Turno 517 / 2
- Sí, claro, encenderemos antorchas, como he adelantado antes, creo que esta noche habremos de encender varias hogueras en el campamento: prima la defensa contra esas posibles bestias sobre la discreción, creo que los orientales no nos habrán seguido todo el ancho del bosque, así que, protegidos por los arboles de miradas mas lejanas, creo que será lo mas seguro para todos..., contesté con voz queda, para no alterar el ambiente que necesitaba Haelembor, a la pregunta de Chakka, mientras llevaba a Zanahoria agarrada de la brida. No era un buen jinete, aunque mas o menos pudiese manejarme, así que prefería llevar a la montura agarrada desde el suelo, si me encontraba encima, y se encabritaba, o salía en estampida..., uff, no quería ni pensar en las consecuencias!!
Despues, cuando nos alejamos un tramo hacia de vuelta por el camino hacia el interior del bosque, negué ante la propuesta de Erik: - No, compañero, creo que no es una buena idea rodear a los lobos ahora. Apenas hay luz, y sabemos de primera mano que están excitados y enfadados por nuestra intromisión, así que creo que será mas seguro montar el campamento protegidos por la floresta, una centena de metros dentro del bosque, y tratar de rodear la posición de los lobos por la mañana. Además, piensa que Kolli y tu veis en la oscuridad, pero el resto estaremos practicamente ciegos, si no hay luna, o las nubes cubren las estrellas, así que, que pasaría si los feroces lobos nos atacasen?? Ellos tambien ven en la oscuridad... No, si hemos de luchar con ellos, será de día, aunque, repito, la idea es rodearlos y sobrepasar su posición. El Anduin nos espera...
En ese momento, dejé de hablar. El rol de lider requería de mucha mas palabra de la que yo solía utilizar, y aunque la confianza que iba cogiendo con mis compañeros iba creciendo y fortaleciendose dia a dia, no dejaba de ser un esfuerzo estar siempre en el foco de una conversación. Meneando la cabeza, con una tenue sonrisa tras el poblado bigote, agarré el pellejo de agua, y bebí un largo trago de agua, para calmar la sed y la garganta seca...
Bueno, dado que el Master nos ha dado un día mas, me ha dado tiempo a contestar a ambos, Chakka y Erik!! ;)
Turno 517
El herrero observaba algo ensimismado el encantamiento que el beórnida ejercía sobre aquellas bestias. Jamás había visto nada parecido y ni por asomo él mismo habría tenido los redaños que estaba mostrando su compañero. De pie, desarmado, imponiendo su voluntad a unas bestias que ya habían probado el sabor de la sangre.
Pero Kolli había dicho que confiaba en Haelembor, y así se comportaba. Que no entendiera nada no significaba que no mantuviese su palabra. Escuchó las palabras de sus compañeros, sin creérselas del todo. ¿Desde cuando un lobo era capaz de saber qué era el metal? ¿o un arma? Dejo sus dudas para él mismo. En parte porque el naugrim sabía apenas nada del muno salvaje de aquellos bosques, y abrir la boca significaba demostrar su ignorancia.
Confiaba en el criterio de Tulak, y aquello bastaba. Pensar demasiado era malgastar el tiempo. Guardo escudo y martillo en parte no porque quisiera dejar de ser una amenaza para los lobos, sino que para un desastroso jinete como Kolli, le resultaba imposible subirse a su pony con las manos ocupadas.
Así, desarmado y montado, siguió a sus compañeros en sus acciones. La idea de los fuegos le parecía una locura, pues cualquier ojo curioso les localizaría en cientos de millas alrededor. De nuevo, su confianza en Tulak le hizo no protestar. Él era el lider, y su apreciación del mal menor era consolidada. Dejarse emboscar y atacar por criaturas de la noche,con motivos para vengarse del grupo, era más probable que los salvajes volviesen a asomar sus narices.
