Partida Rol por web

- Es una lástima - el clérigo meneó la cabeza poco conforme con la información - pero supongo que si Moradín nos dio fuerzas para acabar con un dragón unos perros buscadores de magia no deberían ser un problema -

Para sorpresa de todos los presentes, el enano prefirió no dar su opinión sobre los motivos de Heroineous. Seguramente pensaba que no podía ser tan "bueno" como Moradín. Simplemente miró a sus compañeros y aclaró - Yo ya estoy listo. Mis armas también. Y mi fe sigue intacta... Partamos -

Las pupilas de Níniel eran fiel reflejo de aquello que las mantenía cautivas, aquella polvareda que le había traído a la memoria a los muertos alzados una vez en Thygasa, aquella desolación que se había apoderado décadas atrás del Cuenco. Apretó las mandíbulas, que se oprimieron la una contra la otra esta vez en un gesto furioso y sin precedentes, que se antojaba perpetuo y que endureció por unos instantes sus rasgos.

Su destino no le pertenecía, como no le había pertenecido a sus hermanos, ni a su padre, ni a aquellos con los que había compartido “bosque bajo los cuervos”, ni en realidad a ninguno de su raza y empezaba a dudar que a esas alturas le perteneciera a nadie de ninguna otra. Lo había intuido, pero hasta aquel instante no lo había aceptado como una realidad inamovible. Una verdad molesta, dolorosa, pero de igual forma cierta. Un hecho que lograba contrariarla profundamente, que le atenazaba las entrañas pateándoselas como protesta, aunque todo aquello fuera algo que en ningún momento se consintiera manifestar.

Se dispuso entonces a responder a Jaskier que le había formulado una pregunta y trató de controlar sus gestos, de suavizar su rostro de manera inmediata, en un intento vano de guardarse su contrariedad, sus preocupaciones, para sí misma y de esta forma no alarmar al resto: Como bien dice el Capitán, aunque no utilizase la magia, algunos de los objetos que portamos nos delatarían de igual forma y ciertamente no es cuestión de renunciar a ellos, debemos pensar que no somos los únicos que portan objetos de ese tipo, los hay en un sinfín de manos y lugares… desvió entonces sus ojos hacia el clérigo, las plegarias curativas también entrarían dentro de esta restricción… y tampoco se podían permitir el lujo de renunciar a ellas. Hizo una breve pausa y desvió su mirada hacia Breghend, cuando usemos la magia para enfrentarnos a algún peligro, o bien una oración para curarnos, habremos de ser cautos, movernos posteriormente con rapidez y aprovechar la fortuna de que con nosotros viaja Sir Croodin, a cuya raza se le permite hacer uso de la misma... ladeó la cabeza hacia el gnomo. Quizás, bien pensado, si nos vemos acorralados por algún Astirax, el hecho de que persigan también los objetos mágicos nos sirva para confundirlos o atraparlos… llegado el caso, habría que pensar en todas las posibilidades.

Luego se giró hacia Fawoce: ¿Sabéis? Yo no tengo tan claro que quieran acabar con la magia, más bien me parece que desean restringir su uso a ellos mismos, un poder considerable tan sólo accesible para unos pocos, completamente en manos de uno de los bandos de la contienda… tragó saliva, esta última palabra le había secado el gaznate, pero saben que nuestra raza jamás renunciará a ella y que hemos estado practicándola a pesar de la prohibición... Había algo más rondándole la cabeza y se trataba de lo siguiente: Tampoco creo que Hieroneous, una deidad del Bien, bendiga todo esto, me da la impresión de que están cambiando las tornas otra vez y aquel mal contra el que combatimos, aquel al que logramos expulsar de este continente, está regresando de nuevo… de ahí la utilización de espíritus servidores de Héxtor, de otra forma no se entendía algo semejante.

