Partida Rol por web

Había cierta delicia en verlo tomar el vino; sus labios manchados de rojo, su lengua relamiendo la comisura… ¡¿Pero en qué estaba pensando?! Un pequeño escalofrío la sacudió de arriba a bajo como queriendo constatar que eran imaginaciones suyas.

- ¿Qué…? –dijo dulcemente antes de que aquellos labios, aún con sabor a vino, se unieran a los suyos.

Por un instante mantuvo los ojos abiertos por la sorpresa, pero sentir aquellas manos que tanto había anhelado que la atrajeran de aquella forma la derritieron por completo. Sintió aquella presión como una oleada que recorría cada parte de su ser, comprobando que bajo aquellas ropas había un hombre al que deseaba.

No tomó consciencia del tiempo, que le pareció eterno y a la vez corto. Pero supo que había sido lo suficiente como para que todo su ser pidiera a gritos más.

Hubo una insinuación, lo supo por aquellas palabras que faltaban en el “Si…”. Lo supo por aquellos ojos azules que la devoraban. Lo supo por aquellas manos que aún agarraban su cintura. Lo supo por… Entonces comenzó a sentir calor, y sabía que sus mejillas debían estar rojas, pero lo que no sabía era lo que iba a hacer a continuación.

¡PLAF!

Le soltó una bofetada. Lo miró y… Fue ella quien lo atrajo con sus manos, entrelazándolas en su cabello con la intención de besarlo. No le importaba que la inexperta pasión se hubiera apoderado de sus actos.

Las niñas de ahora son tan poco previsibles, o muy previsibles tal vez.

La bofetada desde luego no me la esperaba, como tampoco su siguiente reaccion o puede que si.

Mis manos en su cadera mientras suben por ella desde los riñones hacia su cuello mientras saboreo sus labios y su beso torpe por minutos y segundos.  

En principio mi invitacion no era para esto, era para otras cosas, pero desde luego no voy a desperciar este momento y menos con alguien como ella, si cuando sea mayor es como espero nada impediria que el mundo cambiara bajo nuestro mando en este mundo.

Con un poco de maquillaje se lo que podriamos conseguir, tiene la edad y podria ser una princesa. La acaricio la mejilla mientras me separo de sus labios.

Deberiamos ir a un sitio mucho mas comodo

El calor en su interior, el cosquilleo en su estómago… resultaban tan agradables como sus manos agarrándola, acariciándola y retándola a ser más apasionada. Pero no sabía muy bien cómo, aunque tampoco se dejó achicar por su inexperiencia. No era la primera vez que besaba a un hombre, en realidad sólo lo había hecho con un par de chicos demasiado lanzados hasta que el acero de su puñal los había alejado en el momento justo. Ser una jovencita algo agraciada en las calles no era bueno si no tenías agallas; pero Khel era tan excitante…

- ¿Cómodo? –preguntó como si acabara de despertar de un sueño, uno muy agradable. Sus mejillas volvieron a tomar un dulce color rojizo mientras inconscientemente se mordisqueó el labio. No era tonta, sabía lo que quería decir. Sí, quería estar en sus brazos, probar el sabor de su boca, sentir su pecho palpitar y embriagarse con el olor de su piel pero… ¿Qué importaba ahora las creencias del pasado? Ya no era una futura casadera que podía proporcionar cierto nivel social en la Corte. Aquello fue arrancado hacía demasiado tiempo, así que…

- Sí… -sonrió. Ahora sí que tenía claro que un hombre como aquel no la haría daño. Siempre había creído, y aún lo creía un poco, que la primera vez era realmente espantosa. Por eso debía ser con un esposo al que una se entregaba en cuerpo y alma, pero… Eso ya quedó demasiado lejos, en otras tierras a las que jamás regresaría- Eres perfecto –le susurró al oído con la respiración entrecortada.

Izzy disto mucho de ser perfecto. Replico mientras la miro a los ojos. Algo se revuelve en mis entrañas, pero no puedo echarme atras. Le debo mucho a ciertas personas y si puedo conseguir el dinero para que su mirada desaparezca de mi espalda.

Paso mi mano por su cintura mientras hundo mi cabeza en su cuello, para oler su pelo. No se por que deberia tener remordimientos.

