Lechucería

Tras avanzar por las escaleras, y dejar que los escalones alentasen vuestras fuerzas movidas por la urgencia, mientras que poco a poco el aire os exigía un poco de descanso, un poco de respiro para avanzar, llegasteis a la zona de la torre dedicada a la lechucería.

Donde excrementos y plumones o daban la bienvenida, a la vez que el silencio... el ulular de aquel sitio estaba callado, quizás como sarmiento o efigie para los cuerpos de tantas lechuzas que descansaban sobre el suelo, con tintes carmesí manchando su plumaje. 

A un lado, un hombre calvo con gafas, y sin aparente sentimiento por el olor o la escena os miraba a la vez que sacaba su negra varita del cuerpo inerte de una lechuza, para luego dejarla caer sin más.

Limpió en silencio su varita con el filo de su camisa verde estampada en cuadros con toques de cuadros negros y rojos que le daban aún si cabía un toque más austero.

El rígido bigote pelirrojo que coronaba su labio ni se movía mientras seguía aquel ritual, y alzaba los puños de su camisa hacía arriba, como alguien que se dispone a trabajar.

Al alzar la tela dejo al descubierto aquel símbolo en su antebrazo derecho, donde una calavera ensartada en una espada, daba a luz a una serpiente enrroscada.

Tras terminar de colocar sus puños, como quien tiene todo el tiempo del mundo, limpió la sangre de las aves que aún tildaba sus manos en el filo de sus pantalones color camel, y comprobó que no quedase nada más en ellas.

Volvió a asir la varita con diligencia y os miró, enarcó la ceja derecha para hablar con una voz irritante y decir.- El servicio de mensajes esta temporalmente inactivo por problemas técnicos... Si tiene alguna cosa que decir dígamela a mí y yo ya me haré cargo de la información...

Parecía un autentico contestador automático, y entonces dijo como quien alienta a algo más.- Si no tenéis ningún mensaje salid de aquí, antes de que me manche...

El agitar de su pecho refleja el esfuerzo físico y la tensión reinante en el interior de Maren, algo que no mermó al encontrarse en la lechucería con un acto de salvajismo y crueldad de tremenda magnitud. Algo que exasperó a la leona al punto de sacar su varita visiblemente enojada porque al revisar, observó que Uruz allí se encontraba cruelmente asesinado. - ¿¿¿¿Qué has hecho???? ¿Cómo te atreves a dañarlos? Maldito desgraciado. -  expresó cegada por el enojo y la indignación, roja por la ira mientras aprieta con fuerza su varita. 

- A un asesino no le voy a decir nada, mi Padre se va a enterar de esto y te caerá una muy mala. -  amenaza apretando los dientes, olvidando por un breve instante el solo hecho de que aquel hombre era un mago ya adulto y ella una cría que mucho no podía hacer. Pero ese ímpetu propio de una Gryffindor refulgía desde el interior de la chica mientras un halo oscuro comenzaba a envolverla, donde su sangre la incitaba a ser cruel, malvada e incluso una desquiciada niña que poco le importa todo. - Y lamento no tener la capacidad para asesinarte porque ya lo hubiese hecho. -  pensó al tensar un poco más su cuerpo, el solo hecho de mirar hacia los costados sacaba ese lado que siempre Maren ha intentado esconder. 

El hombre miró a la chiquilla mientras esta le gritaba y le insultaba. Sólo escuchó... y tras ello, paró un segundo silenciosos para luego hacer una mueca con su cara y sacar los puños de su camiseta desde dentro de su camisa abotonada.

Cogió su varita con una mano ennervada y dijo.- Vaya... Siento que pienses eso de mí...

Si no os importa, tengo trabajo que hacer...

Iba a avanzar y dijo con una sonrisa como si aquello le hiciese gracia.- ¿No os movéis...?

¿Queréis que me manche?...- Chasqueó la lengua y dijo.- Creo que esta vez ni me mancharé... las niñas de papá no suelen salpicar tanto...

Y sin esperar más, extendió su mano mientras la luz de su varita comenzaba a iluminarse como captando el hechizo desde la mente de aquel hombre parecía estar a punto de surgir...

De alguna manera aquel hombre había amedrentado a Maren, rara era la ocasión que la leona sentía ese tipo de amenaza cuando en realidad se mostraba valiente por naturaleza.

El solo hecho de ver a todos los animales allí muertos injustamente, le provocó un dolor difícil de controlar, más un cuando entre los animales encuentra a Uruz. - Asesino. - expresó manteniendo la postura, nerviosa y algo cohibida por aquel hombre. 

Ya haciendo un paso hacia atrás, baja la varita y descarta Maren mostrarse hostil. Eligiendo la venganza a posteriori antes que una derrota consolidada.

Aquel hombre de semblante errático, estaba dispuesto a atacar con su varita a Maren y Austin, pero estaba tan seguro de lo que estaba por hacer que se permitió le lujo de elegir a su victima fruto de un juego de azar, como los niños solían hacer a la hora de jugar.

