Partida Rol por web

- Umm.. Robert Atkinson, claro. He estado tratando de contactar con usted antes, si. Verá, preferiría que trataramos este tema en persona si no hay ningún inconveniente por su parte.

El tipo hace una pausa y escuchas el ruido de las hojas de una libreta pasar entre sus dedos

- De hecho justo ahora me acaban de llamar en una comisaría en el centro, quizás luego pueda pasarme por su apartamento o... o podemos vernos en una cafetería. Lo que le resulte más cómodo.

El detective espera tu respuesta.

- Ehhh... eso sería dentro de una hora a mucho tardar. Ya se que es tarde, pero es un poco urgente recabar su testimonio antes de que los medios se hagan revuelo de la noticia. Supongo que se hace a la idea.

El hombre vuelve a esperar oír tu reacción, su cadencia a la hora de hablar se nota algo caótica y desorganizada. Antes de terminar pero, añade:

- Ah, otra cosa. Le agradecería que no divulgara los detalles de lo ocurrido con nadie. La investigación sigue bajo secreto de sumario. Ya sabe, por lo de los medios.

Las respuestas del detective me hicieron sospechar, en ningún momento se había identificado como miembro de la policía, a un policía nunca se le olvida eso. Además parecía dudar con sus palabras, no me citó en la comisaría y esquivaba mis palabras cuando le insitía en que me diera más detalles. Desde luego no pensaba decirle dónde vivía hasta estar seguro de que era un policía, y de ser así no tendría ningún problema para conseguir esa información por sus propios medios.

- Me temo, señor Brandt que no sé de qué me habla... quiero decir, que no sé que es exactamente de lo que quiere que hablemos, por eso le he llamado - de verdad quería colaborar, pero no estaba seguro de que ese tipo fuese un policía de verdad - Supongo que es usted un policía ¿cierto? Pues quisiera conocer el motivo de su llamada y sobre todo quién le ha dado mi número o le ha dicho que me llame... Esto resulta un poco confuso.

Resultaba extraño también cómo me había insistido en que no hablara del tema con nadie, por los medios había dicho, cuando hacía unos minutos había visto la noticia por la tele. Esperé pacientemente sus respuestas, pero no me daba buena espina en absoluto.

Tu hogar no parecía haber sufrido cambio alguno. El desorden era el habitual. 

Entonces un profundo revolvimiento de tripas obtuvo toda tu atención; sentías la garganta seca y el estómago tan completamente vacío que casi te dolía. ¿Cómo era posible que hubieras conciliado el sueño en aquel estado? y sin embargo nada te impulsaba a dirigirte a la despensa y si aún así lo hacías te darías cuenta que la presencia de comida o bebida cerca tuyo te molestaba, para nada te resultaba apetitosa e incluso te provocaba arcadas. Era como si tu garganta se hubiera cerrado de golpe con un impenetrable nudo que no sustituía el hambre que seguía corroyendote las entrañas.

Si te obligaras a comer o beber notarías un sabor a pastosas cenizas y tarde o temprano, las nauseas acabarían por hacerte vomitar todo lo ingerido.

Te sentías capaz de llevar a cabo cualquier actividad que te propusieras, pero la sed era intensa y casi interfería en todos tus pensamientos, sin embargo una idea seguía planeando como un fantasma en tu cabeza "vampiros"

Cuando abres la puerta el perro parece acercarse tímidamente olisqueando en esa dirección y sin dejar de oler y mirar enfrente, sale contigo a la calle.

Allí el aire fresco te atiza, pero no notas demasiado la diferencia térmica en tu confort. Es como si no hubiera diferencia entre estar allí o enroscado en tu manta.

La noche esta tranquila, los coches se cruzan con una frecuencia intermedia cada varios minutos y se ve algún estudiante a lo lejos, volviendo a su casa de la biblioteca.

El agente de policía ante tu petición te hace un gesto con la mano para que aguardes, chequea un despacho al lado y te invita a entrar. El hombre escucha anonadado tu historia. Puedes ver la perplejidad escrita en su frente y no es hasta que pronuncias el "¿Y bien?" que el hombre no responde

- Ah, si, bueno.- Vuelve en sí. - No hacia falta que me contara lo sucedido punto por punto, solo le pedía unos detalles para verificar que se trata del caso documentado. Pero igualmente servirá.

