Llega la noche y todos os amontonáis muertos de miedo en la posada. Cada vez quedáis miedo, apenas podéis dormir, pero al final el cansacio va ganando la lucha.
Con miedo me fui corriendo a la posada, hoy mas que otros día no me fiaba de nadie..."ni de mi propia sombra me fiaba" Tenia temor dentro de mi, en cualquier momento podría ser yo la victima y cerrar los ojos para siempre.Pero no me puedo rendirme tan fácilmente, mis ojos quedaran mas abierto y estaré pendiente de casi todo el mundo.
En mis pensamiento venia y se iban Constanza esa joven que apena hablaba que cruzo algunas palabra conmigo, y resulto ella ser la asesina....
Pensándolo bien, puede ser algunos cuantos que nos estén vigilando nuestro acto...
Entre en la posada
¡Buenas noche!
Me senté en la ultima fila para poder mirar todos...
Detrás de la cena, que cene una sopa con un vaso de agua.
En la posaba ahogaba mis penas con la compañía de la barra de roble macizo; extrañado por como las mujeres de aquel pueblo iban a la posada noche tras noche aun siendo un lugar en el que tradicionalmente solo lo frecuentaban hombres y mujeres de dudosa moralidad.
La buena de Cornelia nos había abandonado y algo me decía que no seria la ultima, deberíamos permanecer atentos y a la espera de nuevos acontecimientos aunque estaba seguro que después de todo aquello en el pueblo no quedaría ni el Tato.
-Aqui ziempre hablamoh loh mihmoz, ¿ez que loh demah no sus teneis boca?¿u ezque ocurtais argo?
Corrí hasta la posada lo más rápido que pude hasta llegar a la posada. Ya había muerto mucha gente, y sabía que cualquiera podía ser el siguiente, también yo. Desde luego, ya había llegado a la conclusión de que al mounstro le daba igual que fuera una niña: yo ya había visto el cadáver de Yazz tirado en medio de la calle.
Entré en la posada jadeando por el viaje y preguntándome como había terminado el lugar convertido en un punto de reunión para todos. Fui a mí silla de la esquina, que ya había convertido en mi sitio. No había mucha gente, ni tampoco mucha animación.
-No ha pasado nada durante la tarde, ¿verdad?-Sabía que posiblemente no, ya que los cadáveres siempreaparecían por la mañana, pero prefería asegurarme.
Habia vuelto a la taberna, cada vez mas solitaria. por lo visto, no habia nada que pudiera detener a los asesinos, y ni con toda mi habilidad lograba sacar algo en claro. Cómo saber quien es el culpable? llevo aquí seis días, y las muertes no se detienen. Creo que lo mejor hubiera sido salir de este pueblo. Pero no, tengo que resistir, y encontrar quien es el culpable, o morir en el intento. Es hora de seguir vigilando.
Si, señor Belmonte, siempre estamos los mismos, y hablamos los mismos.
Respondo cansinamente, y me dirijo a la barra a cenar unas buenas tapas