Sin nada que golpear con su martillo, el herrero sentía que poco o nada podía aportar. De nuevo. Encogiéndose de hombros, se dirigió a Tulak. - Aye... - Gruñó en gesto afirmativo. - Mejor no arriesgar y dejar que nos sorprendan esta noche. - Finalizó
RESOLUCION TURNO 517
El invierno soplaba por la llanura, mecía las briznas de hierba que crecían en ella. La hierba creaba hipnóticos bailes con los colores diferenciados de ambos lados de sus alargadas hojas. El tenue sol oscurecía los intensos verdes y se reflejaba en los charcos formados por las lluvias de días anteriores. Todo cuanto se extendía más allá de bosque era de una hermosura inmensa. Un precioso cuadro que invitaba a la tranquilidad y al descanso, a un paseo sosegado tal vez.
Pero no siempre la visión del paraíso traía consigo la paz. En aquel escenario también se abría paso la más cruda realidad. Una manada de lobos se alimentaba ferozmente de la pieza obtenida. Un caballo que servía de alimento a los canidos y estaba siendo destrozado a dentelladas por la voraz hambre de aquellos seres. Sorprendidos por los viajeros, su actitud se tornó violenta. Los lobos, esos seres tan territoriales como sanguinarios, trataban de proteger su caza. A juzgar por la manera en que se adelantaban, bien podría decirse que llevaban días sin comer, nadie les arrebataría su festín.
Se entablo una lucha rápidamente. Por un lado, tres lobos, por el otro hasta cuatro miembros del grupo. Dentelladas y sablazos al aire. El restallar de la lanza en cada parada, el martillo haciendo crujir los huesos. Una encarnizada y peligrosa lucha cuya balanza comenzaba a inclinarse en contra de los lobos. Una manada no se componía de tan solo tres lobos, no, pronto llegaron más, otros tres ejemplares aparecieron frescos y dispuestos a engrosar la carne obtenida aquel día. No tardaron en ser consciente del peligro que corrían, ya no solo ellos, si no sus monturas, que nerviosas pifiaban y pataleaban queriendo escapar de allí.
Los lobos no cesarían en su empeño por expulsar, o aún mejor matar, a aquellos que habían perturbado su territorio y tratado de arrebatarles el alimento. Era por ello, que a cada paso que daban hacia atrás los aventureros, era acompañado por aquellos monstruos, los seguían. Tal vez solo querían asegurarse de que se marchaban, quizás era parte de una estrategia, igual solo buscaban amedrentar a sus oponentes. Fuera lo que fuera, estaban consiguiendo tensar los nervios del grupo que tenían delante. No se giraban, caminaban de espaldas, caían sobre el barro para volver a levantarse y continuar su retirada. Los lobos habían ganaban terreno.
Pero entonces el beornida, aquella antiquísima raza llegada al mundo en los orígenes del hombre, se interpuso entre sus compañeros y los animales. Los descendientes de Bëor, enseñados Los Dias Errantes por el mismísimo Örome, aprendieron del Vala una de las lecciones más importantes de sus vidas. El arte de la caza, y el trato con los animales. Algo que entre sí parecía discordante, pero cuya relación iba más allá de lo físico. El respeto que se profesaban los beornidas para con cualquier ser vivo, que no sirviera al mal, elevaba aquel vinculo a la categoría asombroso. Todos vieron como los lobos se detuvieron, no continuaron con su acoso. No atacaban al beornida, siquiera cuando sus compañeros se replegaban rápidamente. Los lobos seguían nerviosos, pero era más ante la visión de las armas, escudos y armaduras, que por el hecho de ver escapar a sus contrincantes.
Fueron subiendo con calma sobre los caballos, y poco a poco, no querían alterar a las bestias, se fueron alejando. Atrás dejaron a Haelembor, con sus brazos abiertos, conteniendo la sed de sangre de aquellos seres. Se alejaron bastante, no querían escatimar los metros recorridos por miedo a que los lobos lo interpretasen de una forma errónea. En cuanto salieron de la línea de visión, una centena de metros atrás, retrocediendo el camino andado, se dieron por satisfechos. Entonces fue cuando se detuvieron y esperaron con impaciente silencio a sus compañeros sin saber qué suerte habría corrido. Habían depositado la confianza en él, y tan solo deseaban que hubiese sido capaz de salir de aquella.
