Partida Rol por web

Malviirach sintió de repente como si le hubieran soltado de golpe sobre el suelo, pues la joven elfa había dejado en libertad la parte que había controlado de él. A pesar de todo lo obnubilado que se sentía al refrescar su mente, sabía que habían intercedido por él, así que agradecido inclino la cabeza hacia el unicornio.

Cuando sintió que las miradas se fijaban en él, decidió decir algo en su defensa.

- Perdonad, pero no recuerdo gran cosa de los últimos días. Soy Malviirach Shob… - se queda pensando, para después continuar. – Malviirach, ese es mi nombre. Hace mucho que deje mi hogar por motivos que no incumbe a nadie más que a mí. Tras ello volví a la superficie, un hogar de mis ancestros, tratando de buscar un nuevo hogar. Pero lamentablemente aquí no soy bien recibido, desde no se cuento tiempo he permanecido acompañando a una persona que se ofreció a tenerme bajo su tutela. Pero ahora mismo no sé cuándo ocurrió, pero mi mentor murió o desapareció y yo no recuerdo gran cosa de después. Lo siento pero no sé qué más información puedo ofreceros.

Malviirach se queda callado tras el arranque que ha tenido recostándose para buscar una forma o posición que le permita encontrarse mejor o al menos más cómodo.

Laurel dijo algo a Xial, y este se alejó del claro hasta desaparecer, después, se acercó al Drow para quitarle las cadenas y por último miró al goblin:

- Dienteafilado, acércate, por ahora sólo vamos a hablar. Si intentas huir Manzanas y yo te perseguiremos, pero dado que Xial no percibió mal en ti, no tienes nada que temer. Es momento de hablar, hasta entender qué os trajo a todos a este bosque y por qué habéis perdido la memoria. No hay mucho más que yo pueda hacer por vosotros, pero si alguno se siente herido o enfermo, puedo ayudar un poco con eso..

Algo aún tembloroso, el Goblin asciente ante las palabras de laurel y temblorosamente, con ojos fundidos en miedo y salidos de sus cuencas, observa al humano pálido de cabello gris.

-Yo reconocer esa espada.... -Continuaba diciendo, mientras su mirada se clavaba en la espada corta que tenía Niemerov en una de sus manos -Esa espada ser "Muela" y ser mia, ser espada de Helm el protector, yo ser caballero de la orden de los "Guardianes del Alijo plateado", yo dirigirme a Eternlud, para dar mensaje!!.

El Goblin permanecía pensativo y con su boca medio abierta, mas de una vez intentaba decir algo, pero sus palabras se trababan en la garganta, finalmente algo mas descarga antes de callar: -Yo no tener que estar amenazado, tener mi palabra que Dou'h tro no escapar ni huir, pero estar preocupado por Drow, Elfos que amenazan el norte y otras regiones. -La mirada claramente no era amigable hacia Laurel quien liberaba uno de ellos, y mucho menos al Drow de nombre Malviirach.

Selene escuchó al goblin con una ceja levantada. 

¿Un goblin? ¿Seguidor de Helm? En Aguas Profundas, Selene vio de todo y no se consideraba racista. Al menos , no demasiado pero... ¿un goblin seguidor de Helm? ¿Y paladin?

-Supongo que todos hemos escuchado rumores sobre esos guardianes pero entiende que nos cueste creer tu palabra. Por otro lado, Niemerov, tanto mis recuerdos como los del goblin no parecen dejarte muy bien a ti. Sabemos que el drow no es maligno asi que... ¿Por que lo llevabas cautivo?

Laurel hizo una ligera inclinación ante el Goblin, en un habitual gesto de respeto.

- Mis respetos, aunque defendemos cosas diferentes, siempre respeto a quien dedica su vida a lo que considera bueno y justo. Pero comprende que si mantuviese encadenado al drow por considerarle inherentemente sospechoso debido a su raza, tendría que hacer lo mismo contigo. He optado por fiarme de Xial y de mi propio instinto y dejaros a todos libres, a pesar del riesgo que eso supone, porque sigo creyendo que todo esto se soluciona con diálogo... Y por ahora el humano tiene la sospecha de la elfa, tu espada de paladín y fue el único que me amenazó cuando llegué. Creo que por ahora, si tuviese qeu intentar encadenar a alguien, sería a él. De todos modos sigamos hablando. El gesto de amenaza puede ser por la tensión de tener que controlar una barca que se descontrola, y tu espada puede haberla tomado para evitar que cayese al río. Sin embargo Xial me dijo que sobre él hay una sombra de mal, propia de quien deja las buenas acciones para abrazar la oscuridad, o de quien ha estado en la oscuridad y está en proceso de redención, esperemos que sea lo segundo, ahora que estamos charlando sería una pena romper esta armonía.

