Talasek os conduce escaleras abajo hacia una pequeña habitación equipada con un escritorio, una silla y varios taburetes. Las paredes de la habitación están llenas de estantes con libros. Talasek hace sonar una pequeña campana, y en unos momentos aparece un clérigo.
El sacerdote reconoce a Talasek inmediatamente y le informa que estaba a punto de enviar un mensajero para encontrarlo. Ha localizado el libro. Le da a Talasek un pequeño y gastado volumen de cuero. Antes de tomarlo, Talasek firma el libro que reposa en el escritorio y comienza a mirar su adquisición con entusiasmo.
Talasek se pierde fácilmente en las páginas -. Si las leyendas acerca de mi abuelo son ciertas, puede haber pistas en el libro. Podríamos aprender de las experiencias de mi abuelo.
Talasek necesitará varias horas para mirar a través del libro para encontrar el relato de la batalla de su abuelo con el culto. La caligrafía es estrecha y la tinta se está desvaneciendo, requiriendo una lectura cuidadosa y lenta. Talasek parece ansioso por empezar -. Si me disculpáis, me gustaría retirarme a mis aposentos para estudiar el libro con calma. Os avisaré cuando encuentre algo importante. Será mejor que descanséis, la jornada de hoy ha sido muy duro.
Tras bajar en silencio las escaleras, acompañada únicamente por el murmullo de las ropas al raspar las paredes y el sonido de los pasos golpeando el duro suelo, se quedó de pie, esperando tranquilamente, mientras Talasek llamaba al bibliotecario, el archivero le traía el libro al paladín, y éste último se enfrascaba sin perder tiempo en las páginas que tenía entre las manos.
Estaba claro que, bien por la emoción o bien porque había encontrado algo, el contenido del libro parecía valioso, pues rápidamente se perdió entre sus palabras como si nada más existiera. Élise, por su parte, aguardó y se dedicó a mirar los rostros de sus compañeros, que como ella hacían tiempo hasta sacar algo en claro...
Raff, aburrido, no había intervenido apenas y no parecía tener ninguna intención de hacerlo en poco. Ya fuera porque no se sentía cómodo allí o por simple dejadez, lo cierto es que parecía más un paseante que un compañero, siguiéndoles como alma en pena por aquellos corredores como si no tuviera nada mejor que hacer, o simplemente se hubiera visto metido en aquél embrollo de manera obligada y contra su voluntad. Sin embargo, no le reprochaba nada, y es que era al menos coherente y respetuoso como para permanecer con la boca cerrada y no molestando con bromas que no venían a cuento. Nithael, por lo pcoo que le había conocido, no habría sido así, estaba convencida.
Barakanar, siguiendo el mismo plan, permanecía con un perfil bajo, apartado de los temas que se estaban tratando. No parecía, de todas formas, indiferente como el pícaro, sino más bien hosco y apático. Mientras que de Stonecrow tenía dudas, acerca de lo que pasaba por su cabeza, del druida tenía bastante claro que simplemente no le gustaba estar allí. En aquella habitación, en el templo, en la ciudad. En la civilización. No le había visto sonreír ni un solo momento, si exceptuaban algún gesto que curvaba sus labios hacia arriba pero que si se pensaba con frialdad era más una expresión cansada que de alegría. Parecía que su único consuelo se encontraba en las pocas veces que podía transformarse y, sobre todo, en la presencia de su enorme felino. Debía ser triste sentirse así.
Y por último Hodrum. Si los demás permanecían apáticos ante todo aquello, él directamente era displicente y descortés. Sin temor a equivocarse, podía decir que había ignorado por activa y pasiva todas y cada una de las conversaciones, haciendo caso omiso de la reunión y pensando únicamente en sus cosas. El libro, al parecer, era lo único que le interesaba de allí, y lo demás se la traía al fresco. No era una actitud que intentara ocultar de todas formas, y eso la hacía bullir aún más. Como huéspedes debían respeto a sus anfitriones, pero incluso si no hubieran sido invitados a quedarse entre aquellos muros, era un honor tratar con altos representantes de la Iglesia de St. Cuthbert. Parecía que el mago no opinaba lo mismo, y eso la hacía bullir por dentro y torcer el gesto en una mueca torva y adusta.
Suspiró. Alguien debería explicarles el orgullo que tienen que sentir por estar aquí, por haber sido llamados por tan solemnes oficiales del Dios de la Justicia. Ella no iba a ser quien lo hiciera, no estaba allí para meterles sentido común en aquellas cabezas y el temor al panteón divino en los corazones, pero otro, tal vez, debería hacerlo. Las palabras de Sir Talasek la sacaron de sus pensamientos, y también una sonrisa. ¡Ja! No tuvo más que ver la cara de Hodrum, al darse cuenta de que el paladín no le iba a prestar el diario, para sentirse en cierto modo resarcida, y a punto estuvo de reír. En cambio, volvió a recobrar la severidad de su mirada y asintió.
