Partida Rol por web

El hechicero no era precisamente sagaz, ni mucho menos inteligente y por tanto falto de ideas brillantes, pero lo que sí que acudía a su mente era Dulcimae y sus cartas (ya sabemos todos que no eran solo sus cartas lo que tenía en mente). La traición; podría tratarse de este 'simpático' mercader?

Cuando su enlatado compañero de desventuras mencionó el tema de la curación, se le quedó mirando de forma rara. En realidad había asumido que era algún tipo de paladín por lo estirado que iba y estos solían tener poderes curativos que les suplicaban a sus caprichosos dioses. Estaría equivocado y no sería más que un loco religioso? No podía entender cómo alguien elegiría voluntariamente adorar a unos seres que se dedicaban a jugar con ellos a los dados, en vez de la hermosa magia que les rodeaba en estado puro con la que siempre se podía contar pues no tenía voluntad propia ni caprichos.

Necesitaremos gorros, agua y cosas así para aguantar en el desierto. Ah y un guía.- Se atrevió a aportar el elfo.

Ese Maharet, por ejemplo. ¿De quién se trata?

Aurelius suspiro apesadumbro, la pregunta de Kendra había llegado al mismísimo corazón del viejo exmago convertido en tendedero. Maharet fue en otro tiempo mi mejor amiga, mi alma gemela, mi amante. Los dos conseguimos grandes progresos en Athkatla. Pero Maharet no solo ambicionaba el conocimiento, quería también el poder material sobre las cosas. Quería ser parte del consejo de la ciudad, y en ese camino yo era un estorbo. A pesar de los años pasados, la traición de Maharet seguía muy viva en el corazón de Aurelius.

Maestro, por favor, ¿puedes ayudarnos?

Mi joven aprendiz, ya soy viejo. Llevo años sin practicar la magia, ni siquiera recuerdo donde está mi grimorio. Sería un estorbo más que una ayuda. El exmago sonrió. Hubo un tiempo en que yo también trate de escapar de este desierto, pero ahora, este desierto es mi hogar. Tengo un trabajo honrado y la gente del pueblo me respeta. Lo siento no puedo acompañaros

¿En estos veinte años has probado a cruzar las brumas durante la noche de Thoth?

En Muhar conocen los bordes del desierto como los Muros de Ra. Todo aquel que se ha internado en los Muros de Ra ha vuelto al centro de Muhar después de andar varios días perdido en el interior de una tormenta de arena. Yo, cuando llegue a Muhar, lo intente en un par de ocasiones.

¿Noche de Thoth? No sé lo que es.

Necesitaremos gorros, agua y cosas así para aguantar en el desierto. Ah y un guía.

¿Un guía? ¡Estáis de broma! Aquí tenéis al mejor guía del pueblo. Dijo saliendo de detrás del mostrador y poniendo una mano sobre la cabeza de Abu. Solo Indy era mejor.

Rápidamente el joven Abu corrigió Aurelius. Indy no. El Doctor Jones.

Por supuesto Abu. El Doctor Jones fue uno de los extranjeros más curiosos en llegar a Muhar. Durante el tiempo que estuvo recorrió todo el desierto hasta los muros de Ra con ayuda de Abu. Estudio todas las ruinas, los dioses, se entrevistó en multiples ocasiones con Isu… De los extranjeros que han puesto un pie en Muhar, ha sido el que más cerca ha estado de resolver el enigma y escapar de este desierto. Aurelius vuelve a suspirar pesadamente. Hasta que una noche desapareció y nunca más se supo de él.

Aurelus también os proporciono de forma gratuita varias túnicas y turbantes blancos, como los que usan las gentes de Muhar para andar por el desierto. Y un par de tirantes de cuero para Estragon.

Mi joven aprendiz, ya soy viejo. Llevo años sin practicar la magia, ni siquiera recuerdo donde está mi grimorio. Sería un estorbo más que una ayuda. El exmago sonrió. Hubo un tiempo en que yo también trate de escapar de este desierto, pero ahora, este desierto es mi hogar. Tengo un trabajo honrado y la gente del pueblo me respeta. Lo siento no puedo acompañaros

La decepción es como un puñetazo en la cara. Mochuelo se tambalea y se queda mudo.

¿Cómo es posible? Él es uno de los magos más poderosos de Athkatla... ¿Qué le habrá pasado durante estos veinte años en este condenado lugar...?

