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La Conspiración del Halcón: La Venganza del Halcón

[1] Capítulo VI: El Diario

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27/11/2017, 21:59
Talasek

Finalmente todos decidís acompañar a Sir Talasek.

El paladín os conduce escaleras abajo hacia una pequeña habitación equipada con un escritorio, una silla y varios taburetes. Las paredes de la habitación están llenas de estantes con libros. Talasek hace sonar una pequeña campana, y en unos momentos aparece un clérigo.

El sacerdote reconoce a vuestro anfitrión inmediatamente y le informa que estaba a punto de enviar un mensajero para encontrarlo. Ha localizado el libro. Le da a Talasek un pequeño y gastado volumen de cuero. Antes de tomarlo, Talasek firma el libro que reposa en el escritorio y comienza a mirar su adquisición con entusiasmo.

El paladín se pierde fácilmente en las páginas -. Si las leyendas acerca de mi abuelo son ciertas, puede haber pistas en el libro. Podríamos aprender de las experiencias de mi abuelo. 

Necesitará varias horas para mirar a través del libro para encontrar el relato de la batalla de su abuelo con el culto. La caligrafía es estrecha y la tinta se está desvaneciendo, requiriendo una lectura cuidadosa y lenta. Talasek parece ansioso por empezar -. Si me disculpáis, me gustaría retirarme a mis aposentos para estudiar el libro con calma. Os avisaré cuando encuentre algo importante. Será mejor que descanséis, la jornada de hoy ha sido muy duro.

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28/11/2017, 18:22
Raliet Walters

No comparto el entusiasmo de Talasek por el diario de su abuelo: es agarrarse a un posibilidad distante, pero también es lo único que parece aportar la iglesia. Si de ahí no saca nada, no tendremos mucho que investigar...

De camino a nuestros aposentos para descansar, estoy atento a cualquier comentario que mis compañeros hagan sobre la situación, ya que yo sigo sin encajar las piezas de los acontecimientos sucedidos.

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05/12/2017, 01:33
Thanar Albión

Le devolvió la mirada a Raliet como si viese un fantasma.

- ¿Qué esperáis de mí? Me siento tan atrapado como si hubiese hecho ya votos para este credo en lugar del mío.

El que antaño había sido noble para acabar dando tumbos por la vida suspiró con pesadez y apretó los dientes.

- Hagámoslo, hasta el final. Reventemos a todo el que se nos ponga por delante a menos que Talasek esté allí para evitarlo. A golpes hasta que esta ciudad quede libre y luego, -pausó buscando las palabras adecuadas- cuando terminen los agradecimientos, -se mordió los labios- volvamos a los caminos y los monstruos.

Volvió a rascarse la picadura, aquella molestia iba y venía, lo que no ayudaba a su estado de ánimo.