– Está bien, iremos a descansar. Pero lo de antes no iba en broma. Deberías permanecer todos juntos. Sé que este lugar es sagrado y seguro, pero nunca está de más tomar precauciones. Todos nos sentiríamos mejor si permaneces dónde estemos durmiendo – paseó la mirada por cada uno –. No creo que a nadie le moleste la luz de una vela mientras usted lee, sir.
Hodrum dejó de hablar durante un rato, le dolió que Talasek lo tomase por loco, como si las paredes del templo fuesen a prueba de maldad y no pudiese entrar.
- Claro, como el Hodrum de joven se metió de tó ahora se ha quedado tonto y tiene paranoias - Aunque puede ser que las pociones que su maestro probaba con él sí que le hubiesen hecho meya. De todas formas estaba dolido y prefirió dejar enfriar el asunto.
Talasek los conduce por unas escaleras en dirección a una pequeña sala repleta de libros, cuando sacerdote empieza a hablar con Talasek entregándole el diario de su abuelo.
El corazón de Hodrum se acelera, las ansias de poder leer el libro crecen y entonces, como una jarra de agua fría Talasek se aparta con el libro para empezar a leer lo que pone sin informar de lo que dice a los allí presentes.
Durante dos horas esperan a tener noticias de Sir Talasek, y Hodrum está empezando a dejar un pequeño surco por el desgaste en el suelo de tantas vueltas que está dando, impaciente y a la espera de poder tener turno para leer y revisar la posible información que pueda ofrecer ese diario.
Cuando pensaba que al final iba poder meterle mano al libro y leerlo, Sir Talasek les informa que desea leer por su cuenta el libro, apartándose de todos. Dejando el libro fuera del alcance de Hodrum. No sabía si por querer castigarlo o si otro motivo lo movía.
El rostro de Hodrum palideció, como si estuviese muerto o no le llegase la circulación a la piel. Se sintió excluido, castigado e incluso apaleado donde más le dolía. Un golpe bajo como ninguno y la ira creció cuando Élise intervino pidiéndole que se quedase con el grupo, ya que fue ella una de las que lo miraron mal cuando expuso sus ideas. - Claro, si lo dice otra persona no pasa nada, pero como a mí me falta un hervor... - Hodrum iba a explotar, demasiadas cosas en su mente, y como muchas otras veces no se paraba a pensar antes de soltar lo que pensaba. - No mujer, no te preocupes por él, aquí es imposible que le ocurra nada. Este es el templo donde es impenetrable el mal que acecha fuera. Donde las personas que lo habitan tienen una voluntad y moralidad inquebrantables. Así que estate tranquila. - Tras su comentario sarcástico dio media vuelta y salió de la sala malhumorado. Incluso pensó en cerrar la puerta mágicamente por el bien de Talasek y para desahogarse, pero pensó que no sería una buena opción. - Si Nithael estuviese aquí seguramente podría sobornarle para que "cogiese prestado" el diario, ya que su ética se mueve por el dinero - Era la primera vez que Hodrum lo echaba en falta
Raff se tapó la boca para bostezar. El sueño estaba haciendo mella en él, y se podía ver que el pícaro se tambaleaba levemente aún estando parado, tratando de no dormirse. Los ojos le pesaban, su habla era lenta.
—Si sir Talasek prefiere leer antes de irse a dormir, no seré yo quien se lo impida. Apoyo la idea de Élise, es mejor estar cerca y preparados ante cualquier asalto nocturno.
El libro sin duda era misterioso, atractivo y probablemente util, pero en este momento el cerebro del nirondés solo podía pensar en almohadas y colchones.
Libros libros libros, pensó rapidamente el druida, que van a sacar en claro de libros escritos por personas que estan muertas HACE AÑOS. Barakanar acaba su reflexion mental escuchando que Ser Talasek va a estudiar el libro. Mejor, asi me ahorro leer escritura de la ciudad. Con lo facil que son las runas druidicas. - Enfin se le escapo.
- Pedimos unos aposentos cerca de los de Ser Talasek ? Preguntó el druida, no vaya a haber problemas. Ultimamente no hacen más que perseguirnos
Lo mejor es que descansemos tambien despues del combate, Findar esta herido por ejemplo y no se si alguno más tambien.
Se encoge de hombros, ¿no se supone que en estos lugares tambien se sanaba a los heridos? preguntó medio en voz alta, creo que si, tampoco soy un experto en ciudades, pero como decian las comadronas el que no llora no mama.