Aprieta los puños y baja la cabeza para intentar ocultar sus emociones. Se queda allí, estático y callado.

Esperará a que todos se vayan para intentar tener una conversación en privado con Aurelius. Tiene muchas preguntas para él y no quiere irse a una más que probable muerte sin hacerlas antes.

Ashzyx comenzó a observar la mercancia de la tienda y buscaba algo de suministros.. sin más miramientos se dirigió al dueño..

- Necesitamos protección contra los muertos que caminan, asi como algo contra.. momias..  dijo con aire sombrio. Ah si! y fuego.. a ellos no le gusta el fuego.. 

¡No desvíes la conversación, tipejo! ¡Las momias! ¡¿Qué sabes de...?!

Estragón miró sus tirantes. Eran tan elásticos... tan... gratuitos. Rechazó el turbante, porque le tenía cariño a su gorro de chef. También rechazó las ropas blancas, pues el semiorco tenía una talla un poco díficil. Pero los tirantes...

Por las barbas de Shóndakul, ¿estos tirantes son para mí? ¿En serio? Nunca nadie me había regalado nada. Nada gratis. Solo me regalaban cosas que yo pagase por adelantado. Aurelius... Snif. Eres el mejor rosadito que hay en todos los planos de todos los universos. En serio, tío: tú vales mucho.

Salió a la calle. No quería que alguien tan fabuloso como Aurelius le viese llorar. Fuera tampoco lloró, cosas de la deshidratación del desierto, pero el sudor de su cara grasienta exudaba gotas como lagrimones.

No podía creer que Estragón hablase en serio, lo que quedó claramente plasmado en mi cara al escuchar sus palabras.

Le estamos muy agradecidos por darnos los medios adecuados para luchar contra el clima de este lugar. A pesar de las temperaturas, la verdad es que no podía dejar de lado mi armadura, me sentiría como desnudo. Además, gracia a su capacidad mágica me permitía dormir con ella sin ningún problema, cosa que me salvó la vida en más de una ocasión. Sea como fuere, acepté de buen grado los regalos.

¿Y si el Dr Jones hubiese logrado volver a su mundo? es decir, si desapareció, tampoco tenemos certeza de que haya sido por algo malo, tal vez logró encontrar la llave para regresar a su mundo. Lástima que esos conocimientos se hayan perdido con él. digo mirando hacia arriba de la tienda, como mirando hacia el cielo.

A parte de estas prendas, ¿no tendrás algún objeto con propiedades curativas? o fuego digo señalando a Ays cuando comentó lo del fuego. Si, posiblemente fuese un buen arma que posiblemente sea bastante eficaz con esa momia. A falto de información más veraz sobre cómo enfrentarnos a esa....."cosa".

Aceptó los ropajes que les ofrecían con un gesto de agradecimiento.

- Abu, entonces nos guiarás tú a la tumba de Anhktepot? Cuanta distancia hay? Debemos tener en cuenta el tiempo de luz solar del que disponemos. Quizás salir mañana al despuntar el alba y así aprovechar todo el tiempo posible.

Y qué hay de los vistani?- pensó. Quizás alguno de los hermanos se animase a ir con ellos, al fin y al cabo se trataba de rescatar a su padre. Habría que preguntarlo.

Ah si! y fuego.. a ellos no le gusta el fuego..

Os puedo proporcionar antorchar y aceite aun precio rebajado.¹ Estaba claro que los regalos de Aurelus se habían terminado. Igual que todo mercader tenía su corazoncito pero el oro siempre pesaba más. Y no iba a permitir que el nuevo grupo de amigos de su exdiscípulo le gonorrearan en la tienda.

¡Las momias! ¡¿Qué sabes de...?!

Se lo mismo que vosotros. Contesto a las provocaciones del semiorco sin inmutarse. Nada. Aquí todo lo relacionado con la muerte es sagrado y solo le compete a la Sacerdotisa. Puede que el doctor Jones supiera más, pero ahora el ya no está.

¿Y si el Dr Jones hubiese logrado volver a su mundo?

La pregunta de Deornoth fue contestada antes por la cara de Abu, que por las palabras de Aurelus. El chico palideció hasta ponerse blanco y su cara aparecía marcada por una profunda tristeza.  Toda la felicidad de Abu había desaparecido. Rápidamente Aurelus trato de arreglarlo. Claramente Indy no se hubiera ido sin Abu. ¿A que si Abu? Nunca hubiera dejado a atrás a su fiel ayudante. Abu y él eran uña y carne. Pero las palabras del tendero no lograron animar mucho a Abu.

