Partida Rol por web

Expedición a la Tierra Hueca

4. LA TIERRA HUECA

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03/01/2022, 13:08
DIRECTORA

Desde lo alto del cielo, en la Aurora, la vista era extraña, fascinante y a la vez inquietante, pues multitud de nubes cubrían tanto el cielo como el suelo que poco a poco iba apareciendo abajo, con formaciones montañosas y volcanes, uno de los cuales podía ser efectivamente el sol que os había iluminado a vuestra llegada. 

La sensación claustrofóbica que os envolvía, como si todo estuviese a punto de colapsar, aplastando vuestra nave en el centro, era algo que no podíais evitar sentir, por encima incluso de la belleza de aquel paisaje en apariencia sombrío, pero al mismo tiempo repleto de formaciones y elementos destacables.

De vez en cuando una gigantesca llamarada regurgitada por algún volcán atravesaba las nubes y parecía amenazar con interrumpir vuestra navegación. Aunque a la altitud que os encontrabais era poco probable que llegase, no estaba exento de cierto peligro. 

Bennet se dirigió hacia el puente para dirigir en persona las maniobras de la nave y poco a poco fue descendiendo hasta atravesar aquella densa capa de nubes que ocultaba la visión completa de la superficie. Durante unos segundos no podíais ver más allá de unos pocos metros, hasta que por fin, la dejasteis arriba y fuisteis capaces de contemplar una hermosa visión.

Había frondosos bosques cubriendo la superficie, como si de una alfombra tupida se tratara y cada vez, a medida que os acercabais más al suelo, os parecía más hermosa; todo un mundo verde y lleno de vida, con la luz de las fuerzas volcánicas al fondo.

Y de repente visteis a un montón de sombras moviéndose bajo vosotros, entre la vegetación, casi indistinguibles, pero sin duda vivos, pues cambiaban de lugar y parecían haber más de treinta o cuarenta sombras allí abajo.

Notas de juego

Tirada de Percepción.

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05/01/2022, 11:57
Capitán Bennett

En cuanto estuvisteis fuera, Bennet oyó de tus propios labios la confesión acerca de que se lo habías contado a Rick. Eso despertó su sorpresa, mayúscula al enterarse de que además el pequeño amante no iba a intentar hacerle nada. Iba a añadir algo de su propia cosecha cuando oyó tus palabras acerca de no decirle nada, que le sonaron tremendamente serias. Eso le hizo recapacitar.

-Está bien, está bien. Se perfectamente hasta dónde llegar y si el único precio que tengo que pagar es mantener cerrada la boca, creo que podré con ello -dijo, sin dejar de caminar en dirección hacia su propia cabina.

Así que había aceptado la situación. Eso era algo que desde luego no esperaba, pero que a Bennet le parecía tremendamente práctico. Él con poseer el cuerpo de la Mayor tenía más que suficiente. El corazón y todas las preocupaciones que viajaban con él, podían quedárselo el joven y tolerante teniente.

-Creo que es una solución perfecta -dijo finalmente -. Eh... sí, la verdad es que no hay mucho tiempo porque...

Y no pudo terminar porque recibió el tirón de Sarah y un segundo más tarde, su beso lleno de desesperación. Era como si hubiese estado una semana entera sin ser atendida, cuando Bennet recordaba que no hacía ni un día desde que habían estado juntos.

Madre mía, esta mujer es una fiera salvaje. Y yo adoro a las fieras salvajes.

Con aquel beso, se le formó una erección que ya estaba pidiendo a gritos escapar de sus calzones para buscarse un lugar entre sus muslos, así que no tuvo que repetirlo. Su cabina era el lugar.

-Sí, será mejor, porque aquí hay una corriente que no invita a despelotarse.

Y cuando todavía no habíais llegado, su pregunta hizo que de nuevo Bennet se detuviera.

-No, es que yo soy casi insaciable. Podría estar dando caña todo el día, incluso con los ojos cerrados. Esta mañana mismo... bueno, no es necesario dar muchos detalles. Prefiero que tú seas testigo de cuál es mi capacidad.

Bennet entró en su cabina tirando de ti, cerró la puerta con violencia y te lanzó hacia la cama en cuanto pudo liberarse de tu abrazo.

-Déjate de ducha, mujer. Voy a darte justo lo que estás buscando, una experiencia que no olvidarás -dijo Bennet, quitándose la chaqueta y la camisa, y a continuación botas, pantalones y calzones, quedándose completamente desnudo en cuestión de segundos, como si fuese algo que hiciera habitualmente.

Durante esos escasos segundos, te habías quedado echada boca arriba en la cama, expectante. Al llegar Bennet, con su torso musculoso y su miembro erecto exigiendo atención, se colocó sobre ti y te abrió la camisa con violencia, rompiendo los botones. Después te retiró el sujetador por arriba y se lanzó a besarte con fuerza. Su lengua se abrió paso como un taladro entre tus labios, mientras presionaba su cuerpo contra el tuyo y sentías su miembro doblándose sobre tu vientre, duro,  hambriento.

Su beso aplastó tu cabeza contra el colchón pero solo durante unos momentos porque después, su boca abandonó la tuya para besar tu cuello y descender hasta tus pechos. Tus erectos pezones pedían atención de manera impaciente y la boca de Bennet, húmeda, caliente, rodeó uno de ellos mientras sus manos le ayudaban a mantenerse por encima de tu cuerpo y no caer encima sin control. 

