Partida Rol por web

Guarnición Estigma 1T

Epílogo: Cruzar la línea

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09/11/2011, 23:01
Director

Trevor McDilligan es un novato. Ahora mismo sostiene el rifle por encima de un muro derruido mientras dispara casi a ciegas en la noche. Al otro lado no oye gritos: sólo el ruido de los cadáveres cuando se desploman. 

- ¡No gritan! ¡Malditos cabrones! ¡Los estamos destrozando y no gritan! 

A su lado el teniente Harper lanza una granada mientras recarga su fusil. 

- No pienses en ello chaval o te volverás loco. Son aliens, ¿qué te esperabas? Ni siquiera sabemos si tienen inteligencia.

Dos soldados más se asoman para lanzar una nueva ráfaga. Trevor se arrastra hasta una posición lateral. Siente el frío y el dolor de la herida en su pierna. Es sólo un rasguño. Intenta no pensar en infecciones ni en piernas amputadas.

- Señor... se están retirando. 

Harper asoma la cabeza. Es cierto: las sombras enemigas se repliegan.

- Maldita sea,- dice el teniente - al final viviremos para ver salir el sol. Pero no será gracias a nuestros superiores.

- Señor... ¿es cierto lo que dicen? ¿que tras la caída de Estigma no hay un mando en la zona de Karma?

- No lo sé chaval. Estoy demasiado preocupado intentando sobrevivir para pensar en esos putos chupapollas de la retaguardia. Algo ha pasado, eso está claro, porque según me he enterado han llegado tropas de refresco imperiales y se han hecho con el mando. Lo que no tengo ni puta idea es de que es lo que pasaba... y si me preguntas tampoco sé que cojones hacían esas tropas orbitando alrededor de Estigma sin bajar antes a echar una puta mano. ¿A qué coño esperaban?

- He oído - dice otro de los soldados mientras recarga su fusil mirando hacia la oscuridad - que fue por el rollo ese del viejo Tanhauser. Que los Decados quisieron hacer alguna movida chunga para apropiarse de Cañón Esperanza y el suministro de hierro.

- Una mierda de rumores.- ataja Harper - ¿Para qué coño iban a romperse el cráneo los Decados si Cañón Esperanza ya era suyo? Joder... este planeta es una puta mierda. Todavía no sé por qué no lo hemos evacuado y reventado con nucleares como Backnoburn. ¿Qué coño iban a querer los jodidos Decados de él? Si alguien me preguntase diría que hemos perdido la guerra. Los simbiontes han cruzado la línea delante de nuestras putas narices... han aparecido en la puerta de casa sin pasar por el puto patio delantero. Y si han podido hacer eso... ¿qué nos espera a nosotros? Maldita sea chavales, nosotros somos los putos invasores... está claro. Y estos bichos han venido para quedarse.

Los soldados permanecen en silencio observando nerviosos la oscuridad.

- Se han retirado.- afirma Harper levantándose.

- ¿Le habremos causado suficientes bajas? ¿Han huído?- pregunta Trevor.

- Ni lo sueñes chaval. Esos bichos son como insectos. Simplemente se repliegan para traer a más de su calaña. Como no vengan los refuerzos me parece que será mejor que dejéis una bala en la recámara.

- Pero... eso... ¿es contagioso?- el chico no quiere seguir pensando en la herida de la pierna.

- Nadie sabe cuando ni por qué se contagia. Se dice que los científicos de Estigma estaban investigando sobre el tema... pero claro, la base reventó... Yo no me quedaré con la duda. Si la situación es límite no voy a arriesgarme a convertirme en una de esas cosas.

De pronto a lo lejos se escuchó un aullido. Un aullido que presagiaba la llegada de algo grande, muy grande. Una voz dijo temblorosa en la oscuridad:

- Oh mierda... Un puto bahamut... Eso es un puto bahamut.

Harper cuenta sus granadas. Luego enciende un puro con calma. Sus hombres lo observan en silencio.

- Chicos. Toca retirada. Quiero que todos retrocedáis cagando leches y sin mirar atrás. Si los de Inteligencia no la han vuelto a cagar tiene que haber otro puesto defensivo 20 kilómetros al sur. Supongo que allí sí que habrán llegado los refuerzos de infantería... con el soporte aéreo me temo que no vamos a poder contar.

Los hombres empiezan a moverse. Sólo Trevor se detiene al ver que el teniente permanece en el mismo sitio.

- Señor...

Trevor no se gira. Fuma su puro y contempla la oscuridad. A lo lejos se oye de nuevo el bramido y el suelo tiembla ligeramente. 

- Vamos chico. Corre. Corre como si te persiguieran los demonios... y no te faltará razón. Alcanzad ese puesto y avisadles de lo que se les viene encima.

- Señor, pero usted...

- Yo le voy a provocar a ese hijo de puta la mayor acidez de estómago de su vida.