El sol desaparecía en el oeste, la luz se apagaba rápidamente dando lugar a la noche. Una noche sin estrellas, sin luna, cuya bóveda había sido cubierta por las negras nueves de la tormenta, amenazando de nuevo con el temporal. El frio agarrotaba al grupo, que envuelto en sus capas solo podía esperar y esperar. Apunto estuvieron de volver a por su compañero, cuando este apareció tranquilamente, caminando en la oscuridad hacia ellos. El beornida se alegró de ver las antorchas que portaban sus amigos, y hacia ellos se dirigió directamente. Cuando estuvieron reunidos conto como sencillamente espero el tiempo suficiente, una eternidad, hasta que los lobos poco a poco se fueron retirando hacia su presa. Entonces fue cuando se atrevió a girarse, ya había oscurecido, y a adentrarse en el en camino.
Todos alegres de haber podido salir de aquella situación casi indemnes, se dispusieron a buscar un lugar donde dormir. Armados con sus antorchas se alejaron del camino hacia el norte, hasta encontrar un lugar lo suficientemente protegido del viento y las miradas ajenas.
No era sencillo caminar en la oscuridad, con la luz del fuego proyectando sombras sobre los árboles. Varios tropezones y algún susto dado por una esquiva sombra que los vigilaba, que resultó no ser nada más que una rama mecida por el viento, llegaron a al lugar elegido para acampar. No era ni mucho menos un refugio, pero tenían la opción de elegir entre montar el campamento sobre una pequeña loma arbolada, o una depresión que tal vez ocultase el fuego que sin duda deberían de encender a causa del frio. En ambos lugares no había sitio para todos, menos aún para los caballos, tendrían que dormir entre arbustos y árboles, aunque los primeros siempre podían cortarlos para aclarar el terreno.
A lo lejos los aullidos de varios lobos les revelo que aquellos animales seguían no muy lejos de allí. Aunque no tanto como para representar, en principio, un problema. Marcaban su territorio recordando a los presentes que no estaban lejos de el.
► Anotad el próximo turno como “Turno 518”
► Haelembor ha dejado a los lobos tranquilos (por el momento). No os siguen, aunque no quiere decir que lo vayan a dejar de hacer en el futuro. Avanzamos hasta el campamento.
► Elegid, loma o depresión para el campamento. Rolead también como lo montáis, si hacéis fuego (recordad que, si no lo encendéis, tal vez el frio os juegue una mala pasada)
► Tiradas de Percepción para las guardias (Que serán, si no me decís lo contrario, las últimas puestas en “La tutela del viajero”)
► Daños:
- Freagulf: Ha perdido 20 PV’s y tiene un -40 a la actividad por los tendones desgarrados en su pierna izquierda (Regalo de cierto enano)
- Temudyin: Ha perdido 23 PV’s.
- Kolli: Ha perdido 4 PV’s.
- El resto está bien. Los que caísteis por la maniobra de ir de espaldas, ya estáis restablecidos de las torceduras de tobillo.
► Resolución del próximo turno: Jueves 09-02-17
Turno 518
El crepúsculo se cerraba sobre nuestras cabezas y la inminente amenaza de los lobos se hacia mas distante con cada paso que nos adentrábamos en la espesura. No estaríamos del todo seguros hasta que dejásemos atrás las verdes campiñas que rodeaban el Gran Bosque de Rhovanion, pero el cobijo que los arboles y el fuego nos proporcionaban lograban transmitirnos una falsa sensación de seguridad.
Cuando al fin perdimos de vista a los lobos, recorrimos un centenar de pies mas para asegurarnos de que nuestro olor no pudiese molestar su opípara cena.
En silencio nos detuvimos con una sensación de congoja en los corazones y nos quedamos un rato observando el final de la senda por donde habíamos regresado. Ninguno de nosotros quería poner en palabras lo que seguramente todos pensábamos.
El extravagante norteño de la barba roja y vestido de pieles ya debía estar muerto a aquellas alturas...
