Sonrío cuando Víctor se acerca a mi lado y no puedo evitar reírme con su reacción al ver las verduras. -Tu madre tiene razón Víctor. Si comes verduras, te volverás grande y bien fuerte como yo-digo mientras hago un poco de músculo con el brazo y me río un poco.
Mientras el pollo se empieza a hacer, empiezo a trocear la verdura y la dejo en un bol. Cuando el pollo ya está hecho lo retiro para que no se queme y lo coloco en una fuente. Tras eso empiezo a aliñar la ensalada que he estado preparando con la verdura y una vez acabo miro el reloj. No he tardado mucho pienso con una sonrisa. Como vivía sólo desde hace varios años, podía defenderme bastante bien en la cocina.
Cojo las fuentes y me dirijo a la mesa. -Muy bien fierecillas, lavaos bien las manos y a la mesa. La cena ya está preaparada-comento con una sonrisa mientras coloco la comida sobre la mesa.
La mesa está muy bien puesta, parecía la obra de un profesional. Bueno, no tanto, son críos. Pero para ser niños está muy bien puesta. Victor hace un poco el bobo con lo de lavarse las manos pero Emma le dice que deben hacerlo o si no se pondrán enfermos. Cuando vuelven del baño, te enseñan las zarpitas. Emma las tiene como una patena y, además secas. Victor igual pero... Con rastritos de agua y jabón.
- Vic no se ha lavado las manos bien. Lo ha hecho a prisas.
- ¡No es verdad! ¡Eso has sido tu! - empieza a agitar las manos hacia Emma, salpicándola.
- ¡Eh, me estás mojando!
Empiezo a inspeccionar las patas de mis sobrinos y me río un poco cuando Víctor hace un poco el payaso. Cojo una toalla y me acerco. -Muy bien, vamos a asegurarnos de que estén bien secas, ¿de acuerdo?-digo con una sonrisa mientras empiezo a secar con cuidado las patas del chico. Luego me lavo las manos para dar ejemplo y me las seco como una patena.
Una vez se sientan, empiezo a repartir pollo y verduras en los tres platos. Una vez están todos servidos sonrío y asiento. -Perfecto, que aproveche-comento mientras cojo un tenedor y empiezo a comer.
- ¡Que aproveche! - dicen los niños a la vez. Y empiezan a devorar. Emma es más tranquila, comiendo un poco de pollo tras lo cual come verduras. Victor... Es algo distinto. Se come el pollo frito con las manos y las verduras apenas las toca. En una ocasión ves como Emma lo mira y rueda los ojos, para luego volver a su comida.
Cuando han terminado, Emma se levanta con su plato en la mano, mueve un taburete para niños que había justo debajo del fregadero y comienza a fregar su plato. Victor se queda en la mesa, sonriente y te mira, sonriente.
- ¿Qué hay de postre? ¿Helado?
- No Vic, ya comimos helado ayer, ¿recuerdas? - le contesta Emma, a lo que Vic le saca la lengua. Eso ya era la gota que colmaba el vaso de la paciencia de Emma.
- ¡¡¡Victor Francis Tyler!!! ¡Ya está bien! - Victor se queda congelado, con la boca hecha un línea recta. Cuando una mujer decía tu nombre completo es que ya la habías liado - ¡Estoy cansada de tus tonterías! ¡Ahora vas comer fruta como lo voy a hacer yo!
- ¡Pero eso no es justo! ¡Díselo tío Calvin! - habían sobrepasado el límite de la paciencia de cualquier animal y se estaban dando voces el uno al otro.
Seguimos comiendo bastante contentos y tranquilos. No puedo evitar suspirar un poco cuando Víctor apenas se come la verdura. -Vamos Víctor, espero que dejes el plato bien vacío-le digo con una sonrisa mientras como las verduras y me mire. -Así crecerás y te volverás tan grande como yo-añado con un guiño.
Cuando terminamos de cenar, iba a levantarme para fregar los platos, pero Emma se me adelanta y empieza a fregar el suyo. -Gracias cielo, si eso me dejas a mi el resto y os sentáis para tomar el postre-le digo a la pequeña con una sonrisa.
Suspiro al ver la discusión de los hermanos por el postre y me levanto. -Víctor, vuestra madre me ha pedido que toméis fruta de postre, y si es cierto que ayer tomasteis helado, no es bueno abusar mucho de ello, ¿de acuerdo?-digo mientras pongo una mano en el hombro de mi sobrino y mantengo una sonrisa comprensiva. -Emma, entiendo que puedas estar frustrada y que tienes buena intención, pero gritando así no es la solución.-le digo a mi sobrina con una amable mirada.
-¿Que os parece si a la próxima vez que os cuido os tomáis un helado de postre? Hablaré con vuestra madre si hace falta-propongo a ambos.
Entonces ofrezco mis dedos meñiques. -¿Promesa de meñique?-pregunto con una pequeña sonrisa.
