Partida Rol por web

-Vamos...vamos-dice Jonathan intentando tranquilizar a su compañero-No es el momento. Estoy seguro que cuando se recupere la señora Woliski podrá darle las explicaciones que necesita, pero no me creo que esté fingiendo. Es probable que fuera Plaza o cualquier otra persona; alguien que haya venido y se haya colado en su habitación. Señora Collins ¿usted no ha notado nada extraño ¿verdad? Recomiendo que todos revisemos nuestras habitaciones, así como la de la fallecida para ver si alguien ha entrado en ellas. Respecto a esta última, sugiero que sea la señora Collins la que se ocupe de hacerlo. En cualquier caso ¿ha echado algo en falta? En ese caso presentaría una denuncia por robo ¿Un asesinato y un robo en dos días?...extraña coincidencia en una casa de bien como esta.

Dicho esto Jonathan hace lo propio y se dirige hacia su habitación. 

Aquel arranque de furia por parte del señor Lusting me había dejado un tanto conmocionada. Yo había estado en la planta superior y no había visto a nadie, pero claro... después pasé el tiempo en mi cuarto y me había quedado adormilada, momento que el intruso, si es que había existido, podía haber aprovechado esos momentos de paz para entrar.

—Bueno yo... —Carraspeé ligeramente volviéndome hacia el señor Bishop—. Yo le subí al profesor un té para que descansara mejor y noté que en todo el piso había un olor extraño y desagradable. Se lo dije a la señora Woliski y decidimos que sería mejor airear un poco el lugar. Entré en la habitaciones vacías... sólo en las vacías y dejé abiertas las ventanas hasta que el olor desapareció. Pero en ese tiempo no vi ni oí nada raro o fuera de lugar.

No me estaba justificando, sólo quería dejar claro que yo en ningún momento había invadido su intimidad, aunque no podía negar que, por unos instantes, había estado tentada de hacerlo. Me quedé observando a unos y otros intentando adivinar, por sus gestos y expresiones, si alguno estaba ocultando algo. Lo que estaba sucediendo conseguía que desconfiara de todo el mundo.

Por fortuna parecía que la calma volvía a reinar en la casa y que, incluso el gato de nuestra casera, había dejado de arañar el suelo. Sólo esperaba que esa tranquilidad recuperada se mantuviera por mucho tiempo.

Entiendo la alteración de Victor... -lo que nos pasa no se vive todos los días y por supuesto que tenemos todos los nervios alterados y el cuerpo cansado- sigo palmeando el hombro del Sr Lusting.

Escucho las opiniones de todos, mientras le ofrezco el frasco de lavanda a la sra Woliski y llego a una precipitada conclusión: -Si, revisemos nuestras pertenencias, pero si alguien entró a la habitación del señor Lusting.... Estoy de acuerdo con el Prof Bishop, muy probablemente fue algún bribón que observó como la señorita Collins abrió las ventanas y logró escabullirse por una de ellas... no busquemos sospechosos entre nosotros... -Me dirijo a la Señorita Collins, -me llama mucho la atención el olor que percibieron me lo podría describir más.... tal vez pueda concluir de donde provino-. 

En voz más baja le comento al Sr Lusting -si usted lo precisa puedo hacer pruebas de huellas, todavía tengo un poco de polvos de magnesia y cinta adhesiva-.

La explicación de Bishop no pudo menos que sacarme una amarga risa, ¡claro!, le respondí sarcástico, quien sea que fuere el misterioso fisgón al menos tuvo la amabilidad de cerrar la puerta de mi cuarto CON LLAVE al irse. Sin duda los ladrones de la América son sujetos que gustan cuidar de los detalles cotidianos, concluí mientras le observaba marcharse…payaso, murmure lo suficientemente bajo para que no me escuchase nadie salvo Emil que estaba a mi lado.

Las explicaciones de la señorita Anne me parecieron lo suficientemente convincentes para no dudar de ella. Pero, por supuesto, no ponía las manos en el fuego por ninguno de ellos salvo Emil, y esto, debido a que el doctor me había acompañado durante todo el tiempo.

