Partida Rol por web

Escuchar el protocolario saludo de Darren supuso un enorme alivio, ahogando el suspiro que lo habría acompañado mordiéndose el labio conteniendo la sonrisa que se dibujaba en su expresión mientras sus dedos se deslizaban por sus rizos inquieta.

Parecía que estaba de mal humor y eso calmo más su animo permitiéndose caer en la broma de la broma y continuarla, contestar a su pregunta fue...un reto. Darren la conocía bien y notaría el cambio de tonalidad en su mentira pero la preocupación fue genuina. Lo que no estaba era preparada para el golpe que recibió tras entregar el mensaje de Grend, eso fue sin duda todo un revés para Mara, que en un arranque de rabia se giro bruscamente golpeando secamente con la mano abierta la estantería o pared más cercana, no estaba segura.

La tensión fue palpable a los lados de la línea, pese a los intentos por parecer relajados y naturales, hasta que Darren contraataco con su mierda habitual para alejarla, molestarla o simplemente siendo sincero en sus intensiones, a veces no lo sabía. No hubo respuesta de vuelta, solo su respiración por más de medio minuto luego le colgó. Se quedo mirando cabizbaja la pantalla en negro, observando su reflejo furioso pero de mirada triste.

-idiota – exhalo en un quejido débil deslizando su espalda por la pared, dejándose caer al suelo apoyando los brazos en sus rodillas y enterrando la cabeza entre ellas

Hizo un esfuerzo tremendo para controlarse y no romper a llorar por la frustración que sentía en ses momento, frustración por no saber con que propósitos tenía el rey Shide su sangre, como la había conseguido o lo que era más importante ¿corría alguien más peligro por su culpa? Eso la hizo pensar en Jade y Adrian, pero especialmente en esta primera. Se mordió el labio y deslizo su dedo por la pantalla, buscando el contacto de su mejor amiga, quizá no siendo el mejor momento para llamarla dejo sus dedos moverse veloces por la superficie del teléfono y le envió un breve mensaje.

Un suspiró, un quejido y otro suspiro. No le vino nada a la cabeza, había tratado de buscar algo que le sirviera alguien que le pudiera decir algo pero nada, estaba en blanco. Debería confiar en que Raymond supiera dar con la pieza del puzzle que ella no tenía. De igual modo estaba sobre la vigesimoséptima, si quería respuestas as sus preguntas era el lugar idóneo para obtenerlas...claro que no estaba en sus mejores condiciones para encontrar nada.

Se levantó convencida en que iba a pasar todo su tiempo libre entre esas paredes para ayudar a Merrick y dar con las respuestas que necesitaban. Mientras tanto...acciono de nuevo el mecanismo que abría el camino a la biblioteca y espero a cruzar al otro lado.

Cuando das un golpe en la pared escuchas un fuerte "SSSH! Estamos en una biblioteca. ¡No es lugar para hablar por teléfono!". Afortunadamente, nadie se acerca al pasillo en el que estás para verte sentada en el suelo, sumida en la desesperación por la respuesta de Darren.

Escribes a Jade y esperas su respuesta. Después, te aseguras de que no hay nadie en los alrededores para volver a abrir la puerta al pasillo secreto. Continúas por los corredores subterráneos y llegas finalmente a la nueva puerta que han instalado. Te acercas a ella y, evidentemente, está cerrada... ¿Cómo había dicho el profesor Merrick que se abría? Hacían falta dos personas, pero él lo hace sólo, ¿no?

Raymond observa como Mara sale de la biblioteca para llamar a Darren y se vuelve hacia su antiguo alumno.

Dioses Asirios del Inframundo, Dioses Asirios del Inframundo...¿Qué tiene eso que ver con los ritos funerarios de la antigua Mesopotamía?

Aunque habla en voz alta en realidad el mago no espera respuesta por parte de Merrick, aunque luego es consciente de la pregunta de este.

No, no. Si es lo que creo es algo más abstracto. Creo que ese Shide tiene un objeto en forma de caballo que le ayuda a transportarse a sitios. Pero mi primera opinión era que tenía que estar dentro del sitio al que quiere llegar, y puede que sea erronea. Aún así mejor no arriesgarse.

Lo más preocupante es la sangre de Mara. ¿Cómo se ha podido hacer con ella? ¿Y qué hago con esto? Es demasiado grande para mí, pero dudo que el consejo quiera meterse, ya tiene demasiados problemas. Y mucho menos si se lo pido yo.

Raymond seguía caminando de un lado a otro mientras pensaba.

Analizas un momento la puerta y estás a punto de maldecir cuando recuerdas las palabras del profesor Merrick diciendo que la entrada está restringida a estudiantes que vengan al menos por parejas. Durante un instante estudias el conjuro, que realmente requiere un simple soplo de poder mágico para poder abrirse, de forma que incluso un talento menor con algún tipo de conocimiento arcano sería capaz de activarlo.