Probablemente ninguno lo echaría de menos en lo sucesivo...era un hombre extraño, solitario, que prefería las verduras y un zumo de arándanos a un buen espetón y cerveza de barril.
Había dejado claro que no estaba hecho para la guerra ni para las largas y duras travesías...durante gran parte del trayecto, yo mismo me había preguntado porque Faelginor y el Señor de la Marca habían castigado al grupo, y aun a aquel pobre granjero a sufrir mutuamente su compañía.
Sin embargo, con el paso de los días, el gigante de las verduras había demostrado ser mucho mas que un pobre loco desvalido. Sus conocimientos de medicina se habían revelado como parte indispensable para el equilibrio del grupo.
Sin su ayuda Chakka nunca se hubiera recuperado de sus heridas con garantías para ofrecer resistencia a los lobos y el Rohirrim seguiría postrado en una camilla retorciéndose de dolor, quien sabe si para siempre. Y aunque restaba por comprobar que no nos tuviésemos que arrepentir de aquella ultima empresa, en realidad todos le habíamos cogido cierto cariño...y ahora que nos enfrentábamos a su perdida, un incuestionable sentimiento de tristeza y culpabilidad nos invadió a todos.
Nos disponíamos a regresar en su busca, perdida ya toda esperanza, cuando sentimos un ruido de pisadas en la lejanía y poco a poco vimos su figura acercándose pausadamente entre los arboles.
Boquiabiertos, lo contemplamos sin decir una palabra hasta que casi estuvo a nuestra altura:
Por las barbas de mi abuelo!!... Grite finalmente acercándome al pieslargos para darle un buen manotazo en la espalda y comprobar de primera mano que realmente era él y no un fantasma como el de los muertos de los Etheod que descansaban en el bosque.
...Que me parta un rayo si no has conseguido espantar a esas bestias furiosas con uno de tus caldos!! JAJAJAJAJAJ... mi risa era sincera y mi chanza escondía una verdadera admiración por la hazaña del granjero.
Cuentanos amigo...¿que misteriosa mágia has obrado para regresar con vida de ese infierno?
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Tras el feliz reencuentro,encontramos un lugar apropiado para organizar el campamento en una pequeña depresión del terreno. Recogimos algo de leña, mas de lo habitual y mantuvimos las antorchas encendidas para facilitar la tarea del fuego tras la cena.
Dispusimos los sacos de dormir y atamos los caballos dentro de un circulo rodeado de antorchas entorno al fuego principal.
Me tocaría la primera guardia como de costumbre, de modo que tras la cena me entretuve un poco ejercitando mi resistencia mientras entraba en calor para terminar tallando unas cuantas runas adicionales en mi jabalina.
Tirada oculta
Motivo: Percepcion con Yelmo
Tirada: 2d100
Resultado: 65(+20)=85, 52(+20)=72 (Suma: 157)
Percepcion.
Os dejo el resto a vosotros chicos.^^
Turno 518
Con un último asentimiento, mirando a la figura del beornida, mas como refuerzo a mi propia decisión que porque valiese para algo, pues ahora toda la atención de Haelembor estaba centrada en los cánidos, que no dejaban de levantar los belfos, mostrando unos dientes tan amarillos como mortales, aunque a cada paso que nos alejábamos, parecían algo mas calmados:
- ... O es lo que quiero creer..., pensaba tirando de las riendas de Zanahoria, mientras mis botas chapoteaban en los charcos a cada paso que daba.
Las sombras fueron creciendo, mientras volviamos por el camino la centena de metros pactada, y despues nos internabamos en la espesura. Apenas sí podiamos ver a unos pasos de distancia ya, pues el crepúsculo ya despedía a Anor, que ahora se escondería hasta volver a aparecer por el este en la mañana, en un viaje interminable. No obstante, ayudados por los naugrim, encontramos una depresion rodeada de arboles y arbustos, y decidimos no buscar mas:
- Tendrá que valer..., dije, no demasiado convencido, pero menos aun de seguir buscando a ciegas.