Pero si lo quieres puedo ser todo lo perfecto que quieras o me puedes hacer mas perfecto.

Su boca emitió una suave risita que iluminó aquel rostro pecoso. Hubo una pequeña confusión con aquello de ‘ser perfecto’, pero dudaba si tenía que aclararlo. Sabía, por los rumores, que Khel era un mujeriego pero… ¡qué más daba! Sentía lo que los adultos llamaban ‘un amor juvenil’. Pero lo que realmente sentía era cómo su cuerpo reaccionaba con su tacto, con cada palabra y hasta con su cálido aliento que la acariciaba de una forma indescriptible.

- ¡Vámonos! –urgió su voz cuando sintió la proximidad de sus labios en su cuello, y sobretodo al ser consciente que olía de forma especial su cabello. Aquello era un acto tan sencillo pero tan… erótico. No podía evitar querer pegar su cuerpo al suyo, como tampoco aquellos pequeños temblores que delataban su inexperiencia; pero sobretodo su ansia. Incluso si era en aquella misma posada no sentiría vergüenza de subir por aquellas escaleras como una gata en celo. Lo deseaba tanto que dolía…

Pero prefirió tomar la iniciativa y lo guió al exterior. Como bien había dicho su habitación quedaba bastante cerca, y sobretodo era segura porque el dueño de la casa pertenecía a su banda. Tal vez se sorprendería al ver allí a Khel, o tal vez no. Al menos no habrían oídos indiscretos y jugarían en un terreno conocido. Lo que si estaba claro era las miradas que durante el camino le echaba, como si estuviera temerosa de que cambiara de opinión. Tenía tantas ganas de agarrar su mano para evitarlo que tuvo que entrelazar sus dedos, no era buena idea hacer algo así en el exterior.

Cuando al fin llegaron saludó al propietario, que se mantenía en su puesto como era habitual. Era una posada en toda regla, pero no de las que se anunciaban. No había cartel aunque todos supieran qué era ese lugar, pues uno se hospedaba allí cuando ya llevaba tiempo en la ciudad. Mientras subía las escaleras echó un vistazo a su espalda, por si captaba algo entre Khel y el dueño; y en el rellano de la planta alta ya tenía la llave de su habitación en la mano. Lo guió hasta su puerta y por un instante pensó que no acertaría a abrir la puerta del nerviosismo, pero no hubo problemas. Y entonces…

- Por los Antiguos… -se le escapó entre los dedos que tapaban su boca. De repente se rió nerviosamente y…- Espera un segundo aquí, ¿vale? ¡No te vayas!

Sin más entró en la estancia dejando la puerta entreabierta. La habitación estaba hecha un desastre, con ropa, zapatos y montón de cosas por todos lados. El orden no era su punto fuerte, pero como no recibía visitas no se preocupaba demasiado. Mientras decía cosas como ‘maldita sea’ o ‘que desastre’ no paraba de morderse los labios (otra de sus manías). No iba a hacer una limpieza general, así que cuando vio que estaba algo decente en dos pasos se puso en la puerta y la abrió sonriente.

- Pasa –dijo, aunque el anhelo de su mirada tenía más contundencia- No sabes hasta que punto he deseado este momento. Ni siquiera controlo las tonterías que digo, pero… Ahm… -comenzó a decir una vez cerró la puerta- Sé gentil… -se acercó sin apartar la mirada de aquellos ojos tan seductores, quedando a menos de un palmo de su rostro-… es mi primera vez.

Susurró aquellas últimas palabras con cierta inocencia, y honestidad. No iba a dar marcha atrás, pero quería que supiera cómo debía tratarla. Sabía, o eso creía, que una ‘primera vez’ debía ser especial.

Me paro en la puerta mientras veo como entra. Tal vez no deberia hacer esto, por simplemente...no se bien por que podria ser.

Me rio con cada murmullo y solo puedo imaginar como esta la habitacion. La verdad no tan mal aunque por algunas zonas se veian algunos pedazos de mangas y perneras de pantalones que asomaban.
No esta mal el sitio, aunque deberias poner algunas flores, siempre hacen bonito a cualquier chica y alegran las habitaciones.

La miro a los ojos y la alzo la barbilla para besarla. Sere tan gentil como el mas dulce de los caballeros un beso corto hare que esta noche sea absolutamente inolvidable y otro beso corto. si quieres hacer que todas las noches lo sean desde ahora.

