Reliah se quedó fijamente mirando los huevos. La curiosidad fue dando paso a la indiferencia.
—En realidad no quiero llevarlos. No creo que nos compense. Y pensándolo bien, ¿para qué los querría Thimfyrd? Al fin y al cabo, el equilibrio ya se ha roto matando a su madre. Pero se rompió antes cuando decidió hacer el nido aquí, aunque antes ya se había roto cuando abandonaron este castillo... claro que si nunca hubiese sido levantado tampoco se hubiera roto el equilibrio local y ese pájaro hubiera hecho el nido en otra parte. — reflexionaba — En fin, como sea creo que la mejor forma de mantener el equilibrio es rompiéndolos para que no creen problemas en otra parte, aunque lo más probable es que de un modo u otro acaben perdiéndose.
Miró a Amatore y sonrió ligeramente.
—¿Quieres romper tú uno? Yo no me comería la carne de ese cuervo, y una tortilla de esos huevos tampoco, pero si te animas me gustará verlo. Pero también estoy de acuerdo en que lo mejor es ponernos en camino ya.
No rompo los huevos inmediatamente, sino cuando nos vayamos a ir. Por si los rompe alguien antes.
- Si vamos a romperlos, lo mejor será venderlos al huevo de la estirge, seguramente ellos harán una mejor tortilla y nos darán unas monedas por el esfuerzo. Si hacemos eso ya no importa incubarlos y podemos dejarlos guardados en un lugar frío del castillo. - dijo Brecca pensando en el costo de la aventura y el poco rédito que les había dado por el momento.
Si los ha incubado, no hay tortilla que valga, dijo Doménica. A decir verdad, aunque no fuera así, la idea de comer algo procedente de una criatura de origen infernal, y probablemente inteligente, le resultaba harto perturbadora. De cualquier modo, si ya hemos terminado aquí, dejémoslos en las mazmorras y partamos antes de que los polluelos asomen los picos o nos descubra la luna discutiendo.
Domy detecta magia y "escanea" la torre, por si el cuervo tenía botín mágico escondido por ahí.
El hechizo de Doménica reveló la presencia de auras mágicas. Cuando persistió en la concentración, localizó una fuente que no procedía de ella o de sus compañeros, sino de debajo del montón de escombros. Indicó a su prima dónde se encontraba la recompensa a sus precauciones, y la semiorca hizo a un lado un pedrusco para que la joven señora de Fitzdreadstaff pudiera colar su mano entre las rocas. Agarró un bonito aunque completamente sucio ámbar, que estaba unido a una cadenita de plata. La cadena era demasiado corta para utilizarla como colgante, más bien parecía que estaba pensada para ceñirse a la frente.
¿Qué hacéis con los huevos? ¿Cuál es vuestro siguiente paso? Habéis mencionado varias ideas, pero no me queda claro qué resolver, exactamente.
Solsdag de la segunda semana de Eostre, nueve y cuarto de la mañana. Temperatura: 10 °C. Lluvia: no.
Domy: 24/24
Reliah: 24/24
Fjorvild: 28/28
Amelia: 31/31
Lyriel: 36/36
Eeespartaco: 23/23
Brecca: 40/40
Fjorvild siguió un rato más mirando el huevo que había cogido, observándolo con atención, vacilante. No sabía muy bien qué hacer con ellos y tampoco tenía ni idea de cómo incubar o cuidar de un pollo-cuervo del infierno si este rompía el cascarón. Los demás tampoco sabían que hacer con ellos y la semiorco demostró tener demasiados escrúpulos para romperlos sin más. De modo que los volvió a dejar en el nido.
-Habrá que limpiar este desastre en algún comento -comentó mirando en derredor la escabechina que habían montado con el pájaro.
Apartó el pedrusco y lo colocó a un lado, se sacudió las manos y se sentó sobre la piedra.
-¿Encuentras algo? -preguntó a su prima-. Ah, ya veo. Bueno, ¿y ahora qué hacemos? ¿Nos ponemos en marcha para buscar esos gnolls? Tengo hambre.
Sí, sí, un minuto.
Doménica se puso el monóculo, levantó la joya que habían encontrado y la sostuvo ante sus ojos, concentrada mientras el encantamiento de la lente hacía su trabajo.
—Está claro que vengan de donde vengan a los cuervos que les siguen gustando los objetos brillantes—comentó Amatore mientras Doménica examinaba la cadena—. ¿O esas eran las urracas?
El bardo se rio divertido.
—Sí, deberíamos prepararnos para ir a por esos gnolls. ¡Vamos amigos!—exclamó alzando la voz—¡Una nueva batalla que volverá a encumbrarnos en la gloria!
- Los gnolls son la siguiente parada, dijo jovial la sacerdotisa tras haber asegurado la situacion de la torre.
- Dafnar, Svari muchisimas gracias por vuestra ayuda en limpiar este lugar del ultimo ser maldito, les hizo una leve reverencia, sabed que siempre sereis bienvenidos aqui y que hablaremos de vuestra ayuda en Vascava, en cuanto hayamos acabado con esos gnolls.
Si considerais que es mas seguro acompañarnos a la guarida antes de seguir a Vascava, tambien vuestra compañia sera bienvenida, amigos, acabo la sacerdotisa su ofrecimiento, nunca vendria mal tener cuatro brazos más en caso de problemas con los gnolls
Reliah sonrió a Amatore. ¡Era tan alegre e ignorante como un niño! Y eso le resultaba enternecedor.
—Oh, son las urracas, pero en realidad no es cierto, ¿lo sabías? — respondió al jovial bardo — Es una creencia muy popular, pero lo cierto es que las cosas brillantes dan miedo a las urracas si son desconocidas para ellas. Pero lo que sí es cierto que son aves muy inteligentes. Como los cuervos, a decir verdad.— explicó mirando casi con cariño al cuervo muerto. — Creo que eso que ha encontrado Doménica es muy pequeño para que lo hubiese traído en el pico. Seguramente lo llevaba puesto alguien y se le caería cuando el cuervo le devorase las entrañas y los huesos. — concluyó — En fin, estoy de acuerdo, vamos a visitar a esos gnolls antes de que nos enfriemos.
Ah... Amelia, dijo, señalando hacia el sur con un dedo índice. Svari y Dafnar se han ido hace diez minutos.
Domy no era escrupulosa, pero las palabras de Reliah estuvieron a punto de hacer que devolviera la joya al lugar del que lo había sacado Fjorvild, y olvidarse de ella para el resto de su vida. Sin embargo, el pragmatismo se impuso, y se limitó a limpiarlo con un sencillo conjuro de prestidigitación. Con cuidado de no enredarse la cadenilla en el cabello, se lo ató alrededor de la frente.
¿Qué tal me queda? preguntó a su prima. Tiene el encantamiento de una perla de poder, explicó, y de una diadema como la que lleva Anika.