También albergaba otra certeza, la de creer entender al menos una de las cuestiones por las que la habían emprendido en primer lugar contra los de su propia raza: se trataba de Galadh Iaur, el líder de las tribus élficas. Desde su infancia había escuchado leyendas que lo señalaban como un dios en la tierra e incluso había leído relatos que especulaban a cerca de que se trataba de un dragón con apariencia élfica, aunque si había algo cierto y que nadie podía negar, era que había estado en Ankay desde el mismísimo comienzo de los tiempos, como si se tratase de un guardián inmortal, una especie de protector eterno. En resumen, un bastión necesario de derribar, pero para ello se debía acabar primero con aquellos que lo veneraban como a una divinidad, más allá de seguir su liderazgo.

Se guardó estos pensamientos para sí, mientras simultáneamente escuchaba las últimas cuatro palabras del enano: “Y mi fe intacta”… Alzó ambas cejas y se sorprendió a sí misma preguntándose en qué estaba poniendo ella su confianza en aquellos instantes. Sonrió. En algo que era francamente complicado de arrebatar: la esperanza.

Jaskier asintió ante las palabras de Níniel, no querían acabar con la magia sino controlarla, ser los únicos practicantes y en esto chocaban frontalmente con sus hermanos, los elfos habían practicado las artes mágicas antes de que los humanos si quiera tuvieran conciencia de estas, formaba parte de su raza, la mayoría estaban predispuestos para ser magos o hechiceros. - Nos temen por nuestra comprensión de la magia, aunque creo que también tiene mucho que ver nuestra unidad, somos una raza unida, difícilmente influenciable o que pueda ser dividida y enfrentada, eso nos hace peligrosos. Pero no podemos luchar solos y eso también lo saben.- Desgraciadamente no era suficiente para salvar Matubias, ni siquiera para salvarse a ellos mismos, como había dicho necesitaba algo más, necesitaban del resto de razas y ese punto débil era el que estaban explotando sus enemigos volviendo a los humanos contra ellos. - Entonces tendremos que ser muy cuidadosos, no podemos prescindir de la magia, pero tendremos ser racionales en su uso. Por el momento no somos un objetivo concreto, es decir no nos buscan directamente como grupo y es importante que eso siga así, que no sepan de nuestra misión.- Si no tenían suficiente con el edicto que convertía a los de su raza en proscritos ahora aparecían esos seres.

Sin darse cuenta el pícaro se quedó mirando a Níniel, era fácil vislumbrar la preocupación marcada en su rostro. Jaskier tenía la sensación de que tod estaba en contra de su amiga, no quería pensar en las consecuencias de que fuera descubierta y tal y como se estaba caldeando y tensando el ambiente, entrar en Mablam podía ser un suicidio para ella. - Níniel, cuando lleguemos a Taur Galad tendremos que pensar seriamente en si debes acompañarnos a Mablam o esperarnos. Las ciudades se han convertido en lugares muy peligrosos para nuestra gente, pero con lo de esos seres para algunos no bastará con un simple disfraz.

- No temais, amigos elfos - el enano, curiosamente, se sentía más unido a esos seres de otras razas que a algunos de sus hermanos raciales - Mientras esté presente podeis contar con mi guadaña... y con mis oraciones - Moviendo la cabeza arriba y abajo, en una clara señal de asentimiento agregó - Y aunque esos Astirax puedan rastrear el uso de los conjuros, nosotros podremos con ellos. Moradín no permitirá que puedan con nosotros. No mientras un servidor siga con vida - aclaró seguro de si mismo

- Creo que es el momento de partir. No nos detengamos más - nuevamente Kerrin obvió cualquier interpretación de los motivos divinos. Estaba claro que quería comenzar el viaje cuanto antes y lo demostraba con sus palabras - Ya veremos como nos arreglamos con esos perros, pero si debemos enfrentarnos a ellos que sea ya en camino, no aquí... donde pondremos en riesgo a la Serpiente Plateada y sus hombres - añadió calmado - No nos demoremos más. Partamos - insistió nuevamente

