Partida Rol por web

El despacho del director de Hogwarts era un sitio que siempre llamaba la atención, pero no era el momento de distraerse. A Anwen no le caía bien Greenbell. Con todo lo que había estado ocurriendo le parecía que su incompetencia y falta de contundencia habían propiciado en parte la situación en la que ahora se encontraban. Pero era la directora, un objetivo para sus enemigos y no debían racanear información.

-Yo estaba en el Tres Escobas.- Comenzó a relatar.- Cuando un alumno destrozó una ventana con su cuerpo. La situación se tornó caótica y subimos al piso de arriba desde donde hicimos todo lo posible para detener a los tipos que estaban atacando Hogsmeade con armas muggle y después, a un gran número de dementores. Cuando no vimos más peligro cerca decidimos seguir a uno de los asaltantes que había entrado en la tienda de golosinas. Allí encontramos un tunel que nos llevó hasta Hogwarts.- Terminó, como un soldado que da un informe a su superior. Miró fijamente a su directora esperando la respuesta.

Asintió ante la sugerencia de su madre y comenzó a abrir aquellos sobres para ver que había en su interior, aunque siempre con cuidado y con su varita en mano preparada ya que tras lo ocurrido no se sorprendería si tenía alguna trampa escondida.

Por suerte no parecía tener nada de eso, lo que si tenía eran las fichas personales de muchos compañeros de curso con fotos e información personal.

- ¿Pero qué…? - se preguntó Kegan en alto, mientras ojeaba aquellos documentos, intentando buscar una pista de que podían significar o por qué razón los tenían - ¿Es así como sabían quién era hijo de magos y quién no? Eso significa que… alguien consigue la información desde dentro…

Pensaba en alto, sin encontrar una idea clara y tras eso, miró a su madre, a la espera de ver que pensaba ella al respecto.

Subiendo al despacho estaba contenta, entusiasmada y aliviada. 

- ¡Que bien que por fin te podemos contar lo ocurrido!- Exclamé mientras subía las escaleras de caracol. 

Cuando Anwen le contó su versión asentí a todas sus palabras. 

- ¡Era Henry, pobrecito!- Dije cuando escuché lo de la ventana.

- Nosotros estábamos en cabeza de puerco y vimos a un hombre extraño con Lucas, directora. Dio la casualidad que justo cuando se fueron nosotros también salíamos ya y de repente ¡nos atacaron con una granada! Es un objeto muggle que causa una explosión.- expliqué por si no sabía de que se trataba. - Después un montón de encapuchados color carmín salieron por todas partes. Fue a ayudar a Anwen desde la ventana... Querían matarnos. Aún hay alumnos por allí, directora.- Avisé. 

Sonrió ligeramente al tiempo que la miraba. Sujetó la mano que la chica tenía en su pecho con la suya, cálida. 

- No me iba a desangrar. - le comentó.

La verdad es que habían sido unos momentos tensos y muy dolorosos más por la herida que por el miedo. Pero Emily siempre lograba encontrar la solución. Seguramente aquella experiencia le había hecho más fuerte. El tema de conversación pasó a lo del profesor topo. Aquello sí que era un gran problema. Coger a un estudiante durante un momento a solas e interrogarlo no era tan complicado como hacerlo con un compañero de trabajo. Para empezar, Emily no podría hacerlo porque de equivocarse se llevaría una expulsión como la copa de un pino.

- Sí... creo que esto me toca a mí.- su tono indicaba que no le hacía especial ilusión.- Les creo conocer a todos y ninguno me encaja en el perfil de un maniático seguidor de asesinos. Supongo que tendré que empezar a ver las cosas desde otra perspectiva. ¿Alguna idea?

Parpadeó con pesar. Desde luego aquellas noticias eran lo que había estado temiendo desde hacía muchísimo tiempo. Entrelazó las manos y las apoyó en la mesa. Tenía la varita al lado derecho, como preparada para ser usada en cualquier instante.

- Les agradezco la colaboración. De inmediato informaré y ordenaré una vigilancia y búsqueda aún más exhaustiva. Si alguien ha entrado... puede resultar aún más peligroso que hasta ahora.- suspiró. Se la veía claramente agotada. La vitalidad de principio de curso había desaparecido por completo.- Vayan a descansar y, señorita Rhys, que todos los prefectos informen de que no se vaya solo en ningún momento. Mínimo en grupos de dos. En todo momento.

Cuando Tabatha regresó al castillo, observó gran revuelo. La enfermería estaba a tope de gente y por los terrenos muchos medimagos se llevaban heridos hacia San Mungo. Eso de que no se pudiera aparecer o desaparecer alguien en Hogwarts podía llegar a ser poco ventajoso.

La gente no paraba de hablar sobre lo acontecido. Decían que los causantes habían sido magos con túnicas rojas, pero que al llegar los aurores, la mayoría había desaparecido o había muerto. Solo habían podido capturar a unos pocos. 

