Partida Rol por web

Entra en la taberna un tipo nuevo. Unos 25 años, de 1.80, de pelo corto y castaño, ojos verdes serenos y piel morena y algo curtida. Entra con paso firme, observando, de paso, las mesas y los parroquianos, pero avanzando directamente hacia la barra. Cuando llega, mira al tabernero y dice escueto:

-Cerveza, grande, fría.

Luego se queda mirando al techo, como pensando en sus cosas, aunque, se ve a todas luces que es más nuevo en Estigma que la orden del día. Sin duda un nuevo recluta del último destacamento destinado.

al ver al "nuevo" Armando se levanto pesadamente de su sitio, se trono los nudillos y haciendose el distraido, se sento junto a el.

- que tal soldado? tu uniforme se ve muy nuevito jeje...

La risa contagiosa y burlona de Battles inundo la taberna por unos segundos

- Ropita nueva? o soldadito nuevo con ropita nueva? jeje...

Miro al gracioso a los ojos, examinando el tono y tratando de averiguar si es sólo un graciosillo o un capullo con ganas de gresca. Finalmente me decido por lo primero:

- Acabo de llegar a Estigma, pero no nací ayer -digo con media sonrisa-. Bebe conmigo, y cuéntame cómo funcionan las cosas aquí.

una amplia sonrisa se dibuja en su cara, al tiempo que responde

- te voy a decir como funcionan aca las cosas chico...

su brazo rodeo al nuevo al tiempo que con la otra mano llamaba a mccorman

- estamos en el puto infierno, y los simbiontes no se andan con chiquitas. aca los nuevos que quieren sobrevivir adoptan a alguien experimentado para que los asesore.

guiñandole el ojo a mccorman sin que lo vea abe sule, sigue la conversacion

- y claro esta... los nuevitos siemrpe pero siempre le pagan la bebida a su mentor. no es asi Phillip?

- Mira socio... creo que te estás equivocando. Yo vengo de otro infierno, pero si estás buscando un novio nuevo prueba en el barracón rosa del ala oeste. Ya te había invitado a beber antes de tu diarrea verbal, pero por que a mí me sale de las pelotas, y ahora ¿qué vas a hacer? ¿Vas a aceptar la invitación y beber conmigo? O seguimos jugando al veterano y al recluta.

Habla sin dejar de mirar a los ojos a Battles, con cierta frialdad y media sonrisa.

Acaso le habian dicho gay???? quizas habia oido mal pero para asegurarse le arrebato la jarra de la mesa al nuevo y le metio un tremendo escupitajo verde, de esos que parecen cemento de contacto pero sin tolueno

- AGGRHHHHRRRRRR..MMMM.... SPUUUUJJJ...!!!!!

una nueva sonrisa se dibuja en la cara de Armando

- esto es para que aprendas a respetar a tus mayores. y hare de cuenta que no oi que sos un gay reprimido que intenta buscar novio si que se note

Conforme el tipo escupe en la jarra, la coge, hace amago de beber, y de un movimiento seco hacia delante, vacía el contenido en la cara del matón.

-Al final vas a beber conmigo. Bien. ¿Quieres otra? O vas servido.

Abe estaba de pie, frente a frente con el matón mojado y con la jarra en la mano.

Greg se giró al escuchar la puerta abrirse y vió a entrar a uno de los nuevos reclutas. Le había visto en el último cargamento. No entendía porque la gente quería venir a Estigma si no era para morir, ademas que cada vez los traian más jovenes. Se volvió a fijar en su vaso, ya vacio, aun le quedaba bastante para empezar a notar como sus penas se volvian más livianas.

La escena que estaba teniendo lugar ahí cerca entre el recien llegado y "Batallitas" era típica. Por alguna extraña razon, Armando disfrutaba con los novatos, pero el nuevo parecía ser un hueso duro de roer. Si seguía así, quizas se encontrara muerto a la mañana siguiente o por el contrario consiguiese aguantar muchos años en el infierno de los Simbiontes.

-Armando, si tienes ganas de pelea vete al gimnasio. Pero deja al novato en paz, bastante tiene con haber llegado a este planeta.

Al parecer el nuevo iba a ofrecer resistencia.
Secandose la cara con la manga mira al tipo fijamente con los ojos inyectados en sangre. Se trona los nudillos, su mandibula cuadrada dejaba ver sus musculos contraerse.... y... Kallstrom lo saco de su transe berseker, el cual puede arrancarle la cabeza a un tipo... o al menos eso dicen las leyendas infladas en la base Estigma.

