La habitación es calurosa, tanto que no puedes evitar recordar tu querida posada en el Campamento del Límite, donde fuese verano o invierno siempre hacía la misma temperatura, cortesía de la amplia chimenea central que el señor Valanel siempre tenía controlada.
Aunque comparte cierto aire hogareño, la estancia en la que te encuentras resulta menos acogedora que el salón de Almohada y Sopa. Se debe a la casi total falta de muebles, salvo la mesita pegada a una de las austeras paredes y el taburete bajo en medio de la estancia, y a un hedor que recuerda al de las cenizas de unos rescoldos recientes.
Vas a comprobar la reja que cubre la puerta junto a la chimenea con la esperanza de encontrar una salida bombeando alegremente por tus venas. Entonces oyes un carraspeo a tus espaldas.
No lo puedo creer. Aunque por el aspecto de tu ropa y el tono cerúleo de tu piel... ha debido de faltarte poco.
Mi voz está cargada de burlona superioridad.
Veo que no te ha ido muy bien ahí abajo. Demasiado rojo en tu colgante...
No... la verdad es que no nos fue muy bien.. de los cuatro que entramos sólo quedamos Rognar y yo.. y por poco tampoco salgo viva tras una breve pausa Lo de resolver acertijos nunca fue mi fuerte y, para ser sincera últimamente sólo pensaba en lograr salir de allí...
Ya veo... por eso la puerta te ha enviado aquí. ¿Cómo es que a ese Rognar no? ¿Le han salido mejor las cosas? ¿Ha ido por libre?
No, le han ido como a mi... bueno un poco peor... él no tiene ninguna azul. Si éste es el lugar al que tiene que venir, no tardará mucho... espero. Supongo que el mediano que nos encontramos irá a otro sitio, a él sí le fue bien, tiene 4 azules o así...
Tras una pausa pregunta algo preocupada y ahora qué nos pasará por no haber logrado muchas azules? algo muy malo?
¿Mediano? ¿Qué mediano? Conque cuatro azules... interesante.
Sacudo la cabeza y sonrío a la elfa con algo parecido a una actitud conciliadora.
Me temo que lo mismo que a mí. Se supone que estás expulsada y deberías poder abandonar la orden. Pero no hay nadie para abrir las rejas. Ya os lo dije, nadie sale de aquí...
Debe haber una manera... la encontraremos. Seguro que entre todos podemos, no debemos rendirnos... podremos salir de aquí... quiero salir y volver a casa... Además, dónde está Rognar? dijiste que vendría a parar aquí también.. no?
Quizá se lo haya pensado mejor. O haya tenido problemas de última hora allí abajo —digo, sin mucho interés—. En cuanto a lo de salir... será mejor que lo olvides. Si tuvieras los conocimientos necesarios, no estarías aquí. Estás tan atada a este lugar como yo, quizá si lo hubieras hecho mejor... —doy una palmadita en el hombro a la elfa—. Aunque eres la primera persona a la que veo salir en años, así que enhorabuena. Supongo.
Esperaremos por Rognar un tiempo más y luego saldremos de aquí dice tozudamente no quiero quedarme y no voy a hacerlo. Si por la salida principal no se puede, seguro que hay alguna puerta secreta o trampilla... o algo
Cuando termina de hablar, sin dejar demasiado tiempo a que Thesa la termine de desanimar totalmente, comienza a revisar la sala palmo por palmo mientras espera a que llegue Rognar
La habitación es calurosa, tanto que te recuerda la desagradable galería de las llaves, donde Sivil encontró la muerte. Aunque aquí se respira un aire hogareño, la estancia en la que te encuentras resulta menos acogedora que el salón de una buena posada. Se debe a la casi total falta de muebles, salvo la mesita pegada a una de las austeras paredes y el taburete bajo en medio de la estancia, y a un hedor que recuerda al de las cenizas de unos rescoldos recientes.
Comprobando la reja que cubre la puerta junto a la chimenea con la esperanza de encontrar una salida, ves a tu querida Meiar. Se encuentra en perfectas condiciones, lo cuál hace que tu corazón lata con más fuerza. Unos pasos más atrás, junto a la chimenea en la que arden, perezosos, un par de leños que no parecen consumirse, una atractiva figura femenina la contempla con los brazos cruzados y una sonrisa displicente. Se trata de la mujer que os recibió en la entrada y os informó del estado de la Orden del Inicio del Camino.
Mientras revisas la reja que cubre la puerta, dado que se te antoja el punto más primordial que comprobar, oyes un estampido sordo detrás de ti. Te das la vuelta poniéndote en guardia, pero lo que ves ante ti hace que los dedos te flojeen y la daga esté a punto de caer al suelo.
Mirando a un lado y a otro, con su aspecto atolondrado de siempre, se encuentra Rognar.
Madre mía, muchacho... ella tenía razón —digo, arrugando la nariz en una mueca burlona—. Aún lo has hecho peor. ¿Ni siquiera has pasado una prueba? Algo habría que matar allí abajo, ¿no? Algo que valorase tanto músculo y armamento...
Pero que? Fue mala suerte simplemente, como ibamos en grupo algunas se chafaron y otras las descubrio alguien antes...
Diceel arbaro un poco confundido.
En eso tiene razón... afirma ya más contenta gracias a la compañía de Rognar (y a no tener que estar sola con Thesa)
Vamos, Rognar ayúdame a encontrar una salida... debe existir un modo de salir de aquí..
sigue buscando
Ya os lo dije hace dos días: no hay forma de salir. Sólo yo puedo abandonar esta sala a través de la chimenea, y no puedo llegar más lejos de donde me visteis. Sin nadie que os abra la salida, estáis encerrados aquí de por vida.
Tardáis varias horas de revolver la sencilla habitación, repasando y golpeando cada pulgada de muro, suelo y techo, sacudiendo la reja y aporreando la puerta que hay tras ella con vuestras armas, pero todo se muestra tan sólido e inalterable como vuestra inquietante compañera insiste en recalcar.
Por fin, totalmente agotados, os dejáis caer espalda contra espalda frente a la chimenea, convencidos de que no hay nada que hacer. Todo aquel con quien os habéis encontrado en vuestra peculiar aventura os lo había advertido, pero os resististeis a creerlo. Ahora sois prisioneros de vuestro empeño y quizás, sólo quizás de vuestro fracaso. Tan sólo esperáis que el hermano Pisafuerte haya corrido mejor suerte y que le hayáis caído lo bastante bien como para que busque el modo de hallaros y sacaros de vuestro nuevo y reducido hogar.
Y a poder ser, antes de que se os acaben los víveres. O antes de averiguar qué come un semiinfernal condenado a pasar la eternidad en un lugar abandonado y sin alimentos a la vista...
Los colgantes se desvanecen junto con vuestras esperanzas de convertiros en héroes.
FIN
Bien, pues eso es todo. Muchas gracias por este largo año de partida, espero que la carencia de final feliz no os deje mal recuerdo global, porque me he esforzado porque esta primera experiencia como director en red haya sido positiva para todos.
¡Un saludo!
jo... pobrecitos :S
cómo se resolvía lo del gong?! que me pica la curiosidad...