Emma entra en razón y te asiente mientras sonríe. Mueve el taburete hasta el cuenco de la fruta y lo lleva a la mesa.
- Vamos Vic, aquí hay muchas que te gustan. Uuuuum uvas - coge el racimo y separa unas cuantas en un vol. Le acerca el vol a su hermano y empieza a comer - ¿Quieres?
- Mmmmm vaaaaale - termina diciendo Victor. Algo en tu interior crece. Es el orgullo del "canguro". Al sugerirles que la próxima vez que fueses comerían helado, ambos sonríen y enlazan sus meñique con los tuyos - ¡Promesa de meñique!
Una vez termináis de cenar y limpias los platos, los niños van al salón. Van a hacer juntos un puzzle. No iba a ser todo exprimirte a ti, por supuesto. Así están hasta la hora de dormir, que llega sin que ellos se den cuenta y se les abre la boca de sueño.
- Y esta va... - Victor se tambalea, con las piernas cruzadas - ¡Aquí!
- ¡Bien, puzzle completado! - y, tras su celebración, ambos lanzan un profundo bostezo a la vez.
Sonrío al ver que han logrado hacer las paces. Me río cuando ambos hacen la promesa del meñique y asiento. -La promesa está hecha. La próxima vez comeréis helado de postre-digo con una sonrisa. Me pongo a fregarlo todo una vez han terminado su postre y se ponen a hacer el puzle en el salón.
Tras terminar de fregarlo y colocarlo todo para que se seque, me siento en el sofá y observo en silencio mientras siguen con el puzle. Ya se acercaba la hora de dormir. Aplaudo suavemente cuando acaban. -Buen trabajo en equipo-digo contento. Cuando bostezan me río un poco.
-Bien, es la hora de dormir. Id al baño a lavaros los dientes y luego a la cama fierecillas-les digo a ambos con una amable sonrisa.
Ambos se levantan. Emma asiente ante eso. Aunque Victor es más reticente y se resiste.
- ¡No! ¿Puedo quedarme un rato más, tío Calvin? - pero inmediatamente después suelta un bostezo tan grande que se oye en todo el piso.
- Vamos Vic, que estás cansadisimooooooah - dice Emma a lo lejos. Escuchas un cepillo eléctrico. La niña se estaba lavando los dientes.
- Jo, vaaaaaale - se levanta el niño y va al baño como puede. Va como un borracho, haciendo eses. Escuchas como se enciende otro cepillo eléctrico. Escuchas un escupitajo. Pasados unos segundos, aparece Emma, con un pijama de dinosaurios rosa.
- Tío Calvin... ¿Nos puedes contar un cuento antes de dormir?
-Venga que estás que te caes-le digo negando la cabeza ante sus súplicas de quedarse despierto más tarde. -Que si no por la mañana estás como un zombi-comento con una pequeña risa.
Acompaño a los pequeños al baño para asegurarme de que Víctor llegue bien, parecía casi como un borrachín mientras caminaba. Al poco terminan de cepillarse los dientes y sonrío ante la pregunta de Emma. -Por supuesto que si-digo a la pequeña. Los llevo a su habitación y una vez se suben a las camas, empiezo a taparles, primero a Víctor y luego a Emma.
-Bien, ¿que cuento queréis que os lea?-pregunto a los dos mientras miro a la estantería de los libros.
La habitación era un rectángulo mediano, con espacio para dos camas. Frente a las camas, hay un espacio para los juguetes y un armario empotrado para su ropa. Entre ambas camas hay una mesita de noche junto a la cama de Emma, con una lamparita para cuando se duerme. A pesar de que parece muy valiente, le tiene miedo a la oscuridad, así que por las noches, aún necesita su lamparita. Pero a Victor no le molesta. Ahí se demuestra que son muy buenos hermanos y que se quieren. En la estantería superior están todos los cuentos que les cuenta Lyza por la noche. Entonces los niños se miran, desde sus camas, con una sonrisa.
- ¡La Bella Durmiente! - gritan a la vez. Te fijas que debajo de las sábanas están moviendo las colas, felices.
Una vez me aseguro de que están bien arropados sonrío ante su petición y asiento. -La bella durmiente entonces-respondo con una pequeña reverencia mientras cojo el libro y me siento en el espacio entre las dos camas.
Empiezo a leerles el cuento, poniendo voces para la mayoría de los personajes de la historia para así que se entretuviesen un poco. Sigo leyendo el cuento poniendo una voz clara y precisa en todo momento.
Casi cuando estás al final del cuento, te percatas de que tus dos sobrinos se habían quedado sopa. Emma con una sonrisa y de lateral. Victor, prácticamente destapado, pero con otra sonrisa. El cuento había tenido efecto.
-Y vivieron felices y comieron perdices...-susurro mientras cierro el libro con cuidado. Lo coloco en silencio en la mesilla de noche y me acerco a la cama de Víctor para taparle de nuevo con cuidado de no despertarlo.