El capitán, como siempre, contestó a todas y cada una de nuestras pesquisas, cada uno imprimía su propia personalidad a la hora de preguntar, las formas y las maneras de cada uno no se ocultaban bajo falsos gestos, pero lo más importante es que todos nos sentíamos libres de preguntar aquello que más nos preocupaba, sin pensar que podían ser temas que a otros les pareciesen superfluos comparados con los suyos. Compadecía la situación de los elfos, no poder viajar libremente por el mundo, permanecer oculto siempre bajo una capa, mirarse en el reflejo vibrante del agua y pensar que solo unos rasgos te hacían ser presa de otros. Su cabeza se movió en una negación muda mientras sus ojos se fijaban en las piedrecillas del acantilado.

Sumido en tan tristes pensamientos solo las palabras de Niniel consiguieron hacerle reaccionar, el susto fue tal que el respingo le acercó peligrosamente al precipicio, un poco más cerca de lo que realmente ya estaba, lo cual le obligó a bracear unos instantes antes de recobrar pie y alejarse un paso del peligroso borde. Vaya por poco... una risilla nerviosa escapó de su tembloroso pecho mientras recobraba el aliento. ¿Había escuchado bien? ¡Por todos los dioses! El rostro de la elfa era una mascara de frialdad y desencanto. La piel sobre sus pómulos se había tensado ligeramente sobre el hueso, en sus mandíbulas se marcaba la fuerza que estaba imprimiendo a los músculos y sus ojos, por primera vez desde que la conociera, resultaban aterradores. El sol del atardecer, molesto para todos, parecía morir al contacto con sus negras pestañas, los cálidos rayos de sol lentificaban su avance hasta alcanzar su piel, un ligero espejismo le hizo percibir unas pequeñas volutas desprendiéndose del contacto del hielo de su tez contra el fuego del astro rey. Las noticias habían acabado con su anterior serenidad, su templanza era la herencia de los resentidos, de los atacados, su fuerza provenía ahora, no de su fe en sí misma, sino de la ira de los que no tenían nada que perder.

Retiró rápidamente sus ojos de ella al darse cuenta de que llevaba unos excesivos minutos mirándola fijamente y con los ojos algo más abiertos de lo habitual. Se entretuvo apropósito con un palo mientras esperaba que ella no se hubiese percatado se sus temores y sus pensamientos. Niniel se alegraba de que un gnomo les acompañase, se alegraba de que él precisamente, Sir Croodin Doo of the Kiln-Ring Spinning fuese un gnomo y formase parte de su grupo. Alguien como ella, sumida en una guerra que le afectaba personalmente y dispuesta a plantar cara al enemigo, un ser que como ella había recogido el guante del duelo para lanzárselo como respuesta al enemigo era capaz de cualquier cosa con tal de obtener la victoria. Cuando uno abraza el dolor y decide combatirlo en el interior es capaz de abandonar a cualquiera atado a un árbol con tal de que esos Astirax se distrajesen unos minutos.

Había trazado unos dibujos vegetales en el suelo de la colina con ayuda del palo mientras esperaba que los demás empezasen a descender, quería situarse personalmente lejos de la que ahora temía más que a los propios Astirax. Tenía que recuperar su aguja como fuese, pero por el momento no tenía ganas de pedírsela. De momento se cercioraría de que sus temores y sus pensamientos eran tan reales como él creía. Para disimular dio al capitán un consejo que esperaba que siguiesen los habitantes de la zona. Capitán ya que ahora tenemos más información de esas criaturas creo que deberían guardarse mucho de utilizar cualquier objeto o conjuro en el nuevo asentamiento. De momento cuentan con el factor sorpresa y la bondad de un refugio, pero atraer innecesariamente la atención de esos cadáveres andantes sería una imprudencia por su parte. Lazó el palo a unos pocos pasos de distancia y chocó las palmas para limpiarse de los restos de la madera. Supongo que ya lo había pensado. Su voz había cambiado ligeramente, la despreocupación de siempre se había retirado siendo ocupado su puesto por la prudencia.