Tiempo que usó Austin para agarrar su varita y con rapidez apuntar sobre la piedra adosada al dintel de aquellos ventanales con la intención de hacerla caer, aunque la premura le sirvió de poco, pues justo cuando conjuraba su hechizo...- DEFODIO... - ..Dejaba de apuntar y sólo algunas piedras bien situadas caían sobre el asesino, cuál cerró momentáneamente los ojos previsor de alguna piedra más y luego se dispuso de nuevo para atacar.

Estaba apunto de hacerlo cuando jadeante y casi sin respiración llegaba Marcus a la lechucería y lograba ver como un Mortifago delgado se situaba delante de Maren y Austin, mientras a sus pies se disponían los cadáveres de la mayoría de las lechuzas de Hogwarts.

El hombre miró a Marcus y dijo.- Vaya, parece que aumentan los mocos que limpiar... suerte que tengo pañuelos para todos....

Los pasillos parecen eternos mientras intento ordenar en mi cabeza todo lo que está pasando, corro sin descanso mientras me hago a la idea de mortifagos en el colegio, mi hermana entre ellos. ¿Cómo habiamos llegado a esta situación? El señor oscuro habia sido derrotado hace años, habia costado muchas vidas pero la guerra habia acabado. Si habían aparecido mortifagos podia significar que...
Sacudo la cabeza para alejar estas ideas de mi cabeza, no servia de nada asustarse por ideas imposibles, debía enviar una lechuza, avisar a mi padre, a los aurores, a todos.
Por fin llego a mi destino cuando me encuentro con lo último que esperaba: una batalla. No reconocía al mortifago pero si a sus oponentes:Autin y Maren.
Veo a las lechuzas por el suelo, ¿las ha matado a todas? Aprieto con fuerza mi varita mientras pienso que hacer.
No ibamos a salir de aquí sin pelear, pero me daba miedo usar magia en un lugar tan pequeño, mi padre me habia enseñado un hechizo perfecto para la ocasión durante los entrenamientos pero me daba miedo usarlo. Mi magia no se caracterizaba por se especialmente estable.
Decido usar mi segunda opción, suficiente para protegernos por ahora.
-¡REFLECTARIO!-
Grito aputando a su varita, no sabria si habia funcionado hasta que el mortifago actuase, no podia fallar ahora...

Al ver que Marcus se encuentra allí, mi corazón se detiene en cuestión de segundos porque no quería que salga herido ante esta afrenta. Aquel hombre se había ganado mi odio y no tardaría demasiado en querer devolverle el detalle. 

- Experlliamus. -  pronunció con fuerza, aferrada a la varita mientras la mirada se clava en aquel asesino. Eso era desde el momento en que hizo semejante desastre con esos animales, incluido a Uruz, su gran compañero y amigo búho. 

Ya firme y con toda la actitud de defenderse, se plantó pendiente de la reacción por parte de su oponente. Tenía que funcionar el hechizo y la acción de Marcus.

Todos parecían estar dispuestos a llegar al final de aquella situación... Pues la mirada de aquel sádico se veía su sed de sangre...

El primero en actuar fue el que destacó en clases sobre por su actitud reflexiva... Al parecer Austin se guiaba por los influjos de la adrenalina en aquellos momentos y su mente y iba más rápido de lo que su mirada podía alcanzar. Milimetraba en su cabeza cada rincón de aquella zona de la torre... y como si todo fuera cuestión de números construía una y mil hipótesis para saber cual debía de ser su mejor opción... Y antes de que la mirada del Mortífago se posara en su mano. Alzó su varita con decisión y espero a que sus compañeros actuaran en aquella danza de probabilidades.

La primera en actuar fue Maren... Recta... Decidida... Sin el menor atisbo de que nunca se echaría atrás. Era una leona que no dudaría en morder... Y como acto reflejo a lo que pensaba su mente mordía su labio y dejaba un rastro de sangre en él... mientras decía mirando a su contrincante aquel hechizo intentando lanzar su varita fuera de su alcance.- EXPELLIARMUS - La corriente de magia fue rápida... y llegó a la mano del Mortífago... pero antes de que llegara su oponente aseguraba su puño y apretaba sus dientes para soportar aquella ráfaga de dolor antes que separarse de su arma. 

Su mano temblaba y en su gesto se atisbaba el odio que la chiquilla dejaba en su adversario, pero antes de que se diera cuenta otra oleada de magia llegaba hasta él como un viento seco...- REFLECTARIO - La mano del Seguidor del Señor Oscuro dejaba de temblar, mientras una sonrisa nacida del rencor nacía en sus labios. Aquel chiquillo era incapaz de lanzar un hechizo de repulsa de magia con aquella edad... No iba a colar...

El mortifago miro a Maren y dijo.- Las pequeñas ratas primero, luego los escarabajos.... BOMBARDA....- La varita de aquel hombre se iluminaba como un cañón a punto de disparar... y justo cuando la ráfaga iba a despegar hacía el pecho de Maren, dispuesta para atravesarla o excavarla como una piedra más... la magia no germinó... no se propagaba a lo largo de del viento... y la propia varita explotaba en su punta, clavando varias astillas en la mano de su dueño obligándolo a cambiar su gesto de odio por el de dolor, mientras se alejaba de aquellos críos esperando una situación que lo llevase a la sangre de sus víctimas...