Talasek deambulaba por los pasillos del tempo algo absorto en sus pensamientos, sin atender demasiado a vuestra petición de compartir habitación.
No os preocupéis - dijo finalmente-. Nuestra integridad entre los muros de este templo está más que asegurada. Podemos descansar en celdas contiguas, éstas son muy pequeñas para estar todos juntos - aclara el paladín.
Dicho esto, varios acólitos os acompañan a diferentes celdas situadas muy cerca unas de otras. Todas son similares, muy sobrias, con un camastro bastante confortable pese su apariencia, una cómoda y un pequeño lavabo.
Os avisaré si descubro algo relevante - se repite el paladín mientras se despide ojeando el libro - Que San Cuthbert guíe vuestros sueños y tengáis un placentero descanso.
Nada la pasó desapercibida. Ni el venenoso sarcasmo en el tono de Hodrum, ni el insípido conformismo de Raff, ni la descortés falta de tacto de Barakanar. Nada. Las respuestas de unos y otros pasaron inadvertidas para Talasek, o tal vez simplemente fueron ignoradas, sin duda porque tenía mejores cosas que hacer, como leer aquél diario, pero no para ella. Sus labios volvieron a fruncirse en una mueca dura y no pudo menos que negar con la cabeza ligeramente. Empezaba a ser bochornoso todo aquello, y que les había visto el paladín para unirles a su causa era algo que todavía no lograba entender. El mundo está lleno de misterios insondables. No era, en absoluto, una grata sensación. Pero al menos duró poco. Los acólitos llegaron rápidamente, como si hubieran estado esperando ese justo momento, y les pidieron que les siguieran. Dormir. Al menos eso, creía, relajaría sus nervios y templaría sus ánimos. Y si iban a seguir en esto, bien sabían los dioses, lo iba a necesitar.
– Descansad – se despidió de todos –. Nos veremos en unas horas – y en cuanto estuvo sola, dentro de aquella pequeña y espartana estancia, dejó escapar un largo suspiro de alivio. Silencio. Soledad. Tranquilidad. Necesitaba todo aquello, no se dio cuenta de hasta que punto hasta que se quitó la armadura, desabrochándose las correas con maestría, dejó a un lado sus armas, y se tumbó en el duro camastro boca arriba y con los ojos cerrados. Paz. Y lentamente, se sumió en un sueño ligero.
Uno de los acólitos se acercó a Hodrum indicando que siguiese al grupo hasta los alojamientos individuales de cada uno. Pero Hodrum no carburaba bien. Demasiada sangre en la cabeza impedía que pensase con racionalidad e inchaba una de las venas de su frente. Se sentía excluido y frustrado, aunque peor le sentaba que los compañeros directamente hiciesen como si no estubiese.
Al llegar a las celdas Sir Talasek se despidió y acto seguido lo hizo Élise. - Esperemos verlo mañana ileso Sir Talasek y sin recibir malas noticias. - sabía que casi ni se enteraría de lo que le había dicho ya estaba tan concentrado en leer el diario, ese diario que Hodrum quería leer. - Divide y venc .... - Hodrum cerró la puerta y desde fuera el resto de gente tan solo oia como murmuraba sin entender que es lo que decía.
Barakanar antes de irse a descansar aprovecha para sanar las heridas de Findar, Venga amigo, ven aqui que no voy a dejar que estos locos no se ocupen de ti.
- Ahora descansaremos juntos y nos prepararemos para el dia de mañana. Meneo la cabeza en signo de desaprobacion. No me gusta esta ciudad, cada vez me doy cuenta que estamos rodeados de locos, acarica el lomo de su amigo mientras le peina el pelo con la mano.
- Esperemos que esto vaya a mejor, y no a peor, pero me temo que voy a estar equivocado, reflexiona en voz alta, Ea a la cama los dos !
Curiosamente, Barakanar concilia el sueño muy rapidamente. Casi nunca lo logra cuando no duerme a la intemperie, pero puede ser que los hechos acontecidos durante el dia le causen una relajacion que le permite dormir como un bendito
Motivo: Curar Heridas Ligeras
Tirada: 1d8
Resultado: 6(+5)=11
Findar tenia -27PV, tiene 41 de maximo. Duerme 8 horas (8x5) = 40 PV.
DM, ignora el curar heridas ligeras. Pensaba que por la mañana no estaba todavia entero.
Tras una breve charla, decidís hacer una serie de guardias para vigilar la celda de Talasek. Así todos podéis descansar y estudiar vuestros conjuros para el día siguiente.
Para vuestra sorpresa, más o menos cuatro horas después de que Talasek se encerrara en su celda, la manivela de su puerta hace un sonoro ruido al abrirse desde dentro. Parece que el paladín tiene algo que comentar con vosotros. Se apresura a llamar a vuestras puertas y se ve algo sorprendido por vuestra preocupación por la seguridad del paladín.
