Abro este hilo para aquellos interesados en entrar a formar parte de ésta partida.
Iré colgando algunos personajes que hasta ahora habían sido interpretados por jugadores que se han dado de baja, así como también de personajes de la historia que hasta ahora habían sido secundarios pero que podrían ser interesantes como personajes principales de alguna de las tramas.
Daxa: una mujer de pelo negro como la noche y ojos azules como el mar, con el rostro ovalado y la mirada profunda, de curvas soberbias y largas piernas.
Indígena nativa de una de las islas occidentales. Vivía en una sociedad ancestral anclada en el tiempo y ejercía como curandera del clan de la Roca.
Vivía en silencio su amor hacia Mayuul, uno de los cazadores del clan, hasta que un día como cualquier otro, el mar escupió a una joven mujer de piel blanca y cabellos rojizos llamada Nadja.
Mayuul fue quien la recogió y la llevó con su tribu.
Un clan rival liderado por una guerrera llamada Maal, quien tenía sometido al clan de la Roca, quiso acabar con Nadja y se inició una guerra, ya que Mayuul, enamorado de Nadja, retó a su padre por el liderazgo del clan y venció.
La providencia hizo que más hombres blancos llegaran desde el mar a bordo de una gran canoa y con sus armas de fuego decantasen la guerra hacia el bando de la Roca.
Daxa se enamoró entonces de Ismaîl, un sureño que herido llegó a bordo del barco de Daito, y tras una discusión con los ancianos del clan Daxa embarcó junto a Ismaîl hacia el continente.
Sid Ben Jezheri, hijo de Ben Jezheri. Si su padre había sido un cruzado con la esperanza de que el legítimo rey del Imperio Sundallí recuperase el trono y unificase los reinos del norte de Avidrain, él decidió no seguir con el objetivo familiar. Sid se había convertido en un buen marino. Era un corsario al servicio del Imperio Rojo y residía en su capital, Duartala. Era el único extranjero que había logrado la patente del Imperio, en gran parte por ser hijo de un hombre como Ben quien ayudó mucho a la constitución del Gobierno. Tenía la mirada de su padre Ben. Pero su alma era mucho más libre y despreocupada. Evidentemente era un joven hermoso, sus rasgos estaban mezclados. Sus ojos verdes algo rasgados y su pelo fino y rubio, que no se encontraba fácilmente entre los hombres del desierto, le daban un atractivo exótico y enigmático al que ayudaba mucho su portentoso cuerpo de gladiador. Ese hombre estaba envuelto por un aura especial, en lugar de a salitre, olía a arenas del desierto, a sol y a sed, tal vez por herencia, o por la gente de la que se rodeaba. En su mentón había empezado a aparecer una poblada barba rubia, con cierto tono anaranjado
Zelandor NaGradh, un elfo gazkiano de cabellos negros que le caían por encima de los hombros, orejas afiladas y ojos de un color gris intenso. Siempre había sido una persona afín al mar. Los elfos de Gaizkan eran buenos marineros por naturaleza. Dueños del mar de Gothan, controlaban las islas Verdes desde la capital del reino llamada como éste y de la ciudad portuaria de Galdorf. Zelandor sirvió casi cien años para la marina del rey elfo Rocondil Nacil. La vida de soldado no estaba hecha para él. Pocos eran los elfos que habían desertado y que habían vivido para contarlo. La huída hacia el sur no fue fácil. Fue perseguido durante muchos días hasta que cruzó la frontera del reino de Gaizkan. Pero ni entonces pudo estar tranquilo. Ya en la llamada Tierra de Nadie, fue perseguido por un batallón de soldados del rey y hasta que no llegó a territorio rojo no pudo respirar tranquilo. Años más tarde conoció a Sid Ben Jezheri. Zelandor había pasado casi una década en dique seco trabajando como carpintero en la ciudad de Dahamat. Capital del antiguo reino de Bullets, parte del Imperio Rojo. Al escuchar al capitán hablar del mar, Zelandor lo tuvo claro. Tanto su cuerpo como su espíritu le pedían a gritos embarcarse con Sid y así lo hizo. Se convirtió en el primero oficial de la fragata Tormenta de Arena, y desde entonces pasaba muchos ratos al frene del timón.
