Jareth seguía frotándose la cara ante el topetazo que se había llevado por culpa de su torpeza tras intentar coger al gato "a pelo", sin cantos ni rezos ni nada, pero ahora lo habían hecho las chicas y no pudo más que aplaudir su éxito- Muy bien, chicas, se os da muy bien -de momento él no había destacado en nada y eso era algo que le frustraba ligeramente. Puede que le dieran la patada después de ese día si no conseguía ningún éxito.
El viejo se fue y el chico que había dado la charla volvió, y esta vez les explicó lo que parecía invocar demonios. Jareth no pudo evitar sorprenderse y mirar de reojo a la niña de los conejitos, pero no quería decir mucho más, solo se quedó ahí escuchando lo que decían y cogió el trozo de papel, el cual miró con muchísima curiosidad.
-En una novela, un mago novato invoca un demonio y éste se libera por un pequeño fallo en el círculo -comentó Jareth hablando de uno de los libros que leyó a escondidas en la biblioteca del colegio- pero bueno, habrá que intentarlo -así que, sin esperar mucho se llevó un dedo a la boca y mordió, con fuerza, para hacerse una pequeña herida y, con un pulso bastante nervioso e inestable, puso el dedo sobre el papel que le habían dado.
Por el momento ninguno de los anteriores aprendices de exorcistas habían tenido mucho éxito. Ni Charlotte, ni Yaimee ni tampoco Giulietta habían conseguido invocar nada, tan solo manchar el papel de sangre. En el instante en que la sangre de Jareth toco el papel hubo una especie de apagón, como si las sombras quisieran rodearos aun estando en una sala bien iluminada. En el rincón, donde estaba Sora, se podía ver como Ignis con su cara diabólica gruñía entre sus brazos como si fuera un perro protegiendo a su ama. Sora le dio un pequeño toque de atención, pero de todas maneras el peluche no ceso en su gruñido, en cambio el gato de Yukio permaneció callado, restregándose contra el con mimo.
Desde el techo cayeron dos objetos pesadamente, haciendo un sonido sordo al golpear el suelo, justo delante de Jareth. Una espada y un escudo. Antes de que os diera tiempo a reaccionar un gran remolino de viento os hizo cerrar los ojos antes de sentir unas extrañas hojas marrones volaban por el lugar. Al volver a mirar en el mismo lugar en que habían caído las armas, apareció una figura pequeña, del mismo tamaño que un infante de no mas de 10 años. El cabello blanco lo portaba corto, cortado desde la nuca junto con un vestido blanco ademas de falda negra y roja. Las mangas eran de estilo japones, largas y anchas para ocultar bien las manos. Pero lo mas extraño era que en la cabeza tenia unas orejitas mullidas y cola saliendo de su falda. Rápidamente cogió su escudo con la mano izquierda y agarro la espada con la cola para pasarla a su mano derecha. Se giro, miro a Jareth ladeando la cabeza y le mordió la mano provocandole un ligero sangrado, al retirarle la mano se relamió y sonrió. -Inubashiri se presenta al servicio. Que desea de mi, amo? Pregunto con una voz medio infantil moviendo las orejitas.
Jareth alzó la mirada al techo al ver que las luces se apagaban y después miró a sus compañeros, viendo quién podía haber sido el que hiciera eso, que fuera lo que fuera estaba encabronando al canejito duracell y eso no podía ser bueno. Cuando cayeron la espada y el escudo ante él, el joven rubió se dio el susto del siglo y dio un pequeño salto hacia atrás, dando unos pasos antes de que ese torbellino le hiciera cerrar los ojos.
Se sentía mareado y confuso cuando tuvo la sensación de que algo aparecía ante él. Notaba algo en los ojos y con la mano sana se intentó quitar algo de la cara antes de sentir un pequeño mordisco en la mano herida- ¡Ay! -se quejó y abrió los ojos viendo a esa pequeña niña con orejas de gato delante de él, que se relamía de, ¿su sangre?- que desastre -dijo al verse la mano sangrante y en ese momento escuchó a la niña presentarse- ¿Inu..bsasi...? No, espera -respiró hondo y se tranquilizó- ¿Inu...bash...iri? -miró con curiosidad a la niña con la esperanza de haberlo dicho bien- ¿dices que yo soy tu amo? ¡TOMA! ¡NO SOY UN INÚTIL! -dijo alegre, antes de acuclillarse ante lo que parecía su demonio- Soy Jareth, no amo -dijo sonriente- ¿ahora va a estar siempre conmigo? -preguntó en general, pues los conejitos estaban siempre allí, pero el gato de Yukio no- ¿se te da bien luchar? -preguntó a Inubashiri mientras señalaba sus armas.
Yukio se quedo observando al nuevo demonio, carraspeando fue informando. -Inubashiri es un demonio del reino espiritual, el reino de Astaroth. Es difícil saber que debilidad tiene, pero yo diría que es el fuego. Siempre que no rompas el circulo de invocación, el demonio se quedara a tu lado. Cuando quieras que se marche, rompelo y desaparecerá hasta que la vuelva sa invocar. Te daré un par de papeles mas por si acaso y enseñare a hacer los círculos necesarios. Aunque la reacción que le interesaba era la de Ignis, que continuaba gruñendo aun con los insistentes gestos de Sora para que se callara.
Inubashiri ladeo la cabeza y continuo sonriendo. -No te puedo llamar de otra forma que no sea “amo”. No te has ganado que te llame por tu nombre. Va diciendo la pequeña gata mientras coloca una mano cerca de tu pecho y sin esfuerzo alguno te levantaba del suelo con ella. -Eso solo depende de ti y de la energia que me des. Continua diciendo la Inubashiri con su sonrisa. -Espero nos llevemos bien.