Su lengua jugó un buen rato con el pezón y a continuación, Bennet se levantó, abriendo el botón de tus pantalones y retirándolos, junto con las bragas y las botas, dejándote completamente desnuda a ti también, con el sexo expuesto ante su mirada, llena de lujuria y ansia.

-Eso es lo que más me gusta de una mujer; que esté preparada para mí -te dijo, al ver tus sonrosados pliegues y como tus muslos ya temblaban, ávidos por recibirle.

No se lo pensó dos veces. Cogió algo de saliva entre sus dedos y se humedeció la punta del miembro, agarrándolo después con decisión y penetrándote con fuerza, obligándote a agarrarte al colchón para mantenerte en el mismo lugar, sintiendo como si su miembro fuese a atravesarte por completo. Era duro, era violento, pero en aquella agresividad se encontraba el placer que Bennet sabía que buscabas. Empujó su miembro hacia dentro y arriba, mientras caía sobre ti y volvía a besarte con fuerza, y se movía hacia dentro y hacia fuera como si fuese un ariete intentando echar abajo la puerta del castillo.

-Dime que me deseas. Dime que quieres que te folle. Dímelo, Sarah, o te juro que te castigaré -te dijo, empujando con fuerza pero a un ritmo todavía bajo control.

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05/01/2022, 12:20
Alfred Murray

Murray había visto pocos espectáculos como aquel en su vida por lo que estaba completamente absorto. Ignoraba en donde estaba el capitán aunque conociéndolo, quizás se hubiese ido con la Mayor, Astrid o Marion. Las mujeres serían un día su perdición.

Entonces oyó el sonido de la puerta abriéndose y al Teniente entrando en el puente.

-Ah, teniente. Un espectáculo inigualable, ¿verdad? Jamás pensé que fuésemos a conseguirlo. Si le digo la verdad, creía que era todo una invención pero... estaba claro que yo andaba equivocado. Por cierto, ¿Sabe en donde está el capitán?

Y entonces apareció aquel trozo de tierra que no esperaba que fuese tan hermoso ni tampoco tan lleno de vida.

-Parece que hay algo moviéndose allí abajo. Supongo que habrá animales de alguna clase. La verdad es que todo está demasiado denso y no sé si podremos aterrizar en alguna parte.

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05/01/2022, 12:25
Rick "Jester" Heatherly
Sólo para el director

Murray estaba pilotando la nave, como se esperaba que hiciera el capitán. Para mí él era el auténtico piloto de la Aurora porque Bennet... Bennet parecía estar tan enamorado de Bennet que no era capaz de pensar en nadie que no fuese él mismo.

-Buenos días, señor Murray, o buenas tardes, la verdad es que ya no sé en qué momento del día nos encontramos -le dije, a modo de saludo.

Desde el puente, la visión era todavía más hermosa que desde el salón.

-No se preocupe. Ninguno de nosotros estaba completamente seguro de que algo así existiese, salvo quizás la señorita Strindberg -le dije, para su tranquilidad. Pero después me preguntó por el capitán, a lo que procuré responderle con las menores emociones que pude -. Ocupado. Dudo que venga en un buen rato.

Sí, dudo que regrese hasta que no se haya follado a Sarah y la haya dejado satisfecha, me dije.

Entonces miré hacia abajo, viendo a lo que se refería Murray.

-Sí, parece que hay alguna clase de animales allí abajo aunque no acierto a ver de qué se trata. Y ahora que lo dice, efectivamente es todo muy denso. Será complicado encontrar un claro para aterrizar.

Tenía la cabeza demasiado pendiente de Sarah y Bennet, y eso era algo que no podía permitirme. Tenía que esforzarme por mantenerme al mando de la situación, sobre todo teniendo en cuenta que ninguno de los dos se encontraba en aquellos momentos. ¡Que vergüenza que sus dos subalternos fuesen quienes manejasen la situación mientras ellos se comportaban como adolescentes en celo!

- Tiradas (1)
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05/01/2022, 12:53
Gareth Jenkins

La expectación por ver que nos deparaba aquel lugar era enorme, pero no por ello deje de asombrarme ante la belleza de aquellas vistas. Mientras admiraba aquellas verdes montañas, no podía dejar de pensar en que me encantaría ver el punto donde unían el techo y el suelo, pero entonces algo llamó mi atención entre la maleza.

- Tiradas (1)

Notas de juego

2 éxitos

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05/01/2022, 22:53
Alex Corvin

Observo la Tierra Hueca y veo que se parece mucho a la tierra de la que venimos. Bosques frondosos y costas donde golpea el mar, y en ese momento algo capta mi atención. Hay algo que se mueve entre la vegetación, parece que hay algo abajo y que no está solo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

2 éxitos.

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06/01/2022, 16:30
Nikolai Vladiminovich

Después del manotazo que me dio Jenkins, que por casi me desmonta, vimos en todo su esplendor la tierra a nuestros pies. Un gigantesco volcán parecía que era el que iluminaba todo el contorno. Ríos de lava y explosiones esporádicas salían de él y de algún otro más pequeño. Pero lo que más me llamó la atención fue movimiento allá abajo, donde grandes bosques esperaban mi llegada para ser estudiados.

-"Clarrro que he trrraído papel y lápiz, porrr quién me toma." Le dije al galés.

Estaba en un estado de excitación máxima, con unas ganas tremendas de desembarcar y empezar a catalogar las especies vegetales que allí había. Y las animales también, claro, aunque no era mi campo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

3 éxitos.

