El wookie llegó a lo alto de la torre jadeando. Desde que había acabado la guerra con el Imperio y Han había dejado de lado su Halcón Milenario para dedicarse a buscar tesoros perdidos en otra área de aquel vasto estudio de grabación, sus horas de ejercicio se habían reducido drásticamente y su estado físico dejaba bastante que desear.
Resoplando, se apoyó en el marco de la puerta y espió hacia el interior. La sala estaba llena, no a rebosar, pero sí que se notaba bastante atestada. Voces agudas de niños se mezclaban con voces agudas de personajes edulcoradOs y un millón* de rostros desconocidos llenaban su visual. Aquel sitio era peor que la taberna de Tatooine, ya que estaba lleno de personajes variopintos pero por lo que podía divisar desde allí, no había una barra donde sirvieran bebidas.
Tras un minuto o algo así sin que nadie notara su presencia, el corpulento extraterrestre, que ya había recuperado el aliento, juntó valor y cruzó el umbral para ver por qué motivo había sido convocado a ese lugar.
Apenas traspasó la puerta sintió un extraño cosquilleo. En un principio pensó que se trataba de la vergüenza que le provocaba ser un perfecto desconocido en medio de personajes que llevaban toda una vida viéndose entre ellos. Sin embargo, no faltaba mucho para descubrir que en realidad, algo había cambiado en él.
Se movió entre los desconocidos con cuidado, murmurando un "wyaaaaaa**" aquí y allá mientras se acercaba al centro del alboroto hasta que por fin estuvo a la altura del hada madrina.
Al principio se sintió un poco extrañado. No entendía por qué había tanto revuelo a causa de una estatua de hielo. Intentando ver más de cerca qué era lo que llamaba tanto la atención, se ubicó junto al león que hacía muecas y se agachó hasta su altura, para ver qué era lo que este veía, y observó su propio reflejo al lado del felino. Se vio un tanto inconsistente, cosa que no le gustó.
Siguió observando un poco más, cambiando los ángulos y la desesperación fue haciendo presa de él. Hasta que rotó lo suficiente como para verse de perfil y un grito de dolor escapó de su garganta.
-MUUUUUUUUAAAAAAAAAAWAAAAAAAAAAAAAAA!***- Chewbacca acababa de descubrir que había perdido la tercera dimensión.
*Fue la impresión que se llevó Chewbie al primer vistazo. Comprendan que está un poco incómodo con tanta criatura nueva para él.
**Hola
***¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
Tras comprender lo que le quería decir morfo, Merida pasó entre los demás personajes para llegar a ponerse entre ellos (o la mayoría de ellos) y el hada y silbó con todas sus fuerzas para llamar la atención de la gente. Porque no hacemos algo en vez de debatir a gritos buscando un culpable? mientras hablaba se acercó a Mary Poppins con permiso y le quitó la bufanda con toda la suavidad de la que fue capaz, que puso al hada.
Quizás si conseguimos que se derrita el hielo aún podemos salvarla... dijo mientras se giraba de nuevo hacia los demás personajes con una suave sonrisa que influía esperanzas.
Sin saber por que me habia tirado 2 dias hasta esta torre y cuando llegue ya con la lengua fuera dije:
Por que estáis todos aquí yo no entiendo nada.
Como vio que nadie le contesto subio hacia arriba en busca de un poco de agua y una contestación.
Acabo de llegar y me voy para a partir del lunes ya estaré preparado por eso apenas escribi
Cuando el perro de Mickey habló, el pato dio un respingo. Si hasta dejó de perseguir por unos segundos a su sobrino para que le entregara el traje. No sabía que hablara, pero se alegró.
-Quje bien... un milajgro navizdeño- dijo presa de la sorpresa- el perro hakbla.
Pero había algo importante que hacer, la hada congelada en apuros. Necesitaba que le rescataran. Quizá una buena hoguera la sacara del estupor. Y Donald pensaba hacer la hoguera cuando recordó lo peligroso que es el fuego y una escena de cuando era bombero le vino a la mente.
No, definitivamente, no le apetecía volver a quemarse el culo. Y Disney le podría demandar si enseña a los niños como encender fogatas por enseñar malos ejemplos a la juventud infantil. Si otro quería hacerlo, estupendo, pero él no sería.
-Sji alzguien quiere encenderg fuego para calenftarla, que lo haga... bajo su resfponsabilidadj.
Aladdín estaba en un lugar muy muy lejano explorando con su amigo Abú. Había dejado a Jasmine en Palacio con su mascota Rajah pero cuando vio a las tres hadas no dudó ni un momento en tomar su alformbra mágica para llegar hasta lo más alto de la más alta torre. Allí se había reunido un cónclave entero de dibujos. Algo había pasado y cuando vio al Hada Madrina congelada se llevó las manos a la boca.
¡Por favor! ¿Mira Abú, quién ha podido hacer esto?
Aladdín había llegado prácticamente el último, pero no por eso estaba más triste que cualquier otro. Allí había demasiada gente, y tan solo se dio cuenta de la presencia de la Madrina.