Partida Rol por web

Hodrum estaba absorto en sus pensamientos, seguramente cosas sin sentido, pero quien sabe como funciona la cabeza de un mago. Poco después volvió a la realidad y escuchó lo que decían Barakanar y Raff. Resistió la tentación de girarse y mirar, ya que sabía que lo suyo no era el tacto ni el disimulo, pero por suerte disponía de una compañera que no daría el cante.

- Kirara, asomate por el cuello de la túnica, mira detras nuestra y cuando localices al encampuchado da un par de vueltas al rededor de mi cuello como si pidieses unas caricias. - Y así hizo su fiel compañera, miró disimuladamente y cuando localizó al encapuchado asomando la cabeza por el callejón para seguir nuestra pista disimuló tal y como Hodrum le había dicho.

- Muy bien pequeña - Dijo mientras la cogia y la acariciaba con afecto - Así que nos sigue el rastro ese encapuchado, quizas en vez de ir a por el tendríamos que hacer que él venga a por nosotros. No queremos que se dé cuenta que sabemos de su presencia. - Continuaba acariciando a Kirara y hablaba como tono cariñoso como si le estubiese haciendo carantoñas a su compañera - Además, si lo perseguimos quizás se escape, pero si le tendemos una trampa quizas lo atrapemos y consigamos respuestas. - Le hizo una señal a Kirara para que volviese dentro de la túnica y su tono de voz volvió al normal - Podemos hacerle creer que nuestro alcoholizado compañero Nithael no se encuentra bien y tiene que vaciar su estomago con una cuantas arcadas fingidas. Entonces nos metemos en un callejón menos transitado. - Miró a sus compañeros en busca de si llevarían adelante ese plan, y dejó que lo meditasen un poco.

- Yo esperaria a que nos siguiese a una zona menos transitada, comenzó el druida, pero si quereis ir a por él, es todo vuestro, dice guiñando un ojo Barakanar

Quedáis cariacontecidos cuando os dais cuenta de que la figura que supuestamente os espiaba se ha perdido entre la multitud. Miráis a vuestro alrededor y no podéis señalar su posición actual como si se hubiera esfumado.

Al poco tiempo llega Sir Talasek al mercado intentando dar con vosotros.

- Saludos amigos. Por fin he logrado poner un poco de orden en mi casa. ¿Habéis descubierto algo?

El caballero parece contento de volver a encontrarse con vosotros.

Siguiendo un plan tan ridículo que era sencillamente brillante, fingió sentirse mareado y se dirigieron hacia los callejones menos transitados, por el que habían creído ver a uno de los encapuchados que les seguían. Sin embargo, no sólo no sirvió de nada, sino que en menos de unos minutos, cuando aún estaban francamente sorprendidos de como alguien podía desaparecer así, apareció de nuevo el paladín. 

Su cara podía haber sido toda una mezcla de desprecio y desagrado, pero debido a su estado -del que poco a poco se recuperaba pero no aún-, solo fue un gesto de confusión al ver que Sir Talasek no sólo hacía acto de presencia, sino que parecía buscarles a ellos. Un sonoro suspiro escapó de sus labios casi cerrados en una mueca seria, y se limitó a mirar hacia el hombre con desgana, hablando prácticamente de la misma manera aunque sin llegar a ser maleducada, gracias en parte a que podía achacarse al alcohol.

- ¿Qué hace ussted aquí, Sir? Estamos siguiendo unas pistas... - Susurró, aunque en voz bastante alta, mientras miraba a su alrededor sin ver realmente, una simple excusa para apartar la mirada.

- Saludos Nithael, me alegro de verle. ¿Está usted bien?- Pregunta el paladín intentando acertar el por qué de su falta de respeto.

- Quiero ayudaros en todo lo que sea necesario. Al fin y al cabo, yo os he metido en este lío... - Concluye tímidamente.

Entre unas cosas y otras, vuestras investigaciones y discusiones, está atardeciendo y poco a poco el mercado va perdiendo actividad. Las posadas y tabernas empiezan a encender sus luces y los ciudadanos empiezan a recogerse en sus casas.

- Uhm... - Pareció dudar, hasta que al final sonrió de manera algo más afable que unos segundos antes - Si, si, ¡por supuesto que estoy bien! 

Luego pareció relajarse, destensando sus hombros y rotando la cabeza para desentumecerse. Un rápido vistazo al cielo y a su alrededor le dio a entender que no faltaría demasiado para que anocheciera; Si querían descansar un rato antes de ir a investigar las puertas exteriores, deberían tomar una cena temprana y dormir mientras pudieran. Para eso, por supuesto, debían despachar al paladín y regresar a la taberna cuanto antes. 

- Díganos entonces, ¿ha descubierto algo que nos pueda ayudar? - Preguntó en respuesta a su afirmación -. Si no es así, es mejor que se mantenga en el Templo y no se involucre demasiado en nuestras andanzas, Sir.

