Partida Rol por web

Zayna, al luchar contra las sombras empiezas a oir una voz en un escenario repleto de oscuridad - Sigues atrapada, en un mar de lagrimas, en un mar de cadenas, en un mar de arena, del que jamas te podras librar. Reconocelo Zayna, querias ser libre, y a que precio lo has conseguido, perdistes la mayor parte de tus poderes, e incluso tu inmortalidad, todo para seguir atado a esa estupida lampara. Estas encadenada por cientos y cientos de eslavones a tu verdadera prision y lo sabes cada vez que ves esa lampara. - Poco a poco cada vez que dice esta ultima frase, ves los eslavones de una cadena emergiendo de lo que te parece ver que es arena estirandose hacia arriba, hasta que ves que a donde estan ligados, es a ti. Te estiran de los brazos y a su vez que las cadenas te elevan en el aire tu ropa cambia de nuevo a la ropa que como Djinn te caracterizaba y estas cadenas te rodean viarias veces el cuerpo cuales viles serpientes apretandote cada parte de tu cuerpo, haciendote sentir realmente como una prision que recuerdas bien - Lo ves, tengo razon. Vives condenada, en una prision de la que jamas seras libre, pues aun en libertad, sigues aprisionada. - Mientras oyes estos escuchas unos pasos y cuando la voz que te habla se acerca lo suficiente a la luz, no puedes creer lo que ves. Eres tu. Quien te habla, eres tu, pero en una version mas siniestra, mas oscura.

No, no, no. Cadenas no, cualquier cosa menos cadenas. Sentía cómo se hundía en un mar de desesperación.

Sus ropas cambiaron, despojándola de su nueva identidad, la que se estaba forjando poco a poco y día a día con sus compañeros. Volvía a ser una simple esclava, volvía a necesitar su lámpara.  Y entones, al alzar la mirada vio el reflejo de la oscuridad en aquel ser que tenía su misma apariencia. 

Esa no era ella. No, para nada. En ese instante se calmó. La oscuridad no le daba miedo. Porque la había visto de cerca, muy de cerca. Pudo casi tocarla, sí, y decidió luchar contra ella. Como estaba dispuesta a hacer ahora. 

Si dijera que la oscuridad la aterraba, entonces... entonces tendría que temer a Noctis y... eso estaba muy muy lejos de ser cierto. 

—Tú no me asustas —dijo con calma—. No te tengo ningún miedo. Prefiero vivir esta vida que escogí mil veces antes que volver a servir. Soy libre, y mi libertad hace que tú no tengas poder sobre mí. Estas cadenas... Podrás atar mi cuerpo, pero no podrás atar mi voluntad. 

Ves como tu alter ego se rie de ti. - Jamas dije que me tuvieras miedo, ni que fueras capaz de aceptarme o no. Solo te digo lo que eres, lo que sabes, lo que se, y lo que ves. Por mucha libertad que creas tener, sabes perfectamente que aun sigues encadenada a tu esclavitud. No puedes desprenderte de ella, ni ahora ni nunca. Y diciendome tales palabras solo haces afirmar lo que digo. Yo jamas te atare en contra de tu voluntad, pues soy la parte libre que te da miedo alcanzar, y por ello estas encadenada a tu prision, por que temes que la libertad que deseas sea mentira. - Cada palabra que va diciendo tu alter ego las cadenas van apretandote cada vez mas haciendote ver que en parte lo que dice puede que sea verda... ¿o no? - Tengo razon, ¿verdad Zayna?

—No, no lo es —dice Zayna con firmeza mientras a su alrededor se mueve el aire—. No eres mi libertad, eres mis cadenas. ¡Y no voy a dejar que sigas controlándome! —grita con fuerza mientras, concentra su aura con todas sus fuerzas en la lámpara y la dirige contra la criatura que trataba de apresarla. 

Si las dos eran una, las dos seguían vinculadas a la lámpara. Si ambas eran la misma, entonces el aura de la una era igual que el de la otra. Y de ser así, ella también era presa de esa prisión de latón. 

Trató de absorberla con la lámpara. Sintió que las cadenas flojearon levemente, y eso la permitió coger la lámpara con ambas manos y sostenerla con mayor firmeza delante de la sombra oscura. 