¿no tendrás algún objeto con propiedades curativas?

Sí, tengo una antigua barita obtenida de una antigua tumba. Es el único objeto mágico que conservo¹.

Abu, Aun con los ojos rojos de tratar de contener el llanto contesto de forma profesional a Kelris, o al menos de la forma más profesional que puede hacer un guía de menos de dieciséis años y con problemas con el idioma. Estar a medio día de camino. Si comer ahora, y salir cuando sol más bajo, llegar al anochecer. Poder acampar cerca de entrada y entrar día siguiente.

Señales. Al salir del establecimiento, Estragón pisó mierda de camello. Un perro viejo se tambaleaba mientras sucios lugareños lo observaban hambrientos y un alimoche volaba dando círculos en el cielo, todos aguardando a que el can falleciera. La sombra del edificio tapaba una pintura mural en el que un hombre con tocado de faraón sostenía un sol. Todo ello pasaba todos los días en aquella aldeucha rodeada de arena, pero para Estragón era como una revelación. Cosas de la falta de sueño.

¡La noche de Thoth!-irrumpió de vuelta en la tienda-¡La noche de Thoth! ¡Es hoy! No puedo explicarlo, pero lo sé. Es como un presentimiento. Las señales... los perros oscurecidos por la sombra, el olor a momia, todo. Tiene que ser esta noche. Tenemos que irnos. Ya.

Como no vió demasiado convencidos a los demás, Estragón puso una bolsa de oro, con ochenta y cuatro monedas, sobre el mostrador. Dió por hecho que sería suficiente para dirimir cualquier regateo sobre lo que quiera que estuviesen negociando con Aurelius, y que con eso podrían irse, pero lo que querían comprar debía ser muy gordo, porque con el dinero de Estragón no llegaba.

Contento por haber encontrado un guía, salió de la tienda para toparse con el orondo semiorco, el cual parecía haber recibido una revelación.

El elfo enarcó un ceja. 'Venga otro visionario más' -pensó para sus adentros. Por supuesto que no se creía ni una palabra. No era cuestión de racismo sino de sentido común. Estragón parecía impaciente por salir de ahí, cosa que también sentía Kelris. No es que lo hubiese pasado mal ni mucho menos, pero estar en un enorme cajón de arena a merced de una loca de los gatos le inquietaba de una manera que no podía explicar.

Sí, en fin, por mí podemos salir ya, pero antes voy a pasar a despedirme de Dulcimae - quizás ya no la viese nunca más... además, aprovecharía a preguntarles si tenían nuevas noticias sobre el extraño caso del anciano desaparecido-, dadme unos minutos.

- Camaradas, dejemos de perder el tiempo. Recordar que tienen a... - Carraspeó al no recordar el nombre de la joven de pelo rojo que les acompañaba.

- ¿Cómo leches se llamaba? - Pensó en su interior.

- La pelirroja. - Acertó a decir, mientras una gota de sudor resvalaba por su patilla. - Deberíamos ponernos manos a la obra si queremos rescatarla. Este lugar es peligroso si, pero nos hemos enfrentado a ese momio de las narices y aquí estamos. Creo que podemos hacerlo si estamos juntos. ¿Qué decís? - Dijo con entereza.

Mohamed el timador, o también conocido como Aurelus, os proporciono un objeto singular, una varita de curación medio gastada. También os deseo buena suerte en vuestra exploración, y que volvierais a visitarle tras vuestro viaje.

El grupo se dirigió al campamento vistani, unos a hablar otros a preparar el equipo para el viaje. Abu continuaba taciturno y solo contestaba a las preguntas con monosílabos.

En el campamento los ánimos eran muy distintos. Los dos hermanos pequeños, Antonio y Enrico, estaban planeando una misión para ir en busca de su padre pero Dulcimae y Marius se oponían a esta idea.

Tenemos que ir a rescatar a el papa. El habría hecho eso. Protestaba Enrico.

Eso es mentira, el papa habría hecho lo mejor por su familia y eso es quedarse juntos, esperando un mejor tiempo para volver a emprender el viaje. Contesto Marius.

No pienso quedarme de brazos cruzados. Replico Antonio.