Supo al momento que había sonado, de nuevo, demasiado duro; parecía que los últimos rescoldos de aquella resaca estaban embotando sus habilidades sociales, eso o que simplemente no le gustaban los sacerdotes y similares, por muy amables que parecieran. Él era respetuoso con los dioses, al menos cuando lo necesitaba, pero la ceguera de muchos adoradores le parecía una pérdida de tiempo que solo lograba meter en problemas a los demás además de a ellos mismos. Sin embargo se apresuró a continuar hablando para relajar un poco su tono, con una excusa que aunque dicha sin mucha convicción tenía parte de verdad.

- Entienda que ya ha sido atacado una vez... - Sentenció -. Aquello debió ser un aviso, pero si le ven con nosotros causando más problemas a quien esté detrás de todo, bueno - se encogió de hombros -, tal vez entonces tengamos que investigar un asesinato.

Dejó que las palabras quedaran en el aire, mientras ladeaba la cabeza y volvía a echar un vistazo a su alrededor. La gente empezaba a abandonar las calles y pronto ellos serían el grupo que más llamaría la atención. No le gustaba atraer las miradas, al menos no siempre, pero al menos suponía que si alguien les espiaba también sería fácilmente reconocible.

¿Como demonios pudo haberse desvanecido tan rápido? Pensó abstraido Raff mirando fijamente al callejón por donde creía que se había ido el encapuchado. Estaba de espaldas, por lo que no supo de la presencia de Talasek hasta que escuchó su voz.
El hombre santo los saludó con tanta amabilidad como siempre, y el elfo ebrio respondió con tanta agudeza como siempre. Era buen duelista, pero más de una vez lo había visto humillar a un hombre usando solo palabras, al punto tal que sus interlocutores sencillamente buscaban irse lo más rápido posible a causa de la verguenza. Todavía recordaba tan nítidamente como la borrachera de esa noche lo permitía el rostro de aquel incrédulo granjero que no podía creer que hubieran comparado sus formas de pelear con las de una vaca.

Raff volvió a tierra luego de darse cuenta de que, de vuelta, su mente se había desconectado dejandolo con la mirada perdida mientras divagaba en quien supiera que cosas. Saludó a Talasek con una leve inclinación de cabeza.-Los niños y los ebrios siempre dicen la verdad- dijo asintiendo.- Me temo que el elfo tiene razón; no es aconsejable que nos vean juntos...- añadio con incomodidad.- Si llegamos a necesitar algo, será el primero en enterarse, pero estas investigaciones requieren de trabajo sutil, encubierto, y creo que incluso en eso ya hemos fallado.- concluyó hechando una mirada de reojo al fondo del callejón.

El paladín parece un poco contrariado por vuestras palabras.

- En fin, si no me necesitáis estaré o bien en el templo o en mi casa. 

Volviendo la vista a Nithael responde a su incómoda pregunta.

- No Nithael. He estado arreglando mi estancia y no he tenido tiempo para averiguar nada más.

Antes de marcharse, Talasek os deja una reflexión:

- Creo que ese extraño que se interesó por nuestra conversación en el Pez Silbador podría ser una de las claves de todo este asunto. Deberíais- dice dubitativo intentando no incluirse en vuestros quehaceres- buscar información sobre él por aquí.- Acaba mientras mira alrededor.

- Que tengáis buena tarde.

- Creo que habeis sido un poco bruscos con el pobre clerigo, dijo Barakanar a sus compañeros. - Hagamos caso de su consejo, yo creo que seria capaz de reconocer al espia si le viese de nuevo.

Se gira alrededor buscando por la plaza, - Ahora bien, por donde empezamos ? Pregunta sus compañeros

-Lo más lógico sería en la posada de anoche. Ya sabemos que el tipo está por ahí y probablemente también esté buscandonos.- Dijo el pícaro con seriedad. La espectativa de una buena comida y una cerveza tampoco eran lo peor del mundo en caso de que el espía no apareciera. La alternativa de esperar una puñalada en medio de las barracas con la esperanza de poder frenarla y contraatacar claramente era menos atractiva.

Suspiró. El clérigo hablaba y todos le hacían casos, siguiendo como borreguitos al paladín solo por ser lo que era. Y a él, justo también por ser como era, le ignoraban. ¡Era una vergüenza! Un agravio que no olvidaría y que resarciría de alguna manera imaginativa cuando no se lo esperaran, ¡hubiese visto!

Sin embargo la idea del pícaro humano en respuesta a aquella sugerencia era buena, sobre todo cuando no iba tan desencaminada de sus intenciones y prometía más vino que poder llevarse a la boca, por eso de superar la resaca mediante el viejo truco de no parar de beber.

- Claro, vayamos a la taberna, allí podremos intentar encontrar a alguien, aunque me temo que serás el único que pueda distinguirlo, Barak - Dijo en voz baja, sin ninguna lástima en la voz, dirigiéndose al druida -. ¡Los demás aprovecharemos para fingir que solo estamos tomando algo!

Por primera vez en todo el día, tenéis un consenso para volver a la posada. Incluso Nithael se ha visto seducido por tal idea y el alcohol por lo menos será una buena excusa para mantenerlo ocupado.