He descubierto las pistas que necesitamos, ahora todo comienza a cobrar sentido.
Una vez reunidos, Talasek comienza a leer partes del libro que ha separado cautelosamente.
Finalmente, hemos puesto fin a la amenaza que se cierne sobre Greyhawk. Si los dioses quieren, nunca más nos veremos obligados a pelear de nuevo. Todos nos sentimos afortunados de haber descubierto el culto a tiempo, antes de que se volviera demasiado poderoso.
El culto fue descubierto por el sacerdote que opera el santuario en la Ciudad Vieja. Recibió quejas de sus parroquianos de que sus hijos adolescentes eran reclutados en un "club". Al principio, a los padres no les preocupaba demasiado, pero a medida que el comportamiento y las actitudes de sus hijos empezaban a empeorar, su preocupación aumentaba. Pidieron a su sacerdote, Nymman Sent, que hablara con los líderes del club y se enteraran de lo que estaba sucediendo.
Nymman organizó una reunión con el "club". Después, le dijo a algunos de los padres que el club no tenía intención de frenar o detener sus actividades. Nymman informó al club que esta no sería la última vez que sus caminos se cruzaran.
La noche siguiente a su reunión con el club, la habitación de Nymman fue asaltada y el sacerdote fue gravemente herido. Los atacantes le dijeron que no se inmiscuyera en el negocio de otros, y que un club en Greyhawk no era de su incumbencia. Algunos de sus feligreses lo encontraron y lo llevaron a la zona principal de la Ciudad Nueva en busca de ayuda.
Nymman contó su historia a los clérigos allí, y decidieron investigar el club. Nymman sintió que este no era un club ordinario: había algo más profundo y oscur involucrado. Estaba en lo cierto.
En este punto, los clérigos del Templo decidieron organizar un grupo para investigar y, de ser necesario, poner fin al club.
Los clérigos asignados comenzaron por el lugar donde Nymman tuvo su reunión. Cuando no se pudo encontrar a nadie, examinaron la estancia y encontraron un pasadizo secreto. Éste les condujo a una cámara subterránea. Encontraron una pequeña habitación llena de capas, capuchas, velas negras e incienso y hierbas malolientes. Descubrieron que este mal era más grande de lo que imaginaban.
Al otro lado de esta habitación, una puerta conducía a una cámara enorme. Esta no era una cámara natural; había sido vaciada de tierra recientemente. Pero lo que más aterrorizó a los clérigos fue el enorme símbolo impío de Iuz que estaba al frente de la cámara. Estaba rodeado de candelabros negros con velas negras, envueltos en una translúcida tela negra. También había un altar en el frente de la cámara, que parecía estar tallado en la roca que formaba el suelo de la estancia. Parecía que al haber sido excavada, había quedado un gran bloque de piedra, que estaba en proceso de ser convertido en un altar. Este fue el mayor consuelo; el altar estaba sin terminar. Quizás sus poderes todavía eran débiles.
Los investigadores se escondieron en la cámara para decubrir algo más. Eventualmente, una mujer entró a la cámara, examinó el altar de cerca y tomó algunas notas en un pergamino. Luego revisó las velas y el símbolo profano, luciendo complacida. Mientras se preparaba para irse, los clérigos se le acercaron para hablar con ella. Se enojó de inmediato y les dijo que se fueran. Antes de que los clérigos pudieran siquiera moverse, un relámpago salió de las yemas de sus dedos, hiriendo severamente a los clérigos. Se transformó en un halcón y voló de la habitación. Los clérigos escaparon para salvar sus vidas.
La segunda vez, clérigos más poderosos fueron enviados a investigar. Entraron en la gran sala y observaron a la mujer halcón con tres hombres. Juntos, los clérigos examinaron el altar, el símbolo profano y las velas, hablaron entre ellos y finalmente se arrodillaron ante el impío símbolo de Iuz y comenzaron a cantar. Esto continuó durante varios minutos antes de que decidieran actuar. Los clérigos lanzaron un ataque, pero la mujer volvió a convertirse en un halcón y escapó. Los clérigos lucharon contra sus asistentes, pero se vieron obligados a retirarse cuando estaban gravemente heridos.
Los clérigos del Templo decidieron que se necesitaban medidas más fuertes y nos seleccionaron a mí mismo y a Elliman Neshir, otro de los clérigos del Templo, para encabezar un ataque al culto. Elliman y yo nos conocíamos desde hacía muchos años. Nos dijeron que seleccionáramos a otros dos hombres para que nos acompañasen: hombres de nuestra propia elección, pero en quienes se podía confiar implícitamente.