Manzanas dejó de estar situado al lado del goblin, al parecer había entendido las palabras de Laurel, o quizás su gesto de respeto y se puso a mordisquear perezosamente la vegetación que los rodeaba. Sin embargo su posición no era aleatoria, estaba colocado en la posible ruta de huida de Niemerov.

No sabía cuando, pero se había enderezado, olvidándose del dolor. Sostenía la espada con fuerza excesiva, sus nudillos blancos y sus dedos rígidos por el frío. Muchas palabras viajaban con el viento, y él escucho pocas, pues luchaba con una bestia más peligrosa que el caos y la circunstancia. Una ira que le hervía la sangre le aseguraba que la salida simple era dejar tras de sí una pila de cadáveres. Solía ser una solución eficaz en el Alcázar. No podía evitar sentir como el tiempo se le reía en el rostro, recordándole sus errores pasados sin dejar de preocuparle por el futuro.

Todo aquello le parecía un gran insulto, insubordinación descarada; por eso tuvo que recordarse que no estaba al mando de nada. O quizás sí, y no lo recordaba. Le hubiera gustado tener el derecho de azotarlos a todos por semejante atrevimiento. Al parecer, el deseo estaba en su expresión. Todas las miradas fijadas en él eran de desconfianza, desprecio y hasta le pareció percibir una pizca de furia. En los viejos tiempos habría borrado tantas dudas con el dorso de la mano. En los viejos tiempos, decisiones como las que estaba por tomar le hubieran costado la vida.

Clavó la espada en el suelo a unos metros. Al volver los ojos a su persona, toda tensión había desaparecido. Estaba más encorvado que el acero que acababa de arrojar. -Mis días de pelear ya se terminaron. Francamente, he perdido interés en quiénes son o por qué estamos aquí- Miró a la elfa, con lo que debía de ser una de las pocas miradas no lujuriosas que debía de recibir. -Si tuvimos un encuentro... airado, fue por una razón. Si este drow maligno -cargó el apelativo de cinismo sin rastros de sutileza- era mi prisionero, entonces lo era por una buena razón. Nada disfrutaría más que recordar todas estas razones, mas me resulta imposible. Pero es obvio que vas recobrando la memoria, jovencita, pues al parecer usas mi nombre sin que haya tenido que mencionarlo nuevamente, si es que me había molestado en hacerlo-

Por un momento, parecía que el hombre se desplomaría sobre el árbol una vez más, pero se mantuvo en pie, claramente drenado de paciencia. -Lo que importa de verdad, y es lo que parecen olvidar, es que cada uno de nosotros tiene un lugar en el que estar. Roble, o... ¿Flores, acaso? Tú -dijo finalmente, señalando al muchacho florido- te ofreciste a escoltarnos al linde del bosque. Ya no presento una amenaza sin un arma, ¿no es así? ¿Qué tal si nos ponemos en camino antes de que nos salgan raíces?-

- ¿Y qué tal si seguimos buscando esa buena razón por la que llevabas al drow encadenado? No pareces hombre de aceptar órdenes, así que simplemente te lo pediré: sigamos dialogando mientras vamos recordando qué sucede. Si tienes razón y ese Drow es maligno y estaba encadenado por alguna buena razón, será mejor recordarla y volver a encadenarlo si fuese menester que no dejarlo a tu espalda y que un día se cobre venganza con una daga traicionera. Nadie te está juzgando, al menos yo no lo hago, y quizás sea tu historia la real. No lo sabremos hasta que no la conozcamos. Si tienes razón, no me gustaría que te fueses dejándonos con un peligroso Drow que podría reducirnos a los demás. Si te sientes débil, puedo curarte, no me llevará mucho tiempo... En todo caso, si en otro momento fuiste un hombre que daba órdenes y tenía responsabilidades, te ruego que entiendas mi posición, pues en este bosque estas son ahora mis responsabilidades. Y soy más de robles que de flores aunque me gusten ambas, al menos mientras están vivas.

