Odara estaba tan tranquila en el pasillo de su habitación, caminando para hacer su respectiva ronda, cuando algo extraño ocurrió, todo se volvió rosa, luego rojo y finalmente negro. Mientras este desfile de colores ocurría, un intenso dolor llegó al cuerpo de la joven, que sentía como estaba siendo descuartizada pedazo a pedazo, pese al intenso dolor, ella aún seguía viva, en una zona oscura, húmeda y caliente.