No tuvimos que debatir durante mucho tiempo para decidir quiénes serían nuestros compañeros. Elegimos Quevell Maxem y Mizaab Zalen, ambos magos. Ellos estuvieron de acuerdo en ayudarnos.
Mientras tanto, Nymman, el clérigo de la Ciudad Vieja, atraía a los hombres y mujeres jóvenes que eran conocidos miembros del culto. Muchos de ellos no hablarían sobre el culto, pero dos mujeres jóvenes expresaron sus deseos de dejar sus compromisos. Sin embargo, se les había dicho que una vez en el culto, no se les permitía irse, y que sufrirían si trataban de hacerlo.
Nymman descubrió de las jóvenes que la mujer halcón y sus tres asistentes eran los únicos líderes del culto. Nos horrorizamos al saber que casi todos los miembros del culto tenían menos de veinte años. Eran aproximadamente setenta seguidores. Las mujeres supusieron que nadie había adquirido ningún poder debido a la corta vida del culto. También proporcionaron la fecha y hora de la próxima ceremonia de la secta.
Decidimos evitar a los seguidores debido a su juventud, y centrarnos en la mujer y sus cohortes.
Los magos debatieron larga y duramente sobre los poderes de la mujer halcón. No podían llegar a ninguna conclusión sobre si sus poderes eran el resultado de un hechizo, un objeto mágico o incluso una habilidad natural. Su decisión final fue que Greyhawk estaría más seguro si la mujer quedara atrapada en una prisión eterna sin medios de escape que si la mataramos. Al matarla, existía el riesgo de que se rehiciera o resucitara, dependiendo de dónde se derivaran sus poderes. Creamos un plan con el objetivo de destruir a sus asistentes y encarcelar a la mujer halcón. Los magos fueron a trabajar para desarrollar su hechizo. Me retiré para descansar y rezar.
Cuatro días más tarde, después de una intensa investigación y discusión, Quevell y Mizaab estaban listos. Explicaron que el Halcón, como la llamábamos, estaría atrapado en su propia dimensión, completamente aislado del exterior y absolutamente solo. Usando ambos poderes, podrían asegurarse de que la prisión se mantuviera por toda la eternidad. Aunque entiendo poco del poder arcano, confié en que estuvieran en lo correcto.
Llegamos a la cámara cerca del momento en que se suponía que iba a comenzar la ceremonia. Entramos con invisibilidad y esperamos el momento para atacar.
Cuando todos estaban reunidos en la cámara principal, un pájaro voló a la habitación y aterrizó en la parte delantera. Pudimos ver que era un halcón, pero en unos instantes, el pájaro se transformó en la mujer que nos habían descrito antes.
Después de unos momentos, pusimos nuestro plan a trabajar. Los magos se prepararon para lanzar sus hechizos, y comencé a arrastrarme hacia el frente de la cámara. Esperé a que comenzaran, y estaba listo para luchar contra sus asistentes.
De repente, un globo resplandeciente apareció alrededor de la mujer. Ella abrió la boca para gritar, pero no se escuchó ningún sonido. Una nube comenzó a formarse a sus pies, creciendo cada vez más. Sus asistentes se movieron hacia ella para ayudar, pero corrí hacia ellos para evitar su interferencia. Algunos de sus seguidores gritaron, otros se arrojaron al suelo en busca de protección.
La nube a los pies del Halcón se había elevado hasta su cintura, y ahora un rayo crepitaba dentro de la nube. La mujer se retorció de rabia y dolor, y luego comenzó a transformarse de nuevo. Un agujero comenzó a abrirse en la nube, debajo de sus pies, y comenzó a hundirse. Pude ver que la magia de mis amigos estaba funcionando, pero no había previsto la visión que ahora tenía ante mí. El cuerpo de la mujer se había transformado en una enorme serpiente, pero su cabeza seguía siendo humana. El cuerpo de la serpiente se retorció una y otra vez, pero no pudo liberarse de los hechizos que ahora la retenían.
Mientras luchaba contra sus asistentes, pude ver que su forma continuaba hundiéndose en la nube. Mi batalla fue fácil, porque sus hombres no estaban entrenados para luchar, y llevaban poca protección.
Finalmente, la mujer serpiente se hundió por completo y la nube cerró el agujero sobre su cabeza. Los últimos remolinos de niebla parecieron hundirse en el suelo tras ella, y luego todo terminó. La serpiente estaba atrapada. Sus asistentes estaban muertos. Elliman había logrado controlar a sus seguidores, que ahora estaban en estado de shock. El sacerdote habló con elocuencia e informó a sus seguidores que ya no eran víctimas del mal de esta mujer. Harían lo mejor para olvidar lo que había sucedido, si eso era posible, y continuar con sus vidas.