Yukio deja parte de su equipo cerca de la mesa a la espera de que acabarais de intentar las invocaciones
Audrey choca la mano de Giulietta y sonrió quedamente.
- Así que Fígaro. ¿No se llama así el gatito de Pinocho? ¿El que estaba todo el rato tratando de comerse al pez?
Acaricia al gatito después que Charlotte.
- Me gusta el nombre. El de mi abuela en Irlanda se llama Tapete. Es un gato persa con mucho pelo y cara de enfado perpetua que solo sabe tumbarse en el alfeizar de la ventana. El nombre le va como anillo al dedo.
Entonces ve cómo todos empiezan a hacerse los cortes. Solo con ver la sangre siente que se marea levemente. Cuando escucha lo del libro a Jareth se entusiasma al creer conocer el libro.
- ¡Ese me suena! ¿El Amuleto de Samarcanda? Me lo leí hace mucho.
Curiosamente, antes de descubrir cuán desagradables podían ser los demonios. Cuando aún pensaba que su abuela estaba loca. Todos, incluso ella, se equivocaron.
- Baka. Yo no creo que seas un inútil - dice con convicción. Pero entonces se da cuenta de cómo ha sonado exactamente y recula como puede, sin ser capaz de arreglarlo -. Quiero decir... ninguno de los que estamos aquí lo somos. Hemos pasado la admisión por algo... - pero sus mejillas han recuperado el color que no ha dejado de perder desde que cruzó esa puerta.
Al ver la invocación de Jareth, decide callarse por completo y seguir acariciando a Figaro. La verdad es que, para ser un... demonio o espíritu, no tenía tan mala pinta como otros que había visto. Su abuela... ¿su abuela se habría referido a este tipo de seres cuando decía que no todo tenía que ser malo? Coge aire para tratar de relajarse.
- Bueno... mi turno - murmura mientras, cogiendo uno de los cuchillos de prácticas, se hace un pequeño corte en la mano.
Ya que tenía que hacerse sangrar, mejor hacerlo bien. Eso de darse mordiscos o usar las uñas le parecía muy poco eficiente. Sin embargo, cuando mojó la sangre en el trozo de papel, nada sucedió.
-Bueno, yo no recuerdo haber hecho ninguna prueba -dijo frotándose la nuca el joven a lo que decía Audrey.
Jareth asintió ante lo que decía Yukio y guardó el círculo pintado en el papel en uno de los bolsillos- Me parece bien, muchas gracias profesor -dijo al chico que le enseñaría a realizar los dibujos necesarios para la invocación- Tamer -pensó- ahora eres bueno porque puedes traer a alguien que luche por ti, como los nobles -y no pudo evitar sonreír ante la idea, que no pudo coger más fuerza tras escuchar lo que decía la chica gato.
-Vale, pues tendré que ganármelo, ¿de acuerdo? -esbozó una sonrisa y no pudo evitar sonreír- De la energía que te de, bueno, todo se verá y aprenderé a ser un buen apoyo -mientras que decía esto no pudo evitar mirar de reojo al conejito- ¿Qué le pasa a Ignis? -preguntó directamente.
Tras verter mi gota de sangre en el papel y que no pasara nada, sonreí, la verdad tener un bicho conmigo no me hacia ilusión, pero al ver a esa demonio aparecer sonrei guarde silencio y espere a que siguieran explicando
perdón muchisimo curro
Yukio miro a los restantes exorcistas, no parecía desilusionado por el resultado, todo lo contrario mas bien. -Bien, al menos hemos tenido un Tamer este año. Ya es un logro la verdad ya que no es muy común encontrar uno. Ten cuidado con ella, los demonios pueden ser peligrosos. Seguidamente miro a Ignis el cual seguía en sus trece, solo cuando el segundo peluche se movió y le dio un golpe en la cabeza a su hermano, paro. Sora suspiro tranquila y se levanto del suelo mirándoos con curiosidad. -Yo diría que son de reinos enfrentados y por eso se a puesto así, los demonios vienen de diferentes reinos y entre ellos están en ventaja y desventaja. Inubashiri debe ser de un reino débil contra el de Ignis. Sora beso a ambos peluches sin prestar atención a Yukio. Yukio se fue acercando uno a uno y os fue vendando la herida de la mano, casi inmediatamente os sentisteis mejor. -Mi profesión es Doctor y Dragoon, es una lastima que no hayan muchas practicas de Doctor ya que muchos exorcistas no las quieren hacer pero parece que tu, Charlotte estabas interesada. Comenta el profesor. -Mas tarde me pasare por la residencia femenina y te comentare un poco de que va, aparte de enseñarte el equipo que se suele usar. Las que esteis interesadas también podréis venir y a los chicos no os preocupéis. Yo vivo en la residencia masculina. También Shiro había fallado la prueba, siendo vendado por Yukio, pero no parecía molestarle, el ya tenia sus cartas y con eso ya estaba contento.
-Por hoy hemos acabado, se nos ha echado el tiempo encima. Os llevare a vuestras residencias para que podáis empezar a instalaros, ademas de conocer a vuestros restantes compañeros. Dicho esto Yukio os fue guiando hasta el corredor y de allí al exterior.
Dadme un momento y os pongo la escena, no he avanzado mas ni os he puesto mas cosas porque se acercan las vacaciones y no quiero dejaros parados en esta escena. En el dormitorio, los que esteis, podreis explayaros a gusto para entreteneros en las fiestas. Cuando acaben entonces saldreis de alli y empezaremos mas aventuras. Chicos y chicas separados, tened cuidado con los destinatarios.