Selene frunció su hermoso entrecejo. Pese a los flashes de memoria que volvían, no recordaba a donde se dirigía. Sus últimos recuerdos eran de Argluna pero no tenía ni idea de a donde se dirigía en a barcaza. Lo único que sabía es que su túnica estaba empapada y se le ajustaba al cuerpo indebidamente. Tenía frío. Se dirigió a Laurel con dulzura en la voz.

-Laurel, no quisiera abusar de vuestra hospitalidad pero ¿hay en tu hermoso bosque algún lugar donde conseguir algo de ropa seca? Estoy tiritando -dijo mientras se cruzaba de brazos para ocultar lo máximo posible cómo la fina tela de tu túnica se le pegaba a los senos.

Definitivamente, no confiaba en Niemerov (¿De donde habia sacado su nombre?, de los flashes de memoria?). Y el comentario de Laurel había intensificado su sensación. Un goblin, un drow y alguien de dudoso pasado. Esos eran sus compañeros de viaje. Casi prefería alinearse con Laurel, que, al menos, era un hijo del bosque, como sus propios antepasados.

Laurel se abrió de brazos, mostrando que toda la ropa de la que podía disponer era la que llevaba puesta, un pequeño pantalón corto y unas raídas sandalias.

- Podemos buscar un lugar más abrigado y encender una hoguera, o puedo pedirle a Manzanas que se recueste junto a ti, su contacto te dará calor. Me temo que no puedo ofrecerte más soluciones. Yo optaría por la opción de la hoguera, también puedo buscaros algo de comer, todos os sentiréis mejor si os calentáis y coméis un poco. Y también me he ofrecido a curar vuestras heridas o tratar de atenderos si estáis enfermos. ¿Qué dices viejo? Piensa una cosa, si el drow iba encadenado pero los demás no, es que probablemente la elfa y el goblin eran tus aliados en esta empresa... 

Definitivamente, Niemerov no estaba complacido. Reconoció que fue bastante ingenuo tener esperanzas de poder razonar, e incluso comprendió aquello que le comentaba el muchacho. Allí, entre las hojas y el rocío, era Laurel quien tenía el poder. Tal y como él no daba su brazo a torcer en la milicia, aquel joven no se rendiría fácilmente. Lo que el poder le hace a las personas...

-Otra vez toda esta charla de cadenas. ¡Este drow no era mi prisionero!- Se movió hacia el elfo, pero cambió de dirección, como queriendo salir disparado en carrera sin saber hacia donde. -Cuando desperté, él estaba atado a mi cintura con esa soga- relató, señalando los restos de la cuerda que aprisionaba a Maalvirach. -Difícilmente se puede interpretar como mi prisionero. Siendo que recobré mi consciencia antes que estos dos, tomé las precauciones necesarias. Me hice con la espada y até al drow. Estaba seguro de que podría con el goblin, pero él... se sabe que son más adeptos a la magia y la mentira. Debería haberme marchado cuando tuve la oportunidad, ¡con un demonio!-

Se mantuvo en silencio, esperando otra inmediación por parte de Laurel. -Tampoco pretendo irme por mi cuenta- Había resignación en su tono de voz, pero también una firmeza, casi como si estuviera dispuestos a noquearlos y llevarlos a todos en contra de sus respectivas voluntades. -Hay una explicación para esta situación, y mentiría si dijera que no quiero saber cual es- También mentiría si dijera que no tengo hambre y frío, por los dioses. -Desgraciadamente no tengo tiempo que perder. Ese barco estaba destinado a Eternlund, y pretendo estar allí en tan pocas lunas como pueda. Pero podemos parlotear tanto como quieran en el camino. ¿O tendré que buscar el camino yo solo?-

Selene ya estaba harta de los malos modos de aquel humano y de sus ínfulas de autoridad.

