Partida Rol por web

El silencio era ensordecedor en la torre. Lo único que se escuchaba era el pasar de las hojas cada tanto, y el suave susurro del fuego.

Kalahad estaba inmerso en aquel volumen gigante titulado "Invocatum Maxime". Poco podía sacar en claro, pero se afanaba en la tarea. Así había logrado desentrañar innumerables misterios de la repisa marcada "Fuego", de la otra, llamada "Aire" y de la que su madre había marcado "Misterios de la Mente".

El muchacho había perdido la cuenta de las horas, pero el sueño aún no lo había reclamado. Estaba intentando discernir dos o tres palabras, que le parecía que estaban en otro idioma, tal vez el de los trasgos, o en el Alfabeto Secreto, un verdadero misterio del que se pensaba nadie tenía todas las piezas, un idioma de los Antiguos, el idioma de la verdadera magia.

Levantó la vista y según el reloj de sol colocado con mucha precisión por su madre en una de las ventanas, y constató que se acercaba el mediodía, debía comer algo, a veces se le olvidaba, de tan concentrado que estaba en sus estudios. A menudo pensaba que si no fuera por eso su físico sería mucho mejor.

De repente lo sobresaltó un ruido. Eran golpes en su puerta. Los lugareños evitaban la torre, y afortunadamente los salteadores también, cosa que podía agradecer a su madre, que había creado una atmósfera de misterio alrededor de la estructura.  ¿Quien podría ser entonces? 

Me levanto molesto de que los sirvientes que suelen ocuparse de esos quehaceres hayan dejado que se perturbe mi estudio. Estarán tan sorprendidos como yo de que alguien haya acudido a llamar. Me miro en el espejo en el que estaba ensayando al amanecer mis conjuros de "Misterios de la Mente", pero esta vez para ver que mi aspecto no es el más presentable para recibir a quien quiera que se haya acercado

- ¿Ron, Harry, Hermione? ¿Alguno está cerca para abrir? ¡No solo hay que estar en las cocinas, esta torre sigue teniendo puerta que atender! 

Sin saber si me escuchan o no y si terminarán oyendo mis órdenes con su resignada calma habitual, bajo a mi dormitorio y me pongo algo más presentable.

No quiero que la gente de Robleviejo piense que el único hijo de Indra es un zarrapastroso. Bastante tengo con que se rían de mi poca empatía con sus insignificantes cuitas.

Ataviado con un traje azul claro, cómodo pero señorial y por supuesto con una capa, aunque corta en este caso, bajo a ver quién es. Si ha tenido paciencia para golpear la puerta tantos minutos hasta puede ser recompensado con mi solemne presencia. 

Cuando Kalahad abre la puerta de la torre se lleva una sorpresa. Parado frente a su puerta estaba Dragomir Espadabrillante, compañero de su madre, guerrero legendario, héroe del reino.

Aún con el polvo del camino, su cota de escamas gastada, su capa negra llena de arañazos y sus botas llenas de barro seco, el porte de Dragomir era impresionante. Un metro ochenta y cinco de puro músculo y fibra, y aquella mirada intensa que a veces alejaba los peligros mas rápido que su espada, la legendaria "Danzarina".

Detrás de él estaba la hija de Alma, la amiga de su madre. Farah se llamaba, si Kalahad no recordaba mal (y no lo hacía, ya que tenía una memoria prodigiosa). La chica estaba un par de pasos detrás de Dragomir, vestida de viaje. Un poco mas atrás, el caballo negro de Dragomir, Tronador.

- Pero si es el "pequeño príncipe" -dice Dragomir acentuando las comillas. Así lo llamaba su madre de pequeño. Mira que bien que se lo pasa en la torre de Indra -agrega con los brazos en jarra.

- Bueno, vas a invitar a pasar a tu tío Dragomir, ¿o que?

Kalahad había conocido al guerrero de pequeño, y sólo lo había visto algunas otras veces, cuando los héroes se juntaban en Robleviejo por alguna razón.

Sonríe cuando Dragomir llama a Kalahad "pequeño príncipe" pues es verdad que siempre ha estado bastante mimado y consentido y por eso cuando su madre decía de ir a visitar a su amiga Farah siempre trataba de no ir porque nunca se podría llevar bien con alguien como Kalahad.

Le mira desde detrás de Dragomir mientras espera a que les deje o no entrar en su torre, que quien podría llamarse la Torre del Dragón, pero sin princesa cautiva. Y lógicamente el dragón sería el chico aprendiz de brujo, que nunca le llegará a la suela de los zapatos a su madre

-Creo que debería ser para hoy, no para mañana... - dice en voz baja, como murmurando, pero perfectamente audible para el chico.

- ¿Tío? No eres mi tío sino... oh, vale, era una broma... No estaba preparado para este tipo de intercambios verbales espontáneos, y normalmente son mis criados los que se ocupan de recibir a las visitas.

