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Guarnición Estigma 1T

Fading Suns: Resumen de la ambientación

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24/03/2010, 00:12
Director

Fading Suns... ¿cómo definir su universo? Es difícil, pero quizás lo más representativo sea que puedas encontrarte a alguien que viste una armadura y, sin embargo, porta un rifle blaster a la espalda. O que un noble perteneciente a una casa feudal gobierne también varios planetas cercanos. O quizás que un sacerdote del Pancreator pueda lanzar pestes contra la maldad de la Tecnología mientras viaja cómodamente en un crucero interestelar. Fading Suns es, sin duda, un universo de contrastes.

Hace siglos la humanidad alcanzó las estrellas para encontrarse con los Portales de Salto. Herencia de una mística raza alienígena de la que poco se sabe, los Ur, flotaban en el espacio como enormes discos de piedra a través de los cuales podían pasar flotas enteras. Pronto se descubrió que había sistemas para activarlos: complejos juegos de coordenadas que pronto se convirtieron en Llaves de Salto, necesarias para activar aquellas enormes puertas estelares.

La Humanidad conquistó las estrellas y la Segunda República alcanzó el cenit de la tecnología. Pero todo lo que sube tiene que caer y tras una serie de guerras internas - y encuentros con otras razas alienígenas - el universo ahora ha caído en una nueva Era de Oscuridad. La Iglesia condena el uso de la alta tecnología diciendo que ha sido el pecado del Orgullo el que ha provocado el oscurecimiento de los soles - porque los soles se están apagando - y los nobles de casas feudales resurgidas de las cenizas de la República se han apresurado a 'condenarse' usando ellos esta tecnología y manteniendo las almas del pueblo llano 'a salvo'.

¿Y qué tenemos ahora? Naves obsoletas procedentes de la Segunda República y que en muchos casos incluso no pueden repararse. Armamento venido a menos, del cual se han perdido muchos de los secretos que permitían duplicarlo... Vivimos con los restos de la tecnología de una época en la que éramos casi dioses. O quizás sobrevivimos...

El Emperador Alexus lo domina todo desde su trono en Bizantium Secundus, mientras a su alrededor las Casas Mayores complotan para hacerse con el poder, luchando en un universo lleno de facciones encontradas: los Ingenieros, los Esclavistas, los Mercaderes, la Iglesia... Y los alienígenas, claro: los Ur-Ukar, los Ur-Obun, los Vorox, los Vau... las incontables razas que durante todo este tiempo se ha ido encontrando la humanidad y contra las que ha luchado y, en ocasiones, se ha aliado. De entre todas destacamos para esta campaña, por supuesto, a los simbiontes.

Porque los simbiontes son nuestros enemigos...

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24/03/2010, 00:22
Director

Por su especial relevancia transcribo todo el texto del manual de Fading Suns referente a la aparición de los Simbiontes:

La Guerra Simbionte

La Segunda República había tenido sus secretos, y al menos uno de ellos regresó para atormentar a los Mundos Conocidos. No todos los ciudadanos de la República celebraron el masivo programa de terraformación, por el que todos los mundos fueron transformados lentamente en entornos humanos similares a los de la Tierra, con la consiguiente destrucción del medioambiente y razas alienígenas. La República sufrió las acciones de ecoactivistas y terroristas.

Una de esas cábalas de ecoterroristas, que sobrevivía en condiciones miserables en las junglas de Chernobog, lanzó un ataque inesperado contra las instalaciónes de la República en el planeta, matando a todos los ingenieros de terraformación. Tras un sabotaje particularmente efectivo de la maquinaria, retrocedieron introduciéndose en el territorio inexplorado de la jungla para evitar la persecución de las autoridades. Allí interrumpieron el descanso de una raza alienígena desconocidad hasta la fecha. Los Xolotl despertaron de su hibernación y comenzaron a infestar parasitariamente a los humanos en un intento por reproducirse. Dos de los ecoterroristas eran psíquicos y el resultado fue explosivo: una nueva raza de seres, ni Xolotl ni humanos. Algo nuevo, los Simbiontes.