Ya hombre ya, regañe amistosamente a Emil que no dejaba de palmear mi hombro como si fuera yo un niño o peor aún, un loco. No pudo menos que sorprenderme cuando le escuche decir que estaba de acuerdo con la absurda teoría de Bishop. Desee internamente que Emil estuviera lanzando un farol, no creía haberme equivocado al juzgarle. Esperaba no estar tan abrumadoramente equivocado.

Si claro, le respondí no obstante, si gusta acompañarme a mi habitación veremos que puede usted descubrir con esos polvos suyos. 

¡Extraño!, pensé, tampoco ahora el anciano ha bajado a ver qué sucede cuando claramente el disparo ha sonado con la suficiente fuerza para ser oído en toda la casa. O el hombre está acostumbrado a tales eventos o tiene el sueño más pesado que haya conocida yo nunca.

O tal vez estoy en lo cierto y tanto el como Petula son culpables de todas las cosas que están pasando.

Cuando estuve a solas con Emil le plantee mis sospechas.

- El anciano residente no había hecho acto de presencia tras el sonoro disparo.

- La puerta de mi habitación habia sido cerrada con llave.

- La señora Petula no parecía alterada mientras no estuvimos, de hecho la señorita Anne comentó que ambas habían estado abriendo ventanas antes de que llegásemos.

- Casualmente, basto que nosotros pretendiésemos entrar para que “súbitamente”, la señora Petula sufriese un “cuadro de tensión tan extremo”, que la llevase a portar un arma.

Dígame que no ve usted una pauta Emil, no puedo creer que usted comparta la absurda teoría de Bishop, sentencie ofuscado.

No puedes encontrar explicación alguna, todo te parece muy extraño.  Uno de los hombres cojeando se va a su habitación y los otros dos suben al segundo piso. Escuchas ligeramente el gato, pero se calma...

Frente a la actitud poco amable de Victor das media vuelta y te vas para tu cuarto. Ni siquiera que te llamara payaso te importa, así que entras al cuarto lentamente, el mismo esta tal como lo dejaste. Nada anormal... ya es tarde...

Al subir las escaleras se alejan de Anne y de Bishop, comentan entre susurros lo que piensan. No hay sonido alguno, por el momento, lo único es el gato que parece  estar cerca a la escalera y a la primera puerta del corredor , como mirando todo la actitud que tiene un animal que busca su presa. Posible por la presencia de ustedes baja al primer piso.

Me acerco a seguir la pista de el ruido que escuché antes. 

Había algo en el ambiente que me hacía recelar de todo el mundo. Quizás sólo eran imaginaciones mías, un miedo oculto a que pudiera haber alguien por ahí que nos estuviera espiando para robarnos o quizás algo pero, para matarnos como habían hecho con la pobre Dolores. Lo peor de todo era pensar que podía ser alguno de los hombres que ahora se alejaban camino a sus habitaciones.

Me giré hacia el señor Saitsef antes de que se fuera.

—No sabría decirle, sólo sé que era un olor sumamente desagradable. Quizás sólo fuera algún ratoncillo que haya quedado atrapado en algún recoveco y se haya muerto. Me resultaría difícil explicarle con detalle dicho olor, pero le diré que con un poco de ventilación se solucionó el problema.

Ahora que ya todos se habían ido decidí que lo mejor que podía hacer era volver a mi cuarto. Al fin y al cabo era muy tarde y nada me retenía fuera de él. Pero antes de acostarme, me dirigí a la cocina para hacerme un té caliente que me ayudara a conciliar el sueño. Aunque, viendo lo fácil que me había resultado quedar dormida antes nada más que me puse a leer, no creía que tuviera demasiados problemas para volver a conciliar el sueño. Pero un té caliente antes de acostarme tampoco me vendría mal.

-Enterado Señorita Collins, dejemos concluido ese capítulo del extraño aroma, me parece adecuado no relacionar algunas cosas con otras, no es afán mío parecer paranoico- Le respondo mientras subo las escaleras siguiendo los pasos de Victor.

Esquivando al gato y poniendo atención a todos los comentarios de Victor, analizo la situación y lo comento: -Mi buen señor Lusting, no desconfíe de mis conclusiones ni por un momento, le recuerdo que yo nunca consideré la opción de que el "invasor" saliera o incluso entrara por su puerta..... yo considero que hay sabandijas tan hábiles y escuálidas que pueden trepar hacia la ventana y salir por la misma.....