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06/01/2022, 18:16
Astrid Strindberg

-O, brave new world... -susurré sin aliento citando a Shakespeare cuando mis ojos se posaron en aquellas costas desconocidas, en aquellas frondosas y bellas junglas, en las escarpaduras montañosas que se elevaban ante la Aurora.

Sentí en mi interior todo el peso del momento histórico que estábamos viviendo. Era el descubrimiento de un nuevo mundo, y la naturaleza fundamental del ser humano, esa curiosidad por lo desconocido, esa fascinación por superar nuestros límites, me empujaba a querer explorarlo, descubrir sus misterios, llenar los espacios en blanco del mapa. Así debió sentirse Leif Eiriksson cuando llegó por primera vez a las tierras que llamó Vinland, 500 años antes que Colón el genovés. Estábamos viviendo lo que a muy pocos seres humanos les es concedido, el descubrimiento de un nuevo continente. Era lo más parecido a poner el pie en otro planeta, lejano y misterioso. 

Tenía que ir a por mi cámara y capturar la belleza salvaje de la Tierra Hueca para mi diario, pero antes dediqué toda mi atención y mi capacidad de observaciôn, entrenada como profesional de la fotografía, en escudriñar todo lo que veía, especialmente cuando capté atisbos de movimiento ahí abajo. Sin duda, eran seres vivos de alguna clase, y entorné los ojos para verlos mejor. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

5 éxitos en Percepción. No he aplicado la ventaja de Vista Aguda, pero supongo que contaría también. 

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06/01/2022, 19:01
Jack Colton

La gente estaba ensimismada mirando la Tierra que había aparecido debajo de nosotros. Sí, no estaba mal, nada mal, pero la verdad era que tampoco me parecía que fuese para tanto. Bosques y montañas, volcanes algo más lejos, ríos... en fin, un paisaje como cualquier otro, solo que donde no debía haberlo.

Jenkins y Corvin parecían haber perdido la capacidad para hablar, como si de pronto ver aquel lugar les hubiese sorprendido tanto que no fuesen capaces de pronunciar nada apropiado.

Corvin tampoco es que fuese de hablar mucho y Jenkins, si no había una botella de escocés, quizás tampoco, así que a lo mejor era simplemente que estaban siendo ellos mismos. Así que me encogí de hombres ante su reacción.

Lo que si llamó mi atención fue aquella frase hecha que Astrid pronunció. No tenía ni idea de dónde podía venir, pero sonaba bastante bien para lo que teníamos delante.

-¿Es de alguien que conoció, señorita Strindberg? -le pregunté, mirando aquellos enormes ojos verdes que parecían ser insuficientes para ver todo lo que había allí abajo.

- Tiradas (1)
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06/01/2022, 19:10
DIRECTORA

Notas de juego

No están con vosotros ni Sarah ni Rick, ni por supuesto Bennet. ;)

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06/01/2022, 19:37
Mayor McDuncan

Me estaba acoplando sobre Rick, a punto de introducir su miembro dentro de mí tras aquel orgasmo cuando me dijo que "tenía más hambre". Ladeé la cabeza y me puse colorada, aunque con el sofoco poco se iba a notar, yo si noté el acaloramiento en mis mejillas. - ¿Cómo... cómo lo sabes? - ¿Acaso tenía un letrero en la cara? Simplemente iba a seguir para que disfrutase él, como hacíamos siempre... pero era cierto, el paso por La Aurora, la relativa paz del lugar, donde podía disponer de Rick a mi antojo, aunque prefería poseerle más... lo ocurrido con Bennet hacía nada.

No lograba quitarme de la cabeza lo que me había hecho, como me había excitado, como me había dejado de excitada. Si hubiese podido, me hubiese quedado con él y su miembro pidiendo más. Pero su gemido me asustó pues sonó demasiado alto y la verdad era que tenía suerte de que Rick no hubiera sospechado nada. Pero sí... quería y necesitaba más. Aloyssius había despertado en mí algo que no sabía que existía...

Y mientras Rick me ayudaba a moverme sobre él, sentía su miembro entrar y salir con facilidad, rozando las sensibles paredes del interior de mi cuerpo y haciéndome gemir de placer de nuevo, al tiempo que por mi mente se pasaba la pregunta clave: ¿realmente era tan sencillo como Rick me lo estaba marcando o se podía hacer algo más sobre él? Y comenzó a aumentar la velocidad y por sus gemidos y su rostro sabía lo que venía en aquel momento. No solo me dejé llevar en ese punto, sino que opté por moverme yo más deprisa aún, aumentando el placer entre ambos y de golpe me detuvo.

Le miré a los ojos sin entender que pasaba.

Y salió de mi cuerpo y me hizo cambiar de postura. Me gustaba estar de espaldas, me daba morbo y me generaba mucho placer, pero no podía ver a Rick disfrutar y eso me molestaba mucho. Y no solo no podía verle disfrutar, sino que tampoco podía verle hacia a donde apuntaba y de golpe, lo que yo deseaba que ocurriese, sucedió. Sentí que su miembro entraba por donde quise pedirle, pero que me daba tanta vergüenza hacerlo que opté por soltarle solamente una indirecta.

Fui sintiendo aquella placentera sensación, mezclada con la presión que ejercía su miembro y algo de dolor a cada poco que penetraba. Pero no le dije nada. Simplemente puse mi mano en su abdomen para frenarle cuando me dolía y dejarle seguir cuando se quitaba esa molestia hasta que optó por no entrar más y comenzar a salir para volver a entrar despacio.