- Muy bien idiota, te espero en 10 minutos en el gimnasio, y espero te de tiempo de escribirle una carta de despedida a tus familiares.

- Oh... te espero en el gimnasio -dice imitando la voz de Battles pero con marcado acento mariposón-. Vale machaca. Allí nos vemos.

Luego se gira hacia McCorman y le digo con voz más amable:

-Ponme otra cerveza, por favor, que ésta se me ha caído -y acompañando sus palabras pone el precio de las dos cervezas en la barra.

- No vayas tan rápido chico listo: las ha conseguido alguien.- dice Morrigan contestando a la segunda de las preguntas - Tú tratarás con el intermediario. No pienso revelarte quien es mi distribuidor hasta que sepa si me puedo fiar 100% de ti. No habrá sorpresas, te lo aseguro. Ese material no es realmente peligroso. ¿Crees que alguien instalaría en los conductos de respiración de su nave un simbionte vivo? No te preocupes, no habrá sorpresas.

Le da un trago a su cerveza mientras mira por encima del hombro el jaleo que se está montando en la barra.

- Idiotas...- masculla. Luego regresa a la conversación principal - El precio no está cerrado. El intermediario que nos los vende nos ha puesto un precio de partida de 10.000 fenix por cada respirador. Nosotros sacamos 5.000 de cada uno si los ponemos al precio estandar del mercado, que es 15.000 por cada uno. Yo adelanto la pasta: si eres capaz de sacarle un mejor precio a nuestro intermediario sería fabuloso... Para la venta final tendrías que ir a una nave Vudrok. Si quieres jugarte el culo para viajar hasta el encuentro con unos piratas especiales te habrás ganado mi respeto pero dudo que a esos tipos le saques más de lo que piensan pagar...

Mientras el mercenario habla Sailor intenta desentrañar su aura. No es capaz: quizás los nervios de la negociación le esten jugando una mala pasada.

McCorman deja las monedas sobre la barra. Durante todo el enfrentamiento ni siquiera se ha movido: la tensión es algo muy habitual en la Guarnición y mientras los gallos no se peleen en su local él no suele intervenir.

- No hay cuidado: a esta invita la casa. Pero apúrate tu cerveza que tu nuevo amigo te estará esperando...- dice con una sonrisa - Y por cierto: bienvenido a Estigma.

Luego se vuelve hacia Källstrom:

- No sabemos nada de los de Eco. Han partido esta mañana y si todo va bien volverán esta noche... Aunque ya sabes como ese loco de Travis... Se emociona demasiado con los lanz...

El silencio prende del rostro del tabernero cuando un nuevo individuo entra en la taberna.

El que acaba de entrar, cruzándose en la puerta con el enfurecido Battles, es Fray Sephirus. Se trata del maestro avestita de Estigma. Es un hombre de hombros anchos, enormes brazos y andar patizambo. Podría parecer ridículo sino fuera porque el lanzallamas que siempre lleva colgado a la espalda disuade a cualquiera de intentar meterse con él. Su nariz prominente y su larga chiva le dan un aspecto de profeta encolerizado. Incluso los eclesiásticos procuran evitar estar demasiado tiempo a su lado escuchando su cháchara sobre la penitencia y el pecado.

Mira a su alrededor, fijándose en Morrigan. Si las miradas pudieran fulminar probablemente el mecánico estaría ahora en el suelo retorciéndose en una agonía. Finalmente el sacerdote se dirige hacia la barra. Ni siquiera saluda al padre Dan, quien también parece ignorarlo. Al único al que le dirige la palabra es a McCorman:

- Té.- dice simplemente.

- Claro padre. Estábamos hablando de uno de sus acólitos - dice McCorman, que no pierde oportunidad de dar baza a cualquiera que entre en su taberna, por desagradable que sea - Travis Casmir... Iba en la misión a Eco 3.

El sacerdote le contesta con un gruñido. McCorman no pierde el temple y encogiéndose de hombros le sirve su té con una sonrisa:

- Aquí tiene padre: ardiendo como las llamas purificadoras.

Por primera vez todos atisban una sonrisa en el rostro del avestita. Y realmente es un gesto desagradable.