Apreté con suavidad la mano de Sean cuando se cerró sobre la mía. Siempre era agradable notar su piel y su calor. Me acurruqué más, buscando un hueco cerca de su pecho,dónde podùia escuchar el latido de su corazón. Negué ligeramente con la cabeza cuándo me preguntó.

- Yo tampoco sabría decir. Ninguno me parece un pirado... No en ese sentido, vaya. - me quedùe unos segundos en silencio, mirando los anillos que llevábamos en la mano. Veía la luz reflejar mientras reflexionaba. - Tal vez deberíamos buscar una conexión con Tower. Puede que alguno estudiase en el mismo curso que él, aunque no fueran sus buenos amigos Wright y Greenbell. O tal vez alguno de los profesores más jóvenes es huérfano, o ha estado un tiempo en Australia. Hasta ahora todo el mundo parecía estar conectado a Tower en una de esas dos maneras. - razoné en voz alta. Podría ser que esta vew fuese distinto. - Y supongo que los hijos de magos no huérfanos deberíamos descartarlos para empezar por algo. ¿Aún conservas el registro?

- Sí. Lo tengo ahí en el cajón cerrado del escritorio.- y señaló con la mirada a la mesa escritorio.- Pero ya lo miraré mañana, ¿vale? ¡Estoy reventado!

Se dio media vuelta, gruñendo por el dolor y el agotamiento, hasta colocarse encima de Emily sosteniendo su peso en los brazos. Le dio un tierno beso en los labios y la miró antes de susurrarle:

- ¿Nos vamos a la cama?

Por primera vez, aquella pregunta no llevaba implícita ningún tipo de picardía, como solía hacer. Habían pasado demasiado cosas y desde luego ambos estaban exhaustos. Ahora no estaba para agolpar la sangre a otro lugar de su cuerpo.

Obiviamente no iba a hacerle coger ahora el libro. Estaba hasta arriba de información y de sucesos, ahora sólo quería dormir y sabía que Sean también. Aún así, necesitaba soltar una última broma, aunque fuera floja.

- Qué poco espíritu de detective si vas a dejarlo hasta mañana, querido Watson. 

Correspondía  su beso con ternura, rodeándole el cuello por detras con mis brazos. Después asentí.

- Sí, por favor. Y si me dejas dormir tres o cuatro días seguidos, mejor aún.

Me incorporé con pereza y cansancio. Saqué la nota de Eileen y suspiré antes de contestarle a Zoey que dejase dormir a Eileen que mañana la ponia al corriente. Después me quité la ropa. Estaba sucia, nieve, barro, ceniza, polvo... No quería convertir la cama de Sean en un campo de entrenamiento militar, y tampoco quería dormir con ella. 

Ya debajo de las mantas me acurruqué en los brazos de Sean. Sabía que a pesar de que normalmente me costaba dormirme, hoy sería distinto. Probablmente estaría en el reino de los sueños antes de terminar milinea de pensamiento...

La situación le comienza a sobrepasar. Tiene muchas cosas en la cabeza, muchas ideas que quizá es mejor no tener. Pero no puede evitarlo. Muchos compañeros están heridos de gravedad y están siendo trasladados a San Mungo. Tampoco sabe si Lucas ha sido de los apresados, de los que han huido o... Bueno, mejor no pensar en la última opción. Tendría que haberlo protegido, tendría haber intentado algo más cuando tuvo la oportunidad. Quizá ahora ya sea demasiado tarde. ¿Debería buscarlo? Quizá ya no esté en el castillo. 

La otra cosa que tiene pendiente es averiguar como está Meredith. Se llevó un buen golpe... Pero la enfermería debe de ser un caos y será imposible acercarse y preguntar. Sabe que en situaciones de emergencia, es mejor no molestar a los medimagos y a las enfermeras. Un despiste puede ser fatal para el herido. Entra en el castillo... ahora solo tiene una pregunta. ¿Cómo han podido? Han sido unos cobardes.

-Informaré al resto de prefectos. Pero no es momento de descansar, si aquí no puedo hacer nada voy a ayudar a mis compañeros en Hogsmeade. Si me disculpa...- Desde luego aquella mujer no estaba preparada para actuar ante aquella situación, pero Anwen no tenía los medios para manejar la situación...si ella tuviera el mando de Hogwarts o de los aurores...

Voy detrás de Anwen. 

- Oye... Yo también quiero ayudar.

¿Estábamos destinadas a formar equipo? Ahora me estaba sintiendo incluso mal al recordar que me chivé de su imperdonable en clase de adivinación. Pero ¿por qué lo haría? Quizás si le cogiera confianza incluso se lo podría preguntar. 

-Cualquier ayuda es bienvenida.- Respondió Anwen de manera casi automática. La verdad es que lo ocurrido ese día le había hecho cambiar de idea. Antes la ayuda de Vilma le habría parecido más un estorbo que otra cosa. Pero estaba claro que no era tan inútil como parecía. No tanto al menos.