Pero entonces los cálculos parecían cuadrar... Austin miro a su ofensor, situado a varios metros de él... y lanzó su hechizo... ese que llevaba tiempo estudiando.- Aguamenti... - Su voz fue tranquila... pero la concentración y la descarga de energía las oportunas... pues un grueso chorro de agua salía de la varita de Austin, y avanzaba hasta el pecho del mortifago con fuerza... la suficiente para hacerlo dar varios pasos hacia atrás... y tras tropezar con los cuerpos sin vida de las aves, un traspies... que precipitaba su cuerpo por la abertura mayor de la Lechucería, hacíendo de la pequeña repisa como el balancín hacía el precipicio... un precipicio que daba a luz una voz que gritaba esperando frenar la caída, mientras la noche soplaba silente... sin miramientos por una muerte más....

Decidida a proteger los suyos tanto como fuese necesario, más aún tras el dolor de contemplar como había masacrado a tanta cantidad de lechuzas, sintió en lo más profundo de su corazón esa necesidad de vengarse. Y así fue como empuñó su varita con la presteza y la determinación que solo una Gryffindor era capaz de manifestar. 

Lo bueno es que no sólo ella estaba dispuesta a defender con su vida incluso a sus amigos, sino que éstos hacían lo mismo por ella y por la indignación que genera tanta masacre. Gracias a Merlín, la suerte estaba echada y el grupo de jóvenes salió ileso de aquello, más aún cuando estuvo por recibir la misma leona una bombarda que la pudo haber echo trizas gracias al efecto. 

Suspirando por la tensión y viendo como huye despavorido, corre hacia los brazos de su mejor amigo de la infancia mientras el corazón es un puño por los nervios. 

- Marcus... Creí que no sobrevivía a ello. Gracias por haber venido a ayudarnos. - agradeció al aferrarse con fuerza a su amigo.

Mientras el cuerpo de aquel mortífago caía, y os asomabais para certificar que caída era verdadera, una corriente enorme de pájaros llegó hasta la apertura rodeando aquel lugar, para luego bajar con premura hasta el lado de izquierdo de las murallas del jardín donde ahora podíais ver un gran gigante apaleando los muros.

Los pájaros llegaban intentando frenar con sus diminutas alas aquel ser enorme, pero de entre aquellos pájaros un Águila de tamaño colosal se posaba sobre el suelo tras atizar con el viento de sus alas a aquella mole, un pájaro que incluso a aquella distancia se reconocía como un ejemplar de tamaño apreciable.

El coloso caía trastabillado al suelo, y el suelo temblaba...

Aún aferrada a su amigo observó como el mortìfago caía, hasta que de repente un montón de pájaros llamaron la atención de Maren. No podía creer lo que sus ojos estaban viendo, era un coloso que golpeaba con fuerza las paredes de Hogwarts, esto si que era una locura.

- Tenemos que hacer algo. -  dijo la Gryffindor.

Maren siempre infundada en esos sentimientos de valor, que la impulsaba a querer luchar a la par de todos, defendiendo Hogwarts como sea. Sólo que desde aquellas vistas, contempló alucinada como un águila de enorme envergadura vence al enemigo y éste cae derrotado. Momento en el cual la leona se pregunta de quien será, no cualquiera podría ser un animago y adoptar esa transformación. ¿O era un águila de verdad?

- Vamos a ver, Marcus. ¡Reacciona! -  le grita a su amigo mientras tironea de él.

El zarandeo de mi amiga me saca de mis cavilaciones, había provocado la muerte de un hombre... no directamente claro pero habia sido culpa mía, por mucho que hubiese intentado matarnos no podía dejar de darle vueltas.

-Eh... sí...-

En ese momento veo al gigante y a las aves atacandole, no recordaba animales así por Hogwarts, esto era más grande de lo que creía.

-¿Como vamos a parar eso?-

Mi amiga parece empeñada en actuar, pero la verdad es que no se como podemos derribar algo de ese tamaño.

Austin miró a sus compañeros y dijo con la voz queda, casi como si le costara pensar a él después de lo que acaba de ocurrir... era un chico para libros, no para la acción y ahora se daba más cuenta que nunca.

Miró a Marcus y a Maren y dijo empezando a parpadear para salir de aquel ensimismamiento.- No tengo ni idea ahora mismo... pero lo que si sé... es que tendríamos que hacer algo ya... Estar aquí no va a hacer nada por ayudarnos...

Y ahora... ¿A dónde vamos..?

- No sé. Algo tenemos que hacer, pero antes... Debo ir por Adrien... - pensó decidida. 

Recordando que estaba en peligro, no podía permitir aletargar más el tiempo. No cuando la amenaza fue contra él y tarde o temprano lo encontrarán. 

- Vamos, al Despacho de la Directora. - decidió tironeando de Marcus. 

El corazón estaba hecho un puño, podría morirse si le sucedía algo.