Pero, efectivamente, está programado para necesitar dos personas para acceder, ya que necesita detectar dos mentes para levantar la restricción de la puerta. Estás a punto de llamar cuando te das cuenta de que, en ambas ocasiones que has venido, el profesor ha abierto la puerta él solo, pero el alcance del conjuro es ínfimo y crees que la segunda persona debería estar tocando la puerta. Curioso.

Durante un momento estás tentada a llamar para ver si los dos profesores te abren desde el interior, pero se te ocurren un par de ideas antes de hacerlo. ¿Podrías modificar tu propia mente para que el conjuro pensase que eres dos personas distintas? La idea parece plausible para un psicomante y, al tratarse de tu propia mente, no violaría ninguna de las leyes de la magia. Mientras lo piensas, se te ocurre otra opción más: ¿detectaría la puerta la marca de tu patrón como una entidad diferente?

En señal de frustración se froto la frente y luego el resto del rostro, no mejorando para nada su humor con ese contratiempo, finalmente alzó la mirada con intriga.

-y si...

No era una inútil. Mara nunca se quedaba sin ideas, no era una damisela de película que ante una crisis no se le ocurría más que pregunta ¿que hacemos ahora?. ¿Desde cuando una mujer no sabe que hacer durante una crisis? Bueno, tampoco el quedarse fuera de la biblioteca supusiera una crisis.

Estudio las opciones. Merrick lo había logrado hacer solo ¿por que no ella? Canalizando algo de su poder podría hacerlo, pero no siempre el camino más fácil y obvió es el que escogemos ¿aprenderíamos si no algo útil de los errores o incluso de los aciertos cometidos? Además explorar sus capacidades psíquicas siempre le interesaba, un reto que superar y que compartir con...no importa.

-vamos...tú puedes con esto...- se infundió animo a si misma al extender de nuevo la mano

Se centro del mismo modo que lo hacía al meditar pero en lugar de acallar todo pensamiento busco más allá, en las profundidades su subconsciente, nadando en busca de ese algo que en ocasiones sentía alimentaba su poder interior, aunque fuera en una ínfima cantidad. Se centro. Se centro más, sintiendo o imaginando como desdoblaba su mente para que las protecciones de la biblioteca detectaran dos improntas mentales en lugar de una sola.

La puerta de la biblioteca se abre y Mara aparece en el umbral con una sonrisa. Los dos profesores están en la biblioteca, aparentemente en una animada conversación sobre historia Mesopotámica.

Merrick se vuelve hacia su antigua alumna, saluda con un simple gesto de cabeza y se vuelve para seguir charlando con Raymond cuando se interrumpe bruscamente.

— ¿Cómo...? — se mira la mano, en la que os fijáis que lleva un anillo en el dedo anular, que habíais ignorado hasta el momento pensando que era una sencilla alianza. — ¿Cómo has entrado tú sola? Se supone que esa puerta tiene un conjuro para que sólo dos personas, una de ellas con algo de poder mágico, puedan pasar a través de ella.

La descripción de la protección de la puerta se ajusta perfectamente a la energía mágica que Mara ha detectado.

Una ligera exclamación de sorpresa escapó de los labios cerrados de Mara al sentir como el dispositivo de seguridad cedía ante su voluntad, no era que le sorprendiera para eso precisamente lo había hecho pero si le resulto agradable que resultara tan bien. Su sonrisa de satisfacción lo decía todo cuando cruzo el umbral de entrada y vio a los dos hombres volviéndose a mirarla, ensanchándose ligeramente ante la expresión de Merrick.

-amh...bueno -pensó rápido y al ver el gesto del profesor mirando el anillo de su dedo anular inmediatamente alzó el suyo y se encogió de hombros – pura suerte...

No quería dar más importancia al asunto, ni a lo que había hecho. Simplemente seguía sintiéndose satisfecha con haber hecho las suposiciones correctas y haber logrado aprender algo nuevo sobre sus propias capacidades.

-siento interrumpir la charla – se aceró a ellos y su gesto se volvió más sobrio al mirar al señor Grend – el rey Shide ha hecho una visita a Darren – alzó la mano de inmediato para que la dejara terminar- esta bien aunque no has sido por falta de intención

Raymond sonrie cuando Merrick habla de las protecciones de la puerta.

Bueno. La verdad es que eso no es lo que se dice una buena protección mágica. Yo mismo podría haber pasado también si hubiese querido. Y nuestra joven señorita Wright es más de lo que aparenta como usted bien sabe. En otro momento podemos hablar sobre protecciones adecuadas si quieres.

Luego se volvió a Mara y se preocupó cuando habló sobre el Shide.

Maldita sea. Me lo temía. ¿Te ha contado qué es lo que ha pasado? Aunque será mejor que nos reunamos con él igualmente.