Sí, eso ir. Ir Enrico y tú. Ira a perderos en las arenas. ¿Qué sabéis de luchar? ¡Nada! Somos simples buhoneros, no sabemos manejar una espada…. Y cuando os maten, cuando estéis apunto de espirar vuestro último aliento en una batalla que no es la vuestra quiero que penséis  lo que habéis logrado. Solo habréis logrado dejar una familia mucho más rota de lo que está. Nos dejaríais a Marius y a mí solos con el pequeño Dominic. ¡Una culpania rota! ¡YO OS MALDIGO POR ELLO! Dicho esto Dulcimae entro en la caravana y cerro de un portazo.

Antonio y Enrico se quedaron quietos, como si los hubieran petrificado, como si las palabras de Dulcimae fueran una verdadera maldición. Fue Marius quien rompió el silencio. Ir a hacer vuestras cosas. Dulcimae está confusa y dice cosas que no siente. El papa era mayor, a lo sumo viviría otros dos veranos, no está bien sacrificar dos vidas jóvenes por las vidas de un anciano. 

El elfo había escuchado lo suficiente. No pensaban sacrificarse por el anciano. En realidad no pensaban hacer nada, ya que ni si quiera les habían pedido ayuda. Su opinión positiva sobre esa gente empezaba a cambiar. Él, un extraño se preocupaba más por el sufrimiento de aquel anciano que su propia familia!

Marius!- llamó al vistani antes de que este también desapareciera- Nosotros iremos a buscarlos. Tenéis algo que nos sirva de ayuda o no pensáis aportar nada a la búsqueda? Al menos esperad unos días antes de poneros en marcha, por si volvemos.

Fue preparando sus cosas, ya que el tiempo apremiaba.

¿Sabéis? Es gracioso, pero le acabamos de dar seiscientas monedas a un tipo con un nombre falso y al que apodan el Timador, todo a cambio de un palo que no hemos comprobado si es mágico, que en caso de ser una varita podría ser de cualquier conjuro, incluso el menos poderoso, y a la que no sabemos cuántas cargas mágicas le quedan. Yo no me voy a pelear por un palo, ni tengo ningún interés en quedármelo. El que quiera acarrear con la supuesta varita que lo diga.

Miró a Kelris con cierta lástima. El elfo (o elfa) había puesto esperanzas en los vistani, cuando Estragón sabía que no irían a rescatar a Carloni. Era un viejo al que no le quedaban muchos años, puesto en una balanza no valía la pena arriesgar otra vida. Sin embargo, por Carndra... Por la joven Carndra había que ir. Ella tenía toda la vida por delante.

Va a ser mejor que nos hidratemos para el viaje. Tengo un melón en la mochila y un tarro con la salsa de la receta de mi mamá para bañarlo todo. Dadme un segundo para batir la salsa y eliminar los grumos, mientras vosotros rellenáis los odres.

Estragón sacó sus bártulos. Normalmente tendría que calentar la salsa, pero con dejar el tarro de cristal sobre una roca mientras preparaba el bol y el batidor de varilla, el sol haría el resto. Echó leche, con bastante posibilidad cortada, pero el sabor dulce del melón lo compensaría. Después vertió la salsa. Removió. El melón lo troceó con su grande y sucio cuchillo de carnicero. Escalció la salsa batida sobre el melón.

Presentación, presentación... siempre presentación-se dijo.

Giró los trozos en la bandeja para formar una figura geométrica.

Como decimos en orco, "bomk a'pehtitk".

Con unas rápidas palabras, comprobé si la varita era lo que decía ser y, si bien no determinaría exactamente sus cargas ni sus propiedades exactas, si que me determinaría si es mágica y si las propiedades son de curación.

Tras esa comprobación, me giro hacia Estragón Yo la llevaré, no os preocupéis por ella. Si bien no se si todo lo que nos ha dicho es verdad, sí que se que tiene propiedades curativas, y no para curar el resfriado me adelanto a la posible contestación del semiorco antes de girarme al resto si os parece bien al resto, la llevaré yo. Tampoco tenía claro si alguien de los presentes sería capaz de hacerla funcionar, pero no quería que pareciera que me la quería quedar.

En cuanto a eso, digo señalando lo que tenía el semiorco te agradezco la ayuda, pues con todo esto, me golpeo la armadura, aguantar este calor es un sufrimiento.