían tenido oportunidad? Bralin no quería saberlo. — Pero con eso parece que hemos terminado. ¿Nos vamos? — Grotescamente el Enano introdujo su dedo de manera vulgar en su oído. El chillido de aquella criatura, ahora muerta, aún hacía eco en su interior como un recuerdo difícil de olvidar. Pobre infeliz.
— Espero que no haya OTRO más esperando a emboscarnos, porque el tío Drenek se ha quedado con bastante hambre. Y porque ya sería repetir el sentido del humor demasiadas veces. ¡Pero ya está! ¡Superamos a la muerte! — Solo era un comentario al aire. Necesitaba descansar nuevamente tras aquel asalto, y revisar su propia pierna. Aunque si podía caminar no sería para tanto. Y si lo era, su orgullo estaría por encima de ello. Esperó a Anthuel para regresar al salón principal, pues solo un necio se quedaría a descansar en aquel nido de engendros explosivos con voz de cantante desafinada.
Aprovecharía para realizar otro descanso en este punto, pero prefiero esperar a Anthuel por si quiere añadir algo más antes de la siguiente prueba. Cosas de magos nada más. Pueden hacerse las tiradas de descanso en su intervención en ese caso, para hacerlas conjuntas.
Se puede ver como se intenta cubrir con las manos del posible ataque de la criatura al ver que chilla de agonía, esperando que al morir hiciese como el otro Dgwel. Aunque para su grata sorpresa el ser era algo puramente de hielo, salvo por insignificantes trozos de rocas. Por lo que respira aliviado mirando el charco de agua, preguntándose para sí mismo si era una cosa creada por el mismo Ignadur o Indareth.
— No te preocupes, no usaría esto en las discusiones, para esos temas tengo otro tipo de conjuro guardado bajo la manga. — Obviamente dice en tono de broma, ni se le pasaría por la mente el usar magia así contra su amigo. — Pero aunque poderosos también son muy agotadores para mí, no son tan sencillos como los que si me has visto hacer, que puede hacer de manera ilimitada. — Entre las heridas del ataque helado y ahora también con algo de fatiga mágica Anthuel se le veía con una necesidad de tomarse un largo descanso, no estaba acostumbrado a combatir como si le parecía estarlo Bralin.
— Estás en lo cierto, está superada ya, mira a la estatua. — Señala con el dedo la estatua, el cómo brilla, validando las palabras, aunque ya de por sí lo podía sentir en su interior. Algo dentro de él le hacía sentir que era un poco más resistente, en un principio lo había confundido con la euforia del combate, pero se parecía mucho a la sensación que sintió al completar la primera prueba, por lo que por lógica los relacionó.
— Así que descansemos antes de ir a cualquiera de las puertas que nos quedan. Y un descanso largo donde podamos comer algo en condiciones y calentarnos bien, aunque lo más importante de todo es revisar y tratarnos las heridas. — Quería ser prudente, aún podía sentir los estragos del aliento congelante, quería comprobar que no tenía hipotermia o congelación grave en alguna parte de su cuerpo. — Montemos una zona de descanso muy cerca de alguna de las salidas, para poder controlar fácilmente si se hace de noche. — Aconseja, recordando la advertencia del dragón.
Descanso sin dudarlo. Aunque corrígeme si me equivoco, pero ya solo nos queda hacer un descanso largo para poder recuperarnos ¿verdad? Y mirando en el manual pone que tenemos que dormir al menos unas horas ¿se puede hacer ahora o tenemos que esperar a que anochezca para dormir todas esas horas?