Saludos a ti también Farah. El día tiene 86400 instantes así que sólo has gastado en contemplarme a mí y a la puerta de la torre una milésima de "hoy".  Pasad, pasad. No... no olvidéis limpiaros las botas, por favor. Pronto Harry se encargará de Tronador y espero que antes que tarde Hermione nos sirva algún refrigerio. Mi casa está abierta para los amigos de mi madre. 

"Mi casa" es donde estudiadamente ha marcado la voz, pasando del chico distraído y protocolario al arrogante pero valiente muchacho que no va a permitir que le nieguen lo que es suyo por sangre con eufemismos. 

-Incluso más repelente que antes... - murmura mientras espera que sea Dragomir quien entre primero en la casa del listillo. Siempre tratando de ser mejor que los demás... seguramente no será muy feliz, si es que conoce realmente lo que es la felicidad. Seguro que si le pregunta le acaba diciendo la definición de la palabra o algo así, pero bueno, no puede esperarse nada más de alguien que se ha pasado toda la vida en su casa rodeado entre libros mientras le hacen creer que el mundo gira a su alrededor.

Por ese mismo motivo, Kalahad no podrá tener nunca amigos... a no ser que se le bajen un poco los humos que gasta y se vuelva un poco más humilde. Quizá ese viaje le sirva para eso.

- Ja ja ja -ríe sonoramente Dragomir al oír al muchacho-, joder con el cachorro, pero si ya hablas como los condenados magos y todo! Bueno, no puedo mas que acceder a los deseos del dueño de casa...

El viejo guerrero comienza a patear la pared de la torre para quitarse el barro seco de las botas, dejando pequeñas manchas en las piedras.

- Bueno, hijo, ¿Así esta bien? -pregunta mientras le muestra unas botas que tienen apenas menos costras de barro que antes. Pasa niña, pasa -le dice a Farah empujándola suavemente con su mano en la espalda de la chica.

Luego entra él. Cuando están ya sentados Dragomir se pone serio.

- Bueno muchacho, seré directo como lo fui con ella -dice señalando a Farah. Tu madre está en peligro, igual que la de ella, y todos los demás, Rolón, Excelsior, Ekroth, todos ellos. El estúpido obeso del Duque no quiere mandar partida de rescate, así que voy a ir yo, y pensé que ya que sus hijos son todos mayorcitos, tal vez querían acompañarme.

- ¿Yo? ¿Acompañarte? ¿Una partida de rescate? Dioses... Nunca pensé cuando me desperté hoy que finalmente el día que Kalahad demostrara ser digno sucesor de su madre, había llegado. ¿Cuánto tiempo tengo de prepararme? ¿Llevamos criados? Tal vez Ron quisiera acompañarnos y... ¿Nosotros solos? ¿Quién cargará entonces con la misión de narrar nuestras historias? ¿Tampoco? Me turbarían tus palabras pero tengo buena memoria, no pasa nada, las narraré yo mismo a mi vuelta, Dragomir. Este es un gran momento. ¿Sois conscientes de ello? Farah, no te preocupes, en mi libro diré que venías ataviada como se esperaba de ti. De hecho cuando te miro ya mis ojos cambian la imagen tan rural que proyectas. 
Creo que estoy hablando de más, disculpad mi excitación, llevo tanto tiempo queriendo demostrar quién soy que cuesta contener mi lengua y mis modales. 

Vamos Kalahad, cada palabra quedará inmortalizada en los Anales de la Magia. Deja de comportarte como un chiquillo, has ensayado este discurso muchas veces... 

- Por supuesto que este mundo puede contar con mi magia, vuestra misión con mi presencia y vuestros corazones con mi cabeza que les guíe. 

Haciendo una impostada reverencia está a punto de tirar los refrigerios servidos. Algo avergonzado por ello, sube corriendo las escaleras mientras dice

- ¡Bajo en dos minutos con todo preparado

Vestiré el gris perlado y la capa larga con capucha para la magia. Si hace frío llevaré las pieles del visón, no, mejor, del oso blanco, eso es. El cetro, el resto del equipo... Creo que estoy listo... 

Dios... estar con él es estresante. Mira a Dragomir buscando una respuesta a por qué deben llevarle... no han estado más de 5 minutos con Kalahad y parece que lleven una vida entera! Y encima le insulta diciendo que tiene un aspecto rural! ¿¡Pero que se ha creído!? Cuando se marcha a prepararse se gira hacia el hombre y señala con la mano el lugar por donde se ha ido el proyecto de mago.

-¿¡Le tenemos que llevar!? No llevamos ni 5 minutos y ya estoy cansada de él. ¡Y me ha insultado! Me están entrando ganas de deslizar uno de mis venenos a su copa cuando esté descuidado...