-¡Sune bendita! Por mi parte puedes irte solo o con el drow y perderte en los confines del mundo, humano insolente. Yo aceptaré la oferta de Laurel y me calentaré junto a su fuego. Cuando alguien te da cobijo en su hogar es de mala educacion tratarlo con groseria y meterle prisa para que te lleve a la puerta.

-¿Qué os pasa a todos los de tu raza para ir siempre corriendo? ¿Por que tienes tantas ganas de llegar a Luna Plateada? ¿O es que hay algo que recuerdas y que no quieres contarnos?

Le dio lástima pensar en lo que le sucedía a las muchachas con semejante espíritu en el alcázar. Las actitudes desafiantes no eran apreciadas en la ciudad, y él estaba entrenado para reprimirlas y detestarlas. Allí, sin embargo, parecía que ni siquiera comprendía lo que inspiraba tanto desdén, aunque lo sabía bien. Su mal genio salía a flote fácilmente si se lo tomaba con la guardia baja, pero había tenido tiempo de tranquilizarse.

-Me gustaría poder vivir tantos siglos como tú, pero me temo que mi cuerpo es más frágil. Mírame, llamándote jovencita cuando debes tener... ¿130 años?- Esbozó una sonrisa, sincera, como recordando algo agradable, personal. -Comprendo que todos quieran saber las intenciones del resto, pero el resto sabrá comprender que no confío en nadie. Mi intención es llegar a Eternlund, no Argluna, lo antes posible porque recuerdo que me dirigía hacia allí. Pretendo descubrir por qué cuanto antes, pues tengo una familia que cuidar y no tengo tiempo para recorrer Faerûn a placer. ¿O es que acaso aventureros como ustedes se olvidan de que existen aquellos que tienen algo más importante que unas monedas por lo que vivir?-

- Si estaba atado con una soga, tienes razón, más parecería que era una protección para que él pudiese salvarte o tú a él. Nada parece indicar que ninguno de vosotros fuéseis enemigos unos de otros, por lo tanto, más razón para aclarar todo este asunto. Buscaré una cueva cercana para resguardarnos y calentarnos. Tal y como estáis no iríais muy lejos antes de caer enfermos o agotados, después os acompañaré a donde pidáis, el tiempo que perderemos calentándonos los recuperaréis con creces yendo por el bosque con mi protección y guía. Al menos vamos progresando, ya sabemos por qué estaba encadenado y por qué tenías la espada. Vamos... 

El humano no esperó más, rápidamente abrió camino y encontró rápidamente una roca que serviría de techo y protegía del viento del Norte. Por el camino iba tomando unos frutos aquí y unas raíces allá, de forma que rápidamente tuvo una cantidad de comida importante para satisfacer a los viajeros, quizás un poco frutal para el gusto de algunos, pero todo era fresco y sabroso. No era el momento de pararse a cazar. Tras limpiar el suelo rápidamente encendió una hoguera y buscando leña seca de árboles caídos, la llama se alzó rápidamente calentando a los humedecidos y olvidadizos viajeros. Como no tenía una cacerola, simplemente optó por asar los tubérculos y sazonarlos con algunas hojas molidas -algo parecido a la pimienta quizás, y también romero y tomillo-, dejando las frutas como postre. Todo aquello no le llevó más de 15 o 20 minutos, como si toda su vida hubiese estado haciendo esas cosas.

La comida era quizás un poco vegetariana para lo habitual en aventureros, y quizás un poco picante para los estómagos más delicados, pero cumplió su función sobradamente: era lo bastante fuerte en azúcares para darles energía rápidamente, y el picante dilató rápidamente sus capilares, aumentando la sensación de calor que trasmitía el voraz fuego. Quizás había incluido algunas hierbas medicinales, porque la sensación de pesadez y entumecimiento desapareció rápidamente, tanto la física como la mental. De hecho aquellas hierbas curativas funcionaron extremadamente bien, provocando una sensación de bienestar que rayaba la euforia.

Selene se volvió hacia Laurel sonriendo como una chiquilla traviesa.

-Bueno, por lo menos le hemos sacado un par de respuestas sinceras. 

Obviamente el humano no sabía quién era ella ni a que se dedicaba. Aquello la tranquilizó. Por suspuesto no se sintió ofendida ni mucho menos. Él podía haber tenido un entrenamiento militar pero el suyo era un entrenamiento de otro tipo. Emocional. Y ella poseía un control total sobre sus emociones, aunque nadie lo supiera.