¿No lo soy? Ambas oimos una frase hace ya muchos milenios atras. La prision se refleja por las cadenas que te atan, la libertad, por el aire que te mueve. ¿Lo recuerdas verdad? Entonces dime, segun esa frase quien esta libre.

Despues de un silencio y tu intento de apresarla tu alter ego niega con la cabeza. - Es inutil Zayna. Si no te apresas a ti misma, no me apresas a mi, ademas, tampoco podrias hacerlo, por que yo estoy libre. Y por si no te has dado cuenta, es imposible apresarnos en un lugar donde hemos estado desde el principio. - Una luz tenue y oscura inunda la escena en la que os encontrais haciendo posible la visualizacion del interior de una lampara, completamente vacia, salvo por cientos y cientos de cadenas, las cuales siguen aprisionandote mas y mas. La lampara que sostenias en las manos se desvanece convirtiendose en arena, arena la cual pertenece a la capa que cubre las paredes internas de tu prision de laton, y el foco de claridad que ahora te deja ver todo el interior es medio cubierto por un gran y enorme ojo al cual parece que ves cambiar una y otra vez. A medida que cambias te notas agotada, es como si el tiempo estuviera pasando con rapidez de todo lo que has vivido pero ahora ahi. Tu alter ego, mientras, se sienta en la arena. - Cuantas veces habras buscado consuelo en tu soledad. Cuantas veces habras deseado que te liberaran de tu prision. Cuantas veces deseastes alguien que te comprendiera tanto como tu misma. Ahi estaba yo, siempre, haciendote compañia, quizas jamas me vieras, quizas jamas me recuerdes, pero tu unica compañia y consuelo, era yo, tu sueño de libertad. Y esto si que sabes que es verdad, no como el resto que no quieres reconocer.

Por un segundo, la creyó al ver las paredes de la lámpara. Zayna agarró con fuerza el siemprejuntos. 

Siempre juntos. Nunca más sola. Nunca.

—Pero es que yo no estoy sola. Ya no necesito ese sueño, ni necesito esas cadenas, ¡nunca más! —dice mientras, sin soltar el siemprejuntos, cierra los ojos y aviva con todo su alma el viento de su aura. 

Si el viento es mi libertad, acudiré todas mis cadenas con el huracán más poderoso de Agrabah. 

En su interior, su poder, todo ello, se iba concentrando haciendo que su aura céfira fuera más y más poderosa. 

Noctis, Kosmog... 

Sí, ellos dos eran sus amigos. Estaba segura de ello. Y mientras siguiera encerrada ahí, sería un lastre para ellos. 

Y si quería empezar a cambiar, tenía que empezar por algo muy sencillo: ella misma. 

Tenía que liberarse de ese miedo. 

Poco a poco el viento que intentas invocar zarandean las cadenas pero no es suficiente. - Sigues usando un poder que adquiristes con tu prision, eso no te hara libre, si quieres aprender a manejar el viento libremente, tienes que empezar desde cero. - Ves como zarandea el aire alrededor de su brazo generando un mini torando que atrapa en su mano - ¡De esta manera! -  Y lo lanza hacia ti. Poco a poco ves como se acerca mas y mas a ti, y tu temor a que ocurra algo malo es cada vez mayor... hasta que...

Kos y Noctis: ¡Zayna! - Dos haces cortantes rompen las cadenas que mantienen sujetos tus brazos y piernas. Y caes estrepitosamente contra el suelo, pero algo te sujeta antes de impactar contra el suelo. Ves que un Noctis un tanto translucido te agarra. - No debes ceder Zayna, ella quiere que uses tus poderes para seguir encerandote y que cojas la via facil para ser libre. No lo hagas, tienes mucho mas que poder en tu interior. Nos tienes a nosotros... - Tras esas palabras Noctis desaparede. Kosmog a tu lado en el suelo te dice - No te preocupes Kupo, eres mas fuerte que ella, y si caes estaremos aqui para levantarte. No te rindaspo... - Y tras esto Kosmog desaparece.