Señor Merrick... Profesor Merrick. Diría que de momento no tiene que preocuparse de que la criatura vuelva. Creo que ya ha encontrado lo que buscaba, o al menos sabe que aquí no está. Pero ahora tenemos que ver al señor Rey. No obstante me alegra de haberle visto y espero que podamos coincidir en otra ocasión.

Mientras hablaba se colocaba bien las mangas de su camisa, luego cogió su sombrero y su chaqueta dispuesto a volver junto a Darren.

Negó con la cabeza ante la pregunta de Grend, apretando la mandíbula con ligera tensión que se extendía a sus hombros.

-no quisimos profundizar en lo ocurrido por teléfono – resolvió sin más detalles cruzando los brazos frente al cuerpo y volviendo la vista sobre los libros dispersos por el suelo – profesor – se volvió a Merrick meditabunda – podría hacerme un favor...si al comenzar a ordenar y catalogar da con algún manuscrito relacionado con rituales de sangre o el poder de la sangre ¿podría apartarlo para mi? - exhalo dando una mirada significativa a ambos hombres – se lo agradeceré...y tan pronto como sea posible le aseguro que cumpliré mi palabra y le ayudare con todo esto

Se volvió hacía Grend viendo como se cubría elegantemente sus brazales de cuero y recuperaba su atuendo formal de profesor retirado, mago en activo.

-Darren no tiene intención de cerrar, así que allí estará...ocupado – escupió esto último con claro resquemor – le sigo señor Grend

Ese día comenzaba a ser un gran déjà vu, paseo arriba y abajo de la biblioteca, alguien colgando el teléfono a otro alguien, cabreo telefónico con Darren y vuelta a empezar, solo que ahora iba aderezado con que un ser poderoso tenía su sangre. Ni pizca de gracia que le hacía, pero que ni pizca.

El profesor se mostró turbado.

— ¡Ehm! Sí, sé que la protección no es especialmente segura contra gente con talento, pero aún así debería haberme avisado si alguien la saltase por la fuerza, cosa que no ha sido el caso... — Observa a Mara, extrañado.

Agita la cabeza, como si se quisiera sacudir la confusión.

— Ehm... Sí, por supuesto. Muchísimas gracias por su ayuda. Cualquier cosa que descubran o que necesiten de mis servicios, ya saben dónde encontrarme. — Vuelve a mirar a su antigua alumna, con algo menos de recelo ahora. — Mara, si no te importa, ya que conoces el camino, yo me quedaré aquí para empezar a ordenar esto... Un placer haberle visto de nuevo, profesor Grend.

Se despide de vosotros y mientras salís de la sala se queda mirando el desastre de la biblioteca sin tener muy claro por dónde empezar.

Mara se limito a mirar a Merrick dedicándole una sonrisa amable, acompañada de un encogimiento de hombros.

-muchas gracias, profesor – se acercó, a quién había sido y siempre sería su profesor favorito, estrecho su mano permitiéndose regalarle un gesto cómplice palmeando el brazo del hombre en gesto de ánimo – todo estará bien, ya lo verá. En sus manos la biblioteca volverá a resplandecer...- dio un vistazo a algunos de los manuscritos y sopeso algo por un instante – si necesita volver a encuadernar alguno de los libros creo tener entre los contactos de la editorial al menos un par de especialistas en restauración, así que no duda en preguntar

Tras la despedida guío a Grend a lo largo del recorrido de vuelta a las escaleras y ascendiendo finalmente de vuelta a la superficie, abandonando el edificio para poder hablar tranquilamente mientras esperaban a la llegada de su taxi.

-Señor Grend...¿tiene idea alguna de lo que esta pasando?

Raymond había escuchado la petición de Mara a Merrick para que le buscase información sobre la magia de sangre. Por un lado le molestó que no acudiese a él para eso. Pero entendía la relación profesor/alumno y no se lo tuvo demasiado en cuenta. No obstante, eso no impedía que le diese su expertar opinión.

Srta.Wright, Mara, no te voy a mentir. Que esa criatura, de hecho cualquier ser, tenga tú sangre no es bueno. Pero no te va a pasar nada. No lo permitiré.

Suspiró.

La sangre en rituales sirve, entre otras cosas, para afectar a una persona sin importar la distancia. Como parece que ha hecho ese señor Shide. El cómo la ha conseguido es preocupante, por supuesto, pero nos ocuparemos de ello.

No sé qué está pasando. Yo tenía una tarea bastante diferente que hacer hoy la verdad, y en teoría muy importante para gente aún más importante. Pero no puedo obviar lo que está curriendo contigo y con Darren. Espero que no se haya hecho con el libro que quería. Si es que en verdad quería ese libro y no otra cosa.