Scipio Luciusis: un soldado gran trasgo que servía a su señor y amo Lord Petrus Fillus con rencor y odio. Fornido y esculpido cuerpo al mismo tiempo que una enorme cicatriz que cruzaba su pecho desde el hombro izquierdo hasta los abdominales oblicuos derechos. Larga coleta castaña y espesa barba marrón. Enormes dientes y sus colmillos como los de un jabalí. Sus orejas eran más cortas y su nariz redondeada, como el hocico de un animal.
Servía como oficial de la milicia de Lord Fillus hasta que fue enviado por su capitán Tiberius a comprar esclavos para su amo en la lonja de Alejandría. Allí se enamoró perdidamente de Elsabeth, una norteña robada de su patria por piratas trasgos, para ser vendida por esclava en Catán.
Desde entonces el sentido de su vida era el de liberar a Elsabeth y enfrentarse a su amo, pero fue enviado a una peligrosa misión que salió mal por su culpa y acabó prisionero en un reino trasgo bajo el mar de Tildas por muchos meses.
A su regreso Elsabeth se había convertido en la esposa de su amo.
Patrick Lefebre “Huesomuerto”, Contramaestre, sudoroso ataviado con una característica casaca marrón y un sombrero de tres puntas comido por el salitre. Un hombre detestable al que faltaba el ojo izquierdo y la mayor parte de su dentadura.
Cita Zelandor: Huesomuerto es blechiano. Sirvió como soldado rintoriano, antes de alistarse en la marina del Imperio Rojo, antes de ser expulsado de éste, y antes de embarcar junto a Nadja. Esos bastardos rintorianos atacaron Galdorf sin previo aviso. Sin una necesaria declaración de guerra. En la batalla de la bahía de Galdorf fue cuando a Patrick se le empezó a conocer como Huesomuerto. Por ese entonces yo aún servía a mi rey. Más tarde tuvimos nuestras diferencias, bien lo sabes. Pero no le guardo rencor al rey. Hizo lo que las leyes dictaban hacer con un traidor a la patria y a la corona. Quise desertar y lo hice, sabía a lo que me atenía. No podré volver a casa, pero lo sabía en el momento en que me alejé de la frontera. Pero lo que hizo Huesomuerto no se lo perdonaré. En tiempos de guerra todo vale, pero no me gustó el rumbo que tomaron los acontecimientos. El ataque fue desmedido. Bombardearon a cañonazos el puerto. La armada rintoriana era muy superior a las fuerzas defensivas de Galdorf. Nos pillaron de improvisto. Patrick era el capitán de uno de los buques de guerra rintorianos. Yo iba a bordo de una pinaza del rey. Nos enfrentamos al galeón de Huesmuerto y por supuesto salimos perdiendo. Hizo prisioneros a la mayoría de los supervivientes, entre ellos a mí. Nos dio esperanzas. Dijo que nos soltaría al acabar la contienda. Pero una vez que Galdorf finalmente pudo repeler el ataque degolló uno a uno a todos mis compañeros. Yo tenía que correr la misma suerte, pero al ser el último superviviente me lanzó al mar, y me dijo que nadase hasta la costa para que pudiera contar lo piadoso que había sido. Me clavó un puñal hediondo en cada una de mis piernas. Lo calvó tan profundo que alcanzó el hueso en ambas. El dolor fue insoportable y así me lanzó al mar. Nade más por alcanzar mi venganza que por salvar mi vida. No se como pero llegué a tierra firme. Los curanderos de mi patria me salvaron la vida. La gangrena llegaba al hueso. Hubiera muerto de no ser por la poca magia élfica que aún se conserva en mi nación. Cualquier otro hubiera muerto. Fue la primera vez que hizo algo así, pero a partir de entonces esa misma tortura la practicaba con todos los que sobrevivían a sus abordajes. La gangrena acababa con ellos, y de ahí su apodo.
Aswand “El gigante de Azabache”: hombre alto y corpulento de raza negra. Uno de los hombres en que más confiaba Nadja, la jefa del Yacaré. Fue su primer oficial durante muchos años hasta que Huesomuerto organizó un motín contra la capitana. Hombre religioso devoto del dios único Tot. Amigo leal, y buen soldado.
Isidore, Alistado en el Yacaré en el puerto de Aeun. Rubio muy delgado, de unos doce años de edad y con los ojos de un azul intenso. No alzaba más de un metro y medio del suelo. Por sus rasgos no había nacido en Duartala, o al menos sus padres no eran sureños. Considera a Madelenne y Nadja como sus madres, pues quedó huérfano muy joven y estuvo un tiempo en un orfanato. A huir de éste se empezó a ganar la vida robando en las calles hasta que Madelenne lo recogió.