El río Carina es un afluente del Kalvar ; desciende serpentino desde las Colinas Aullantes y los aventureros decidieron comenzar su viaje siguiendo el curso del afluente descendiendo por las laderas y pequeñas trochas, siempre dejando al margen derecho el afluente que les acompañó durante estos dos primero días de viaje. La primera de las jornadas pasó sin percances, atentos a cualquier movimiento sólo sobresaltados por pequeñas raposas cazadoras de roedores. Úgrum permanecía en la vanguardia buscando el mejor camino a seguir sabedores que la mula llamada Pescadilla no debería avanzar por lugares donde el paso se le hiciera imposible.

El sol ocultaba ya los últimos rayos de luz cuando llegaron a lo alto de una pequeña cascada de unos 60 pies de caída. El agua caía a un pequeño estanque donde el Carina continuaba descendiendo. El agua que ahogaba la mayoría de los sonidos del pequeño valle que rodeaba al estanque, dejaba una fría neblina flotando en el aire. El valle era llano, pero estaba rodeado de laderas empinadas, con muchos peñascos desperdigados hacia las laderas. Un sendero que se desviaba a la derecha parecía dar acceso al valle y se escondía entre una vegetación mucho más frondosa que la que los compañeros habían atravesado desde que dejaron el emplazamiento enano.

Desde lo alto de la cascada, los aventureros podían comprobar , a pesar de la escasa luz que ya mortecina apremiaba la prudencia de sus pasos, que en el fondo del valle y en el margen izquierdo de la laguna, había una serie de edificios en ruinas de una época antigua y olvidada. Desde esa posición no parecía haber vida alguna, pero unos muelles destrozados que se adentraban en la laguna, daban que pensar a nuestros amigos que en su día, aquel lugar había una vida esplendorosa... quizás fuera un antiguo mercado.

La vista aguda de los enanos en la penumbra les advirtió que, a unos cien pies sobre la cascada a su derecha y sobre una pequeña loma había una especie de torre de madera. Un tipo antiguo de torre de vigilancia que construida justo al borde de un profundo acantilado, se asomaba hacia el valle.

Desde la distancia, todos pudieron comprobar que en lo alto de la torre había una silueta ya oscura por la falta de luz. Tenía forma humana y permanecía sentada con la vista puesta hacia el profundo valle.

- Uhm... parece que hay alguien - Kerrin observó la torre abandonada analizó las posibilidades de cruzar el río llevando a la mula - Esto será complicado - agregó en voz baja - Pero supongo que deberemos atravesar este riacho para poder seguir el sendero... será complicado que el burro lo pase, pero si lo atamos bien quizás consigamos que no resbale - completó - Lo difícil será conseguirlo sin que nos vean -

Acercándose a la orilla, el clérigo utilizó el mango de su guadaña para verificar la profundidad de la corriente - Eso de andar saltando no es digno de un servidor de Moradín - se lo escuchó murmurar, sin querer reconocer que en realidad las destrezas físicas no eran lo suyo.

- Después de todo no es tan ancho, supongo que puedo contener la respiración lo suficiente... y aguantar el embate de la corriente -

El camino hasta el momento había transcurrido sin sobresaltos, casi podría decirse que había sido un trayecto agradable, a un paso descansado debido a que se veían ralentizados por la mula, pero la tensión de su clandestinidad seguía presente y no dejaba disfrutar del aire libre como hubiera gustado de hacer Jaskier.