Era la primera vez que hacía aquello, pero sentía como mi cuerpo se estremecía de placer a cada movimiento suyo. Como se cortaba mi respiración para emitir un gemido de placer con cada penetración. Y así fue aumentando la velocidad y el ritmo de sus movimientos, haciéndome sentir algo distinto y cuanto más se movía, más placer sentía. - Mi vida... no pares... - Le rogué llevando mi mano a mi sexo, sintiendo mi clítoris nuevamente endurecido y listo para un nuevo asalto.

Y mientras Rick se aferraba a mi cuerpo y se movía con soltura, haciéndome empezar a gritar de placer, mi dedo no se detenía. Iba directa a calmar mi hambre siguiendo sus movimientos. Oír a Rick gemir, que me agarrase así de la cadera, como si no quisiera que me escapase, me excitaba y poco a poco me fui pegando más a él, dejándole entrar a mayor profundidad y cuanto más aumentaba mi excitación, mayor era la penetración que sentía y el placer aumentaba más y más.

Una parte de mí temía alcanzar el climax con el miembro de Rick ahí metido, pero otra, más fuerte y más intensa, guiada por la excitación del momento, me dejó claro que debía hacerlo y me dejé llevar para que segundos después, comenzase a sentir que aquel instante había llegado. - ... mi amor... sigue... un poco  más... - Le pude decir entre gemidos y jadeos de placer. - Ya casi... estoy... - Y un gruñido gutural anunció que así era.

Mi sexo explotó con violencia y pude sentir las palpitaciones y la presión incluso que ejercía aquel orificio en el miembro de Rick al tiempo que el placer se disparaba por todo mi cuerpo, haciéndome gritar pero sin control. No era Bennet, era Rick, no tenía porqué ocultar aquello... y si lo oían los demás, que se fuesen a una oficina de reclamaciones a poner la queja. Me daba igual pues quería disfrutar de aquel maravilloso orgasmo en su plenitud.

Y dejé caer mi mano y mi respiración agitada ocupó el lugar de los gritos, para hacerme apoyar la cabeza sobre la almohada y descansar y disfrutar de los retazos que quedaban mientras sentía a Rick aún en mi interior. No sabía cuanto había entrado, si la mitad, si tres cuartos, si toda... no sabía porque me había excitado así, pero sin duda aquel orgasmo me dejó rendida al fin. - Rick, eres... increíble... - Le susurré aún jadeante sabiendo que era el cuarto en tan poco tiempo, algo que no me había pasado nunca, pues con Rick mantenía su ritmo siempre aunque mi cuerpo pidiese más... 

Pero es que Aloyssius había conseguido que pidiese muchísimo más...

Notas de juego

Escena atemporal previa a la reunión con Bennet.

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06/01/2022, 20:37
Mayor McDuncan

Al menos Bennet aceptó la primera de las normas, aunque habría mínimo otra más, otra que seguramente no le gustase, pero no quería que mi primer hijo tuviese sus ojos azules... no quería que Rick le viese y supiese que era de Bennet, de alguien a quien consintió entrar en mi vida y en mi cuerpo y yo no tuve al menos la cabeza de no quedarme embarazada de él. Con una vez que corriese el riesgo me valía... aunque hablar de ello en pleno polvo... iba a estar complicado.

Pero las prisas eran lo que tenían, que había cosas que debía dejar para "luego" y esperaba que no me hiciese perder la cabeza como la primera vez, pues no podría decirle nada. Pero ya como le agarré en el pasillo, le besé y sentí la firmeza y fuerza de su erección pegado a mí, me di cuenta de que no sería tan fácil como pensaba. Yo le deseaba, pero él no se quedaba corto.

Y entonces se detuvo en el pasillo, cuando íbamos de nuevo ha su cabina y respondió a mi pregunta. Le miré casi sin creérmelo. ¿Qué edad tenía ese hombre? Sesenta años seguro. Vale, me había demostrado lo que sabía hacer. Me había enseñado lo que había dentro de mí que desconocía, pero... realmente podía aguantar tanto. - Ojalá que realmente me lo pudieses mostrar tal y como dices... pero no tenemos casi tiempo y... allí abajo, no sé como estarán las cosas, así que a saber cuando volvemos a repetir, Aloyssius. - Le dije siendo consciente de aquello.

Por eso me fui con él. Por eso y porque Rick me dejó tirada. De no haberlo hecho, estaría ahora mismo mirando por el ventanal, abrazada a él, disfrutando de nuestros últimos minutos de paz y quizás ahora, iría a nuestra cabina de su mano y no de la de Bennet. Pero él lo quiso así y yo no iba a desperdiciar las oportunidades. No cuando desde que empezamos esta misión no tuve ni un momento de respiro. Si no era uno era otro el que me atacaba, no podía dejar de ser la mayor McDuncan cuando quería ser simplemente Sarah.

Además, nos tocó ocultar lo nuestro durante gran parte del viaje, lo que aumentó mi estrés y lo de los anillos, que eran perfectos, fue el remate. Luego lo de Malta, que no tenía nombre lo que hicieron en la taberna... no sabía como demonios me había convertido en la maldita superior de los civiles, que encima no tenían intención de acatar mis órdenes pero sí venían a consultarme y ver que hacíamos en determinadas situaciones.

Estaba cansada de todo aquello y necesitaba precisamente lo que estaba haciendo: tomarme un respiro.