El policía inspira profundamente

- Una historia espeluznante, des de luego.

Entonces hace una mueca pensativo y se dirige a ti de nuevo

- Verá, el cuerpo de policía de Boston ha asignado un detective especializado a este caso. Le hemos avisado y debe estar a punto de lle...

¡TOC! ¡TOC! ¡TOC!

- Con su permiso

Un hombre de aspecto desaliñado, vestido con una gabardina veix, camisa y corbata; y con barba incipiente irrumpe en el despacho.

Tras darle la mano al agente que te atendía.

- Me encargo de esto inspector

A lo que el policía de antes se despide y te deja en manos del recién llegado.

Este procede a tenderte la mano también a modo de saludo

- Detective William Brandt,

Su voz es grave y varonil

- ¿Cómo se encuentra?

Miro detenidamente a mi alrededor. La plaza del campus está bastante vacía. Es lógico con este clima, pero no sé por qué no lo noto...

-Me habré vuelto inmune al frío, como decía la abuela.-Pienso mientras sonrío.

 Los apartamentos de la universidad están en mutad del campus. Eso favorece el quedarse estudiando hasta tarde, pero además facilita que la zona esté prácticamente vacía al anochecer. Los bares de la universidad cierran a las 8, y los que no están estudiando o en la cama están volviendo de la facultad. 

Aquella enorme plaza con la facultad de medicina al fondo y la fuente en el centro, se vuelve, repentinamente, mucho más acogedora.

-Vamos a correr un poco.-Digo al perro.-¿Te apetece? ¿O prefieres jugar?.-Añado acariciándole el hocico.

Salgo corriendo unos pasos y, al comprobar que no me sigue, vuelvo, me siento a su lado y le acaricio el cuello y el hocico.

-¿Echas de menos a tu dueña?-Pregunto como si me entendiese.-Lo siento. No sé por qué me ocurrió...-Y entonces me doy cuenta.-Debo analizar la jeringa. ¿Crees que podré colarme en la facultad?

- Oh si, disculpe si he ido demasiado rápido. Es de su secuestro de lo que quería hablarle. No me esta permitido revelar las fuentes, pero algunos de los implicados han denunciado el caso a las autoridades y se le ha señalado a usted como una más de las víctimas ¿Se trata de un error?

El hombre te deja un lapso de dos segundos con lo que no tienes tiempo de responder antes de que prosiga

- De todas formas, me gustaría pasar a verificarlo personalmente

la voz al otro lado del aparato

- Aun que seguramente tendrá que ir a comisaría mañana a denunciar el caso de todas formas.

Aún tenía mis sospechas sobre aquel supuesto detective, pero no podía arriesgarme a que me acusaran injustamente, que es justo lo que ocurriría si me negaba a colaborar. Hasta que no estuviera seguro de sus intenciones no iba a dejar que entrara en mi casa, así que decidí que era mejor quedar en un lugar más neutral.

- Claro...Claro, disculpe mi desconfianza pero supongo que trato de olvidar esa experiencia... Por supuesto que deseo colaborar en el caso todo lo que pueda y me reuniré con usted esta mismo noche - ya había pensado dónde nos reuniríamos - Tengo que salir de casa ahora mismo y tardaré un par de horas en volver... si le parece podemos vernos entonces en el pub Joey's, está en la calle Perkins, no muy lejos del centro ¿le parece bien?

Si mis sospechas se volvían ciertas al menos tendría el respaldo de Joey, y era de esos tipos que tienen una recortada cargada bajo la barra y no le gusta que monten bronca en su bar. En cualquier caso, necesitaba ese par de horas para resolver otros asuntos, el primero era pasarme por la fábrica para formalizar el asunto de las vacaciones y el segundo... bueno, se puede decir que se trataba de un experimento.

Todo lo bien que se puede estar... supongo. - digo buscando su mano con la mía - Yo soy Richard Knox. Supongo que lo correcto es decir que es un placer cuando realmente siento que esta conversación nunca debía de haber existido...

Tras unos segundos de silencio no puedo evitar preguntar - ¿Se sabe algo sobre el caso?

