Partida Rol por web

En busca del Corazón Negro

4- Hombres que matan a hombres

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14/10/2011, 13:05
Director

Un día más se aleja. Una noche más se acerca. Pronto llegará el momento de los cantos, unos más alegres, otros más tristes. Siempre pasas el primer tiempo de la noche a solas en este lugar, en esta colina desde la que se divisa el poblado. Él no está ahí, lo sabes, hace algún tiempo que abandonó el lugar, seguramente para ocuparse de los asuntos que atañen a los suyos. No es un mono, aunque proceda de ellos, es un hombre león. Por definición, un enemigo de tu especie. Tu no le sientes así.

Así que acudes a este lugar a menudo, observas a su pueblo cuando regresa de los campos y se disponen a descansar. Casi eres capaz de reconocer cada rostro, de distinguir cada olor. En alguna ocasión hasta has bajado hasta el poblado por la noche, a husmear un poco. En el fondo, tienes la esperanza de que él regrese alguna vez, de volver a verle.

Pero hoy, tus cantos van a tener que esperar. Hoy hay algo diferente, un sonido de advertencia en el aire. Es un aullido de los tuyos, tu pueblo lobo, avisando de problemas en las proximidades. El horizonte te informa del origen de los problemas, una nube de polvo que se aproxima. Tardas un rato en identificar lo que significa. Lo conoces, aunque solo sea de vistazos lejanos. Son esas criaturas de la Tejedora sobre las que montan algunos monos. Los has visto paseando en la sabana con hombres blancos y negros sobre sus lomos, y con hombres negros que portaban armas de truenos.

Pero lo que realmente te interesa es que se dirigen directamente hacia la aldea.

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17/10/2011, 14:15
Yip Yip Nube-de-tormenta

Me pongo en pie, atenta, observando la nube que se acerca a través de la sabana como una manada de presas en migración, pero con un camino más recto, con una voluntad tan rotunda. Nada en la naturaleza se mueve en linea tan recta, todo merodea, rebulle u ondula, honrando así al Kaos hasta en la mínima expresión de su existencia... nada, salvo lo creado por los Monos, lo influido por la tejedora. Así pues, su mera presencia, unida a los aullidos de advertencia de la Manada, es ya de por sí molesta, antinatural. Pero además todos hemos aprendido que, además de molesta, la visita de las criaturas de los Monos significa problemas.

En el mejor de los casos llegaban de día, cargadas de monos negros y blancos, bulliciosos como bandadas de aves en sus perchas, portando rocas de rayo que deslumbran. Entonces espantan las presas, molestan a la Manada en sus sesteaderos y, en general irritaban a cualquier criatura del Territorio. Pero sólo eran eso, molestos como una plaga de pulgas y, del mismo modo, pasajeros. En el peor de los casos llegaban de noche, cargados sólo de Monos negros con palos de trueno. Y traían consigo la muerte. No la muerte del hambre, la misma que llevaba la Manada en sus fauces, la muerte del Hambre, que hace presa en el cansado, el viejo y el enfermo, la muerte que fortalece a los carnívoros y deja a las presas sanas y fuertes vivas, para que sigan criando más presas. No, los Monos negros traían la muerte sin sentido, atacaban al sano, al fuerte, al ágil. Atacaban al gran Elefante macho, ese que en la época seca abre pozos de los que todos bebemos, atacan a  la gran hembra de Rinoceronte Blanco, y su cría, perdida, llorará después de sed, hambre y soledad, hasta que el hambre o alguno de nosotros, depredadores, la callemos para siempre. Cuando el palo de trueno suena, las manadas se dispersan espantadas, incluso el león y la hiena huyen, porque nadie está seguro de a quien perseguirá la muerte ese día... después, pasan semanas hasta que todo vuelve a la normalidad, y las presas están dispersas y erráticas durante días... y la Manada pasa hambre.

