Partida Rol por web

Turno 109

Ya me estaba acostumbrando plácidamente a aquel jergón y estaba a punto de dormirme por completo, habladas ya todas las cosas que tenía que hablar con el medioenano. Estaba sumido en ese cálido duermevela, ese limbo entre el sueño y la realidad en el que uno nunca sabe bien si lo que oye está sonando de verdad, o se trata en realidad de un velado sonido dentro de la propia mente, cuando escuché cómo nuestros compañeros entraban en la cabaña. Primero dos, luego otros dos. 

No le di mucha importancia, en realidad. Escuché cómo la voz de Tülak preguntaba algo... ¿O habría sido mi cabeza? Era lo mismo, en cualquier caso, no se trataba de nada que no pudiese esperar hasta la madrugada siguiente. Lo único importante en aquellos momentos era que estaba cansado y necesitaba recuperar un poco de sueño...

Así que ni siquiera me volví. Continué en la misma posición, respirando pausadamente y haciéndome el dormido. Quizás ya lo estaba y todo aquello estaba sucediendo realmente en mi cabeza, no podía saber en qué momento había cruzado la delgada línea que separa esos últimos momentos de vigilia del primer sueño, pero tampoco era que me importase realmente. Mientras nadie me preguntara nada directamente a mí, todo iría bien...

Escuché cómo el último de ellos se metía en la cama... ninguno se había molestado en avivar el fuego, era lo mismo, yo no tenía frío y si ellos no lo habían hecho, supuse que tampoco. Poco a poco, mi mente fue divagando cada vez más y más y fui cayendo lentamente en un sueño profundo, callado, reparador. Ni la rítmica cadencia del agua al arreciar la tormenta en el exterior ni los dispares ronquidos de mis compañeros fueron molestia alguna para solucionar el problema de mi cansancio...

Turno 109

- Maese Temudyin, no reconozco esa armadura en particular - dijo negando con la cabeza - Sin embargo, si puedo decirte que he visto alguna similar, son de manufactura elfica, muy antiguas, y fueron regalos de los elfos del bosque a los bosquimanos que habitaban en el Eryn Lasgalen. Antes de que el oscuro tornase el bosque en maldad - dijo dejando entrever un atisbo de luz en aquel asunto - Es posible que puedan darte algo de información en los poblados que los hombres de los bosques tienen al sureste de la floresta. Aunque son historias antiguas, si tu hermano era dueño de una de esas armaduras, lo habrían conocido - comunico a temudyin el etheod - Suerte en tu búsqueda.

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- Me temo que yo desconozco los orígenes de esa armadura, o de donde procede su anterior dueño - dijo encogiéndose de hombros. - Pero en Tir Anduin existe una buena bilblioteca en la que quizás puedas encontrar alguna referencia. Pregunta al maestro bibliotecario y dile que vas de mi parte, te atenderá gustoso. Si el no encuentra nada allí, es que no existe. - le dijo amable en un ofrecimiento - Su nombre es Kilkern - añadió.

Turno 109

Cuando Temudyin se hubo marchado, Erik comenzó a hablarle al mariscal. Leanoth seguía a su lado mientras los sirvientes recogían a toda prisa para irse a descansar.

- Maese Frost - comenzó a decir Faelginor tras escuchar al enano y brindar con el por el éxito de la mision - No conozco a tus compañeros, pero se que puedes confiar en Freagulf y en Temudyin, pues ya han demostrado con creces su compromiso en esta guerra. De los demás poco puedo decir, salvo que son los únicos que podrían pasar desapercibidos al ser extranjeros. Confiemos en que la palabra de cada uno de ellos sea fiable. - dijo abiertamente - Aunque no desconfío de ellos, parecen buena gente, no estaría de mas que los vigilases por si acaso. No quiero decir nada malo de ellos, es solo que son unos desconocidos.

Dio un trago a su copa, saboreando lo que le restaba del licor, Leanoth hizo lo mismo, indicaban asi que aquella reunión iba tocando a su fin.

- No imagines lo que no hay - le dijo a Erik cuando este creyo ver una misión oculta en todo aquel tema - Solo se ha de entregar un mensaje, acompañado de un pequeño presente - dijo esperando una reacción, pues hasta ahora no había mencionado nada al respecto - Si has de confiar en alguien, hazlo en Freagulf. - Le dio el nombre de quien tenia su confianza, asi como la de Leanoth. - Mañana, en las alforjas de tu montura, encontraras un pergamino sellado por mi mismo. Es el mensaje a entregar. Junto a el habrá una pequeña caja de madera, cerrada con llave, es un presente que se ha de entregar junto al mensaje. - le dijo mientras sacaba una pequeña llave. - Ten guárdala y entrégala junto a la caja. Por supuesto el resto del grupo, solo sabe del mensaje, nada he comentado del regalo hasta ahora. - le dijo tendiéndole la pequeña llave, no mayor que medio dedo meñique.

Imaginaba que Faelginor tendría algo que decir respecto a Kolli, pero no me preocupaba en absoluto. Podía parecer impetuoso, incluso temerario, pero conocía bien a los míos, y confiaba en que llegado el momento, trabajaría por el bien del grupo…

- Veo que los enanos nunca se cansan de pedir - dijo en tono jocoso - Esta bien, en tu montura habrá también una jabalina, pero no esperes nada del otro mundo, las armas que traemos a la guerra no son legendarias, solo armas sencillas - dijo concediéndole una de las jabalinas que sin duda pertenecerían a algún jinete caído. - Me temo que no hay tiempo para venenos, no disponemos de semejantes artes en nuestras filas - le sorprendio que alguien de honor usase ese tipo de tretas, mas dadas en los servidores del mal que en los pueblos libres.

Turno 109

El bosquimano recibió sorprendido la información que Leanoth le daba. La armadura de su hermano parecía ser un tanto especial, de manufactura similar a otras armaduras hechas por los elfos y que obsequiaron a los hombres del bosque del Eryn Lasgalen hace ya mucho tiempo. Quizás por eso la noto tan liviana, pensó al oír las palabras del noble. Faelginor no pudo aportar nada sobre la armadura, pero si le indicó como conseguir información en Tir Anduin preguntando al maestro bibliotecario, Kilkern.

- Os estoy muy agradecido. Después de terminar con la tarea encomendada hablaré con el maestro bibliotecario, pero como os digo, después de dar por concluida la misión. - Agradecido volvió a hacer una suave reverencia. Entonces, viendo que el enano reorganizaba su petate, supuso Temudyin que aún tenían algún tema que tratar y se dispuso a abandonar la tienda. - Si no necesitan nada más de mi, marcho a descansar. Muchas gracias de nuevo. - Dio dos pasos hacia atrás mientras volvía a reverenciar y se giró para después salir por la puerta.