Partida Rol por web

Vuelvo a casa en silencio, espero que no haya más muertes pero algo dentro de mí me indica que las cosas no serán tan fáciles como creemos, la incertidumbre jamás me ha gustado y mucho menos en asuntos de esta índole.

En silencio como e permanecido todo el día de hoy regreso a mi hogar entre asustado y nervioso mirando a cada cuenta a mis espalda.

Sin duda mas adelante me inmiscuiré mas en las pesquisas para encontrar al causante.

La noche era tranquila y agradable. Uno de los vecinos del pueblo ya casi conseguía pegar ojo cuando oyó, otra vez, al pesado de Jonás gritando en la plaza:

-¡Eh, fuera de aquí! ¡Sal de mi plaza!- gritaba Jonás rompiendo el silencio de la noche.

Maldito loco -pensaba el vecino- otra vez con la misma salmodia.

-¡Que te vayas! ¡Fuera de mi plaza! ¡Esta es MI plaz... aghh...- la voz de Jonás desaparició.

Ah, por fin se ha callado.- pensó el vecino, y al cabo de un momento consiguió dormir. Por fin ya no tenía que seguir oyendo al loco de Jonás... nunca más.

 Había salido con William y Alazne, y cuando pasábamos por la entrada de éste oímos un grito en la plaza. Un grito, aparentemente cortado. Y salimos corriendo hasta allí, para encontrarnos con el cadaver del loco, el hombre que tanto nos había acusado a Atreides y a mi. 

Al menos estoy acompañado, o me habrían echado a este encima. Pero igual tengo problemas, estaba de guardia y murió un ciudadano. Debo encontrar a su asesino, no debe estar muy lejos.

Y diciendo esto, empiezo a revisar la plaza, buscando huellas o pistas que indiquen a donde se dirigió el asesino.

 Mirando a esta persona y viendo como estaba muerto. Mierda otra muerte mas y en poco tiempo esto se nos esta yendo de las manos, hoy murio alguien mas y ahora tenemos otra muerte, porque es esto feo. 

 Muchachos necesitamos encontrar al tipo de una vez. Mientras va por sus hermanas, no queria dejarlas solas.

si tenemos que encontrarlo antes de que nos maten a todos... aunque como averiguamos quien es ..esa parte esta mas dificil..

Escuchó los gritos en la plaza, corrió hasta allí algo confundida, las cosas se les estaban saliendo de las manos y lo pudo comprobar cuando vio el otro cuerpo sin vida. Hizo una mueca, ya aquello no le gustaba en absoluto y cuando escuchó lo que tenían que decir los demás, supo que aunque en efecto era así y tenían que encontrar al asesino pues era muy difícil si costaba tanto ponerse de acuerdo entre ellos.

Seguimos en la siguiente escena, en esta ya no se escribe más.