Sin embargo, hoy es distinto. Hoy no vienen de día ni de noche, vienen en el momento intermedio, en la hora del depredador. Y no se dirigen a los abrevaderos, ni a las zonas de pasto; sino que van con esa antinatural rectitud hacia la Aldea. Sé que no debería importarme, que las cosas de los Monos se quedan entre los Monos, pero aún así, a pesar de que mis instintos y mi cerebro me dicen que continúe con mi rutina, me importa. No debería, pero me pongo en pié sobre mis cuatro patas, tensa, las orejas atentas hacia la terrible nube de humo, el lomo ligeramente erizado, la cola recta, los belfos retraídos y los ojos estrechos, suspicaces.

Me debato un instante más, las llamadas de la Manada tiran de mi en dirección contraria, "ven con nosotros" me dicen sin palabras, "aléjate del peligro de los palos de trueno", "ven a correr con nosotros, siente el viento en el hocico y la hierba en las patas, ven con nosotros" continúan cantando. Giro a la cabeza hacia las voces, gaño bajito un instante, dividida y, por fin, hecho a andar colina abajo. Hacia la aldea, lejos de las voces de mis hermanos. Hacia el peligro. Hacia esas voces que conozco casi tan bien como las de mis hermanos Licaón, esos olores tan familiares, esos hocicos planos y extraños y, aún así, entrañables para mi.

Sé que no debería hacerlo, sé que no debería. Pero es la Manada de mi hombre-león. Él no puede hacerlo ahora, así que tendré que hacerlo yo por él.

Después de avanzar un tramo a trote cómodo, de ese que se usa para seguir a distancia a los come-hierbas, comienzo a andar cada vez más despacio, cada vez más agachada,  hasta la puerta misma de la aldea.

Notas de juego

A efectos de juego, avanzo sigilosa oculta en la hierba, puedo hacer tirada si lo consideras necesario

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20/10/2011, 12:43
Director

No te es complicado alcanzar los aledaños de la aldea sin ser vista. Conoces bien el entorno, ya lo has recorrido muchas veces, incluso en la oscuridad, y los monos tienen otros asuntos de qué ocuparse. Durante el trayecto has visto a varios huyendo hacia la espesura, arriesgándose con los depredadores naturales, y ahora te das cuenta del motivo. Los que se han quedado, menos afortunados o juiciosos, no gozan de las mismas opciones de supervivencia.

La máquina de transporte de los monos ha llegado al pueblo. Al menos una de ellas, otras han continuado su camino sin detenerse. La que sí se ha quedado trae hombres negros con ropas marrones manchadas y palos de trueno, y no parecen amigables con los pueblerinos. Les gritan órdenes, los sacan de sus cuevas de barro y paja, los golpean. Parecen estar agrupándolos en el centro del pueblo, sin importar que sean hombre, mujeres, niños o ancianos. Un hombre parece resistirse, y recibe un profundo mordisco en el vientre por parte del falso colmillo de metal de uno de los recién llegados. Lo abandonan allí para desangrarse.

Algo en todo esto te revuelve por dentro. Sientes ganas de gruñir, pero sigues observando desde la maleza. Un hombre arrastra a una de las mujeres jóvenes por los suelos, sujetándola del pelo. Desaparecen en el interior de una de las cuevas, pero no dejas de escuchar los gritos de la cachorra. La conoces, hoy la viste por la mañana ir a por agua al arroyo de más allá de las rocas altas. En el centro del pueblo siguen reuniendo gente. Algunos comienzan a separar a los niños de sus padres, a apartarlos y agruparlos en un rincón, amenazándoles con sus armas y golpeándoles de cuando en cuando. Una de las madres intenta llegar hasta su cachorro y recibe un golpe en el lomo, derrumbándose. El lugar es un caos. Los hombres armados comienzan a subir a los niños a la máquina de transporte. Otro hombre coge a una niña y la separa del grupo, arrastrándola hacia otra cueva.