Allí abajo se acabaría la intimidad y se acabaría todo. Tener sexo con Rick iba a ser complicado, así que con Bennet se iba a complicar mil veces más y no iba a dar explicaciones a nadie de nada, pero tampoco iba a permitir que Rick sufriese gratuítamente por ello.

Y la entrada en la cabina de Bennet borró todo aquello de mi mente y solo le tuve a él en mis brazos unos momentos hasta que me lanzó a la cama. Sonreí cuando dijo que nada de duchas y disfruté de verle desnudarse y de su cuerpo. Era mayor, pero debía reconocer que tenía muy buen cuerpo, algo en lo que casi no pude fijarme la primera vez, pero que ahora no se escapaba de mi mirada. - Eso es... ven... - Le susurré excitada esperándole en la cama y sentí como se colocaba sobre mí. - No olvidé la primera experiencia contigo... pero dudo que la superes. - Añadí segura de aquello.

Nuevamente la presión de su cuerpo sobre el mío y su manera de besar, me hicieron volverme loca por él. Mi cuerpo se estremeció por el placer que su beso, manteniéndome empotrada en la cama, despertó en mí con mayor intensidad. Y mis labios no tardaron en añorarle instantes después de sentir como me arrancaba los botones de la camisa. Algo que me hizo mirarle con sorpresa al notar la reacción de mi cuerpo frente a ese gesto. Mi sostén fue retirado pronto y sentí su juguetona lengua sobre mi pecho segundos después.

Dejé caer mi cabeza hacia atrás, disfrutando de aquel momento, mientras mis manos acariciaban su espalda y su cabello. - No sabes cuanto te extrañaba, Aloyssius... - Le confesé entre gemidos, pensando en como decirle a Rick que se acordase de que tenía pecho, cuando era lo suficientemente grande como para que lo viese sin problemas, pero al cual tenía marginado siempre. Quizás no le gustasen los pechos grandes y por eso ni los miraba...

Y mientras gozaba de aquellas sensaciones que Bennet sabía despertar en mí, le sentí comenzar a soltarme la falta y en un segundo me desnudó. Abrí mis piernas para él, sintiendo mi sexo húmedo y caliente y le miré a los ojos. Le quería dentro de mí pero no me atrevía a pedírselo. Por fortuna él debía saber leerme la mente, porque no tardó en acoplarse sobre mí y menos aún en entrar sin problemas en mi cuerpo.

Un gemido de placer y la fuerza de su penetración con mis manos aferradas al colchón, creyendo que iba a lanzarme fuera de la cama, fuere mi recibiento ante aquella fabulosa y vigorosa penetración y el estado en el cual me tenía. Luego le miré a los ojos y recibí aquel beso mientras comenzaba a moverse sobre mí, de tal manera que nuevamente sus penetraciones se convertían en algo especial y magnífico, como él. Su violencia, su dureza en sus movimientos me volvían loca. ¿Eso era lo que me atraía de él? ¿Lo que me hacía desearle tanto? No, eso era lo que me volvía loca en a la cama... mi deseo venía de antes.

Y con cada intensa penetración, soltaba un gemido de placer cada vez más claro y audible y mis manos continuaban aferradas a las sábanas, mientras que cruzaba mis piernas sobre él, para no salir despedida. Entonces escuché su petición. Era algo fácil de decirle, algo que él mismo sabía que era cierto. - ¿Qué clase de castigo, Aloyssius? ¿Acaso vas a parar y quedarnos ambos a medias? - Le susurré con curiosidad, sabiendo que le iba a decir aquellas palabras que quería oír porque ya me demostró que era lo que le excitaba. Y no había nada más divertido que ver y tener a un hombre excitado y salvaje solo para mí... Mi cuerpo temblaba y sudaba y cuanto más se movía más excitada me encontraba y mi deseo por él se disparaba.

- Sabes que te las diré... pero... ¡Dios! - exclamé al sentir aquella violenta penetración. - ... respóndeme... - Y mi voz sonó casi suplicante y mis labios buscaron su piel, su rostro, su cuello... todo menos sus labios. -

Los necesitaba libres para que me respondiese.

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07/01/2022, 12:37
DIRECTORA

La visión de la zona boscosa y llena de vegetación que había abajo vuestros pies era una vista inconmensurable, pero incluso el menos observador de vosotros sabía que había algo más de lo que no parecíais daros cuenta. Desde luego, la Tierra Hueca no era un lugar inhóspito y carente de vida, sino todo lo contrario. Resultaba hermoso y sorprendente, y lo único que no entendíais era como nadie había llegado hasta allí antes que vosotros.

Bueno, según el diario, alguien lo había hecho y los nazis debían haber llegado de alguna manera, pues al igual que era posible hacerlo a través el aire, ¿quién podía asegurar que no podía llevarse a cabo a través de los océanos, sobre todo teniendo en cuenta que había gran cantidad de agua rodeando aquellas tierras?

Algunos de vosotros visteis unas figuras oscuras moviéndose entre los árboles pero no erais capaces de distinguir nada, a pesar de vuestros esfuerzos.

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07/01/2022, 12:41
DIRECTORA

La visión de la zona boscosa y llena de vegetación que había abajo vuestros pies era una vista inconmensurable, pero incluso el menos observador de vosotros sabía que había algo más de lo que no parecíais daros cuenta. Desde luego, la Tierra Hueca no era un lugar inhóspito y carente de vida, sino todo lo contrario. Resultaba hermoso y sorprendente, y lo único que no entendíais era como nadie había llegado hasta allí antes que vosotros.

