Partida Rol por web

Fjorvild se acercó hasta la mesa de los Proudstar, acercó una silla y se sentó. Luego evaluó a los hermanos, muy representativos, y reflexionó acerca de su aspecto. Por alguna razón se los imaginaba más... ¿pequeños? Quizá porque llamarse Minx y medir casi tanto o más que ella, resultaba extraño. No tenian cara de Minx, vaya, sino de algún nombre más extravagante. Como en las historias de grandes héroes, todo el mundo solía tener un nombre y un apodo, y si ellos solo eran Minx "Los hermanos"...

-¿Qué os contáis?

Anika saludó con la cabeza. Los dos hermanos la intimidaban un poco, y estaba segura que si se acercaba mucho podría notar su olor.

Domy había imaginado a los hermanos como los guardabosques y montaraces de Tramagante. Gente dura, ruda, pero con ciertas maneras de civilización. Esos dos, sin embargo, parecían una pareja de cazadores salidos de una época anterior a la civilización. No le sorprendía que hubieran sido capaces de sobrevivir a las dificultades del bosque. Aunque algo le decía que eran esa clase de hermanos que, si uno de los dos caía por enfermedad o accidente, el superviviente lo seguiría antes de que pasase mucho tiempo.

La maga los dejó atrás y se acercó a la mesa donde estaban los Proudstar. Saludó con la mano antes de sentarse. 

¿Habéis sabido de vuestro hermano? les preguntó.

Ante la mencion de su hermano Amelia endurecio el rostro, No, los hermanos no nos han sido utiles, expiró un suspiro relajando levemente sus facciones, nos han hecho saber que merodean por el este y nuestro hermano, miró a Brecca, se dirigió hacia el oeste.

Hizo una pausa, para ir a la Colina del Guiverno o al Bosque Blanco si que nos podrian ser utiles, pero de momento no lo son.

Colocando las palmas de sus manos hacia arriba, indicó a sus compañeros, habeis tenido suerte en vuestra ausencia, pregunto casi por educación, y lo mas importante de todo, debemos decidir nuestro siguiente paso, no creo que podamos hacer mucho más de utilidad permaneciendo en Vascava

- La máscara de oro fue encargada a un herrero y no pagaron el trabajo. Hemos pensado en devolverla. El clérigo nos ha dicho que Jamitur padre es un buen religioso y nos ha recomendado dejar correr el tema un tiempo para qu se enfríe, lo que a mí me ha gustado como consejo. Podríamos ir a limpiar a gnolls ese castillo que nos dijeron... seguro que tiene un pasado alucinante que investigar.

Anika estaba encantada con la idea de dejar pasar algo de tiempo. Y con la idea de tener un castillo propio, o al menos una pequea fortaleza o lo que fuese. No es que la idea de ir a matar gnolls le gustase especialmente, pero todo lo que fuese dejar Vascaba le parecería una gran idea, era un pueblo incivilizado, atrasado, ridículo y plagado de gentes violentas.

- Ehm... Más o menos. - Le respondió casualmente a la hermana Proudstar, mientras torsía un poco sus labios y se quitaba algo de cerilla de su fina oreja con su dedo meñique. Estaba a punto de ponerse a pensar en los detalles, pero seguramente no serían de relevancia, ahora mismo.

Por otro lado, la propuesta de Anika no había sonado tan mal. - Sí, no veo por qué no. Los gnolls no serán las criaturas más fascinantes, pero de seguro hallaremos algo. O, cuanto menos, un hogar propio para descansar. - Se encogió de hombros, conforme aunque no particularmente emocionada con la idea. Mas sí era mil veces más emocionante que la idea de ir a por unos pobres bandidos... Si bien terminó sorprendiéndose con un par de especies exóticas en el camino. Quizás contase con esa misma suerte esta vez.

De cualquier manera, ya comenzaba a extrañar la intemperie, y su guardiana. Así que no le haría asco a ninguna propuesta de viaje.

El cruzado regresó a la mesa a tiempo de ver cómo sus compañeras entraban al Güiverno, y se abstuvo de hablar hasta que su hermana hubiera puesto en antecedentes a sus amigas. Luego tocó enterarse de lo que habían averiguado ellas y asintió cuando Anika sugirió le de la máscara. - No me parece mala idea retornar el objeto al artesano, después de todo si no ha sido pagado le pertenece y quizá pueda venderlo para recuperar el costo. 