Al entrar vio que estaba en medio de la habitación, algo nerviosa tanto por la situación como por lo que podía opinar sobre ella. Admitía que era un completo desastre en cuanto al orden, pero siempre encontraba lo que necesitaba en aquel caos.

- ¿Flores? Sí, son bonitas. No todas –comenta- Puede que compre algunas, o una planta… -hizo un gesto curioso, como que aquello no era buena idea- Mejor unas flores porque seguro que se me muere la planta –sonríe.

Cuando alzó su barbilla juró que se le habían doblado las rodillas, pero se mantuvo en pie y saboreó aquellos cortos besos como el mejor de los licores. Sin duda deseaba que no terminara, por eso su mano se enredó en el cabello de Khel para evitar que se alejara.

- Para mí esto ya es inolvidable –se dejó llevar por aquella seductora voz. Esa vez fue ella quien dio el paso en un beso algo más largo.

Se acercó a él, pegó su cuerpo al suyo y su otra mano exploró aquel pecho tan varonil. Desde hace mucho se había imaginado tocarlo cuando veía aquella camisa a veces desabrochada.

- No quiero un caballero, quiero a un canalla como tú –dijo con voz entrecortada debido a la excitación.

Solo sonrio mientras la miro a los ojos, casi estoy por marcharme por la puerta, no volver a verla nunca mas y olvidarme de esta ciudad y todo. Pero le debo algo a esa mujer y por eso tengo que seguir adelante. Puede que llegado el momento me produzca un sentimiento mayor que la ternura que ahora me provoca.

MIs labios buscan los suyos devorandolos con pasion mientras mis manos recorren su espalda arriba y abajo subiendo poco a poco la camisa que lleva para rozar su piel con la yema de mis dedos rodeando su cintura acariciando su vientre subiendo por sus costados hacia sus pequeños pechos.

Me inclino hacia su oido mientras la beso en el cuello No, no quieres que sea un canalla, por que si lo soy me marcharia ahora dejandote como estas la chupo la piel del cuello con suavidad mordiendola con mis dientes mientras la levanto del suelo con suavidad llevandola hacia la cama.

Su piel ardía con cada caricia, con cada beso que desata una pasión desenfrenada. No puede parar, ni quiere; sólo se deja ser amada como ella quiere amarlo. ¿Amor? En aquel momento lo que mandaba era una fogosidad extrema, imparable.

No pudo evitar gemir cuando mordió su cuello tras una verdad irrefutable, pero realmente ella se refería  a otra cosa. Sin embargo, y tras que sus pies dejaran de tocar el suelo como en las nubes estaba su mente, se abrazó a él para dejarse llevar hasta la cama.

¿Qué hacer? ¿Qué decir? Ambas preguntas no tenía más respuesta que el ansia del momento, y dejarse llevar por la experiencia de Khel. Quería ser suya, sentirlo hasta en la última fibra de su ser. Quería saber a qué sabía el sudor que desprendería su piel en el climax del momento. Su cuerpo menudo estaba muy sensible, deseoso de continuar lo que anhelaba.

Se dejó quitar la camisa, dejando ver una belleza juvenil. Faltarían años para que se desarrollara como mujer, pero no iba a esperar tanto para sentirse como una mujer. Así que, ardiendo en deseo, saboreó cada beso, cada centímetro de su piel siendo devorada por aquella voraz lengua.

- Tuya… soy tuya… -jadeó desesperada por ser poseída.

La dejo en la cama y pongo un dedo sobre sus labios. Todo a su debido tiempo, tranquila, todo a su debido tiempo, las cosas no se pueden apresurar princesa. Una sonrisa recorre mi rostro antes de besar su labios jugando con mi lengua en su boca lentamente pero incitandola a hacer lo mismo con la suya. Me separo lentamente mientras me quito la camisa que llevo. Lamo y chupeteo su piel con suavidad tirando de la piel con suavidad antes de dedicarme a sus pechos , a acariciarlos a besarlos a chupar sus pezones para ponerlos duros, a mordisquearlos a tirar de ellos.