Una vez me aseguro de que están bien dormidos, con los pies en puntilla me dirijo a la puerta de la habitación y la dejo entreabierta, por si se despiertan y pueda oírlos. -Buenas noches fierecillas, os quiero-susurro con una pequeña sonrisa antes de salir del dormitorio de los niños.
Me dirijo al salón, abro un poco la ventana y me saco el paquete de tabaco del bolsillo para fumar un poco y que la casa no se llenase de humo. Me siento junto a la ventana y me pongo a fumar tranquilo, de vez en cuando suelto algún anillo de humo, mientras espero a que Lyza vuelva y podamos hablar un poco. Seguro que se moría de ganas de contarme como le fue la cita y a ver si me enseña alguna foto de la pantera que según ella, está buenorro.
Llegan casi la media noche. La casa está tranquila. Los niños no hacen ni un solo ruido. Duermen en paz, quizás soñando con que se iban de aventuras, que eran príncipes, princesas o exploradores. Entonces, escuchas cómo se abre la puerta con cuidado. Aunque escuchas susurro tras de ella. Era tu hermana y... ¿un macho? Una vez se abre, confirmas que es tu hermana, hablando con la susodicha pantera. Y sí, está maciza. Lyza le hace un gesto para que guarde silencio. La pantera asiente. Pero se te queda mirando, como sospechando. Lyza entra, cerrando la puerta con cuidado y se gira hacia ti.
- ¿Qué tal ha ido? ¿Victor ha sido muy trasto? - se acerca a ti para darte dos besos - Por cierto, este es Jordan. Jordan, te presento a Calvin, mi hermano. Se ha quedado a cuidar de los niños - Jordan se te acerca, ahora con algo más de confianza y extiende la mano.
- Un placer - ¡ay Dios, hasta su voz decía "Mundo estoy aquí, hazme el amor"!
Sigo fumando tranquilo, los niños dormían profundamente, lo cual era bueno. Mis orejas se mueven con el sonido de la puerta principal y reconozco la voz de mi hermana, pero no estaba sola. El famoso pantera macho estaba con ella, y si decir que estaba buenorro, era quedarse corto.
Le doy una calada al cigarrillo y me acerco a Lyza que me da un par de besos y yo se los devuelvo. -Tranquila, se han portado bien, han cenado, se han lavado los dientes y se han ido a dormir a su hora-le digo. -Eso si, la próxima vez, les daré helado de postre, que se lo he prometido-le digo con un pequeño guiño y una risa.
Le estrecho la mano y asiento. -Mucho gusto en conocerte Jordan-le digo con una amable sonrisa. La verdad es que viéndolo de cerca era realmente guapo. Lyza si que tenía buen ojo para ligar. -Espero que la noche os haya ido bien-digo con una amigable sonrisa a ambos.
- ¡Oh sí, estupendamente! Hemos estado varios amigos y nosotros dos, ha surgido "algo" y... Ya me entiendes, jeje - te dice Lyza mientras te da un par de codazos cómplices. Va hasta la entrada, deja las llaves en silencio y, antes de volver a tu lado, le da un cachete en el culo a Jordan, el cual le responde con una mirada fogosa. Cuando vuelve a tu lado tu hermana, se sienta en una silla a "descansar". Entonces te susurra, aún más bajo, para que Jordan no pueda oíros. En realidad daba igual. Estaba distraído mirando el piso y sonriendo.
- Ay Dios, está rebueno y besa como un Adonis - entonces, te mira con expresión suplicante - No sé cómo pagarte que te hayas quedado con los niños, de verdad. La próxima vez, nos quedaremos a ver una peli para adultos - te guiña un ojo, pícara. Vuelve la cabeza hacia Jordan y se muerde el labio inferior - Bueno, puedes marcharte si quieres. Nosotros... Bueno, ya me entiendes. Lo haremos en silencio, no te preocupes.
Me río un poco en silencio y no puedo evitar ponerme algo rojo cuando mi hermana describe al adonis de ébano que estaba ante nosotros. Parecían haber conectado bien, la mar de bien. Y a Jordan parecía no molestarle que Lyza fuese madre soltera. La mayoría de animales salen huyendo cuando alguien dice que es padre o madre soltera. Así que Jordan se había ganado en parte mi aprobación. Aunque Lyza no la necesitaba ni le importaba nada.
-Tranquila, disfruto cuidando de los niños-le aseguro a mi hermana con una sonrisa. Me alegraba que pudiese volver a salir por ahí y ligar. -Llámame la próxima vez que necesites un canguro-le digo con una sonrisa. La abrazo y le doy dos besos en las mejillas. Sutilmente levanto el pulgar ante su no tan indirecto mensaje de algo de privacidad.
-Un placer conocerte Jordan. Buenas noches a los dos-digo a modo de despedida mientras cojo mis cosas y empiezo a salir del piso.
Una vez salgo, cierro la puerta con cuidado y miro mi reloj. Podría volver a mi piso, o irme a tomarme una copa o algo...