Ryan se sentía enfermo. Y ansioso. Tan ansioso y enfermo como no se había sentido jamás en su vida. Era peor que una gripe, e infinitamente más desesperante que una fea borrachera. Un sudor frío corría por su espalda, y sus manos y rostro parecían transpirar de manera insoportable.

Aunque solo “parecían”. Pues no podía verse humedad alguna en ellas. Solo esa exasperante sensación de incomodidad…

Era como un “mal viaje”. Ryan nunca había tenido uno, pues su experiencia con las drogas alucinógenas había sido bastante limitada. Pero tenía que sentirse así. Eso es lo que decían por ahí. No podía haber nada más terrible. Tan doloroso. Era como si cientos de pequeñas e imperceptibles agujas lo pincharan a cada instante.

Era insoportable.

Y aquellas ridículas ideas se resistían a abandonar su mente. Estallaban en su cerebro con una estridencia atroz. Como si se hallara junto a un enorme amplificador de discoteca, donde solo sonaban los bajos…

- BUM… BUM… BUM… BUM… BUM…

La cálida piel de una pequeña volvió a su memoria. Su suave aliento. Ryan no sabía si se trataba de un sueño o de un recuerdo real. Pero la ansiedad crecía…

Pronto, nuevas imágenes acudieron a su confusa mente. Su propia mano, desfigurada por el fuego. Sangre en las paredes. Jeringas aplastadas. Un refugio hecho bajo la cama.

Tropezándose con sus propios pies, el perturbado joven intentó acercarse a la cocina. Trastabilló y cayó a los pocos metros. Luego, continuó arrastrándose con dificultad. Sentía que las horas pasaban. Y que el dolor crecía. El reloj que había sobre el sillón marcaba las 00:43.

Finalmente, consiguió reptar hasta el refrigerador. Apenas si era conciente de donde se encontraba. Todo a su alrededor se había vuelto una caótica confusión de ruidos y destellos.

Abrió la puerta y encontró una botella. Era de plástico, y aunque aún mostraba la etiqueta de “Coca Cola”, solo contenía agua del grifo. Se la echó encima sin pensarlo, dejando que el frío líquido cayera sobre su cuerpo y sobre su espíritu.

En un acto de pura conciencia, casi de rebeldía, se llevó el pico a los labios. Tuvo que apelar a un sonoro alarido para darse ánimos suficientes para completar el proceso. Fue un quejido profundo y gutural, que hizo arder su garganta.

El ardor continuó allí un buen rato. El agua no pudo hacer nada por apagarlo…

- Estupendo, nos vemos luego en el err...- hace un pequeño parón como si lo anotara- Joey's. Hasta luego.

El hombre cuelga y el silencio de la noche vuelve a envolverte.

Coges el coche para acercarte a la fábrica, allí vuelves a hablar con el encargado del turno de noche que te aconseja que podría servir dejar una nota explicativa con tus motivos, cosa que haces tan bien como sabes en un momento y firmas para dejar constancia.

Durante todo aquel rato habías estado reprimiendo una especie de cólicos, el hambre o lo que fuera aquello te estaba atacando des de bien adentro. ¿Cuánto tiempo más podrías aguantar aquello?

Cuando vuelves a ver el reloj te queda solo media hora para reunirte con el detective; te habías entretenido más de lo planeado hablando con aquel hombre y escribiendo la carta.

Si en 30 minutos crees que tienes tiempo de llevar a cabo este experimento tuyo y llegar al Joey's es hora de hacerlo.

Una punzada en el estómago te recuerda al constante dolor que se intensifica a medida que pasan las horas.

El hombre te estrechó la mano con la convicción y firmeza de un doctor

- Vaya, tiene usted las manos bien frías

Te dijo mientras se quitaba la gabardina y la dejaba plegada sobre una de las sillas

- Debe de pasarle como a mí. Nunca utilizo guantes porque siempre los termino perdiendo

El detective se acomodó en una de las silla

- En realidad no se sabe mucho. Un incendio provocado ya es todo un misterio, pero un zulo con 8 captivos se sale de cualquier esquema...

El hombre entonces te hizo las clásicas preguntas sobre lo que recordabas, si tenías algún enemigo o alguien que te quisiera mal y el por qué creías que os habían encerrado allí justamente a vosotros. El detective se pasó un rato preguntandote sobre el resto de tus compañeros, buscando pistas sobre su personalidad o alguna descripción que le ayudara a identificarlos.