Finalmente apareció el primer escollo, el elfo nunca había recorrido aquellas sendas que estaban siguiendo de manera que no esperaba verse frente a aquella cascada, mucho menos la vieja torre, y lo que le hizo ponerse alerta, aquella figura guardiana que miraba hacia el valle. - Nuestro primer problema será pasar la mula, tendremos que librarla de gran parte del peso y atarla bien, pero creo que con eso no bastará para convencerla de que pase. Luego veremos quién es esa figura y si nos ha visto.- Sin pensárselo dos veces el elfo desenrolló su cuerda y dejó un cabo en tierra. - Primero pasaré yo, luego podemos atar algunas cuerdas y hacer un puente o pasarela más seguros. Incluso podemos atar a la mula y mientras unos la empujan para que entre en el agua otros podríamos tirar desde el otro lado para hacerla llegar.- Afianzándose bien la mochila y tras atarse la cuerda con tranquilidad se dispuso a cruzar, sin prisas y tomándose su tiempo, no le apetecía un remojón inesperado.

 ¡Que fastidio! No se quien o quienes viven aquí, pero yo no me preocuparia por ellos ¡Mas tontos y no nacen! ¿Tanto les costaba poner otro puente aquí arriba? A ese de la torre voy a decirle yo cuatro cositas cuando crucemos… ¡Unos pocos cuidados a los caminos, por favor!  – A Ugrum no le sienta nada bien el percance. A guiado a sus compañeros por un sitio inadecuado,  y eso le pone en evidencia como explorador. – En fin. Esta claro que tenemos que cambiar de orilla, mal camino no va a buen lugar. – Dice resignandose a la situación.  - Podemos retroceder buscando otro puente o un sitio mas adecuado para cruzar, o bien cruzamos por aquí, con el peligro que supone resbalar y que la corriente nos arrastre por la cascada. Habria que asegurarnos con cuerdas para que eso no pasara.

En cuanto al precipicio yo no me arriesgaria a bajar por ahí… - Se acerca al borde de la cascada y mira hacia abajo. - lo digo por el animal que sufriria y aun no tiene suficiente confianza con nosotros para permitir que le peguemos esos meneos. Después de hacerle eso seguramente intentaria escapar en cuanto pudiera. Ademas, las rocas de rio son muy planas y resbaladizas, y el riesgo de derrumbamiento es grande. Lo que si podriamos hacer es rodar unos cuantos pedrolos gordos al rio para mejorar el paso. Piedras hay muchas, y parecen lo suficientemente pesadas para que no se las lleve la corriente, pero igual tardariamos un poco en hacerlo. Vosotros direis.

El enano saca el mango de la guadaña del agua y sonrie - Bueno, no es tan profundo. Supongo que puedo contener la respiración lo suficiente como para cruzar - comenta como si atravesar una corriente de agua caminando por el fondo fuera lo más natural del mundo - Solo debería asegurarme de poder salir del otro lado... pero si nuestro amigo jaskier ya está del otro lado puede ayudarme a subir -

- Pero tienen razón... lo complicado será convencer al burro - acota dejando en claro que el no piensa ocuparse de convencer al animal. Probablemente en un choque de voluntades sea capaz de convencerla... pero a a los golpes.

Kerrin toma la cuerda que le tiende el elfo y se asegura de tenerla bien aferrada, por si hace falta mientras sigue conversando con el resto de los presentes - Uhm... suponen que el burro sabrá nadar? -

Cuando ya terminó de asegurarse la cuerda y equilibrar su mochila se giró nuevamente hacia Kerrin y Ugrum que hablaban sobre la situación y que hacer con el animal no pudo evitar contestarles. - Todos los animales saben nadar.- Jaskier hizo una pequeña pausa para coger algo de carrerilla y justo antes de iniciar la carrera terminó la frase. - Bueno salvo los que prefieren bucear.- En ese mismo instante y para evitar la reprimenda o contestación del enano inició el salto llegando con facilidad a la roca. Ésta era bastante grande, o al menos así le pareció al elfo que se mantuvo sin problemas sobre la piedra. Acto seguido de manera despreocupada y a buen ritmo recorrió el tronco como si fuera caminando por un terreno completamente llano y seguro. Incluso hizo la temeridad de girar su cabeza para observar la reacción de Kerrin ante sus palabras, no podía perderse aquella respuesta y el tronco era bastante fácil de cruzar.