Tus oídos se inundan con gritos de desesperación y llantos de agonía. Este lugar era tranquilo no hace mucho, los monos vivían en comunión con la naturaleza y se dedicaban a cazar y recolectar. Era un lugar de paz. Ahora es... es... un infierno.

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08/11/2011, 16:02
Yip Yip Nube-de-tormenta

Algo en mi interior se revuelve, furioso, mientras contemplo como la manada de Monos sin pelo que conozco tan bien es atacada, sometida y vejada por los Monos de los Palos de Trueno.  Una parte de mi comienza a borbotar, rabiosa, llena de gruñidos, afán justiciero y Rabia a penas contenida: esa manada de Monos es MÍA, mi responsabilidad mientras el chico-león está lejos de ellos. Otra parte de mí, la aleccionada por mi Manada, me dice que esto es lo que merecen los Monos: aún el mejor y más bueno de ellos está corrompido, es antinatural y aberrante y que se mate entre ellos sólo facilita las cosas y demuestra su corrupción. Finalmente, mi propia esencia, mi espíritu pacífico, clama por que la lucha pare, porque se hermanen las partes, pero sin más sangre sin más combate.

Durante los instantes que se mantiene mi lucha interior veo como un mono viejo, aquel que más de una vez me dejó cuencos de entrañas y sangre pensando que era un espíritu benefactor, cae fulminado por un golpe eficiente e indiferente de uno de los monos atacantes. Gaño para mi, aún sin saber que hacer, aplasto las orejas y araño la tierra. Son muchos, muchos Monos, tanto los atacantes como los atacados y mi instinto me dice que corra, que me aleje de allí, que son demasiados.

Una madre intenta defender a su cachorro y es golpeada también, cruelmente, no se bien si inconsciente o muerta. Otro hombre se lleva a una cachorra, esa a la que llamo Canta-como-Pájaro. Pero ya no canta. Ahora su garganta sólo produce gritos de horror y dolor.

Tengo las narinas llenas de olor a sangre, a miedo y a hierro y los oídos cuajados de gritos, pero no puedo hacer nada, no debería hacer nada ¿cómo mostrarme? ¿Como romper la Letanía dejando ver mis formas guerreras ante tantos Monos? Y de otra forma no venceré, son muchos, demasiados...

Los llantos de los niños y los gritos desgarrados de las hembras me hacen levantarme finalmente. Ni siquiera soy del todo consciente de lo que hago, sólo sé que debo hacerlo. Me dirijo hacia la puerta, ya sin esconderme. Hoy no seré Kucha-Ekundu, el cazador de la sabana, el protector de Gaia. Hoy sólo seré Yip yip, el Licaón.

 

Me siento en la puerta, ante la vista de todos los Monos. Se que no me prestarán atención, no ahora, con los gritos, los llantos y la sangre. Entonces, comienzo a aullar. Pongo en mi voz todo mi dolor, mi ira, mi tristeza. Mi incomprensión. Mi desafío. Mi garganta se desgarra por los sentimientos encontrados que me torturan y la esperanza, quizá vana, de que los Monos puedan sentir lo que hay en mi canto.

 

Notas de juego

No tengo muy claro si realmente deberia tirar algo. Mi unica intención es que me presten atención y se detengan XD

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09/11/2011, 12:07
Director

Decides desvelar tu presencia, no esconderte más. Sales de la espesa hierba y te sitúas en plena tierra árida y aplastada por las pisadas, a cierta distancia de los monos pero plenamente a su vista. No te prestan atención, por supuesto, después de todo no eres más que un "perro de caza", como te han llamado ya en el pasado, un lycaon. Tienen asuntos más importantes en que fijarse, en medio de este caos.

