Partida Rol por web

- Estamos locos dijo susurrando el druida, son demasiados como para que podamos derrotarlos sin acabar muertos o heridos, mejor dejemosles con sus idiotas canticos y acabemos de registrar el resto de salas,

Hizo una pausa, Luego si no queda más remedio les podeis chamuschar a vuestro gusto

Tras escuchar a Barakanar decidió contestar en voz baja. - Yo soy el primero que no quiere atacar por atacar, y creeme que la idea de la bola de fuego es muy llamativa, pero debo decir que donde hay canticos y rezos siempre hay un gran sacerdote. Por lo que es posible que este sea el lugar que buscamos, y el tiempo que nos queda escasea -

Asintió, aún sin esperarlo, ante las palabras de Hodrum. Aunque en otro momento seguramente habría añadido algo a la inesperada intervención del druida —cuyo intento de evadir el combate lo habría imaginado más en boca del mago—, en ese instante estaba demasiado centrada; su mente, ya en el combate que iban a tener que librar de un momento a otro, tan solo albergaba espacio para lo que estaba por llegar.

Con calma, hizo los gestos necesarios con sus manos, elevó silenciosamente las plegarias grabadas a fuego en su alma y, cuando estuvo lista, hizo un gesto a Raff para que abriera, y se preparó, arma y escudo alzados en una posición defensiva.

Raff comprobó que su espada estaba bien colocada en su cinto y cargó su ballesta. Se acercó a la puerta y comprobó que estuviera abierta. Sería una pena patearla simplemente para descubrir que estaba con llave.

Antes de que Raff empiece a trastear con la puerta, Hodrum lo detiene. - Espera y buscaré si hay algún hechizo en la puerta - Si a quien buscaban estaba al otro lado de la puerta, quizás hubiese protegido la entrada con algún conjuro, y a esas alturas no debían cometer fallos.

Barakanar espero impaciente mientras el resto se preparaba. La idea de arrojarse contra 20 sectarios no le hacia mucha gracia, pero no habia mucho remedio, el resto preferia actuar.

Traere ayuda cuando avanceis, dijo mientras preparaba un circulo de invocacion en el suelo con un poco de tiza

Raff agudiza el oído y puede sacar varias cosas en claro: parece que en general se están lanzando plegarias a Iuz, entre las frases o palabras que más se repiten os inquietan las de "... libera al Halcón...". Tras esto, unas voces más autoritarias comienzan a conjurar aunque Raff no es lo suficientemente ducho en las artes mágicas como para saber de qué se trata.

Tras la plegaria de Elisé, Hodrum se aseguró de que la puerta no escondía ningún secreto mágico y Raff comprobó que la puerta no estaba cerrada con llave. Parecía como si estuvierais invitados a participar en la ceremonia que se estaba llevando a cabo al otro lado.

Talasek trastabilló. Al otro lado de la puerta parecía haber una amenaza que difícilmente podríais superar solos. Sin embargo, el arrojo de sus compañeros, en especial de Elisé, le hizo encomendarse a su patrón San Cuthbert.

Si esta es nuestra hora, alcancemos la otra vida con honor. Mereceremos un sitio al lado de San Cuthbert y del resto de deidades bondadosas.

Mirando de reojo a Élise, Talasek desenvainó su reluciente espada, tratando de ser lo más discreto posible para conseguir mantener el factor sorpresa de vuestro lado.

A vuestra señal.

Era mejor no perder el tiempo. El enfrentamiento era inevitable y, demorarlo, solo serviría para perder el factor sorpresa, para hacerles más poderosos e, incluso, para que lograran su objetivo. No podían permitirlo.

Con un suave pero autoritario gesto de cabeza, asintió. Era la hora. Y con esas, se internó en la que sin duda era la capilla de Iuz.

Hodrum lo tenía claro, si Élise iba a entrar que fuese a lo grande. Literalmente. Sacó de su morral un bote y cogió una pizca de hierro pulverizado mientras recitaba el conjuro enfocado a Élise. Mientras entraba en la sala, su tamaño empezó a agrandarse llegando a los 10' de altura. Sus armas y su escudo también crecieron junto a ella.

- Si aun así deciden atacarte significa que no tienen salvación - Le dijo a Élise mientras una sádica sonrisa aparecía en su rostro - Y entonces la estancia olerá a carne a la brasa. - Hodrum sacó un par de componentes para dejarselos a mano y poder realizar el resto de conjuros que tenía pensado lanzar.

- Creo que necesitarás más ayuda, Elise dijo Barakanar mientras Elise se hacia grande, convocando las energias de sus ancentros aumentó la fuerza de Elise.

Ahora recuerda, los plebeyos no importan, el primer objetivo son los sacerdotes, no me gusta nada este murmullo de ritual, dijo en bajo

Hodrum vio como Barakanar dopaba un poco más a Élise y no pudo evitar mirar a Raff. - Solo falta que le pegues una palmadita en el culo para que entre envistiendo a los de dentro - Devolvió la vista a la "gran" Élise y sacó otro de los componentes que se había guardado en la túnica para tenerlos más a mano, aguardando a ver la respuesta de los del interior.

- Preparaos que esto se puede poner caliente -

Raff, arrodillado frente a la puerta, dedicó un par de pensamientos a Olidammara.

Si me dejas salir vivo de esto, prometo que la mitad de lo que gane tras este trabajo se irá todo en parrandas a tu nombre.

Volvió a comprobar el estado de su arma una última vez, inspiró hondo y pateó la puerta. Si tenía algo de suerte, podría disparar y apartarse del medio antes de que Hodrum desatara el infierno o de que Elise le pasara por encima.