Partida Rol por web

El chico callado de cabellos oscuros se envalentonó y salió de su mutismo para soltarnos un discurso matemático que ni los de Phoenix Wright en uno de sus mejores alegatos en los juicios. Todo lo referente a la nota era para tenerlo en cuenta, sin duda. Pero tampoco había que volverse loco elucubrando grandes teorías. Hasta el momento solo disponíamos de una y no esclarecía gran cosa; de ahí que las siguientes puedan suponer una verdadera diferencia en nuestro criterio y juicio analítico. En esas estaba, reflexionando, cuando se acerca la chiquilla, hermana del niño de las gafas y me regala un brik de leche de soja tras dejarme de propina una frase sarcástica. "¿Esto es una broma?" -pienso enarcando una ceja al recibir tal presente.

-Arigato, "monada" -respondo acentuando la palabra y dedicándole una sonrisa nerviosa, antes de ver en acción a Yoru cual huracán Katrina, subiendo los decibelios a medida que alza el tono de voz mostrando su enfado de una manera un tanto cómica-. Tranquilo -pesado-, no es para ponerse así... Tan solo ha sido un detalle... -agito el contenido del brik en su dirección.

Yoru Bochi trató de huir de aquel brik de "falsa leche", tal y como a él le gusta llamarla, al menos, cuando no la estaba llamando cosas peores y menos aceptables ante un público infantil, quizás sí para un público de adolescentes acompañados...

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! -Exclamó mientras este se giró para huir en sentido contrario a Kenji Miyaichi y su brik de leche de soja- ¡ALEJA ESA MONSTRUOSIDAD DE MI!. -Comentó mientras seguía corriendo girando su cabeza hacia atrás para ver si Kenji le estaba persiguiendo o no...

*BAM*

El muchacho chocó contra una pared golpeándose la cabeza, la cual comenzó a sangrar sin detenerse mientras este luchaba por mantenerse en equilibrio por un par de segundos, mientras se giraba hacia sus compañeros.

-Me...me...menuda leche... -Comentó antes de caer desplomado.

Al menos habría paz... momentánea, pero paz...

Los monitores de la Academia vuelven a activarse.

- ¡Din, don, dín! - dice Monokuma, cuya imagen aparece en los monitores. - Ha llegado la hora límite, mis queridos alumnos. A partir de este momento cada uno debe volver a su propia habitación... Que tengáis buenas noches.

Parece que no hay otra opción posible...