Enseguida repartí las tareas, mas que por que realmente necesitase dormir, por distraer nuestras mentes de lo que pudiera estar sucediendo a nuestro grandullón compañero. Como siempre, Erik se ocuparía del fuego, aunque con las antorchas ya encendidas, la tarea resultó ser sensiblemente mas sencilla: - Hagamos dos fuegos esta noche, a ambos lados del fondo de la depresión, expliqué, nos calentará mejor, y no nos arriesgaremos a que, por lo que sea, se apague. Aunque Haelembor consiga apaciguar a esas bestias, no podemos dejar al azar que si vuelven nos pillen con la guardia baja: los lobos temen al fuego incluso mas que al acero...
- Kolli, dinos que necesitas para construir un armazon que pare el viento, para dormir, y Chakka y yo te lo traremos, a la vez que desbrozamos un poco los alrededores, cubiertos de arbusto bajo. Freagulf, compañero, descansa, necesitamos que esa espalda y esa pierna acaben de mejorar...
Con todo organizado, salvo la cena, que sería a base de secas raciones, pues no nos quedaba nada que cocinar, eché una ultima mirada hacia donde, quizá, habiamos abandonado al beornida a su suerte... Pero dicha suerte nos le trajo de vuelta, pues, al poco rato, le vimos acercarse al perimetro del campamento en ciernes, con una sonrisa en la barbuda cara y las manos en los bolsillos, como si nada hubiese pasado, y volviese de un tardío paseo. Le sonreí, y aun mas cuando vi la muestra de cariño de Erik, que había sido muy crítico con el beornida hasta la pelea contra los orientales: - De hecho, ya vamos forjando una confianza y cariño que nos hará mejores en un futuro...
Como montaráz, había escuchado el poder que, gracias a las enseñanzas de Oromë en tiempos inmemoriales, los antepasados del pueblo de Haelembor habían conseguido: un equilibrio con las criaturas de la naturaleza que les permitía incluso modificar sus instintos, e incluso hablar con las bestias salvajes de forma natural!! Así que no necesitaba que el hombretón explicase nada. Simplemete dije:
- Me alegro de que lo consiguieras, compañero!! Acercate, y descansa junto al fuego. Cenaremos, y despues organizaremos las guardias... Quizá estaría bien tambien que confirmaras que las lesiones de la pierna de Freagulf no han empeorado con el combate, aun está convaleciente.
Tras eso, poco a poco, fuimos teniendo todo preparado, la tripa llena, y nos preparabamos para pasar la noche. Sería una noche fría, con una pequeña niebla, fruto de la inmensa humedad que las lluvias de las últimas semanas habían otorgado al Eryn Lasgalen:
- Hasta que Freagulf esté recuperado, seguiremos con la misma pauta de guardias de los últimos días, guardias de 4 horas, y en el mismo orden:
Turno 1: Erik y yo mismo.
Turno 2: Kolli y Haelembor
Turno 3: Chakka y yo
- Si Oromë nos es propicio mañana, podremos superar a esos lobos, y llegar por fin al Anduin...
Tirada oculta
Motivo: Percepción Guardia 1
Tirada: 1d100
Resultado: 89(+37)=126
Tirada oculta
Motivo: Percepción Guardia 2
Tirada: 1d100
Resultado: 58(+37)=95
Tirada oculta
Motivo: Alguna abierta??
Tirada: 1d100
Resultado: 60
Motivo: Clima mañana??
Tirada: 1d100
Resultado: 46
Bien, como por el Campamento ya tiré en el post anterior, pues no vuelvo a tirar.
Acaparamos la madera mas seca que podamos encontrar, secando la que no lo esté poniendola cerca del fuego, y metemos ambas "chascas" en la depresion, para que no se vean desde lejos.
Para las Guardias, me pongo todo menos el yelmo, que tengo colgado del cinturón, por si toca ponerselo a la carrera, pero de momento prefiero ese plus de Percepcción que da no tenerlo puesto. Hago dos tiradas de Percepción, una para cada guardia.