En un punto de la entrevista, el hombre se giró y empezó a buscar algo en los bolsillos de su gabardina. Entonces sacó unas cuantas fotografías. Tres en total y te las tendió.

En ellas había el rostro de una mujer de mediana edad, la otra era una foto con el que parecía su esposo en un parque, y en la otra aparecía algo más joven también de cuerpo entero.*

- ¿La reconoce?

Por fin había conseguido solucionar el asunto del trabajo, lo que me dejaba tiempo para centrarme en otras cosas. Comprobé la hora en el reloj ¡Joder! Sólo quedaba media hora para reunirme con el detective... pero aún tenía algo que hacer y no tenía muy claro si tendría tiempo suficiente.

De repente, el hambre voraz de la noche anterior volvió a atacarme, y esta vez con más fuerza. Ya había comprobado que no se trataba de hambre "normal", por decirlo de algún modo, pues casi había vomitado al intentar comer la noche anterior, había sentido verdadero asco por la comida. Había estado pensando en la pesadilla que había tenido y en lo que había visto en el espejo antes de romperlo. Todo lo que se me pasaba por la cabeza me parecía completamente absurdo pero no perdía nada por comprobarlo, además necesitaba acabar con ese hambre (o lo que fuera) cuanto antes.

Subí de nuevo al coche y decidí que el detective podía esperar un poco, pero aquella sensación que tenía dentro no. Arranqué y me dirigí a las afueras con una dirección clara.

- Vamos a tirar vacas - dije pensando en voz alta

Y mientras miraba mi cara en el retrovisor de mi coche me pareció ver mis colmillos más grandes de lo normal, sin embargo, no sentí miedo, aquello sólo confirmaba lo que me temía.

El perro no te hace mucho caso cuando le expones tus intenciones y haciendo como si lo sacaras de paseo das un paseo por alrededor de la universidad, inspeccionando las posibles entradas a tu recién conocida facultad de medicina. Aun que no estabas familiarizado al 100% con todas las facilidades del lugar, conocías la localización de los laboratorios. Si tan solo pudieras acceder a los microscopios electrónicos quizás descubrieras algo de todo aquello.

De una pedrada rompiste el cristal de una ventana de la cafetería trasera. Una vez dentro del edificio de la facultad, los pasillos parecían desiertos e ibas con bastante tranquilidad. Una confianza que casi te cuesta el ser descubierto, pues tras una esquina una de las aulas con la puerta abierta permanecía con las luces abiertas y podías escuchar el sonido de alguien en su interior trabajando.

Finalmente, un pasillo más adelante llegas a los laboratorios.

Entro con cuidado en los laboratorios, procurando no hacer demasiado ruido. Enciendo uno de los microscopios y pongo la muestra en el cristal para analizarla. No sé por qué estoy haciendo esto, la verdad es que podría esperar al día siguiente e ir al laboratorio en las horas libres... Pero no puedo correr riesgos. Si me están buscando lo mejor será saber por qué y rápido.

Pongo la muestra en el microscopio y me acerco a mirarla cuando de repente el taburete que estaba a mi lado cae al suelo con gran estrépito. Me acerco al microscopio para ver lo más rápido que pueda de qué se trata, pero entre las prisas y las condiciones de trabajo no soy capaz de reconocer nada de lo que veo. En ese momento, cojo de nuevo la muestra y la envuelvo para guardarla en mi bolsillo. Esto ha sido una mala idea, pero al menos he salido de aquél maldito sótano.

Una vez he guardado la muestra, apago todas las luces del laboratorio y me quedo en un rincón concentrándome para volver a habituar mis ojos a la oscuridad. La otra vez fué muy doloroso, pero creo que en esta ocasión me servirá para poder salir de allí sin ser visto.  

Pues si le digo la verdad, agente... Creo que es la primera vez que veo a esta señora en mi vida... - digo, dubitativo, mientras exprimo las fotos con la mirada.

Le miro confuso, esperando una respuesta, ya que me imaginaba que esta mujer tendría algo que ver con el caso... pero no se me ocurría el por que ni ningún tipo de conexión así de primeras...