Mientras se sirve un café, Johann escucha tus palabras, con la expresión pasiva de un adolescente. Cuando terminas, el joven león vuelve a sonreír, aunque mantiene los ojos entrecerrados.
- Por favor, yo solo le he hecho un favor. ¿Has visto esos pechos? Buah, lo que haría con ellos. Y seguro que el resto del cuerpo es igualmente sexy. Aunque es una nutria, es pequeña... - todo esto lo dice mientras va a la caja de donuts y coge uno de chocolate, para comérselo despacio, mirándolo como si fuese Sheila - Ummm sí. Ya ves lo que le haría a la señorita Peralta - entonces se da cuenta de tu expresión - Agh, de acuerdo. No le haré ni le diré nada... Aquí dentro. Fuera no puedes decirme lo que hacer. Lo siento, soy así. Cuando veo un cuerpo bonito no puedo evitar... - acaricia el donut de chocolate antes de devorarlo por completo y tragar después de masticarlo, chupándose los dedos tras eso - darle lo que necesita.
Finalmente llegamos a la sala de descanso. Me sirvo un café y escucho al otro león hablar. Estaba claro que no le importaba nada de lo que había dicho. Me puse incómodo al oírle hablar sobre la señorita Peralta. Una parte de mí se aliviaba de que ella no estuviese presente para oír lo que Johann decía sobre ella. Pero esta clase de comportamiento era completamente inaceptable. No sé como serían las cosas en su antiguo trabajo como modelo, pero aquí las cosas no funcionaban así.
Al menos prometió no molestarla durante la jornada de trabajo. Por desgracia tenía razón en una cosa, fuera de la oficina yo no podía decirle nada, así que rezaba en silencio que en ningún momento ninguno de los dos fuesen a coincidir fuera del trabajo. Solo esperaba que Johann no acosase así a más compañeros o compañeras de trabajo o de otros departamentos...
Me sirvo una rosquilla y empiezo a comerla en silencio bebiendo el café, no sabía como cambiar de tema, ya que en mis años de experiencia no me había visto en esta clase de situaciones.
Tu compañero te mira con curiosidad mientras se toma su café con leche. Se apoya en la encimera y lanza un profundo suspiro.
- Ay, que le voy a hacer - entonces sonríe, pícaramente y se acerca un poco más a ti, como para que puedas escuchar sus susurros - Y dime... - se llame los labios, como con hambre - ¿El señor Morse es virgen? ¿O su pene ya ha sido mancillado por algún hombre sexy y/o apasionado? -te lo pregunta con la intención de recibir una respuesta. Lo puedes ver en su mirada. Es como la de un niño que le pide caramelos a su madre. Solo que en adulto. Y el tema no es precisamente dulces de esa clase
Mientras se acerca a mí, estaba tomando un sorbo de café. Cuando me susurra la pregunta, casi me atraganto. No era algo que me esperaba. Me tapo la boca con la mano y toso un poco. Parece que el joven león no se había tomado muy en serio mis peticiones de antes y no se andaba con pelos en la lengua.
-Esa...esa es una pregunta demasiado personal-respondo mientras me recupero un poco. La cara algo roja por la pregunta y a expresión seria. No era la clase de pregunta que me iba a dignar a responder, sobre todo aquí en el lugar de trabajo.
El joven león te observa mientras te atragantas y te pones rojo. Y se muerde el labio inferior antes de hablarte de nuevo.
- Bueno, de acuerdo. Si quieres te cuento la mía. No lo haré si no quieres. ¿De acuerdo? - y alarga la mano. Pero detectas algo en su expresión que te recuerda horrores a Victor. Ese rostro tan pícaro no escondía nada bueno.
Me limpio con una servilleta y respiro hondo. Por suerte no había sido mucho y se me pasó. Alzo la mirada al joven león, taza en mano, con cuidado de no beber mientras me hacía la pregunta, así evitaba atragantarme. Me lo pienso unos segundos, aunque sé que con esa cara pícara que tenía se moría de ganas de contármelo, así que incluso si le decía que no, existía la posibilidad de que me lo fuese a contar. -Tal vez en otro momento...cuando nos conozcamos mejor-respondo educadamente mientras le estrecho la mano.
Johann mira tu rostro. Y la mirada pícara desaparece. Parece que su chip había cambiado. Y, mientras te da la mano, te sonríe afectuosamente. Te estrecha la mano con calidez, una calidez solo propia de aquellos que quieren ser tus amigos.
- Está bien. En otro momento. Cuando nos conozcamos mejor - tras el choque de manos, Johann se suelta despacio y te asiente, sonriendo de oreja a oreja, con una expresión tan adorable que tiene un aire a Emma. Y sigue tomándose su café, con extra de leche.
- ¡Um! En cuanto a los informes... - te pregunta cada cuanto hay que entregárselos a vuestro jefe. A ver, era comprensible que no lo supiera. Si compaginó su carrera de modelo con la contabilidad, probablemente solo se centró en aquello que más le gustaba, y eso era desfilar. Cuando lo viste en Internet, si pinchaste algún vídeo de YouTube, verías que siempre desfilaba con una sonrisa sincera en sus inicios. En los vídeos más actuales se notaba mucho que sonreía forzado. ¿Qué pudo llevar a un modelo tan famoso como él a dejar su carrera?
Le devuelvo la sonrisa mientras nos estrechamos la mano. Me alegraba ver que me había escuchado. A veces era muy directo y no se cortaba un pelo, pero creo que en el fondo el joven león era buen chico. Le doy un sorbo a mi café y escucho su siguiente pregunta.
-Por supuesto, los informes...-empiezo a decirle a Johann mientras le respondo a la pregunta y a todas las demás que tenga relacionadas con el trabajo. Me preguntaba cuáles serían los motivos por los que abandonó su carrera de modelaje, pero nos acabábamos de conocer, así que era demasiado pronto y posiblemente irrespetuoso por mi parte el preguntar. Puede que cuando nos conociésemos mejor, decida contarme el por qué se centró en la contabilidad.
Seguimos hablando un rato y yo al menos paso un tiempo agradable con el joven león.
Ante tus explicaciones, Johann parece que atiende. En algún que otro concepto te dice que lo vuelvas a repetir y en otros que le recuerdes qué es eso, pero tú lo haces tranquilamente. Cuando terminas la explicación, te muestra una sonrisa agradecida.
- Gracias compañero - se termina el café, tira el vaso a la papelera de plásticos y te vuelve a mirar - Bueno. ¿Volvemos entonces? Creo que tengo fuerzas para hacer asientos como una mala bestia, jeje - ya no tenía mirada de acosador. El momento más crítico había pasado. De momento.
Un post más y termina la escena.
Le respondo con calma, repitiendo cuando hiciese falta o recordándole algunos conceptos. No pierdo la sonrisa en ningún momento. Johann parece prestarme toda la atención posible y toma notas mentales. Puede que a lo mejor se le olvide alguna que otra cosa, pero no me importará recordárselo.
-No hay de qué, compañero-digo mientras me termino mi café y tiro la taza de plástico a la papelera más cercana. Miro mi reloj y asiento. Era mejor volver para reanudar el trabajo. -Me parece perfecto-respondo con una pequeña risa ante el entusiasmo del león más joven. Aunque a veces podía ser demasiado directo y no se cortaba el pelo con ciertos temas, en el fondo era un buen chico.