Mara se mordió el labio apenada por el ogro, segura que preferiría una buena lucha junto a su señor que pasarla cumpliendo con su deber con una aburrida mortal como ella. Sin comprender exactamente porque se sintió culpable y apenada porque tuviera que cargar con ella.
-¿Brigitte? - se aventuro a decir sin creer que él pudiera tomarlo como una iniciativa para hablar de ella
En su mente era prolifera la información sobre folklore y mitología de diferentes culturas y el nombre de Brigitte, en relación un poco con Cernunnos, le trajo a la cabeza a la hija de Dagda uno de los Tuatha Dé Danann de la mitología irlandesa pero seguro que se trataba de otra Brigittel
-Bueno...no se si sirve o no a la orden pero si la ha mencionado así que he creído que... – confesó insegura que le gustara al ogro lo que compartía con él – tal vez que supiera de ella es una coincidencia – si no fuera porque ella no creía en las coincidencias como bien le había dicho al mago esa mañana, e ignoraba a que Corte pertenecía a Au Fae.
Tal vez podría tener una chalar con Jade cuando regresara, porque mantenía la esperanza de hacerlo en algún momento.
-¿por que el interés de mantener las cortes reducidas a Verano e Invierno?...no lo comprendo – murmuro más para ella que para el ogro – oye Tarvos ¿te molestaría si exploro un poco?...- se aventuro a preguntar - ¿sabes si el señor Cernunnos tiene biblioteca? Me encantaría ver como es una biblioteca fae – dije en un tono totalmente inocente al más puro estilo Bella al ver la biblioteca de la Bestía -si no te causa molestia, a fin de cuenta son tengo a donde ir – le sonrió de manera encantadora e inocente
Motivo: Carisma
Habilidad: Grande (+4) (4)
Dificultad: Mediocre (0) (0)
Tirada: [1] [-1] [1] [0] = +1
Resultado final: Excelente (+5) (5), Éxito
te dejo una tirada de carisma a ver si se traga mi inocencia y me deja explorar
Tarvos se encoge de hombros.
— Brigitte es una de nuestros capitanes. Se encarga de entrenar a los novatos y casi todos hemos sufrido la velocidad de su espada de entrenamiento — dice, frotándose el antebrazo como si recordase algún antiguo golpe especialmente doloroso.
El ogro sonríe cuando le pides ir a ver la biblioteca.
— Claro, no estás encarcelada en esta habitación. Sencillamente no debes salir de la casa por tu seguridad — dice en tono amable. Luego señala hacia el mueble en el que se había dejado al llegar. — Pero aquí tienes ya bastantes libros — dice señalando la estantería. — Y creo que tras esas puertas tienes otra estantería llena. Lo suficiente como para leer un par de años... Bueno, al menos yo, que lo hago un poco despacio... — dice bajando la cabeza. Luego parece animarse. — ¿Buscas algo en particular?
No es que le dijera demasiado pero tampoco significaba que sus castillo de naipes se desmoronara. Dependiendo de los designios que el señor del Otoño tuviera para con ella podría llegar a conocer sobradamente a todos sus lugartenientes o o miembros de la secreta Orden. No había porque darle vueltas en ese momento.
Compadeció al ogro ante aquel disimulado gesto, bueno, habría sido disimulado de poseer un tamaño medio aunque puede que para ser un ogro ya lo fuera, pero capto enseguida el mensaje sobre Brigitte.
-gracias – sonrió cálida al ogro – tampoco tengo a donde ir – confeso acompañada de un encogimiento de hombros, siguiendo con la mirada el gesto de este – tampoco soy una lectora muy rápida – dijo con humildad.
Claro que si se comparaba con Jade era una lectora lenta...hasta que el asunto le interesaba lo suficiente como para perderse en la lectura. Y con ese pensamiento en mente se levanto y dirigió a los estantes de la sala para inspeccionar los títulos.
-mmmm...nada en particular – aunque una idea comenzaba a formarse mientras acariciaba los lomos de los libros - ¿suele leer a menudo el señor Cernunnos estos libros?
Según la respuesta Mara utilizara su habilidad para tratar de leer cuál ha sido el libro que más haya leído Cernunnos o el mas reciente.
Tarvos se encoge de hombros.
— La verdad es que no entiendo mucho de libros... No sé cuánto tiempo dedica nuestro señor a leerlos, ni si tiene más en la casa...
Observas los títulos y reconoces la mayoría de ellos. Obras clásicas de grandes autores, como Shakespeare o Goethe, tratados de mitología y de historia. También hay otros volúmenes de los que jamás habías oído hablar, ni siquiera mencionar a sus autores: "Criaturas de los bosques" por Sir Ray Avery, o "La verdadera historia de Oberón" de alguien llamado Titus.
Pero, casi tanto como los libros, te llaman la atención un par de huecos en la estantería, libros que han sido retirados de allí por algún motivo. La verdad es que, de un simple vistazo, no comprendes del todo la forma en la que están catalogados los volúmenes (alejándote un poco de la estantería, casi podrías decir que por el color del lomo, en vez de por temática, pero tampoco podrías asegurarlo), así que no tienes ni idea de qué puede ser lo que falte allí.
De repente escuchas un ruido brusco a tu espalda y te giras rápidamente. El tranquilo Tarvos ha agarrado su enorme hacha de batalla y su gesto cuidadoso, casi tímido, ha desaparecido por completo de forma que su rostro mantiene un semblante pétreo y amenazador mientras avanza hacia la puerta del recibidor.
— No te muevas de aquí — dice con una voz fuerte, serena, sin el más mínimo tono dubitativo como los que había mostrado hablando de temas más banales como el té o los libros. Eso te deja muy claro que, después de todo, el tranquilo y amable ogro no deja de ser una inmensa bestia de combate capaz de partir de un solo mandoble a cualquier guerrero menos capaz.
La partida continúa en la siguiente escena:
El Feudo de Otoño