Tanteó la distancia hasta la piedra, tal vez lo mas complicado no sea saltar hasta ella, si no, quedarse encima despues -Jaskier, si tu vas primero y lanzas la cuerda yo iré tras de ti, luego incluso podemos tender mas de una cuerda una casi a la altura del agua así si alguien se cae siempre tiene opción de agarrarse a ella. En cuanto al tema de nuestro compañero el cabezota...- dejo pasar unos momentos -tal vez lo mejor sea taparle los ojos que será mas fácil de guiar y una vez en el río tiramos con fuerza de el.

- Como que cabezota? - Kerrin giró su cabeza buscando los ojos del guerrero, para ver si se animaba a repetirle ese epíteto de frente... pero se lo encontró mirando a la mula.

Sin estar muy seguro sobre a cual de ambos (el "burro" o el) se había referido, murmuró por lo bajo, sin referirse nadie en particular - A mi nadie me tapa los ojos. Moradín me dio piernas y puedo caminar bajo el agua igual que sobre la roca... Es más seguro que hacer esas tonterías sobre una cuerda - Las palabras se escucharon claramente mientras para sus adentros, el servidor del Moradín admiraba la gracilidad con que el elfo había traspasado el agua.

“Tendremos que pensar seriamente en si debes acompañarnos a Mablam o esperarnos…” Aquellas palabras de Jaskier aún resonaban en sus oídos, generando en sus pensamientos una inmensa confusión, retumbando contra las paredes de su cerebro de manera engorrosa. Hasta tal punto, que no había conversado mucho durante el trayecto hasta aquel lugar, claro que como por otra parte había estado leyendo casi en cualquier rato libre del que disponía, pues sinceramente esperaba que no se hubiera notado mucho ese hecho.

Ella no tenía ni la más mínima intención de quedarse esperando a nadie en ninguna parte. Ni siquiera en un bosque. Justo entonces, contempló al otro elfo saltar, alzó una ceja y por un instante se lo imaginó sin peligro calado hasta los huesos, tan sólo con un buen chapuzón, eso sí; aunque por otra parte no pudo evitar sonreír aliviada cuando lo vio alcanzar la otra orilla con un grácil salto. Charlaría con él.

Ahora les tocaba al resto y no descartaba la posibilidad de trastabillarse y bañarse obligatoriamente ella misma, demasiadas horas de concentración a sus espaldas y escasos momentos de simple esparcimiento, disfrutando sencillamente de la naturaleza.

Breghend les sobrevolaba en la cercanía y Níniel decidió centrar su atención en el entorno y en lo que ella percibía a través de su familiar o lo que él mismo podía transmitirle. No habían tenido ningún encuentro inesperado en el camino, pero ahora mismo se hallaban tan concentrados en cómo cruzar hacia el otro margen del río que podrían asaltarles de improviso, sorprendiéndoles sin duda.

Y luego estaba aquella figura… que parecía mirar hacia el valle de manera imperturbable. La hechicera no podía evitar desviar la vista hacia allí de vez en cuando. ¿Qué estaría mirando que le mantenía tan abstraído? Eso la llevó a recordar la mirada que Sir Croodin le había dedicado cuando habían estado observando el Cuenco de Polvo desde la colina del enclave enano del que habían partido. Por alguna razón sus ojos, fijos en ella, le habían llevado a recordar algo que, por ser habitual, no dejaba de ser difícil de asimilar. Su pasado. Siempre que su gente salía del bosque con sus vestiduras oscuras, recibían miradas de ese tipo. Desconfianza.

