Partida Rol por web

Tras ascender por la escarpada depresión de tierra negra como el ónice, dsteis a una enorme explanada donde todo era negrura. Y en la ontananza, el Templo antes oteado. Entrecruzando miradas, el aguerrido enano exprimía el mango de su desproporcionada hacha de hielo, mientras que la doncella elfa se lamentaba porque la escalada había manchado algo de tierra sus exiguas ropas.

Echando andar hacia el templo, la distancia parecía alejarse más que acortarse, como si hubiera alguna fuerza que invirtiera la realidad.

Llevaban largo rato caminando y, si ir acompañada de un enano no fuera suficiente, parecía que el camino nunca iba a acabar. Encima había pisado un charco y se había salpìcado sus nuevos ropajes.

"Tan sólo espero que si consigo despertar mi ropa esté bien limpia"

Se levantó el vestido hasta los tobillos cosa que hizo que su paso fuera más lento.

- Aquí tiene que haber truco, en lugar de acercarnos parece que nos estemos alejando. ¿No estaremos sobre otro dragon que le ha dado por caminar en dirección contraria? - se rió de su propia broma.

Este mundo es demasiaod extraño para mi, no se si tenemos que ir en dirección contraria, desear muy fuerte llegar al templo o que es lo que pasa...

Tras intentar andar hacia el templo de forma infructuosa, la realidad pareció cambiar con un sonoro eco, parecido al ronquido de un enano ebrio, y de pronto os encontrasteis ante una caverna, tan amplia, que desde el exterior alcanzábais a ver unps buenos puñados de monedas de oro, sobre los cuales descansa un cobre de tamaño mediano, como el que podría encontrarse a los pies de una cama doselada, pero éste, con unos buenos refuerzos de metal y sendos candados

Fue en aquellos momentos en los que llegó a la mente de los aventureros oníricos que, todo dragón, por mediocre que sea, tiene un tesoro..

Tengamos cuidado, seguro que el dragón anda cerca...

La elfa asintió con la cabeza.

- Y, sobretodo, no toques nada.- era bien sabido el apego que los enanos tenían a los metales preciosos...

Aradaneth dibujó en el aire unas runas dándoles forma con su dedo índice...

- Estaré cerca... - dijo en un susurro.

Los susurros de la maga murieron a la par que su imagen, que en un silencioso "¡flop!" desapareció como borrada del lienzo de aquel pasaje onírico. El enano se adentró prudente, barriendo el lugar con sus sentidos, avizor, como debía estar haciendo también la invisible elfa

La cueva resultaba ser una excavación no natural en la roca, muy posiblemente la guarida del dragón, pero no había indicios de que se encontrase en casa..

Tras pasar unos 10 mins. andurriando por la cueva, llegasteis a la conclusión de que o se había vuelto muy pequeño, o ya habríais chocado con el corpachón de la gran Sierpe..

- La zona es segura.- las palabras fueron susurradas con dulzura al oido del enano

- Solo detecto dos objetos mágicos en esta sala y son el cofre y tu hacha. Ni rastro del dragon.- el susurro se oía cada vez más lejano hasta que la imagen de la elfa fue apareciendo varios metros por delante del enano.

La elfa se inclinó ante el cofre y comprobó las dos cerraduras que lo mantenían cerrado. Aradaneth miró hacia donde se encontraba el enano.

- Podemos usar mi mágia para abrirlo o tus habilidades, seguramente acabaremos antes con estas últimas.- la elfa se puso en pie e hizo un gesto con su mano para que el enano hiciera los honores.

Entonando las palabras con la misma dulzura con la que susurro la elfa y mientras el enano daba vueltas alrededor del cofre comenta: Abriré el cofre por si hay alguna trampa, soy mas resistente que tu... dice el enano mientras de forma cauta recogía las monedas del suelo y mirando a su alrededor dice uhm...mi viaje ha sido largo caro, espero que estas monedas no desaparezcan al despertar jejejeje
Una vez terminado de recoger las monedas el enano se dispone ha abrir el cofre...

El cofre, tras romper los sendos candados, revela su contenido, sin perturbación por trampa alguna .. ver más abajo

Tomando las gemas en su mano y guardandolas en su bolsa cada vez mas pesada, en la faz del enano se entretegian el dolor y la melancolia por recuerdos del pasado, y susurrando unas palabras desde el fondo de su tunica resonaró Me quedaré con las piedras y el oro, estos objetos parecen mágicos asi que quedatelos, yo ya no tengo familia a la que dejar ninguna herencia Tras estas palabras el enano se incorporó y asiendo de nuevo su hacha se colocó en posición defensiva a la espera de que alguíen pudiera atacarles por sorpresa...

La elfa sonrió gratamente.

"Si quiere las monedas... todas para él." - pensó, para ella tenían muchisimo más valor los objetos mágicos. Si al despertar continuaba con aquellos objetos en su posesion disfrutaría de, al menos, un par de semanas de estudios.

Cogió el resto de objetos que desechó el enano y, cargada con ellos, contempló al enano.

- Un placer hacer negocios contigo. Quizás podamos repetirlo en otro momento, si salimos de esta...

¿Y ahora que?¿les atacarían?¿despertarían?¿morarían eternamente aquel mundo onírico?

[Bien...¿se te ocurre alguna forma de salir de aqui? o tendremos que esperar a que nos despierte Osario para ir al barco.[/b]

Y en ese instante, bañados en sudor y con la respiración y el latido sobresaltados, despertaron a la fría madrugada de Aguas Profundas

¿Había sido todo un sueño?, se preguntaba Aradaneth Eleidess mientras, irritada, tomó conciencia de que "algo" se le estaba clavando en un costado. ¡La caja de madera con la Tiara!. Y mirándose manos y pies, allí estaban los objetos

Maese Thorgrim Runeforg no emitió ningún alarido, propio de una débil y asustadiza elfa. Pero sí entreabrió lentamente los ojos, aguardando con pesar lo que pudiera encontrarse. Mirando hacia su siniestra observó el catre, mientras él, cual pequeño dragón blanco, reposaba sobre un lecho de monedas

Bienvenidos de nuevo a los Reinos