Bebe la jarra en tres largos tragos, y se la devuelve a McCorman haciendo que ésta gire sobre su base en la barra. Luego guiña al tabernero, se levanta, se alisa un poco la ropa y dice:

-Bueeno, vamos a hacer un poco de gimnasia.

Y así se dirige hacia el gimnasio, no sin antes preguntarle a cualquiera que vea (que no tenga la cara del avetista que acaba de entrar) dónde carajo está el gimnasio.

Por mucho que Lucas se esfuerza no consigue ver más alla de la fachada de duro negociador.

-Acabo de admitir en voz alta que  me interesa lo que propones. ¿Que mas quieres para confiar en mi? ¿Casarte con mi hermana?.

-Compréndelo, no quiero hacerme cargo de la mercancia y luego encontrarme con que media guarnicion está buscándola. Mira tío, el tema me interesa pero tengo que saberlo TODO  sobre ese chisme. De donde sale?, de quien era?, qué come para desayunar...?

Stravos niega con la cabeza:

- No puedo darte una información que desconozco. Mira, hasta donde yo sé esa mierda es algún tipo de herramienta biológica sin inteligencia ni vida propia que lo único que hace es limpiar los conductos del aire y proporcionar oxígeno. Energía renovables, cosa sana joder... Hasta los amalteanos si no fueran tan cabezones admitirían que es algo más elegante que una mierda de máquina que ocupa media nave espacial. He estado en un carguero de contrabandistas que usaba Respiradores y te juro que era casi como estar al aire libre ¡Y su único efecto secundario negativo es su precio! - lanza una risotada riéndose de su propia broma - Pero a lo que vamos: los vas a tener que ir a recoger a Cañón Esperanza. Tu enlace, nuestro intermediario, es Dunwich Magrott, uno de los capataces de la mina principal. Según me ha dicho Dunwich cada cajón tiene el tamaño aproximado de un cubo de metro y medio de arista. ¿No has oído a McCorman? Se prepara un viaje de ida y vuelta al Cañón... Mi plan es colar los cajones entre otros materiales que se traerán de allí. ¿Lo pillas? Ese cargamento no pasará por la aduana porque lo mueve el propio ejército. Sólo hay que echarle los cojones para colarlo delante de sus narices. Mueve tus hilos chico listo y consigue que te acepten en esa comitiva, vete a Esperanza y tráete de regreso esos respiradores.

Se acaba su cerveza y hace un ademán para ir hasta la barra a por otra, pero antes apoya una mano enorme en el hombro de Sailor:

- Y si tu hermana está buena puedes presentármela. No me casaré con ella pero le puedo meter un par de revolcones.

Dicho lo cual se va riendo hacia la barra, dejando por un momento a Lucas con sus pensamientos.

Sailor tira las cartas a la mesa tras la carcajada de Stravos. Aparentemente, el mercenario le acababa de ganar una buena mano. En realidad, la cabeza le iba a toda velocidad. El poder meterse en la mision parecia plausible. El sacar esas cajas de alli podia ser mas complicado pero seguro que la oportunidad se presentaria si llamaba a su puerta. Tampoco es como si tuviera otra eleccion, visto lo muerto que estaba el trapicheo ultimamente en Estigma.

Mientras le daba vueltas a todo esto, ve desarollarse la pelea entre los militares. Eso es lo mejor de los milicos. Son predecibles.

Lo que Gregory habia pretendido era que Armando se hubiera ido solo al Gimnasio para bajar la adrenalina, pero al final, el nuevo había caido en el juego. Negando con la cabeza, suspiró y decidió que ya había visto bastantes luchas en el gimnasio resueltas de forma muy poco honorables. Aunque hubiera arbitros, cuando un golpe estaba dado poco se podía hacer.

La frase de Mac se vió interrumpida, y Greg giró la cabeza siguiendo la mirada del tabernero.

Fray... si había alguien más loco y al que aguantaba menos que a Travis en Estigma, ese era Fray Sephirus. Pero dado lo poco que Gregory sabía que le quedaba de vida, mejor irse tranquilo a la otra vida sin hacerse enemigo con el maestro avestita del planeta. La taberna se había vuelto de pronto un lugar poco acogedor.

Puso los codos en la barra, y apoyó la cabeza en sus manos. Susurró.

-Queda poco para que nos encontremos...

Stravos regresa a la mesa con dos cervezas:

- ¿Trato cerrado entonces?- dice tendiendo una de ellas al carroñero.