Y, por si vale, tiro para el Clima, aunque no se si esto lo estás haciendo tu ahora, Nagre!! ;)
Turno 518
Mientras volvían por el sendero una sensación rara caía sobre el tuerto. Dejar a Haelembor solo con aquellas fieras no le había gustado nada, aunque había comprobado como su sola presencia calmaba la agresividad de los cánidos. Recorrieron un tramo bastante largo en un extraño silencio. La mente paranoica de Temudyin le dio tregua, quizás por la preocupación sobre el beornida. Esperaron impacientes al gigante de las verduras y cuando este apareció, la tranquilidad volvió con él.
Chaka rió suavemente por el comentario de Erik y añadió a su última pregunta. - Si, Haelembor, eres una auténtica caja de sorpresas. Cuéntanos que más escondes.
Pero no había tiempo para pararse, la noche caía y necesitaban descansar. Sobretodo Temudyin, quien tenía una fea herida en su pierna, otra vez. Intentó ayudar con el campamento y acató las ordenes de Tülak. Se notaba que el umli empezaba a encontrarse cómodo con el cargo y su lengua se soltaba cada vez más. Al igual que los demás, quienes no rechistaban ni ponían en duda las ordenes recibidas. El grupo parecía estar más unido que nunca y por el bien del mismo, el bosquimano esperaba que así fuese hasta el final del viaje.
En cuanto tuvo un momento intentó curarse la herida, lavándola como pudo, pero cuando fue a ponerse un vendaje, prefirio pedir ayuda al animista. Estaba claro que sabía mucho más que ninguno del tema de curas. - Haelembor, cuando tengas un momento, ¿podrías ayudarme con esto? Y otra cosa, Tülak, ¿como ves de viable que por la mañana busquemos algo de comida o plantas medicinales?
Tirada oculta
Motivo: Percepción
Tirada: 1d100
Resultado: 63(+57)=120
Vaya desastre de post... pero hoy no es mi día, sorry.
Turno 518 / 2
- Cierto, Chakka, perdona, que me obcequé con la pierna y la espalda de Freagulf, y ni siquiera pregunté por tu herida!!, me disculpé con el tuerto, algo azorado, cuando le escuché pedir ayuda con su propia herida al beornida, que había demostrado una maestría con el tratamiento de heridas digna de elogio.
Cuando Chakka me preguntó sobre la posibilidad de utilizar al menos una parte del día en "forrajear", buscando comida que poder alternar con las cada vez mas insipidas raciones seca, y plantas que poder utilizar para acelerar la curación de nuestros males, fruncí el ceño, reflexionando durante unos minutos, como solía hacer cuando me encontraba solo, en la espesura. Cuando el bosquimano quizá había perdido la esperanza de recibir contestación, dije:
- Supongo que en las riberas del Anduin habrá mucha comida, y es una fuente de agua inapreciable, pero ya hemos visto a los primeros moradores de estas tierras: moverse por esta zona sería, cuanto menos, arriesgado. Además, pese a no haber recibido fecha límite para la entrega en Tir Anduin, tengo la sensación de que, si llegamos tarde, y esos orientales atacan sin que los ribereños hayan recibido la noticia con antelación, para tomar las medidas oportunas, no nos lo podremos perdonar... Me temo que no, compañero, dije, con pesar al bosquimano, creo que tendremos que confiarnos nuevamente a las prodigiosas manos de Haelembor..., concluí mirando significativamente al hombretón.
Turno 518
Haelembor se unió a sus compañeros, su rostro sonreía como si todo lo que había logrado no hubiese supuesto ningún esfuerzo.
- No hice nada - se encogió de hombros. - Mi pueblo siempre ha tratado con la naturaleza de un modo respetuoso, jamas esta se revolvería contra nosotros. - Dio como única explicación - Pero para otra vez, dejar que yo me acerque - dijo bromeando.
Enseguida se puso a ayudar a todos en las tareas. Él se centro en mirar la pierna de Freagulf y de Temudyin. Saco su zurrón, en el tenia todo lo necesario. No le costo demasiado, hizo un par de curas y vendo las heridas del tuerto. Sobre la pierna de Freagulf, poco podría hacer, su herida solo la curaría el tiempo, quizás algún miembro de la "Casa de las Mujeres" de su poblado, ellas tenían ciertos dones que podrían serles de utilidad.