Recogimos las túnicas, capuchas y velas, los cuerpos de los sectarios muertos y todos los demás objetos del mal, y formamos un montón en el centro del piso. Algunos de los seguidores nos ayudaron, obviamente aliviados de estar libres de este mal. Otros se marcharon en silencio.
Prendimos fuego al malvado montón y lo vimos arder, luego comenzamos a evacuar a los miembros del culto. Esto no fue difícil, porque los malos olores eran más de lo que cualquiera de nosotros podía tolerar.
Cuando todos habían sido evacuados, volvimos a la cámara para ver que el fuego había muerto en una humeante pila de brasas brillantes. Satisfecho de que habíamos conquistado esta pequeña parte del mal de Iuz, regresamos al templo principal.
Mientras discutíamos los eventos de la batalla, supe que los magos estaban tan sorprendidos por la transformación en serpiente de la mujer como yo. Admitieron que no habían esperado esto, pero estaban seguros de que su magia la mantendría atrapada. Esto los llevó a creer, sin embargo, que su capacidad para cambiar de forma era una habilidad natural y no el resultado de hechizos o elementos mágicos.
No puedo evitar sentirme incómodo, sin embargo. Aunque confío completamente en mis colegas, no entiendo lo suficiente de las artes arcanas para estar seguro de que la mujer serpiente-halcón estará atrapada por toda la eternidad. He escrito este relato de nuestra batalla para asesorar a quienes puedan enfrentarse a ella nuevamente. Si escapa, seguramente volverá para vengarse de esta ciudad y de los que la traicionaron.
Tras la lectura, Talasek cierra el libro cuidadosamente y fija su mirada en vosotros.
¿Puede ser? ¿Así de fácil? ¿Ya está? Aquellas preguntas llegaban incluso a asustar. Nada, absolutamente nada, era tan sencillo. ¿Pero y si lo es? Si lo fuera, en verdad, acababan de dar con la pieza que les faltaba del rompecabezas. Bueno, con una de ellas. Quedaban otras cuestiones, como por ejemplo que tenía que ver la guardia en todo eso. A esos otros enigmas tendrían que responder con el tiempo, pero en ese momento se encontraban un gran paso por delante que unas horas antes. Con un gesto pensativo, volvió a repasar aquello que Sir Talasek les acababa de transmitir, una voz para las palabras escritas del puño y letra de su abuelo.
El método, sin duda, parece el mismo. Ya empezaba a sospechar que tal vez los habitantes de las Barracas se estaban yendo por su propia voluntad, y aquello parecía corroborar su presentimiento. Y sin duda ese ataque preventivo, también. Exactamente igual que el que sufrió el paladín, una advertencia para que no se inmiscuyera, para que no siguiera con sus averiguaciones. Y un pasadizo oculto bajo la superficie. Exactamente como nos ha ocurrido a nosotros, excepto que ellos no cayeron en una trampa. O tal vez las trampas sean nuevas. Nuevas precauciones para evitar lo que ocurrió la última vez. Resopló. Mmm.
– ¿Sabemos dónde está el sitio en el que se reunieron por aquél entonces? –un sonido metálico resonó en la estancia cuando dio un puñetazo en la palma abierta de su otra mano–. Es posible que sigan usando el mismo templo subterráneo. Si damos con esa entrada, puede que vayamos directos al corazón de la secta.
Iuz. Aquél dios demonio era un viejo enemigo de St. Cuthberth, pero también de muchas otras religiones y gobiernos locales. Fuera de los territorios que gobernaban sus seguidores, el culto era duramente perseguido por ser considerado un entramado de mentiras y engañados dedicados a desestabilizar las ciudades. Más de una vez ella había tratado con sus sacerdotes, y las cosas no solían salir nunca bien. Si encima parecían tener una fijación especial en Greyhawk, estaba claro que no habría tiempo para las palabras. Ni falta que hace. Aquella mujer, fuera lo que fuera, si de verdad estaba otra vez detrás de todo, esta vez moriría definitivamente. Junto a todos los que haya allí. No correremos el riesgo de que alguien escape y pueda regresar. La piedad era un error que muchas veces se cometía, pero no podía haber clemencia ni compasión para quienes se dejaban seducir por la oscuridad, pues nunca se sabía hasta que punto se había internado en el alma, por muy inocentes que fueran antes. Por muy engañados que hubieran estados. Ese había sido el error de aquellos paladines, de aquellos magos. Demasiado blandos. No caeremos en lo mismo. Su mirada se paseó por todos los presentes hasta que al final se posó definitivamente en el templario.