Transformados en cuerpo y mente, imbuidos de un instintivo odio a los humanos, los dos Simbiontes se reprodujeron rápidamente, creando una progenie a partir de sus compañeros muertos y de las plantas y animales nativas de Chernobog. Tras reunir fuerzas y practicar con sus recién adquiridos poderes, asaltaron la capital humana furiosamente. Incapaz de resistir, o siquiera comprender, el armamento de los Simbiontes, la Segunda República se retiró de Chernobog, sellando el portal de manera que nadie pudiera entrar o salir del mundo contaminado. El gobierno ocultó las noticias del incidente a la opinión pública. Lo último que deseaban era una amenaza alienígena que causara mayor caos. Quienes argumentaron que esa amenaza era exactamente lo que se necesitaba para unir la fraccionada República se convirtieron en blanco de burlas y descalificaciones. Hicieron tan buen trabajo ocultando el desastre que el propio planeta Chernobog y sus residentes alienígenas fueron completamente olvidados. Los Mundos Conocidos entraron en la Edad Oscura completamente ajenos a la terrible amenaza que aguardaba en sus fronteras.

Aproximadamente un milenio después de la Caída, los Simbiontes regresaron. En algún momento durante el tiempo transcurrido habían logrado la capacidad de salto en sus naves orgánicas, aunque ni ahora los humanos logran explicarse cómo fue posible. Incapaces de romper el cierre del portal hacia Estigma, los Simbiontes se habían expandido hacia fuera de los Mundos Conocidos. El Ojo Imperial desconoce todavía cuantos mundos poseen los Simbiontes en el espacio, aparte de Chernobog.

Solo fue una cuestión de tiempo hasta que regresaron a su punto de origen. Una nave simbionte traspasó el portal de salto de Absolución y aterrizó en una remota ciudad. Su tripulación dio comienzo al asesinato sistemático de los residentes sin previo aviso. La tecnología orgánica simbionte era aterradora: naves, armaduras e incluso armas vivientes. La sola idea de estas creaciones producía la repulsa de los defensores, mientras iban cayendo frente al avance. Los simbiontes no capturaron el mundo, nunca fue su intención. Dejaron la industria de extracción en ruinas y la población humana con fuertes bajas. El ataque fue una advertencia. Pronto había más.

Daishan y Estigma, otros mundos fronterizos del Espacio Humano se prepararon para un ataque. Sin embargo, las fuerzas simbiontes no llegaron por aire. Utilizaron medios misteriosos, atacando desde el frente más inesperado: la propia flora y fauna del planeta vuelta en contra de los colonos humanos. Los simbiontes habían planeado su ataque durante años, rompiendo finalmente los códigos de salto hacia estos planetas. Alteraron en secreto ecosistemas enteros bajo la misma mirada de los colonos. Los humanos luchaban a duras penas contra bosques enteros o manadas de bestias depredadoras actuando en equipos para devorar exploradores.

Tal como se esperaba, los humanos recurrieron al bombardeo incendiario y la ecodestrucción para eliminar cualquier tipo de oposición. Sin embargo, esto no destruyó a los simbiontes. Sus semillas estaban a buena profundidad en las estructuras orgánicas de los planetas elegidos. La reforestación natural de los bosques tuvo lugar de una forma extrañamente acelerada, y esta vez con una fuerza mayor y una resistencia al fuego mejorada. Las fuerzas simbiontes del planeta habían aprendido de sus errores y crearon defensas contra ellos. Tras unos años, los colonos de Daishan se vieron obligados a abandonar el planeta, cediéndolo entero a los simbiontes.

Quedó claro que los simbiontes eran maestros de la guerra de guerrillas contra una fuerza tecnológicamente superior. No pudiendo conquistar inmediatamente un planeta para ellos, se aseguraban de causar a las defensas humanas costosas pérdidas que forzaban en última instancia su retirada.

