La compuerta se abrió, perezosa y lenta, permitiendo el acceso al gran reactor. La temperatura era cálida de más de veintitrés grados y la enormidad del lugar permitía verlo en todo su esplendor. El reactor era un cilindro gigante fluyente de energía, unido a las paredes de la sala por docenas de tubos y pasarelas, un producto semilíquido de color azulado iluminaba toda la sala de un color mágico y artificial. Los hombres apagaron las luces y ahorraron batería. Un agradable olor, suave y relajante inundaba la estancia, contrastando con el ruido del lugar, un constante burbujeo proveniente de la base de la sala, situada a más de ochenta metros de profundidad. Una única pasarela unía la puerta de entrada (y salida) con el panel de control del reactor, situado en la cara frontal del cilindro. Había varios tubos que unían el reactor a los lados a modo de radios, y aunque podría caminarse sobre ellos la ausencia de barandillas lo desaconsejaba. Junto a la puerta, tras ellos, había una escalera de mano que permitía acceder a un nivel superior, donde una una estrecha pasarela semejante a la que ellos pisaban rodeaba toda la sala. En un lado de esa pasarela había dos cuerpos inmóviles, y una mancha de sangre en la pared indicaba que ahí habían muerto.
Un ruido inquietó al equipo. Todos alzaron sus armas en dirección al origen del sonido: un negro agujero en una pared, desde donde salía un rail suspendido en el aire mediante cables. Del interior del agujero apareció una vagoneta que recorrió la sala hasta alcanzar un tope (situado junto al panel de control), donde se detuvo y arrojó su contenido al fondo del reactor. Docenas de diminutas bolas blanquecinas cayeron al vacío y al tocar el azulado fluido permanecieron flotando en él unos instantes hasta que se hundieron.
Linus se adelantó unos pasos al grupo y dio un largo vistazo a su alrededor, pisó varias veces la pasarela como queriendo comprobar su firmeza, quedando satisfechos por las gruesos pilares que sujetaban la estructura y se hundían bajo el líquido.
Hay mucho combustible -dijo como dando una opinión- Ese es el panel de control del reactor -dijo mientras señalaba una computadora situada en el reactor- debo reiniciar los sistemas energéticos de la nave. Espero que no tengan ninguna avería seria. Teniente, que uno o dos de sus hombres vigilen la entrada.
Empujando la transpaleta se encaminó por la pasarela sin dejar de mirar en todas direcciones, precavido ante posibles sorpresas.