Pero aullas. Liberas tus emociones encontradas, tristeza e ira, incomprensión y perplejidad, dolor y desafío. Aún no sabes qué pretendes conseguir exactamente, solo una idea llena tu mente: detener esta locura. No deseas ver sufrir más a los monos que consideras tuyos. No quieres oír gritar de terror y dolor a Canta-como-pájaro, ni ver a ningún otro golpeado o herido. Todo ello se une en una argamasa que anuda tu garganta, pero se libera con tu desgarrado canto hacia las nubes, cayendo su sonido como fría lluvia antes de la temporada de inundaciones.

Cuando terminas de cantar, ves que has logrado al menos tu primer objetivo: los monos han dejado de forcejear por un instante, girándose a mirarte. Parecen sorprendidos, pero el efecto dura poco, apenas unos instantes. Hasta que uno de ellos, el que parece ser alfa de los demás, le da una orden al que tiene más cerca.

Cargate a ese ruidoso perro.

- Tiradas (1)

Motivo: Llamada de la Selva

Dificultad: 6

Tirada (9 dados): 4, 3, 10, 3, 1, 8, 2, 7, 2

Éxitos: 2

Notas de juego

Siempre que emplees aullidos con una finalidad concreta, y dado que posees el Don La Llamada de la Selva, tira Resistencia + Empatía (ten en cuenta usar la Resistencia de la forma en que te encuentres). La cantidad de éxitos determinará la distancia a la que se oirá y lo emotivo que ha sido el aullido. Con buenas tiradas pueden aplicarse efectos especiales al aullido.

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01/12/2011, 15:52
Yip Yip Nube-de-tormenta

He conseguido el efecto deseado, al menos por un tiempo. Al menos se han detenido y la atención se centra en mi. Inconscientemente, comienzo a agitar la cola.... hasta que la frase del Alfa, fría y sin emoción ninguna la detiene en seco. No ha servido de nada, sólo le ha dado un instante de respiro a mis Monos, sólo un momento para darse cuenta de que el horror que están viviendo es real, y no una mera pesadilla fruto de los vapores del atardecer.  Aunque temo al palo de trueno sé que ahora soy fuerte, mucho más fuerte que cualquier licaón normal, y que es probable que el primer golpe, aunque doloroso y mordiente, no me mate y pueda salvar el pellejo. Pero eso significaría abandonar a mis humanos a su suerte. No haré eso. Por el chico león.

Si algo he aprendido de los humanos es que no hay nada más peligroso que un acto y inesperado y que hay pocas fuerzas mayores que las de los desesperados, los que no tienen nada que perder. Sin aviso, sin un gruñido, sin un aplastamiento de orejas o un erizar de pelo, me lanzo hacia delante, los dientes feroces brillando en la postrera luz del día. Hacia el alfa, hacia el cabecilla. No hacia el debil, el enfermo o el cobarde, como haría Lycaón, sino al enemigo más fuerte, con intención de dejar a la manada sin cabeza o, al menos, lo suficientemente confusa para que mis humanos escapen.

Me agazapo en un instante, como he visto tantas veces antes a las presas (a gacela y a liebre) y a los peligrosos felinos como Leopardo y Caracal. Mi causa es justa y pone alas a mis patas, me propulso hacia delante como un resorte, más alto y más lejos que lo que cualquier licaón podría llegar jamás, los dientes descubiertos en mi fino hocico y el rumor de un gruñido creciendo terrible en mi pecho. Debo salvarlos.... puedo salvarlos

 

- Tiradas (2)

Motivo: salto de la liebre

Dificultad: 7

Tirada (9 dados): 7, 7, 3, 9, 1, 10, 2, 6, 2

Éxitos: 3

Motivo: mordisco

Dificultad: 5

Tirada (9 dados): 7, 9, 10, 5, 9, 7, 9, 6, 9

Éxitos: 9

Notas de juego

Dos acciones: salto de la liebre - Resistencia + Atletismo (dificultad 7 generica, puede aumentar si asi lo decides) (con un exito duplica la distancia de salto de la forma en la que se realice,

                    ataque (mordisco): destreza + pelea (dificultad 5 generica, puede aumentar si asi lo decides) 

