Partida Rol por web

La enorme puerta con el cartel Sala de Evaluación parece aún más imponente que cuando la visteis por primera vez. Sobre su superficie de mármol blanco hay unos débiles dibujos que representan a un guerrero con pose heroica, alzando una maza con el extremo cuajado de pinchos, y el mismo guerrero siendo devorado por una criatura informe.

El rostro de agonía está realmente conseguido. El escultor debió de cobrar un dineral.

Las cuentas de vuestros colgantes brillan con intensidad al acercaros. Suponéis que, para bien o para mal, ya estáis listos.

Bueno, de un modo u otro saldremos de esta maldita escuela... ha sido un placer conoceros chicos... les dice antes de acercarse a la puerta

Lo mismo digo... -es lo único que puedo decir.

Al fin, el esperado momento de salir de aquí. Llevo encerrado demasiado tiempo, y, en este momento, lo único que se pasea por mi mente es salir de este lugar.

Espero que esta ultima prueba simplemente fuera la revision de las cuentas del collar y el que lo superara entrara y el que no, lo echaran...Sino es así ha sido un placer.

Mirando a la elfa no deja de venirle a la cabeza cosas que le gustaría contarle pero no se atreve y además nunca sabría explicarlas, así que solo la mira en silencio unos segundos y luego mira a la puerta que les espera expectante.

Una vez parece que todos se han despedido ya Methgar, imprudente como siempre, se acerca a la puerta. Tras revisarla, pues las viejas costumbres sn difíciles de perder, la abre...

Sea quien sea Methgar, ni él/ella ni nadie encontraría nada raro en la puerta, a excepción de que parece hecha de una sola pieza de mármol blanco y que todo lo que tiene de puerta es la forma de medio punto, porque no hay marcas visibles de que se abra hacia un lado, hacia otro, levantándose o cayendo.

Sin embargo, la placa dorada que dice Sala de Evaluación mostraría el reflejo de las cuentas de Methgar (si es que estuviera presente alguien llamado así) brillando con más intensidad.

Al no encontrar nada se acerca más aún a la puerta antes de decir estoy preparada para ser evaluada...

La placa emite un destello cegador. En realidad no es demasiado fuerte, pero cerráis los ojos instintivamente por miedo a que lo sea...

Sientes como si despertaras de un profundo sueño, sobresaltada, con la sensación de que hasta ese mismo instante has debido de estar roncando a todo volumen.

Cuando abrís los ojos, Meiar ha desaparecido. A la luz de la antorcha*, no percibís ningún cambio en la puerta ni en la placa dorada. Vuestra compañera ha desaparecido, esperáis que para bien. Claro que también podría ser otra de las múltiples trampas descontroladas que encierra este lugar.

¿Qué haréis ahora?

Esperamos o tambien nos acercamos y decimos que nos evalue?

Dice el Barbaro dubitativo al ver que de pronto la elfa ha desaparecido.

Creo que lo mejor será que nos evalúen. Si quieres, yo iré primero... -digo a Rognar. Nuestra estancia en este lugar por fin llega a su fin...

Viendo que el bárbaro no responde, me encamino a la puerta, y una vez delante, digo- Mi nombre es Rómulo Pisafuerte. Estoy aquí para ser evaluado...

Aún dudanod el barbaro ve como Romulo formula las palabras sin esperar siquiera su contestacíon y queda espectante a lo que ocurra.

Se repite la escena que ha tenido lugar con Meiar como protagonista. El resplandor os cubre como una densa niebla y cegadora...

Sientes como si despertaras de un profundo sueño, sobresaltado, con la sensación de que hasta ese mismo instante has debido de estar roncando a todo volumen.

... y al abrir los ojos, te encuentras solo ante la impresionante puerta de mármol blanco. Tus ojos, aturdidos, se clavan en la imagen del guerrero siendo devorado por la bestia informe. Su expresión de angustia es tan realista como inquietante. ¿Será eso lo que espera a los fracasados? Si es así, temes que Meiar pueda estar en peligro. O quizás que sea demasiado tarde...

¿Qué harás, Rognar el Imperturbable?

Aqui estoy, soy Rognar y quiero ser evaluado...

Dicho esto ocn firmeza el barbaro espera que le pase lo peor, pero dispuesto a plantar cara a lo que sea.

La luz te baña una vez más, aunque ahora no se limita a hacerte cerrar los ojos y protegerlos con tus callosas manos. De pronto sientes como si despertaras de un profundo sueño, sobresaltado, con la sensación de que hasta ese mismo instante has debido de estar roncando a todo volumen.