Lo último que el muchacho ve antes de alejarse corriendo en la noche es como el teniente Harper salta por encima del muro y comienza a correr hacia la oscuridad, aullando como si intentase ganarle en fuerza al bramido del enemigo que se aproxima...

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09/11/2011, 23:22
Director

En lo más profundo de la colmena el ronroneo es lo único que se escucha. Algo despierta la mente de Shd'sar. La larva abre un único ojo lechoso e intenta contemplar su entorno. Las paredes de carne y cartílogo forman intrincados laberintos y dibujos que laten al ritmo acompasado de un corazón. Es paz. Es armonía. Aquí está a salvo de la antinomia. 

- Hay zonas contaminadas.- el pensamiento entra en la larva como una forma de comunicación natural - Los guerreros negros están dentro de nuestras filas. Varios zánganos han sucumbido. 

La larva está molesta por haber sido despertada. Todavía no ha pasado suficiente tiempo. No se siente con fuerzas para comprender. Aquí todo es paz. No quiere que nada rompa la armonía. Pero el pensamiento no la deja descansar. Sigue zumbando en su mente:

- Los humanos todavía no comprenden el peligro que se cierne sobre ellos. Ni siquiera saben quienes son sus enemigos ni sus aliados. Son mentes fragmentadas, ávidas de conocimiento pero temerosas de perder su individualidad. No pueden abrazar la Red Vital y por eso quieren romperla. Y los guerreros negros quieren ayudarles.

El pensamiento herético hace que la larva desestime la posibilidad de sumirse en el letargo nuevamente. Es hora de alzarse. Lo comprende, lo sabe, es un ente elegido para una labor mayor, un Xildûr. Hay pocos como él en Estigma y cada uno de ellos tiene una labor titánica. Ya no es sólo la guerra contra los invasores. También es la guerra interna. El caos intenta abrirse paso para destruir la Red Vital.

- Despierta hijo mío. Ha llegado la hora de la Guerra. Ahora es el momento de la verdadera batalla. 

La larva comienza a levantarse. Su figura se va transmutando abandonando la cómoda forma inicial. Nacen extremidades para moverse, ojos para ver, brazos que llevarán la muerte a los enemigos y una cabeza para pensar en todo el dolor que le espera a la Gran Raza.

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09/11/2011, 23:32
Director

Svenson Decados jamás ha sufrido una derrota. Sin embargo mientras se reúne con su grupo en lo alto de una colina comprende perfectamente que aunque él sea capaz de aniquilar una patrulla tras otra no podrá detener el inexorable peso del destino.

Sus soldados esperan ansiosos las órdenes. El joven comandante tiene un aspecto ajado. De su habitual aspecto marcial y fiero queda ahora poco más que un reflejo desgastado y sucio. Lleva noches sin dormir y ha sufrido varias heridas de combate. Y pese a todo se mantiene de pie, observando a sus hombres con la misma fiereza en sus ojos que el primer día.

- Las tropas del Imperio nos han barrido. Es un hecho. Hemos sido acusados de tales atrocidades que ningún soldado dudará en volarnos la cabeza sin darnos tiempo a rendirnos. No sé cuantos de nuestra casa habrán sobrevivido a este golpe del Ojo Imperial pero no voy a quedarme a averiguarlo.

Su unidad se había reducido a una docena de hombres. Los mejores. Su guardia pretoriana. Sabe que puede confiar en ellos. 

- Nos dividiremos en dos grupos. Nuestra casa debe tener información de primera mano sobre lo sucedido. Es muy posible que la conspiración haya sido denunciada ya en Bizantium... no sabemos hasta que punto se han podido romper los vínculos pero si el Ojo logra las pruebas el Emperador no dudará en barrernos del universo y las demás casas se lanzarán como lobos hambrientos sobre nuestros despojos.

Se aproxima a Julian. Julian 'el Ogro' Decados. Un hombre impresionante, de casi dos metros de altura, que tiene una fuerza física sólo comparable a su agudo intelecto. La mano derecha de Svenson asiente intuyendo su misión. Julian pone una mano en el hombro de su fiel seguidor:

- Harmen, Stylus y yo intentaremos salir del planeta. Debemos llegar a Cadavus antes de que el Ojo pueda informar de su victoria al Emperador. Debemos preparar a los nuestros. El resto debéis destruir las pruebas... 

Julian asiente. Sabe que lo mandan a una muerte segura. Los demás también lo saben. Pero ninguno duda. Por encima de sus vidas está la de su Casa, la de sus familias, de sus seres queridos. Si el Imperio llega a saberlo todo la Casa Decados será destruida. Ninguno tiene dudas sobre su cometido. El enorme hombre estrecha la mano de su superior y sólo dice una cosa antes de partir con los suyos:

- No fallaremos. No falléis. Hay demasiado por lo que no podemos fallar.

Los dos grupos se separan de forma rápida y disciplinada.

A veces la muerte no es lo peor que te puede pasar.