                     (dioses mira esos 9 exitos, me encanta morder XD)

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19/01/2012, 12:16
Director

Tu causa te impulsa, tu rabia te proyecta, es el corazón tierno de Gaia lo que proteges, pues así como Gaia protege a sus hijos, así proteges tú a aquellos que te son queridos. El movimiento es vertiginoso, tan veloz y fugaz que te sobrepasa incluso a ti. Sientes el suelo golpeado bajo tus cuartos traseros, el aire en tu rostro, el viento en tus ojos entrecerrados. Apenas puedes respirar, contienes el aliento hasta el último instante, aquel en que tu boca se convierte en fauces y atraviesa pieles falsas y reales, carne y huesos. Cuando tu boca se inunda del sabor de la sangre.

El mono cae, y tú te alzas sobre él, mordiendo con rabia hasta que deja de debatirse. Oyes los gritos, unos de terror y otros fingiendo un valor que no atesoran. Alzas tu mirada y ves a tus monos, mirándote con una mezcla de horror y esperanza. Algunos están petrificados, pero otros tratan de aprovechar la confusión y salir corriendo. O quizás no puedan evitar correr, como la presa en presencia del depredador. Los monos invasores son otra cosa, algunos también corren pero no para huir. Los más cercanos cogen distancia, confiando en la seguridad de sus palos de trueno para protegerse. Otros se acercan, saliendo de las cuevas a donde han arrastrado a las hembras que has tomado bajo tu protección. Uno de ellos aún se está cubriendo con sus falsas pieles cuando el sol baña su piel. No deseas imaginar por qué se las había quitado.

El cadáver bajo tus patas lanza un último estertor, una burbuja de aire atravesando el charco de sangre en que se ha convertido su garganta. Los monos que le seguían no saben qué hacer. Son débiles y cobardes, pero armados con palos de trueno. Comienzan a rodearte, aunque dejando un camino libre por el que podrías escapar ¿En eso piensan? ¿En que abandonarás el lugar si tienes una vía de escape? ¿O es solo que no tienen el valor del guerrero auténtico para usar sus armas contra ti?

Notas de juego

Tiradita de Iniciativa (1d10 + Astucia + Alerta), a ver quién hace algo antes...

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19/01/2012, 17:55
Yip Yip Nube-de-tormenta
- Tiradas (1)

Motivo: Iniciatica: 1d10 + astucia (3) + alerta (2)

Tirada: 1d10

Resultado: 4(+5)=9

Notas de juego

hago solo la tirada, hasta que no se aclare la iniciativa.

COn ella siempre me lio, parto de la base que es 1d10+5 (en mi caso) si me equivoco, no dudes en decirmelo XD

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21/01/2012, 12:51
Director

Antes de que tengas tiempo de impulsarte hacia un nuevo ataque, el estruendo llena tus finos oídos. Uno, dos, tres truenos de polvo y fuego resuenan cerca de ti, desde las armas de tus presas, tus adversarios, tus enemigos. Los agresores usan sus palos de trueno, al menos algunos de ellos. Los demás se quedan mirando, como paralizados por el miedo. Como el cachorro de impala sorprendido por el leopardo, que ya no tiene tiempo de echar a correr. En uno de ellos, llegas a ver el miedo de quien está a punto de huir a la carrera.

Los truenos preceden al dolor, pero éste es escaso, casi suave. Sientes un arañado en el lomo, y otro en la pata delantera derecha. Sientes un aguijonazo en tu oreja izquierda. Nada que suponga más que una molestia, nada que te haga temer o retroceder. Nada que no sirva para más que incrementar tu ira.