Veamos qué nos tiene que contar el joven Darren. Luego iremos paso a paso. Hasta que no sepamos todo lo que pasa no podremos empezar a prepararnos. Y esa es la clave jovencita. Prepararse.

Trató de ponerle una de sus mejores sonrisas. Aunque en verdad estaba algo preocupado por todo lo que sucedía a su alrededor.

Salís de los pasadizos y luego de la biblioteca, hasta la zona ajardinada del campus. Una vez en el exterior, Mara coge el móvil e intenta llamar al taxista de esta mañana. Cuando el teléfono empieza a sonar de forma rara, frunce el ceño y mira al profesor Grend. Ambos se separan unos pasos para que el artefacto tecnológico vuelva a funcionar normalmente. Tarda unos segundos en recuperar la cobertura y, en unos momentos más, el taxista confirma que os recogerá en diez minutos.

Sumida en sus preocupaciones no se percato que había ofendido a Grend con su petición al profesor, por otra parte no lo había hecho tanto por averiguar ella misma el uso que le podría dar el shide, o cualquiera, a su sangre como por profundizar en medios de protección o cualquier otra cosa que le fuera a ser útil.

-gracias, señor Grend- agradeció ocultando su desconcierto y levemente avergonzada

Poco o nada acostumbra a que alguien tuviera que protegerla, la declaración de Grend la había pillado desprevenida. Quizá solo fuera por su código personal, a quien diría anticuado, ella lo consideraba un hombre honorable, hasta donde ella llegaba a conocerlo.

Escucho de manera casi reverencial la clase magistral que le ofrecía el mago a cerca de los usos de la sangre. Sabía de sobra que la sangre, así como los nombres tenían un gran poder, tanto como el mirar el alma de una persona, motivo por el que nunca cruzaría una mirada con el hombre que estaba a su lado por lo que pudieran encontrar.

Eso le llevo a pensar que tal vez era hora de poner en orden lo que había visto en el alma de Darren años atrás y que el hiciera lo mismo con ella, sabía que no había punto de comparación entre su situación y la suya propia. No le había sido revelado quien o que era su patrón y eso, tras mucho tiempo sin pensar en ello, ahora le preocupaba. Quizá no fuera nada, pero ¿por que su sangre? Eso la inquietaba, tanto como que hubiera atacado o amenazado a Darran, o haber involucrado a Grend, o que Jade estuviera investigando esas desapariciones posiblemente relacionadas con el Nuncamás sabiendo que el shide había llegado por medio de uno de sus portales – de propia creación además-.

Era irónico cuando la vida te sonríe y tus preocupaciones diarias se dividen entre cumplir con todas la deadlines en tu agenda con una semana de adelanto, reír o llorar de la risa junto con tus compañeros de piso y amigos, fortalecer una amistada reencontrada y vivir dando un paso cada vez, se podía ver desmoronado en un parpadeó por haber dejado cosas pendientes por el camino y te recuerdan con un revés inesperado. «Eso para que bajes la guardia...resuelve tus asuntos pendientes o ellos lo harán por ti...»

Asintió en silencio en comprensión ante lo dicho por Grend, lo cierto es que estaba al tanto un mínimo esencial de los usos de la sangre, aunque fuera por la insaciable curiosidad de Jade y poder seguir su ritmo en algunas ocasiones. Lo cierto es que tenía mucha información inútil en su cabeza que a veces terminaba por serlo, en alguna retorcida manera en esos twist a mitad del “libro”.

-lamento haber alterado sus planes señor Grend...- torció el gesto mirando el reflejo del hombre en un ventanal cercano – bueno...eso sería mentirle. Me reconforta tenerlo conmigo ante esta situación tan – frunció el ceño – inusual...supe que usted sabría que hacer...el como lo ha conseguido – añadió con boca pequeña – me preocupa más es el...- cerro los ojos junto a un suspiró que hundió sus hombros en un intento de relajar su tensión – porqué mi sangre – carraspeó volviendo a adoptar la postura erguida y, en apariencia, serena que solía vestir en el trabajo – En el caso del señor Rey – la altivez al hablar de su amigo duro un instante, somo si con ese pequeño gesto descargara frustración enfocada en su amigo - es más por su trabajo que por él, espero...pero si, no deja de ser peculiar esta coincidencia -dijo en tono cómplice en alusión a lo que opinaban ambos de las coincidencias – antiguas civilizaciones...eso era lo que buscaba el shide pero ¿qué puede estar buscando?-le devolvió la sonrisa y asintió ante su premisa – paso a paso y prepararse

Finalmente, llega el taxi que estábais esperando y podéis montar en él. Debido a la hora punta, con mucha gente volviendo a sus casas después del trabajo, el camino hasta la tienda de Darren se hace un poco más largo de lo habitual. Pero como todo pasa, incluso los atascos de Seattle, finalmente el vehículo se para frente a Rey's Antiques.