Mientras mis manos carician su piel, sus costados, su vientre deslizandose lentamente hacia su entrepierna. Acariciando con mis dedos suavemente mientras vuelvo a sus labios, a besarlos antes de volver a abandonarlos mientras bajo poco a poco mientras la quito los pantalones y mis labios se ocupan de otros labios, como mi lengua se ocupa de los mismos. Suave, lento recreandome en cada milimetro de su ser, anticipando y excitando mas si puede ser, quiero que sea muy especial...

Pedía tranquilidad cuando su cuerpo deseaba lo contrario, y al sentir su lengua en su boca no pudo más que corresponderle de la misma manera. Casi de inmediato Khel se quita la camisa, para que así sus ojos se extasíen con su torso varonil y apetecible. Lo tocó con ansia hasta que él se acerca para saborear su piel.

Cada beso, mordisqueo o lamida arranca un gemido a la joven; y cuando a sus pechos llega la pasión no puede más que arquear su espalda. Siente como esos anhelados labios excitan sus pezones besándolos, su lengua lamiéndolos con lujuria o sus dientes tirando de ellos en un delicado juego. Izzy estaba completamente embriagada entre caricias, besos y promesas de extremo placer.

Sus labios fueron amados una vez más mientras que la mano de Khel se deshacía de sus pantalones; no hubo resistencia. Poco a poco su boca descendió por su cuello, sus pechos, su vientre… Un intenso gemido salió de su boca, paralizando su cuerpo y haciendo que poco a poco fuera consciente del placer que la lengua de su amante ejercía en su sexo.

Sus manos se enredaron en su pelo, algo parecido a una demanda para que no dejara de complacer su ansia. Sin embargo, temerosa del intenso placer, apartó sus manos y agarró con fuerza la sábana.

- Siii… siiigue –otra vez arqueó su espalda junto a jadeos de súplica.

Más, quería más…

Solo sonrio mientras me pide que siga, no se por que me parece que esta noche para ella sera inolvidable y para mi...para mi no se exactamente que puede ser, un canalla, simplemente eso un maldito canalla que se va a aprovechar de ella con su consentimiento.
A su debido tiempo, solo disfruta murmuro mientras a mi lengua se unen mis dedos con lentitud y maestria. Hundiendolos en la humedad antes de volver a sus labios sin dejar que salgan y jugando con ellos dentro. Solo disfruta deslizo mas adentro mis dedos sin dejar de moverlos mientras mis labios pringosos besan su cuello y anticipan lo que vendra pues sus gemidos me hacen sonreir al saber que pronto se habra liberado.

¿Segura que quieres mas? o ¿prefiers uqe siga un poco mas jugando aqui abajo mientras mis labios se ocupan de los tuyos y de tus pechos?

Nunca hubiera imaginado que existiera tal placer, o la menos que así es como se sintiera. Su cuerpo vibraba a cada segundo incapaz de contenerse, auque tampoco era algo que quería. No era cuestión de estar preparada sino, simplemente, es que no quería parar.

Se quedó algo aturdida con sus preguntas porque, ya sea una u otra ambas prometían mucho placer. ¿Cómo tomar una decisión si cada fibra de su cuerpo ardía por él?

- Ven –le cogió primero del pelo y a medida que se acercaba sus manos agarraron el rostro del hombre que la volvía loca.

Sus besos eran torpes pero llenos de mucha pasión, y la sensación de sentir un doble placer con sus labios y dedos era extraordinaria.

- Si paras te mato –susurró extasiada.

Ardía sólo de pensar en el placer que le esperaba, y pocas mujeres podían decir que su primera vez había sido con el hombre que deseaban y de una forma tan excitante.

Una sonrisa mientras me besa torpemente y no dejo de acariciarla co mis dedos un poco mas adentro cada vez y un poco mas rapido,

Solo parare si me lo pides o si yo quiero parar, cosa que...saco los dedos lentamente y los chupo.

Me acomodo entre sus piernas con suavidad, aun no, aun no es el momento. La beso  la lamo el cuello mientras mis manos acariciam sus pechos y los pellizcan con suavidad.

Aun puedes negarte, aun puedes...se que no lo haras. Dejo los labios a unos milimetros de los suyos para que los desee y vaya a ellos.
Lentamente y con suavidad mi cuerpo se mueve introduciendome en ella, parando y volviendo, siempre mirandola a los ojos.
Mis labios en los suyos antes de un ultimo embite y de quedarme quieto.