Partida Rol por web

Una vez cruzasteis, pudisteis ver en el otro edificio el rastro de vuestros compañeros. Muchos enemigos en el suelo destrozados y unas escaleras al piso superior - Aquí si parece haber gente. Debemos subir corriendo antes de que a nuestros compañeros les pase algo. - Dijo Edgar antes de empezar a subir corriendo esperando que le siguierais todos

Una vez llegasteis a lo más alto, encontrasteis al resto un tanto tocado, luchando contra un karateka. - ¡Sabin! - Edgar sacó su autoballesta y empezó a disparar. Shadow por otro lado arrojó un Shuriken, y Cyan fue a atacar con su katana.

Empezaba una pelea, pero... cuan tocado está el enemigo

Al llegar y ver la escena me sorprendí por ver que un solo enemigo pudiese hacerle frente a todo el otro grupo.

Iba a sacar mi baraja, pero en ese momento recordé lo que me había dejado a cuidado mi maestra.

Extendí la mano e hice aparecer la llave-espada de Aqua, lanzándome al combate.

Tras una corta batalla debido a un enemigo bastante tocado, este cayó finalemente y entre todos ayudasteis a los que habian caido curandolos y demás.

Después de un breve descanso todos decidisteis segui adelante y tras subir los escalones os encontrasteis una sala en donde había una cama y un sillon. Sobre la cama se hallaba aquella forma rosada que viste en el interior del reino de los Esper, y encima del sillón se encontraba un viejo de barbas largas y amarillas.

Todos corrieron directamente a ver como se encontraba su amiga, Terra, quien al parecer era el ser rosado.

Al ver a aquel ser rosado y la reacción de la gente que me acompañaba deduje que se trataba de su amiga Terra, sin embargo a mi me preocupaba el viejo que estaba tan tranquilo ahí y que al parecer había traído a la chica, por lo que me acerqué despacio, rodeando el sillón para verlo de frente, llave-espada en la mano y con mirada de decisión:

-Quién eres?-

-Os estaba esperando - dijo este ser sentado en su trono mientras dabas la vuelta al sillon. Tras preguntarle de forma tan amenazadora por el, los demás del grupo te miraron así como a aquel hombre, y algunos de ellos como si lo conocieran. - Así que tu eres el otro SemiEsper. - Se levantó del sillón para poder verte mejor.

-Mi nombre, es Lamú. Soy el Esper más sabio y longevo de todos. Baja esa llave espada muchacho, que sea un Esper no significa que sea pasto de la oscuridad que anida en los demás.

Edgar fue el primero en acercarse después de ello: - Es usted, el maestro Lamú. El mayor Esper de todos. Se dice que usted es comparativo a un rey en el reino de los Esper

Parecía que Edgar conocía bien a los Esper después de todo pero Lamú rápidamente desmintió este hecho - ¿Rey? No. Sabio, quizás. Mi fama no me precede, pero creo poder ayudar con vuestra amiga... y quizás con alguien más. - Mentó esto último desviando su mirada a ti por el rabillo del ojo.

Se acercó entonces a la chica haciando que el grupo se apartara - Vuestra amiga es una Esper, al menos en parte. Su cuerpo ha estado bloqueando su potencial todo este tiempo, tanto que cuando llegó a su limite, explotó todo ese potencial. Su descanso es la mejor manera de que se reponga, pero supongo que la ayuda de este sabio Esper podrá devolver su espiritu a un punto... - Pasó entonces su mano por encima de todo el cuerpo de terra aplicando un poco de magia sobre ella - estable - y poco a poco, el color rosado de Terra fue apagandose tornandola una chica nomal.

Una vez hecho esto Lamú se acercó a ti. - ¿Y bien muchacho? ¿tu también requerirás de mi poder? Puedo notar tu espiritu, y al igual que el de la muchacha, tu poder es inestable, pero por alguna razón que no consigo entender, no es por exceso, sino por deceso. Aún no eres capaz de controlar bien tu transformación ¿Tengo razón? - Preguntó Lamú con cierto tono de preocupación.

Al ver que no se trataba de una amenaza, si no de una ayuda para Terra y por ende, para mi, bajé la llave-espada tal como me dijo mientras fui escuchando las palabras de cada uno y observé como estabilizaba el poder de Terra.