Bueno, según el diario, alguien lo había hecho y los nazis debían haber llegado de alguna manera, pues al igual que era posible hacerlo a través el aire, ¿quién podía asegurar que no podía llevarse a cabo a través de los océanos, sobre todo teniendo en cuenta que había gran cantidad de agua rodeando aquellas tierras?

Nikolai distinguió unas figuras oscuras moviéndose entre los pastos y al centrarse un poco más en ellas, logró distinguir perfectamente lo que era cada una. Estabas harto de verlo en los libros de texto, aunque conocer su nombre te llevó unos segundos.

¡¡Tricerátops!!

Había una manada de unos cuarenta ejemplares que se dirigían a un claro, pastando cerca de los bordes o arremolinados cerca del centro. La mayoría eran adultos, pero entre el rebaño se divisaban algunas crías, casi siempre bajo la vigilante mirada de un adulto.

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07/01/2022, 12:44
DIRECTORA

La visión de la zona boscosa y llena de vegetación que había abajo vuestros pies era una vista inconmensurable, pero incluso el menos observador de vosotros sabía que había algo más de lo que no parecíais daros cuenta. Desde luego, la Tierra Hueca no era un lugar inhóspito y carente de vida, sino todo lo contrario. Resultaba hermoso y sorprendente, y lo único que no entendíais era como nadie había llegado hasta allí antes que vosotros.

Bueno, según el diario, alguien lo había hecho y los nazis debían haber llegado de alguna manera, pues al igual que era posible hacerlo a través el aire, ¿quién podía asegurar que no podía llevarse a cabo a través de los océanos, sobre todo teniendo en cuenta que había gran cantidad de agua rodeando aquellas tierras?

Astrid distinguió unas figuras oscuras moviéndose entre los pastos y al centrarse un poco más en ellas, logró distinguir perfectamente lo que era cada una. Estabas harta de verlo en los libros de texto.

¡¡Tricerátops!!

Había una manada de unos cuarenta ejemplares que se dirigían a un claro, pastando cerca de los bordes o arremolinados cerca del centro. La mayoría eran adultos, pero entre el rebaño se divisaban algunas crías, casi siempre bajo la vigilante mirada de un adulto.

Pero eso no fue lo único que visteis.

Cerca del claro hacia el cual se dirigían o se encontraban los triceratops había una enorme pieza metálica que parecía un avión estrellado, parcialmente cubierto por la vegetación.

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07/01/2022, 13:08
Astrid Strindberg

La pregunta de Colton me hizo sonreir, incapaz de reprimir la emoción que sentía. Le devolví la mirada, con un brillo de alegría en los ojos al recordar que seguía contando con su presencia a pesar de su muerte. 

-¡Oh, no, Jack! No soy tan mayor. Es de La Tempestad, de Shakespeare. Aunque viendo que ahora conozco a un fantasma de hace mil años, ya no descarto nada... 

Mis ojos regresaron al espectacular paisaje que teníamos debajo, a aquellas criaturas que se movían en la jungla, y entonces pude verlas bien, y ni todos los diarios del mundo podrían haberme preparado para lo que vi. ¡Eran dinosaurios vivos, criaturas majestuosas del albor de los tiempos, extinguidas en la superficie millones de años antes de la aparición del ser humano! 

Sentí que los ojos se me empañaban de lágrimas al contemplar aquella maravilla de la naturaleza, aquellos seres sobre los que tanto había leído de niña y cuyos huesos y fósiles tanto me habían impresionado en los museos. 

                                                     

Señalé a las impresionantes bestias, dirigiéndome a mis compañeros.

-¡Son dinosaurios! ¡Triceratops! ¡Un rebaño enorme! ¡Hay decenas de ellos! 

Me volví hacia Jenkins y el profesor.

-¡Era todo cierto! ¡Todo lo que dice el diario es real! ¿Se dan cuenta? ¡Estamos haciendo historia! 

Y entonces vi lo otro, los restos metálicos estrellados entre la vegetación y el corazón me dio un vuelco...

-¡Mirad eso! -exclamé, olvidando el uso formal por la sorpresa-. Es... ¡un avión! 

¿Sería el vehículo usado por nuestros rivales nazis? 

-Deberíamos bajar a investigarlo, ¿no creéis? Podría haber supervivientes necesitados de ayuda.

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07/01/2022, 13:42
DIRECTORA

Al mirar en la dirección que señalaba Astrid, visteis efectivamente una estructura metálica entre los arbustos que bien podía ser un avión estrellado, más que aterrizado. La vista de Astrid superaba con creces la de cualquiera de vosotros. Solo así había sido posible que viese, además de aquellas criaturas que ahora se movían con tanta claridad para vosotros, como una manada de ganado avanzando hacia un claro, los restos a los que se refería, aunque distinguir si eso era o no un avión no resultaba tan sencillo para los demás.

Lo que era evidente es que además de aquellas criaturas, alguien más había llegado utilizando otro medio que no era el globo del cual se hablaba en el diario.

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07/01/2022, 14:09
Capitán Bennett

Si había algo que Bennet sabía era hacerse desear y que la mujer con quien estuviese se olvidara de todo lo demás. Otra cosa muy distinta era que después se arrepintiese, no porque no hubiera disfrutado sino porque una mujer casada, pues casadas o comprometidas era la mayoría de las mujeres con las cuales estaba, debía mantenerse fiel a su hombre y de repente se encontraba con que no era tal y como había supuesto. Muchas incluso abandonaron el altar tras haber descubierto que eran animales salvajes que necesitaban más atención de la cual sus futuros maridos podrían proveerle.