Motivo: Primeros Auxilios
Tirada: 1d100
Resultado: 93(+55)=148
PNJtizado
Remitente
RESOLUCION TURNO 518
El campamento que habían encontrado debería ser suficiente. A Tülak no le agradaba en demasía, pero dada la oscuridad que se cernía ya sobre el bosque, era peor deambular por el mismo en busca de un lugar mejor. Con las antorchas encendidas encendieron los fuegos, esa noche no bastaría con un solo. Sus sospechas eran fundadas, temían que los lobos se acercaran y que atacaran el campamento. Podrían estar en sus territorios aun, pero lo cierto era que esos animales, cualquiera en realidad, no eran muy amigos de acercarse a las personas. Aun así, cualquier precaución era poca. Limpiaron un poco la maleza y arbustos del terreno, e incluso pidieron a Kolli que tratase de fabricar un parapeto para el viento. Con la luz que había, y sin atreverse a alejarse demasiado, el parapeto se limitó a ser un par de palos con la lona de la tienda por encima. No podrían refugiarse más de un par de personas allí dentro.
El campamento estaba preparado, se dispusieron a cenar. Tan solo les quedaban algunas raciones de comida conservada. Carne seca, chacinería, queso y alguna hogaza de pan duro que ablandaban mojándolo con vino o agua. Tras la cena se repartieron las guardias, Freagulf de nuevo se quedaría fuera de ellas por su convalecencia, mientras los demás hacían largos turnos de cuatro horas, en lo que el umli doblaría sus turnos.
La noche era oscura, más que de costumbre. La luna era ocultada por las nubes, y la poca luz que arrojaba era enmascarada por la vegetación, haciendo que al campamento no llegara el mas mínimo rayo. Solo dos fuegos ardían, estratégicamente colocados, en ambos extremos del pequeño campamento. La hondonada les protegía de los envites del viento en parte, aunque sus golpes aun llegaban helados hasta los viajeros. Los caballos habían sido atados juntos, dentro del halo luminoso de las fogatas. Los aventureros se agolpaban entre los dos fuegos, aprovechado el calor irradiado de estos sin exponerse demasiado. Freagulf dormiría bajo el parapeto, no tendría necesidad de relevar a nadie durante las guardias y podría descansar debidamente. Bastante había sufrido su pierna ya teniendo en cuenta la recomendación de Haelembor de no moverse en absoluto.
Las guardias transcurrían pesadamente. El tiempo siempre parecía detenerse cuando había que acometer aquella tarea. El fuego tintineante creaba cientos de sombras sobre los arboles contiguos, las ramas se mecían al son del viento avivando la sensación de que algo acechaba fuera. Pero aquello no era nuevo, y sabían que podía jugarles alguna mala pasada por lo que prestaban más atención a su oído que a su vista. El aullido de los lobos se oía sobre los sonidos del viento. El ululato más cercano no estaba muy lejos, casi todos pudieron localizarlo en la dirección al encuentro que habían tenido, pero era contestado por otros más alejados, en varias direcciones. A cada aullido el cuerpo se estremecía, esos seres se comunicaban en la noche. Gemidos al cielo para reclamar su territorio, avisar a los demás miembros de la manada y amedrentar a los invasores.
Al fin, entre sustos y temores, la noche llego a su fin. Las guardias habían pasado sin más sobresaltos que los sonidos del bosque y la presencia lejana de los lobos. La claridad comenzó a apoderarse del bosque. La tenue luz que los arboles permitían pasar era suficiente para moverse sin problemas. Recogieron el campamento, cargaron los caballos y se dispusieron a partir. La idea era atravesar el bosque, rodear el lugar donde se encontraron con los lobos, y con suerte poder avanzar campo a través hasta encontrar de nuevo el camino que les llevaría directos al Anduin. Con suerte no volverían a saber de aquellos animales, aunque adentrarse en su territorio no siempre era una buena opción. Comenzaron una nueva jornada de viaje…