....En cuanto a todo el cuadro que presenta, concuerdo con usted en que hay huecos o inconsistencias en la historia incluso me hace sospechar del viejo profesor...., pero sigo creyendo que no hay motivo para tales comportamientos inesperados o repentinos por parte de la gente que hasta hace pocos días convivíamos en perfecta armonía.......pero déme permiso de ir por mis "polvos" como acertadamente los llamó con anterioridad-.

Voy rápidamente a mi cuarto por el reactivo y doy un rápido vistazo por si hay algo sospechoso. 

Sales de tu habitación, era claro para ti que el sonido habia sido escuchado en el segundo piso, así que subes lentamente, lo que ves es al doctor poniendo un polvo en el manillar de la puerta de Victor. El gato ya se a marchado. Ambos notan tu evidente presencia.

El doctor busca sus polvos  y los pone en la puerta inicialmente, curiosamente no encuentra ningun signo o huella. Justo en ese momento ven que Jonathan sube las escaleras hacia donde estan ustedes.

Entras a tu cuarto dispuesta a irte a dormir. Cuando te cambias de calzado cómodo sales del cuarto directo a la cocina para prepararte un té. Pones a calentar el agua y preparas la infusión, pero cuando sacas la taza algo te asusta. Un cienpies entaba dentro de la taza, como acto reflejo lanzas la taza lejos de tí, la cual se rompe. Quedas impresionada, la forma como salió ese cienpies de la taza fue perturbador.

-Nada, ni una mísera huella.... o el invasor traía guantes ....o bien no tiene huellas dactilares... sumamente extraño- Comento al aire  rascando mi barba en reflexión. 

Víctor emuló inconscientemente el gesto del buen doctor rascándose a su vez, también el, la barbilla mientras escuchaba las elucubraciones del otro.

Tarde se percató de esto e intentando disimular el no pensado gesto, simulo un inexistente picazón que comenzando por el mentón se bifurcaba hacia el cuello pero aquel gesto resultó poco espontaneo, rígido en formas y pésimamente actuado.

Estem…apuro entonces como queriendo desviar la atención de los ojos vigilantes de su interlocutor, ¿pero qué cosas dice buen hombre?, ¿Qué clase de ser humano carece de huellas dactilares?, ¡está claro que ha de haber llevado guantes! Asevero convencido y mientras revoleaba los ojos en un gesto de pesadumbre.

Aunque…apuró entonces, no ha de haber carecido de pies, piernas y pelos imagino yo, quizás, si rebuscamos ambos con mas ahínco, podamos encontrar alguna pista más clara.

¿Qué le parece a usted mi propuesta buen señor?, pregunto justo cuando Jonathan se acercaba.

A pesar de que conseguía dormir por las noches, mis sueños eran intranquilos. Lo sucedido me había dejado una huella que tardaría bastante tiempo en desaparecer. Quizás fuera ese el motivo por el que, en aquellos momentos, me encontraba preparándome el té, una manera de conseguir calmar mis ánimos.

Mientras esperaba escuchar el borboteo del agua me dediqué a buscar en la alacena una taza que pudiera llevar cómodamente a mi cuarto. Casi sin prestar atención a lo que hacía, cogí la primera que encontré pero, cuando la tuve ante mí, aquel bicho asqueroso que descansaba en el fondo de la taza consiguió que mis nervios volvieran a saltar en los mismos pedazos con que se rompió la loza al dar con el suelo.

—¡Ahggggg! ¡Qué asco!

No había podido evitar el grito a la vez que mi mano soltaba la taza. Un estremecimiento me recorrió al ver el ciempiés correteando por el suelo junto a los trozos rotos. Seguro que había despertado al resto de los habitantes de la casa, si es que ya estaban durmiendo.

No entendía cómo era posible que aquel asqueroso bicho había podido colarse en la alacena y, precisamente, había buscado como lugar de reposo la misma taza que yo había elegido. El agua hirviendo hizo un sonido característico y apagué el fuego. Pero las ganas de tomar el té se habían esfumado.

Miré el suelo con aprensión buscando al bicho y pensando que ahora tendría que ponerme a limpiar aquel estropicio.

-Vaya, no sabía que era usted experto en criminología. -dice Jonathan sonriendo al ver al bueno del doctor en la puerta de Víctor. -¿Algún hallazgo que quieran revelarnos?-