Le había devuelto la aguja para que la guardara de nuevo antes de iniciar el recorrido, agradecida, pero a la vez entristecida. No se lo esperaba.

Esa idea de poner más piedras… murmuró hacia Úgrum, tampoco está tan mal, podrían ser de ayuda si las sumamos a las cuerdas… no confiaba demasiado en sí misma a la hora de evitar ponerse a remojo y no tenía la menor intención de “pasearse” bajo el agua junto al clérigo, cuya idea le había resultado a su vez de lo más confusa. En aquellos precisos instantes, Níniel hablaba, mordiéndose ligeramente el labio inferior, inquieta, mientras continuaba observando el entorno, fijándose con detenimiento en los perfiles de la penumbra más próxima, pero con el pensamiento, dándole vueltas a otra cosa... ¿Quién sería aquella especie de guardián de la Torre? ¿Un centinela? Aunque no tenía sentido que lo fuera, así a primera vista, allí no parecía quedar mucho que guardar. ¿Actuaba de propia voluntad, en solitario?

Tststststststs… la lengua contra el paladar, un chasquido suave saliendo de sus labios, un murmullo que acompañaba al tintineo del agua, atravesando el aire. ¿Sería una estatua?

La caminata hasta la cascada había sido como todas las caminatas, terriblemente aburridas en silencio sin que pudiésemos improvisar coros a capella para ver como se acoplaban nuestras voces. Por suerte la mula "Pescadilla" parecía mucho mas receptiva a mi conversación que el resto de los compañeros, debían sentirse muy cansados de caminar sin pausa, pues al poco rato de hacerles compañía con su presencia y sus relatos sus caras se iban volviendo algo oscas y serias. Quizás las demás razas no poseían unos pulmones adecuados para caminar y hablar a la vez, era algo extraño pero uno nunca estaba seguro de los impedimentos físicos de los demás. Tras amoldar sus pasos a las patas de cuadrúpedo se dedicó a inspeccionar los arpeos del equipaje por si en algún momento decidía hacer su camino mucho más descansado a lomos de la cordial "Pescadilla" ¿Por qué le habrían puesto ese nombre al animal? Tal vez la convivencia me permitiese descubrir un poco más de su personalidad para rebautizarla como es debido con un nombre más gallardo para la montura de un caballero.

El sonido atronador del agua cayendo a litros entre las rocas era ensordecedor. Las voces de mis compañeros dando ideas incesantes quedaba ligeramente amortiguada por el entorno mientras que las soluciones parecían quedar anuladas por nuestra incapacidad de saltar como Jaskier había hecho. Las piernas largas eran una ventaja eso no podía negarlo, pero la permanencia en mi lado de la orilla del humano y el bárbaro me confirmaron que no solo se necesitaban piernas largas para saltar graciosamente de una roca a otra y atravesar un tronco. La proposición enana me dejó pensando unos segundos. Quizás no me sintiese seguro cruzando por encima de la roca, pero si como Kerrin había dicho la profundidad no era insalvable y sus pies caminaban tan firmes sobre las rocas del lecho como sobre la tierra del camino, entonces, quizás podría encaramarme a sus hombros para salvar el río hasta la otra orilla sin preocuparme demasiado de la fuerza de la corriente. Ahora solo necesitaba tacto para plantearle la idea.

Mientras tanto creo que deberíamos ir acostumbrando a la mula al agua, así no rehusará de nuestras intenciones cuando queramos introducirla. Con normalidad de quien lleva haciéndolo toda su vida acaricie el hocico de la mula y empecé a charlar con ella de nuevo. Pescadilla, creo que el camino te ha dado mucha sed, vamos a beber algo del regenerador liquido cristalino ya verás como luego te sientes mejor. Comencé a tirar de la cuerda con firmeza hacia el agua. Al llegar a la orilla me acuclille y mojé mis manos para refrescarlas del polvo del camino. Ves no pasa nada, Sir Croodin solo quiere que bebas un poco.