Tras eso llegó mi momento, aquel Esper me estaba ofreciendo ayuda, aunque me acababa de conocer.

-A decir verdad recientemente me he enterado que era parte Esper, mi maestra y yo fuimos al Mundo de los Esper para que conociera a mi padre, Carbuncle, fue en una pelea contra Ifrit que desperté mi poder, pero es verdad que aún no lo domino por completo...-

-Ya veo - dijo Lamú llevandose la mano a la barba - Así que tu eres el hijo de Carbuncle. Eso explica - Levantó su bastón y desplazó su extremo superior hasta tu pecho donde se hallaba el Rubí que cogiste una vez - ese poder distinto al que poseé tu cuerpo. He de imaginar que tampoco has sacado el mayor partido de su poder.

Terra mientras Lamú hablaba contigo se estaba recuperando, y los amigos de este mundo celebrandolo levemente el reencuentro, sobre todo Luke. Lamú los miró un momento por encima y tras ello volvió a ti. - Cuando sentí el espiritu de un semi-esper en las lindes del reino, pensaba acompañarles y ayudarles en sus aventuras. Tenía mucho interes en ella, y por eso la acogí y mantuve estable, realmente quiero acompañarles. Pero, tu también me resultas interesante, hijo de Carbuncle, además tu deceso de poder no es algo que se pueda resolver tan sencillamente como el exceso de Terra. - Te miró fijamente a los ojos y con cierta seriedad.

Estaba claro que lo siguiente que te iba a preguntar, sería sin duda un punto importante en tu historia y descubrimiento sobre tu poder, su misma mirada lo reflejaba - Quizás, no pueda salir de este mundo como tu pero... Honrarias a un anciano como yo, si me permitieras compartir mis fuerzas contigo, y al mismo tiempo, pudiera acompañarte cuando me necesites y pueda ver tu progreso. - De entra sus barbas sacó un pequeño amuleto, el cual te ofreció al mismo tiempo que te decía aquellas palabras. El amuleto tenía forma de rayo y su color era similar al de la barba del propio Lamú. Su poder, contenido en un objeto de llamada, un objeto de invocación.

Las formas que utilizaba el anciano para hablar denotaban que realmente era sincero en su propósito y en su accionar, realmente se notaba que se preocupaba y nos quería ayudar.

Yo sabía solo por haberlo escuchado que algunos guerreros de mi mundo podían invocar fuerzas misteriosas, de Guardianes o Esper como los llamaban los más versados.

Asintiendo extendí mi mano para aceptar aquel amuleto.

-Será un honor poder contar con esa ayuda y consejo- dije a Lamú

Lamú te puso su amuleto sobre tu mano y asintió con la cabeza - Por el momento, ya no puedo hacer más por vosotros. Ahora igual deberiais ir a salvar a aquel alma que se haya encerrada en el reino de los espers antes de continuar vuestro viaje. - Acto seguido Lamú fue desapareciendo poco a poco.

Locke aún estaba con terra, al igual que mucho de los demás. Separado estaba Edgar - Muchas gracias Lamú - dijo antes de que se fuera. Luego te miró antes de mirar a los suyos. - Supongo que es hora de cumplir nuestro trato. Sabin, Celes y yo te llevaremos allí. Los demás hay que ir moviendose. - Todos asintieron y así salisteis de allí.

Ahora vagabais por las praderas solo vosotros tres hasta llegar a una montaña en la cual, tus tres acompañantes estaban algo descompuestos. - No debería haber nadie aquí... como mucho algún esper rezagado. - Efectivamente no había allí nadie, y según subistes las conversaciones se detenian más y más, llegandoos a quedar en silencio. Casi habiais llegado cuando, se detuvieron

- Un poco más adentro, está la puerta hacia el reino de los Espers, nosotros no podemos entrar. ¿Piensas ir solo? - te preguntó un tanto preocupado.

Las charlas fueron menguando a medida que subíamos sin embargo eso no me molestaba, yo era silencioso por naturaleza.

Al llegar a la cima y tras escuchar las palabras de Edgar me cruce de brazos.

-El Maestro Eraqus dijo que enviaría refuerzos, quizás podamos esperar un poco más y aprovechar para recuperar el aliento-