Así que nadaba en mares seguros, con oleaje, pero un buen navío cerca al cual agarrarse: su propia experiencia.

A Bennet le encantó ver tu gesto de sorpresa y placer, y reaccionar ante sus besos y caricias con el cuerpo estremeciéndose y curvándose para recibir más atenciones. Tus manos acariciaban su espalda hasta donde te permitían tus brazos, pero no tanto como contemplar tu sexo completamente preparado para ser penetrado, mientras tu boca entreabierta y con los labios humedecidos parecía suplicar que lo hicieras.

El capitán de la Aurora se movía lleno de energía, empujado por la embriaguez que le producía tu cuerpo, la humedad alrededor de su miembro y que resbalaba sobre sus piernas y el hambre infinita que siempre tenía, realizando auténticas embestidas que te obligaban a agarrarte para poder resistirte a ellas.

Con tus gemidos lo único que hacías era excitar todavía más a Bennet, que aumentaba su ritmo y la profundidad de sus ya terribles penetraciones, mientras apretaba los dientes y volcaba todo su deseo en ti.

Pero fue decirte aquello y tomártelo a broma, y recibir a cambio una poderosa penetración, todavía más fuerte que cualquiera de las anteriores, obligándote a agarrarte a él mientras la idea de suplicar piedad aparecía por tu cabeza.

-Nada… de… respuestas… salvo esta –dijo, volviendo a empujar con extremo vigor, como si quisiera reventar tu cuerpo a base de aquellos salvajes movimientos.

Sudaba cada vez más ostensiblemente y aquel hombre parecía casi incansable, pues casi cualquiera en su misma situación ya se habría detenido o dejado ir, pero no él; Aloyssius Bennet actuaba como si fuese infatigable y continuaba empujando con fuerza y cada vez a mayor velocidad, haciendo que tu éxtasis se convirtiese en pura desesperación.

-Voy a continuar así hasta que me supliques que pare, así que tú verás lo que te conviene. Si me dices… lo que te pido, quizás descargue todo lo que tengo para ti. Si no, a lo mejor ambos nos quedamos con ganas.

Bennet descendió ligeramente el ritmo para responderte, pero en cuestión de segundos, lo sustituyó por nuevas embestidas, más sostenidas y profundas.

-Así… que… tú… dirás…. Sarah… que es… lo que… quieres… mmmffff

Su rostro te miraba mientras tanto, como si estuviese pendiente de cada uno de tus gestos, tanto los de dolor real como los provocados porque el orgasmo no llegaba, pues parecía saber cuándo cambiar y también de qué manera hacerlo.

Él tenía el control y tú… lo sabías.

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07/01/2022, 14:42
Sgto. Harry Blackhorn

Estaba feliz agarrado a Marion, tanto que había olvidado todo lo demás salvo lo que veíamos cada vez más cercano a nosotros. Solo el hecho de pensar que mi meta estaba cada vez más cercana me hizo olvidar lo poco que quedaba a mi alrededor. Pero aquello era inmenso y una pregunta se lanzó a mi cabeza de lleno.

- ¿Dónde estás, mamá?

Al menos aquella maravillosa visión había logrado hacerme olvidar las palabras de Bob con referencia a Mac y Bennet. No sabía que obsesión tenía... miento, sí lo sabía, no era más que un fantasma salido que veía el sexo en todas partes. Debió de ser fan de Sigmund Freud* y leerse todas sus obras, algo que jamás me había contado, por cierto. Pero claro, para cuando podíamos hablar de aquellas cosas, yo era demasiado joven y él estaba más centrado.

Estaba vivo.

Entonces Astrid se volvió loca hablando de ¿dinosaurios? Centré mi vista a ver si veía algo de aquello entre la espesura de los árboles y el verdor de la tierra. Desde luego encontrar reptiles de color verde en terreno verde iba a ser complicado. Pero no veía nada de nada y miré a Marion para ver si veía algo y ya no aparté mi vista de ella. No hasta que nuevamente Astrid, demostrando una vista de halcón, señaló lo que dijo ser un avión.

- ¿Pero qué...? - Dije mirando hacia donde indicaba la mujer. ¿Cómo demonios había llegado un avión allí? ¿Acaso se podían detectar las corrientes de aire con él y seguirlas? ¿Tan ancho era el túnel por el que pasamos como para que lo hiciese un avión? Alto si era, pues La Aurora seguían en pie o más bien volando... - Debí pedir a Colton o a Bob que saliesen a mirar. - Pensé arrepentido.

Y miré el avión y a Astrid. - Tiene razón, quizás hayan supervivientes que requieran asistencia médica y nosotros tenemos a la mayor. Debemos ir. - Dije seguro de aquello y miré a Bob, no tardaría mucho en venir a llamarme Boy Scout inocente. Siempre era lo mismo y sí, ya sabía que ayudar a nuestros enemigos, si es que lo eran, no era una idea muy brillante y menos cuando intentaron matarnos en El Cairo. Pero eran personas...

... aunque algo me decía que si la situación era a la inversa y eran los nazis los que nos encontraban heridos, no nos curarían, nos torturarían y nos matarían después. A veces no se podía tener corazón.

