Audrey guardó silencio y escuchó a Shiro. Era... justo la opinión opuesta a lo que alguien le había dicho esa misma mañana.
- Gracias por apartarme - dijo con una sonrisa -. Disfruta de la ducha caliente, ¡te la has ganado sin duda! - añadió mientras abría el cuarto de las chicas y se despedía con la mano -. Luego nos vemos.
Cuando Shiro se fue, se sentó un rato en la cama y respiró hondo. Tenía que hacer algo con su fobia. Miró su dedo, aún sangrando y, como dijo que iba a hacer, se puso una tirita (que estaba llena de gatitos, muy apropiada).
-¿Qué has hecho con el papel?- atinó a responder en cuanto la presión ambiental por la falta de oxígeno empezó a desaparecer. Sora no respondería estando Naxael presente, al menos no con palabras, así que la abrazó apoyando los labios en su frente-Lo has hecho muy bien. Enhorabuena- soltó a su compañera, que más parecía una especie de hermana pequeña a la que intentase cuidar.
No tenía fuerzas para seguir molesta con Agnis por ser un deslenguado, seguramente aún tenía por descubrir la manera con la que acercarse al demonio y que éste respondiese bien. Miró a Naxael y se pasó una mano por la frente.
-Manejas muy bien la espada, no sé que habría hecho sin vosotros- seguramente poco, caer desfallecida y morir por asfixia pero eso era irrelevante ahora que todo iba bien. Quería salir de aquel cuarto y reunirse con el resto, ver qué tal estaba Audrey, y Charlotte, y Jareth, y el chico nuevo, comprobar que Audrey no había sufrido ningun percance de nuevo... y decir que ya habían terminado lo suyo.
Abrió la puerta y salió del cuarto, esperando a que Sora saliese con ella y se dirigió a la planta baja para anunciar que estaba terminado su trabajo.
Por los pelos.
-Si....por los pelos...Balbuceo Naxael mirando su mano temblando de miedo, mientras su espada luchaba por mantenerse en sus dedos aunque amenazaba con caerse al suelo. Naxael parecía pensativo tras el combate, como si se hubiera dado cuenta de algo que hacia bastante tiempo que estaba pensando. No se sabia que haría pero se tendría que esperar al siguiente día para comprobarlo. En cambio Sora estaba de lo mas tranquila, siguiendo a Giulietta como si ella la guiara, sacudió el cabello y asintió ante los alagos de la joven, no pudo hablar pero no hizo falta, con los ojos parecía decirlo todo. Agradecía el esfuerzo que ambos habían hecho aquel día, de como habían combatido al enemigo aunque hubiera sido bastante duro. Con esto la noche prácticamente había acabado.