Aquel día había sido largo, o quizás no... sea como fuera, al ver suicidarse al joven como si nada, todos ellos concordaron en lo mismo: Era mejor dormir y ya mañana salir para ver qué hacer. A fin de cuentas, la democracia había hablado... y también la propia voluntad de un hombre roto.
Por lo que uno, a uno, estos fueron regresando a aquellos ruinosos aposentos en donde se encontraban, con el misterio aún pendiente por resolver, pero con la conciencia tranquila de que podrían hacerlo si permanecían todos juntos y nadie era brutalmente asesinado en las próximas horas... esta vez sí que sí.