El lugar en el que te materializas hace desvanecerse la desesperanza que lo mantenía encogido. Se respira quietud, pero muy al contrario que en el resto de la orden, esta sugiere una apacible armonía libre de trampas y rompecabezas mortales. El olor de la madera y los libros antiguos, claro e inconfundible, revela la ausencia de polvo en este lugar, que por lo demás parece completamente abandonado.
Sobre la primera mesa de lectura, guardado por la solemne vigilancia de los millones de manuales, cuadernos de notas, legajos y pergaminos que atestan los anaqueles, hay un sobre verde pulcramente colocado. Lleva tu nombre inscrito con cuidadosa caligrafía.
Estoy algo desorientado. No se muy bien donde me encuentro. Al menos, no estoy en la escuela. O eso parece...
No puedo evitar pensar en Rognar y en Meiar. ¿Los encontraré aquí? ¿Qué lugar es este?. Por un instante, pienso en todos aquellos que hayan pasado por la escuela. Tantos habrán sucumbido en las trampas, tantos engañados, tantas vidas perdidas...
Dejando de lado mis pensamientos, me dirijo al lugar dónde se encuentra el sobre. Con el pulso tembloroso por la emoción (y también debido en parte a lo patoso que soy y poco hábil que soy), sujeto el sobre, y lo inspecciono. Parece un sobre normal. No creo que se deba a ningún acertijo, ni nada por el estilo.
Lo contemplo durante unos instantes. Evidentemente, mi nombre está ahí. Por tanto, debe de ser mío, o, al menos, dirigido a mí. Por tanto, lo correcto sería abrirlo... Espera, podría ser una trampa. Aunque no recuerdo ningún acertijo que pudiese relacionar con esto. Está bien, probaré una cosa, aunque no creo que funcione.
¿Por qué hablo conmigo mismo en mi cabeza?. He pasado demasiado tiempo ahí encerrado. Está bien, ahí va...
Cojo aire, respiro hondo, y digo- Mi nombre es Rómulo Pisafuerte. ¿Puedo abrir este sobre?. Supongo que es para mí, claro está... ¿Ahí alguien ahí?
Si despues de un rato nadie me contesta (cosa probable donde las haya), abro el sobre con cuidado (si es que soy capaz de ello, claro)
El silencio te recuerda a tu agobiante experiencia en la sala de los tesoros. Tras lo que consideras digno de paciencia, te decides a abrir el sobre.
Extraes una única tarjeta rígida, del mismo color que el sobre y escrita con la misma caligrafía. La tinta no parece fresca, pero ni el sobre ni la tarjeta parecen ajados. Debe de ser algún tipo de magia asociada con la puerta de la Sala de Evaluación.
Enhorabuena, candidato. Has superado la evaluación. Tienes ante ti el premio más valioso que un aspirante podría recibir: la más completa y rica fuente de conocimiento, y tanto tiempo como necesites para consultar, anotar y aprender. Si necesitas orientación, pregunta al bibliotecario o a alguno de tus compañeros que, de buen grado, te prestarán cuanta ayuda sea necesaria.
Bienvenido al siguiente nivel, esperamos que disfrutes y saques provecho de tu estancia en la Orden del Inicio del Camino.
Atentamente,
Glaufficust Masverlingel
Apartas la vista de la tarjeta y miras alrededor. La Orden está abandonada, eso fue lo que aquella criatura semiinfernal de la entrada os dijo a ti y tu grupo. Por lo tanto, no hay personal docente a la vista. Tampoco ves restos de cadáveres, lo cuál te proporciona un soplo de aire fresco: ¡Debe de haber una forma de salir, aunque no se vean puertas ni ventanas!
Después te asalta la duda. Tu corazón vuelve a encogerse...
¿Y si nadie ha sobrevivido a las descontroladas pruebas? ¿Y si lo hicieron pero, como Meiar y Rognar, no lograron alcanzar el nivel exigido? Eso explicaría que nadie hubiera pisado este lugar en años.
En el platillo positivo de la balanza, sabes que tu diosa no permitirá que mueras de inanición. Y quizás, si este lugar alberga tanto conocimiento, algún día encuentres algo que te sirva de ayuda para volver a casa. Claro que sí, por supuesto que ha de haberlo. Hay demasiados libros como para no encontrar lo que buscas.
Quizás lo mejor sea no perder el tiempo y comenzar a estudiar...
FIN
Pues así termina tu aventura. Siento la carencia de final feliz (al menos final feliz inmediato), sólo espero que durante este largo año de partida te hayas entretenido como mínimo.
Por mi parte, un placer tenerte como jugador. Es una pena que chocarais tanto con los PJ originales por haberte hecho uno maligno, porque Mitius era un gran personaje y Quycus era muy divertido de PNJotizar.
La verdad es que ha sido algo diferente, eso sí, mucho mejor que una partida de D&D normal.
Por supuesto, es una pena de lo Mitius. ¡Con lo que molaba el pj!. Pero en fin, en su día ya lloré su pérdida y todo eso.
Ahora, dime... ¿Qué había que hacer en las pruebas que nos hemos dejado? ¿Qué ha sido de Rognar y Meiar?
Puedes buscarlo en los libros. Tienes toda la vida por delante... AAAAAJAJAJAJAJAJAJAJAJA