Sin embargo meneó la cabeza ante lo de la fortaleza - Recordad que una condición para quedarnos el castillo es poder mantenerlo y defenderlo, y no tenemos dinero para contratar un mísero soldado, mucho menos un batallón. ¿Nos quedaremos nosotros? Eso será tiempo que perdamos para hacer otras cosas. - las miró a todas - Si aún así decidís que es lo que queréis hacer no me opondré, quizá encontremos los recursos dentro del castillo.

-Eso fue lo que le dije a Tirius -contestó Fjorvild a Brecca-. Seguro que el artesano apreciará que devolvamos su trabajo. Y como apuntó Domy, quizá nos tenga en cuenta para futuros trabajos. Siempre es mejor ir haciendo amigos, ¿no?

Se arrellanó en la incómoda silla, a punto estuvo de poner los pies sobre la mesa para estirar las piernas, pero se limitó a estirarlas por debajo.

-A ver, en mi opinión, podríamos echar un vistazo a la fortaleza y ver cómo de invadido de gnolls se encuentra. Los gnolls no es que sean precisamente gente lista, y de administrar un castillo van a saber lo mismo que yo de coser un botón, y eso que por lo menos sé enhebrar la aguja. Lo que quiero decir es que podemos empezar expulsándoles de allí y luego ya veremos lo que hacemos. No sabemos si la fortaleza está muy llena, si ha sido invadida, conquistada o estaba vacía y esos gnolls la ocuparon para tener un techo porque son los últimos supervivientes de su estirpe y a lo mejor solo buscan un refugio donde dormir sin morir de frío. Pero manejar un castillo es jodido, sí, así que vete a saber si solo encienden la chimenea y duermen en la misma habitación. O el castillo está maldito y no pueden salir de él. Es que pueden ser tantas cosas...

Y todo eso no era ni la mitad de las cosas que había leído, entre libros de aventuras y manuales y ensayos sobre la raza gnoll. Los prejuicios generales decían que los gnolls eran malos igual que eran los orcos, pero allí estaba ella, ayudando vascavanos, y es que prefería pensar que todo el mundo era bueno, aunque intrínsecamente los monstruosos fuesen verdaderos villanos.

-Pero vaya, solo era una idea, tenemos que salir de la ciudad. Tirius, al contrario que  la capitana, es de la opinión de que lo mejor es largarnos de aquí un par de semanas hasta que se enfríen las cosas con el asunto de Jamidur. Y luego podemos ver si los humos se han rebajado y podemos hacer más amigos. No sé, a mí eso también me parece bien... Somos aventureros, no diplomáticos, no estamos aquí para resolver conflictos ni crearlos, vaya.

 Escuchó las noticias —la falta de ellas, más bien— sobre el hermano de los Produstar.

Vuestro hermano vino a investigar la desaparición de los enanos, ¿no? preguntó Doménica. Hablemos con los enanos de Vascava. Investigaremos en ese asentamiento abandonado… ¿cómo dijiste que se llamaba, prima?

Peter Produstar había llegado junto con otros caballeros y escuderos de la orden. Todos ellos guerreros, algunos veteranos como Brecca, y posiblemente contando con sacerdotes como Amelia entre ellos. Había probabilidades ciertas de que siguieran vivos y se encontrasen en algún lugar de las montañas. Por lo que les había contado Kyla, planeaban establecer un fuerte e iban equipados para una larga campaña.

Apropiado para los pensamientos sobre fuertes y la Orden del Sol Invencible fue el comentario del cruzado.

Ay, Brecca, replicó, los soldados de la Orden sois tropa de élite y cara. Contratar guardias y servicio no es tan costoso como piensas. Más me preocupan el resto de implicaciones de la oferta de Lady Arlaina, pero podemos negociar los detalles con ella cuando la fortaleza esté libre de sus actuales ocupantes.

Asintió a lo que había dicho Fjorvild.

Cierto es que ni siquiera sabemos qué sucede en la fortaleza. No está lejos, y no habrá que buscarla; no perdemos mucho por ir hasta allí.

- Si... Yo dijo que vayamos. A veces piensan demasiado, y se pierden de la hermosa experiencia de descubrir. - Sugirió con su aire un tanto más despreocupado la elfa. Entendía las preocupaciones de Brecca, mas ella prefería estar ocupada a que preocupada, adelantarse a los hechos no era lo suyo. Luego verían qué harían con la fortaleza y sus habitantes, primero quisiera conocerlos en persona.