>> Esta vez tendremos que asegurarnos de que arrancamos de raíz cualquier presencia del mal. Clérigos o simples acólitos, no habrá diferencia –dejó que sus palabras flotaran en el aire, que cada uno de los presentes se hiciera a la idea de lo que quería decir, y asintió–. Bien. Debemos movernos cuanto antes. ¿Queda vivo alguno de los hombres que erradicaron la amenaza la primera vez? Tal vez puedan guiarnos y ayudarnos –gruñó. Tal vez puedan dar solución a su descuido.
El mal humor y la rabia que Hodrum tenía disminuyó tras unas horas de descanso. Aún estaba resentido, pero era capaz de controlar su lengua y no atacar verbalmente a nadie.
Tras la lectura del fragmento donde se reunía la información del suceso que tuvo lugar décadas atrás, sus compañeros se quedaron pensando cómo actuar. O al menos eso pensaba, ya que estuvieron durante un largo rato sin hablar y por el momento no se había oído ningún ronquido que indicase lo contrario.
Élise fue la primera en pronunciar palabra, expresando preguntas, conjeturas y opiniones, de las cuales Hodrum no estaba de acuerdo. - A esta mujer no la entiendo, ¿cómo pretende ayudar a la gente si quiere hacer una matanza? - Hodrum decidió intervenir antes que alguien más la secundase para hacer semejante carnicería.
- Antes de adoptar esa fatídica medida deberíamos analizar la situación, averiguar el origen del mal y saber si controla la mente de sus seguidores o simplemente son fanáticos seguidores de una deidad malévola. - Esperanzado en que Élise cobrara algo de cordura sobre su decisión y así poder evitar la pérdida de las vidas de los inocentes si es que los había. - Si no estoy equivocado, tras los acontecimientos ocurridos no te contamos un extraño sueño que sufrimos, y lo digo en plural porque al parecer tuvimos el mismo sueño, o quizás una visión, según como se quiera pensar. - Buscando la mirada de Raff que lo tomó por loco - A ver si al final tienen razón y estoy mal del torreón - De todas formas, decidió contar lo visto en el sueño, ya que analizando lo ocurrido en el sueño y lo escrito en el diario muchas de las cosas tenían cierto parecido. - Lo que soñé fueron muchas figuras con símbolos extraños en las cadenas alrededor de sus cuellos. Parecían estar buscando algo en una enorme caverna oscura. Finalmente, uno de ellos encontró una enorme bola de cristal que fue trasladada al centro de la caverna. Las figuras agrupadas en un círculo alrededor de la esfera comenzaron a cantar más y más fuerte como si su canto fuera a destruír el mundo. La bola rugió y se sacudió, pero nunca se rompió. Una de las figuras se alteró y empezó a gritar al resto de los participantes. Entonces salieron de la cueva, dejando la esfera vigilada por cuatro de las figuras. - Miró al resto de sus compañeros por si alguno se extrañaba de lo que había dicho, lo que implicaría que no todos lo habían soñado.
- En el diario tan solo dice que desapareció en el suelo, lo que significaría que nuestro "sueño-visión" explicaría que en realidad no desapareció, sino que se quedó encerrada en una esfera mágica, o como los magos decimos, una jaula de cristal. Y si la bola rugió y se sacudió significa que está intentando liberarse. - Tenía la sensación que los allí presentes empezaban a comprender la similitud entre el diario y el sueño que había explicado. - La cueva debe ser la misma que relata el diario y las cadenas que he nombrado al principio no sé si son cadenas reales o simboliza que los allí presentes están esclavizados de forma mágica y de manera involuntaria, lo que quizás explicaría que se fuesen de la cueva con la orden de atacar a Talasek y de revolver su casa, igual que hicieron con los que intentaron parar el culto en la época de su abuelo. Lo que me lleva a repetir que, a no ser necesario, desearía evitar tener que realizar una masacre de gente inocente. - Cuando terminó su monologo sacó un trozo de cecina seca y se lo dio a Kirara, que apareció entre su túnica pidiéndole algo de comer.
– Mmm. – Hodrum, a lo mejor, tenía razón. Aquél sueño compartido podía ser una visión, un aviso de algún dios benévolo que quisiera detener aquello. De ser así, tal vez, tendría que replantearse aquello. O tal vez no. Dominados o no por una fuerza maligna y poderosa que controlara sus mentes en ese momento, estaba convencida de que el primer paso lo habían dado por si mismos, por propia voluntad. Un crimen que no puede quedar impune. Nadie era inocente del todo. Nadie. Con una mueca serie y fría, miró al resto uno por uno, incluso a Talasek. ¿Opinarían igual?
