Partida Rol por web

La presencia de Marc consiguió tranquilizarme un poco, siempre era mejor contar con la ayuda de alguien que conociera el castillo mejor que nosotros. Asentí ante sus palabras y las de Tim.

-Vamos -dije. Dejé que Marc nos guiara hasta la salida, agarrada a la túnica de mi compañero para no perderme entre el río de alumnos y profesores desbocados. 

Caos, alboroto…estupidez, aquellas eran las palabras que resonaban en la cabeza del joven Ravenclaw mientras veía que todo se salía de control por una gestión nefasta, como aquel circo se convertía en la casa de los horrores, como todo se iba a la mierda y la historia, con alguna que otra alteración, volvía a repetirse. En su mente todo aquello era predecible, y por lo mismo, lejos de perder la calma, le joven Ravenclaw se puso de pie tras guardar todo en su mochila buscó con la mirada a la leona no sin antes dirigirse a sus compañeros de casa – En la casa común – fue todo lo que salió de sus labios, antes de levantarse de la silla y haciéndose paso entre la gente llegar hasta la puerta donde se encontraba Maren. - ¿Vamos? – le preguntó a tiempo que clavaba sus oscuros ojos en los de la joven leona. 

Tras asentir a la propuesta de Austin, le coge la mano y emprende la marcha hacia los pasillos.

Era la primera vez que le tomaba la mano a Austin, pero tampoco le importó demasiado dadas las circunstancias. El plan debía tener un hilo de conexión, uno que permita enlazar cada pieza hasta forjar un puzzle que pueda entender con claridad. 

Los pasos ágiles de la leona marcaban el agitado latir de su corazón, resonando en el silencio reinante. No se detuvo a conversar, manteniendo ese ritmo entre paso y paso. El lugar de destino era la lechuceria para enviar un claro mensaje de auxilio a sus padres y tras ello,  hacer un pequeño viaje a la Cámara de los Secretos. Lugar que desconocía pero siempre le había picado el bicho de la curiosidad. 

- Ehm, Hola. - saluda esbozando una media sonrisa mientras le dedica una mirada, no lo había saludado siquiera y ya le llevaba a cuestas. - Tenemos que ir a la lechuceria, mi Padre es el consejero del ministro...  - atinó a decir en un tono preocupado, ya saliendo del Castillo para sentir como el frío golpea su cuerpo al punto de erizarlo.

- No entiendo nada, pero si esta el Padre de Ladien nada bueno puede pasar. -agregó quizás dando el pie para que Austin comentara algo, dado que Maren no comprendía la situación del todo pero era consciente de que estaba en peligro. 

Anne y Tim salían con el prefecto de Hufflepuff escabuyéndose entre el gentío...

Kerry asintió y salió corriendo sin pensárselo, arrastrando a su madre con él... tenía que coger su varita que había olvidado...

Y como si una carrera hubiese empezado, tras aquel revuelo evitando ser aplastados por algunas sillas y saltando encima de la mesa y corriendo para agilizar la huida, iban Maren y Austin

No era, desde luego, el mejor momento para las presentaciones ni para mirar mal al recién llegado, por lo que no lo hice, victima del tumulto y el escándalo a nuestro alrededor entendía que no podía continuar allí esperando que algo malo nos pasará, el ser hijos de nuestro padre no iba a salvarnos ni a mi hermana ni a mi, si los psicópatas esos eran realmente mortifagos y pretendían "restablecer" el orden que defendían.

Tomando con fuerza la mano de mi hermana y mirando con cierta desdicha alrededor susurre.

-Salgamos, tenemos que buscar si alguna red flu esta disponible, irnos por ella -no se me ocurría a donde, aún - o buscar un buen escondite... -susurre buscando con la otra mano que mi varita estuviera disponible, lo estaba.

El caos se abría paso, entre chillidos, saltos y huidas, mientras Ladien permanecía quieto, mirando desde lejos a su progenitor, el cuál lucía una amplia sonrisa chorreante de poder, una actitud profana y pueril que nunca había visto en él.

Pronto el Señor MacQuoid se dió cuenta del escrutinio de su hijo, mientras avanzaba lozano y disfrutando del alboroto y destrucción a su paso se jactaba con una sonrisa de medio lado. Al llegar junto a Ladien se paró un segundo y miró al chaval de arriba a abajo y dijo.- Bueno... bueno... ¿Te sientes orgulloso de Papá...?

He sido demasiado indecoroso, o quizás debía de mostrarme más firme en el lujo y la altivez... no quisiera equivocarme la próxima vez que hable en público, chaval...

La risa se tornó en una mirada fría que evaluaba al chico de abajo arriba, mientras esperaba una contestación.