Malviirach asistia al intercambio de palabras entre los alli presentes, tras que le liberara Laurel de las ataduras comenzo a flexionar y recuperar un poco de riego sanguineo en sus extremidades. A pesar de ello se desplazo sutilmente para alcanzar un lugar lejos de la luz que entraba por las ramas de los arboles, pues aunque se estaba haciendo a la luz, esta aun le causaba severos dolores de cabeza y pinchazos en los ojos.

Malviirach escuchaba todo con suma atencion pues a pesar de todo lo hablado, el aun no recordaba gran cosa desde su ultimo recuerdo. Estaba todo metido dentro de una negrura absoluta y aunque sabia que le hacia falta, no lograba recordar gran cosa. Aun asi cuando se decidieron por ponerse en movimiento, Malviirach se levanto y a pesar de todo ello se acerco a recoger la espada clavada por Niemerov y con sumo cuidado se la ofrecio al Goblin, ya que realmente el parecia ser el dueño de semejante arma. Ligera y perfectamente equilibrada. No era del todo de su gusto, pero a pesar de ello era de buena manufactura. Tras ello se alejo y camino siguiendo a Laurel por el sendero que este los iba guiando.

Cuando nos paramos para recuperar fuerzas y alimentarnos, y ser tratados por las manos de Laurel, Malviirach escogio un lugar en penumbra o donde hubiera gran cantidad de sombras. Desde alli cruzando las piernas y buscando un trozo de una rama pequeña se dedico a dibujar el Simbolo de su Patrona, y a recostarse al lado.

Selene se levantó y se acercó al drow para ver lo que estaba dibujando, no fuera algún tipo de perversa magia. La hoguera había secado ya parcialmente su vestido y ya no se sentía tan desnuda pero tampoco le hacía gracia acercarse al elfo oscuro.

Malviirach observo como la joven elfa se aproximaba a el y dejandole espacio tranquilamente le enseño el Simbolo Sagrado de su Patrona. No tenia porque ocultarlo, aunque sabia que nadie confiaria en lo que veria, si un Drow estaba tras ello.

-Hermosa la doncella luna -decía el Gblin sentado en un rincón, con su espada enfundada y ofreciendo una espeluznante sonrisa que dejaba ver sus amarillos y podridos dientes, sus pálidos ojos que reflejaban la luz de la candela se clavaban fijamente en el simbolo dibujado en la arena.

-Yo rendir tributo a Selune, entre sus poderes estar dar suerte los que están en encrucijada divina, y yo considerarme en una constantemente, luchando por mi Dios y propósito. -La carrasposa voz del Goblin sonaba algo calmada y pacífica. -Saber que marca estar en guerra, orcos empezar a moverse en el norte, Dou'h tro deber llevar ese mnsaje a Eternlud, pequeño hombre de bosques, llevarme a la ciudad, necesitar estar allá cuanto antes!!, mi orden deber saber!!

Como si un relámpago hubiera golpeado a dienteafilado, este se levanta de su puesto y se erige de la mejor manera que puede, disimulando ligeramente la joroba que llevaba a su espalda y empezaba a moverse inquieto en su puesto -Deber ir, deber ir!!- Empezaba a balbucear inquieto.

Selene abrió los ojos enormes y sorprendidos y el fuego de la hoguera se reflejó en ellos, quemando las ultimas imagenes del recuerdo que la había asaltado. El goblin y el drow hablaban sobre Selune, la diosa por la que la nombraron a ella misma, "La hija de la luna". Sin embargo, el recuerdo la obligó a mirar una vez más a Niemerov. Selene calvó en él sus ojos azules, tratando de leer en la imagen lacónica del guerrero. 

¿Que habia de verdad en su recuerdo? No lo sabía, pero supo que no debía dejar que el humano se fuera por su cuenta hasta averiguarlo.

Se levantó y cruzo con paso liviano el espacio que la sepraba de Niemerov.

Quiero pediros perdón.

Por cierto,

A. intenciones Niemerov

Selene

no habían señales en su voz ni en su lenguaje corporal que sugirieran que estaba mintiendo!!