El regente se movió rápidamente pare defender Estigma, el sistema por el que los simbiontes ganarían el paso para alcanzar el resto de los Mundos Conocidos. Fue enviada la Flota Imperial, y las batallas comenzaron. Las cosas no fueron bien para las fuerzas del imperio. Frente a un armamento superior, los simbiontes mostraron una gran tenacidad, y aunque no consiguieron muchos avances, tampoco se les pudo obligar a retroceder. La regencia organizó una nueva autoridad para dirigir la situación a largo plazo en que se estaba convirtiendo el conflicto, el Comandante de la Guarnición de Estigma, cargo de un ernorme contingente de fuerzas militares Imperiales.

Sorprendentemente y sin una razón clara, las tornas cambiaron en un área y las fuerzas simbiontes retrocedieron.

Una investigación descubrió a los dos principales responsables: Fray Berthold, de la entonces herética Orden Eskatónica y  Damiana, una comerciante Auriga. Ambos eran infrecuentes dentro de sus propios colectivos debido a su práctica del ocultismo: Berthold era un teúrgo y Damiana una poderosa psíquica. Habían reunido otros residentes locales montando una guerrilla de defensa contra los invasores Simbiontes, una rebelión que pasó desapercibida para la Flota Imperial. Las letanías del fraile y los poderes psíquicos de Damiana consiguieron lo que todo el poder ilitar no había logrado.

Habían descubierto la clave para combatir a los Simbiontes en algo parecido a términos de igualdad. Comoquiera que los poderes psíquicos, una vez alta ciencia de la República, estaban proscritos por la Iglesia, debió llegarse a pactos secretos antes de que pudieran ser aceptados. La Iglesia tuvo que intervenir y llevarse el mérito por lo ocurrido. La Orden Eskatónica hubo de ser aceptada en la comunida. Más tarde se convertiría en una de las mayores sectas, compitiendo con la Ortodoxia por el control de los recursos de la Iglesia.

Una vez quedó todo acordado, la Iglesia lanzó en Estigma a otros sacerdotes de la Orden Eskatónica y psíquicos, con la promesa de una absolución por su servicio. Fueron reclutados como Inquisidores, con el poder de limpiar cualquier mancha de cualquier manera que considerase correcta. Funcionó. Donde la ciencia se mostraba incapaz de vencer a estos parásitos, los psíquicos y teúrgos consiguieron eliminarlos. Desde entonces la Orden Eskatónica fue el heraldo de la teúrgia como sustituto de la cienca. Solo aquí podría el hombre mirar para ver maravillas, afirmaban, pero sólo los más penitentes de entre los sacerdotes podían lograr dicha magia.

Siglos después de su comienzo, la Guerra Simbionte alcanzó un difícil receso. Los simbiontes todavía dominaban algunos territorios y aun habían conseguido un poco más. La larga guerra de guerrillas en la frontera había terminado y un pesado silencio descendió desde el frente.

La magia se había ganado un lugar en la consciencia humana una vez más, uno que las casas, la Iglesia y la Liga pronto encontraron difícil de controlar. Las Asambleas, organizaciones secretas de los psíquicos, comenrazon a operar abiertamente, con planes que chocaban con los poderes gubernamentales. Ciertos individuos buscaron mayor poder por sendas prohibidas, pidiendo ayuda de entidades invisibles cuyos nombres sólo se menciona ne círculos secretos. Estos antinomistas arriesgaron sus propias almas y las de sus camaradas humanos en su búsqueda del poder, y no pocos de ellos fueron miembros de las Cinco Casas quienes buscaban poder garantizado contra sus enemigos.

(Extraído del Manual de Fading Suns, Editorial La Factoría)

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24/03/2010, 00:23
Director

Si queréis conocer TODA la historia del universo Fading Suns lo podéis consultar en esta otra partida, donde he transcrito la parte de la historia del universo. Os ayudará a comprender mejor la mezcla de ambientaciones de este peculiar universo.

TODA la historia de Fading Suns