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Resumo para quien no le conozca: y padre del psicoanálisis, donde La interpretación de los sueños hacía siempre referencia al sexo: soñar con volar, sueño placentero = sexo, soñar con faro = forma fálica = sexo. La pena es que no recuerde como enlazaba al toro en los sueños con el sexo, pero también tenía su explicación para eso. También tenía la explicación para un árbol... en fin, creo que él y Bob eran familia xD

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07/01/2022, 15:26
Mayor McDuncan

¿Qué era todo con Bennet salvo un juego? Sus bromas, algunas iban como dardos envenenados, pero si sabías responderle te salías con la tuya. Solo que nadie se atrevía con él y quien lo hacía era con un arma en la mano y por la espalda. Pero yo confiaba en él y me tomé aquel castigo a broma.

Y erré.

Su primera embestida avisó claramente de lo que iba a ocurrir junto con sus palabras y creí que se detendría ahí, pero no lo hizo. Sus movimientos, el ángulo de penetración, todo cambió y el placer se convirtió en dolor mientras yo comenzaba a sufrirlo sin poder creerme lo que me estaba haciendo. Sabía que había sido víctima de violaciones, sabía que había sentido ese dolor anteriormente y no era reacio a generármelo de nuevo cuando me creía lejos de aquello.

Su voz, sus palabras, su mirada. Iba en serio, pero no sabía que yo también sabía ir enserio y sin faroles. - ¡Basta Bennet! ¡Me haces daño! ¡Para! Te lo ruego... - Mi voz se quebró y surgieron las lágrimas en los ojos. Me dolía mi sexo y lo que me había hecho era irreparable... era imposible convertir ese dolor en placer de nuevo. Además, ¿quién iba a querer estar con él?

- Creí... creí que te importaba un poco... lo justo para no hacerme daño... no así... - Le dije entre lágrimas y le miré a los ojos. - Quítate de encima mío... eres cruel... sabes perfectamente por lo que pasé y... no estoy bromeando... Aloyssius... no sé como he podido desearte así, no sé como he podido desear que me follases una y otra vez... incluso pensar tras tus palabras en tenerte todo el día empujando y haciendo de mí lo que quisieras... sí, desde luego que sabes como hacer que una mujer te desee y no salir de su cabeza, pero también como olvidarte... no eres tan magnífico y maravilloso como te crees. - Le susurré sin dejar de llorar. Había entrado en mi pasado, en mis más odiados recuerdos y los había devuelto a la vida.

- Has conseguido hacerme sentir violada de nuevo Aloyssius... y esta vez por ti. No vas a conseguir reparar eso. No podrás convertir el dolor que siento en placer con tus movimientos... - Has matado al deseo. - Pero sabía que no podía decirle eso último, pues retomaría lo mismo. - ... por muy bueno que seas, el dolor no se alivia así como así. Esta vez te has pasado... no entendía porqué un hombre como tú, un amante tan magnífico estaba solo, pero ya tengo mi respuesta... no eres tan genial...

A pesar de mis lágrimas, de tenerle encima, de saber que él tenía el control, no podía evitar enfrentarme a él. Su daño era físico, el mío era mental. Y para cuando terminé de hablar no sabía que esperar de él. Le había dado todo lo que quería, había conseguido poder vernos de esta manera sin problemas y lo había estropeado todo. No iba a arreglarlo con un ramo de flores ni con nada, porque solo era sexo... sexo y el aprecio que le había cogido.

Y lo peor no era aquello, sino tener que retractarme de todo con Rick y no poder decirle lo que había pasado pues si se enteraba se lo cargaría. Una cosa era disfrutar con él otra que me hiciese daño y Rick estaba dispuesto a dejarme pasar por lo primero, pero no por lo segundo.

Solo quería irme de allí y estar a solas, llorando para intentar olvidar lo innolvidable. - La verdad era que jamás iba a olvidarte, Aloyssius, porque sabía que el día que nos separásemos, seguiría deseándote y teniendo ganas de follar contigo como leones... pero ahora... ahora no te olvidaré, pero por lo contrario... por ser tan cabrón como para hacerme tanto daño. Desde luego que tenías razón cuando me lanzaste en la cama, esta sería una experiencia que no olvidaría... y creéme que no la voy a olvidar... ni tú... el día que perdiste tus privilegios conmigo cuando los tenías todos en tus manos. - Le dije completamente herida y acariciando su rostro, sintiendo que era la última vez que lo haría. Porque era cierto que algo sentía por él, le apreciaba y por eso aquello se había convertido en algo tan doloroso.

Y entre mis palabras tenía por duplicado aquello que quería que le dijese: que le deseaba y que quería que me follase, aunque mucho me temía que estaban demasiado lejos del como quería que se lo dijese. El amante del año se había esfumado y no volvería a oír decir eso de mis labios. Mis palabras iban a ser un duro golpe para su ego, pero era lo que había y dudaba que fuese capaz de remediarlo. - Es imposible que arregles esto, Aloyssius... por muy bueno que seas en la cama... no lograrás que te repita lo que quieres oír, porque has conseguido que deje de sentirlo. Y ahora si quieres termina,  sigue haciéndome daño. No eres el primero que me viola, pero sí será la última vez que me poseas solo por el dolor que me estás causando. - Seguía llorando, pero había determinación en mis palabras.

Solo un milagro haría que volviese a decirle a Aloyssius que le deseaba y le incitase a seguir. Solo un milagro haría que volviese a desear estar con él en la cama y hacía mucho que había dejado de creer en los milagros... y gracias al palo de Bennet, ahora volvía a creer de nuevo en un solo hombre.

Mi prometido.