- Tiradas (10)

Motivo: Iniciativa soldados

Tirada: 1d10

Resultado: 10(+3)=13

Motivo: Disparo soldado 1

Dificultad: 6

Tirada (4 dados): 9, 9, 8, 3

Éxitos: 3

Motivo: Disparo soldado 2

Dificultad: 6

Tirada (4 dados): 10, 5, 4, 3

Éxitos: 1

Motivo: Disparo soldado 3

Dificultad: 6

Tirada (4 dados): 2, 3, 9, 3

Éxitos: 1

Motivo: Daño disparo soldado 1

Dificultad: 6

Tirada (8 dados): 2, 2, 9, 8, 9, 1, 5, 3

Éxitos: 2

Motivo: Daño disparo soldado 2

Dificultad: 6

Tirada (8 dados): 3, 4, 2, 4, 7, 2, 1, 9

Éxitos: 1

Motivo: Daño disparo soldado 3

Dificultad: 6

Tirada (8 dados): 7, 1, 6, 4, 6, 1, 3, 1

Éxitos: 0 Fallo

Motivo: Resistencia disparo soldado 3

Dificultad: 6

Tirada (6 dados): 1, 4, 8, 2, 6, 7

Éxitos: 2

Motivo: Resistencia disparo soldado 2

Dificultad: 6

Tirada (6 dados): 10, 1, 5, 5, 6, 10

Éxitos: 2

Motivo: Resistencia disparo soldado 1

Dificultad: 6

Tirada (6 dados): 8, 2, 5, 1, 7, 9

Éxitos: 2

Notas de juego

Solo 3 de los soldados disparan en este turno, el resto se quedan mirando. La tirada de Iniciativa la hago conjunta, que si no es un lío que unos vayan antes y otros después. Las tiradas de ataque y daño sí que van por separado.

En las dificultades de las tiradas de ataque hay un error, la dificultad debería ser 7 y no 6. Aún así, el resultado final no varía.

El resultado final es el siguiente: Has recibido 3 disparos, los cuales han acertado los 3. Sin embargo, ninguno de los 3 te hace el más mínimo daño a efectos de juego. Se presupone que son heridas tan superficiales que no son dignas de consideración.

Y te toca ;)

P.D.: Por si tienes curiosidad, las armas de los soldados estos son las clásicas AK-47. Ligeras, baratas y fáciles de conseguir, jeje.

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30/01/2012, 15:48
Yip Yip Nube-de-tormenta

Los palos de trueno resuenan en la sabana, como un preludio ominoso de la temporada de la temporada de lluvias, con su clamor, pero con la esperanza de agua transida en pavor. El dolor muerde mi carne, mi oreja, mi pata delantera, una fina linea en mi lomo comienzan a arder, menos de lo que debería, más de lo que merezco. Lánguidos mechones de pelaje salieron despedidos y noté como lenta y inexorablemente, la sangre comenzaba a humedecer mi piel.  Frente a mi, la reacción de los Monos son variadas, pero todas me resultan iguales: sus rostros planos y de dientes pequeños me son ajenos,  su piel desnuda como la de las ranas, humedecida por el sudor que me hiere las narinas, las pupilas circundadas por blanco, demasiado blanco, como los ojos de una presa enloquecida. Todo ello junto al dolor y la sangre de mi victima, que empapa mis quijadas hace que algo se rompa en mi interior, algo desatado.

La rabia ruge dentro de mi, incontrolable feroz. Su sabor es de presa, no de cazador. Ya sin dudas, sin temor, mi cerebro convertido por amor de la rabia otra vez en una nube roja de ira e instintos, me lanzo hacia delante, con un sencillo objetivo. Matar.

- Tiradas (1)

Motivo: ataque mordisco (destreza+pelea)

Dificultad: 5

Tirada (9 dados): 5, 3, 4, 3, 1, 6, 10, 1, 8

Éxitos: 2

Notas de juego

Gasto 2 puntos de Rabia para dividir mi ataque entre 3 objetivos (el primero con dificultad standard, el segundo con dificultad +2 y el tercero con dificultad +2)