Se cruza de brazos. Kalahad pretende llevarse a todo su séquito y escribir un libro para contar sus "hazañas" y ni si quiera se da cuenta del peligro que corren sus propias madres y los demás miembros del equipo... ¡Qué van a ir a las Montañas del Trueno, no a una excursión!

Dragomir sonríe ante la pregunta de Farah.

-¿Venenos? Así que la pequeña cría de serpiente tiene sus propios dientes...  Bueno, bienvenidos sean, no te apresures en gastarlo en los aliados, que ya tendrás enemigos de sobra para utilizarlos.

Mientras Kalahad se retira a prepararse se levanta y camina por el salón, observando todos aquellos objetos. Se para frente a un cuadro de "Los Bendecidos", lo señala y vuelve a mirar a la chica.

- Indra está allí también, junto con tu madre. No podemos negarle el derecho que tiene como hijo. Y aunque no lo parezca, puede que sea mas útil de lo que aparenta. Además, no mucha gente se embarcaría en esta empresa. Créeme, antes de venir por ustedes toqué algunas puertas. ¿Ves por aquí a los valientes amigos de "los héroes de Léomen"? Pues no, no los ves porque allá están, en la gran ciudad, mirando para otro lado.

Quiero llevar mi traje de mago y su capa y algo de abrigo

El cetro con las joyas y el cuchillo ceremonial que dijimos

El equipo para hechizos que dijimos

Mapa de la zona

Libro de hechizos

-Pero ¿por qué tiene que ser tan... así? ¿No puede ser como una persona normal?

Vale que también esté Indra en peligro, pero es que Kalahad se esta llevando la palma con su comportamiento. Por eso mismo los únicos que le soportan es el personal de la casa porque los demás no es que puedan con él y está dejando patente el porqué. Y tampoco le parece correcto el comportamiento de los nobles que han decidido dejar a su suerte a "los bendecidos", con la de veces que han realizado misiones para ellos.

-Espero que no se esté maquillando como una chica para ir de viaje...

Ningún problema con el equipo, algunas notas:

- La capa sabes que tiene alguna propiedad mágica, pero no sabes cual es.

- Falta que me aclares el tamaño de cada joya, ya que me confirmas que irán las 3 en un cetro.

- Puedes llevar un libro de conjuros, pero me tendrías que aclarar de que tipo de conjuros. Como aclaración, Kalahad ha aprendido cada conjuro de memoria, no es como d&d que debe aprenderlos por la noche para que se "acumulen" en su cabeza, él los ha aprendido igual que un cheff aprendió las recetas para la ensalada caesar, el pato a la naranja o lo que sea que cocine...   sabe los hechizos como su fueran "recetas". Puede seguir las instrucciones de un libro, pero un buen cheff lo hace confiando en su criterio, cambiando apenas las cantidades y el tiempo de cocción según el efecto que desea lograr...  

Esto no quita que pueda llevar un libro de conjuros donde él haya anotado sus favoritos, pero aclarame que hay en ese/esos libro/s, y sus proporciones, despues de todo lo/s va a tener que cargar.

- Voy a hacer lo posible para darte un mapa, y si no te iré diciendo por privado los lugares importantes de las inmediaciones.

Perfecto Jefe, pues quita el libro gordo. Y lo sustituyo por un cuaderno de viaje pequeño, tipo diario, donde además de tenerlo para recordar mis proezas (pobre Kalahad) podrá tener alguna nota tipo chuleta de algún hechizo pero nada más.

En el cetro lleva joyas pequeñas de los tres tipos incrustadas (acabo de visionar lo jugoso que sería de robar así que mejor pequeñas) y en su parte hueca se puede poner una joya grande, si llega el momento, pero estas las lleva ocultas en el saco de plumas. Una de cada, que debe tener si ha estado practicando con ellas. 

tendrá un diamante, un rubí, una amatista y un espejo, que son los elementos básicos de cada tipo de conjuro.  Si quieres pueden estar incrustados en un cetro, un bastón o en el mismo cuchillo ceremonial, o por separado. En principio tendrá esas piedras preciosas del tamaño de una almendra, una uva, y una nuez pongamos, aproximadamente. Como la eficacia de los conjuros depende entre otras cosas del tamaño, ya me dirás que tamaño asignamos a cada cual. 

A esto me refería, me tendrías que decir que joya es de que tamaño. Tienes un rubí, un diamante y una amatista, y tienes que asignar un tamaño a cada una, el tamaño de una almendra (el mas pequeño), una uva, y una nuez (el mas grande). En base al tamaño de la joya los conjuros de ese tipo serán un poco mas efectivos. De la misma manera me tendrías que decir de que tamaño será el espejo que lleva.

Ah, perdón. La más grande diamante, luego rubí y la pequeña, la amatista. 

Espejo, envuelto con las plumas, del tamaño de los dedos al codo. 

MAPA LOCAL DE KALAHAD