Ahora estas en el suelo, a la misma altura que tu alter ego mirandote con cara de sorprendida y con las cadenas aun colgando por tus brazos y piernas. - Como... ¿Como has hecho eso? El poder de un Djinn solo te hara ser mas prisionera. No liberarte.

Una lágrima solitaria recorrió la mejilla de Zayna al ver a sus dos amigos a su lado. Una lágrima de felicidad. Estaban con ella, a pesar de la distancia. Realmente no estaría sola, ya no. Alzó la mano para tocarlos, y casi llego a rozar los dedos incorpóreos de Noctis, y las peludas orejas de Kosmog. Pero desaparecieron delante de ella, como fantasmas. Sin embargo, los sentía ahí. 

Ellos eran la razón por la que ya no necesitaba esas cadenas. Era la razón por la que ya no necesitaba la lámpara. 

—Entonces ya no quiero ese poder. No quiero ser una Djinn nunca más. Renuncio a mis poderes —dijo con determinación extendiendo los brazos, donde sus cadenas rotas tintinearon—. Renuncio a ti. 

¡Noooooooooooooooo! No conseguiras nada sin mi. ¡NUNCA! - Como si de un mal sueño se tratara y tras tu ultima frase un impulso se extendio desde ti hacia fuera borrando tu traje devolviendote al que tenias, desintegrando las cadenas, y las paredes de la lampara incluso tambien tu alter ego hasta dejarte sola en un mar de arena.

Cuando todo cambia te sientes exhausta y caes de rodillas al suelo, aun sientes fuerzas pero notas como si acabaras de recorrer el desierto durante todo el dia. Al caerte ante ti, caen dos objetos, el siemprejuntos tan querido que agarrabas antes, y la lampara que te aprisionaba, ambos distantes como indicandote dos caminos. Si miras a tu alrededor, no ves mas que arena por todos lados sin rastro de vida, sin rastro de final.

Vio caer ambos objetos, demasiado lejos para alcanzarlos. Los vio brillar y posarse sobre las dunas. Y echo a correr con todas sus fuerzas, que no eran muchas, hacia ellos. ¿Hacia ellos? No, no era cierto. Sólo hacia uno. El Siemprejuntos. 

Ni siquiera sintió dolor por dejar atrás la lámpara. ¿Nostalgia? Sí, mucha. ¿Miedo? No, miedo no. Al fin sentía que una nueva puerta se abría ante ella. 

Dio la espalda a la lámpara y corrió sobre la arena hasta alcanzar el colgante, ponérselo al cuello y, justo después, caer exhausta bajo el sol. Sintió la calidez del Siemprejuntos en su pecho, sonrió y... dejó de ser consciente de lo que sucedía a su alrededor. 

Cuando te pones el siemprejuntos antes de comenzar tu viaje, escuchas un sonido agradable a tu espalda, un silbido llamandote. Al darte la vuelta, ves como la lampaza se desintegra poco a poco dejando una unica luz que poco a poco va subiendo en espiral hasta revelar una silueta de un arma, que poco a poco vas reconociendo. El reflejo de tu corazon se hace efectivo en ese arma y una llave espada aparece finalmente construida en la duna donde aquella lampara residia, esperando por ti.

Zayna alzó levemente la mirada y observó el arma suspendida allá donde su lámpara acababa de convertirse en arena. Apenas le quedaban fuerzas, ni siquiera podía levitar. Le costaba mucho levantar su cuerpo, más pesado que nunca. Pero lo hizo. 

Agarrando el Siemprejuntos con una mano, se puso en pie, sintiendo que los dedos le ardían con la arena. Avanzó cada paso como si caminara sobre carbones al rojo y, finalmente, se detuvo delante del arma. Agachó la cabeza, en señal de respeto. Trató de mantenerse digna, aunque tenía muchas ganas de romper a llorar. 

¿Dónde había quedado su orgullo ancestral de Djinn? Sonrió. A quién le importaba ya. 

Con la sonrisa aún en los labios, agarró la espada. 

Sería digna de ella. Era una promesa. 

al tocar la llave espada una luz cegadora desde el cielo choco contra la arena a tus pier, poco a poco fue agrandandose hasta que no podias ver nada, ni sentir nada de lo que alli habia...

Fin de la escena