Despertar a Raff había sido dificil. Requirió varios golpes con el guantelete de Élise en la puerta para que el pícaro respondiera con un perezoso Ya voy... ahogado por la almohada. Salió de la habitación terminando de ajustarse el cinturón y con el pelo apuntando en todas direcciones ¿Eh? ¡Pero si no ha salido el sol! pensó un poco molesto al ver lo temprano que era.
Raff saludó a sus compañeros con un gesto lento y cara de muerto. A medida que Talasek fue relatando la historia, el pícaro comenzó a despertarse y a escuchar con más atención. No eran pocos los puntos de coincidencia.
Estaba callado, pensando en cómo abordar el problema mientras sus amigos hablaban. Algo de lo que dijeron le llamó la atención
—¡EL SUEÑO!— exclamó golpeandose la cara con la mano— Lo había olvidado por completo, pero si, ahora que lo mencionas lo recuerdo.— luego se volteó hacia Élise— No creo que un asalto frontal sea lo mejor ahora, pero saber dónde está puede ser util.
—Repasemos lo que hemos escuchado hasta ahora: En Shacktown ha habido desapariciones y la guardia ha realizado arrestos aparentemente arbitrarios, si no mal recuerdo guiados por un hombre con vestimenta extraña. Eso lo decía el diario que nos dio el Hermano Nortoi. Y dicen que la guardia ha cambiado sus rutas.
La casa de Talasek había sido revuelta mientras él se recuperaba de sus heridas, y alguien aparentemente había buscado algo mágico ahí. ¿Podría ser eso?—dijo señalando el diario que tenía Talasek en las manos— Nosotros fuimos atacados en dos ocasiones por encapuchados, y otra más notamos que nos seguía uno ¿Y no nos había hablado Nithael de un rumor sobre "hombres mono" que secuestraban niños en el río? También estaba eso del nuevo crepitar en la Zona Quemada de Ciudad Vieja, y fue en Ciudad Vieja donde descubrieron el "club", pero cuando pasamos por ahí no había nada... Salvo en los almacenes un poco más lejos.
Para referencia: lo que nombro sale mayormente en el capitulo II y IV. En el III simplemente nos dan una paliza.
Así que el hombrecillo, al final, tenía remordimientos. O miedo. Fuera lo que fuera, también parecía impedirle hacer lo que debía hacerse. Como Hodrum, confundía el significado de la piedad, pero tal vez no podía juzgarle: eran pocos los que no se dejaban llevar por aquél sentimiento de incertidumbre. Si hubiera más como yo, el mundo sería mucho más seguro. Pero había pocos que hicieran lo que había que hacer sin echarse atrás, pocos que se dieran cuenta que la inocencia solo era una máscara que los débiles usaban para ocultar su oscuridad. Una pena. ¿Sería así también Barak? Con una azul mirada helada como el hielo, miró al druida.
– ¿Y tú?
El druida mantenia la atención dispersa mientras Ser Talasek contaba lo que habia encontrado en el libro. Bah, todos maravillosamente heroicos por San Cuberth y blalblabla, pensó mientras el relato continuaba.
Menudos inutiles, podian haber ido los mejores paladines a la primera y se hubiesen ahorrado dos viajes, meneó levemente la cabeza. Al escuchar la palabra Iuz, si que captó su atención. Ese malvado dios que tiene un camino de calaveras a su capital, en el norte. Esto si que es un MAL asunto, un leve escalofrio recorrió su espalda.
Escucho en la lejania las reflexiones de sus compañeros, sumido en negros pensamientos, hasta que por fin Elise le preguntó
- ¿Y tú?
Tras respirar profundamente miró a sus compañeros y a Ser Talasek.
- Vamos a ver, comenzó lentamente, ¿parecemos idiotas ?, preguntó retoricamente. Esta claro que hemos visto en el sueño la caverna en la que Lady Halcon está presa. Debemos ir a ese sitio y acabar con el culto que esta intentando liberarla de su prisión.
Por lo que cuenta ese libro, al final del todo igual es util, ¿¿ sabemos donde estaba la guarida??. Mira a Ser Talasek, inquisitivo
Alli debemos ir, sin la meta de los sectarios, el resto se derrumbará solo. Ella parece ser poderosa, sin ella son solo adoradores de un dios perverso intentando enredar.
- Sino podemos buscar en los diarios o papeles de los otros tres que atacaron el templo. Nymann, Quevelll y Elliman. Miró los cuadros en la sala, ¿ Estan sus retratos en esta habitacion ?
- Si el hechizo es roto siempre podemos intentar volver a lanzarlo, pero debemos saber que es lo que prepararon antes de ir a molestar aldeanos sin ton ni son
Talasek escuchó vuestras réplicas visiblemente cansado, con los ojos rojos y con el rostro pálido.
No, no vive nadie. Este relato es de hace más de cuarenta años - responde primero a Élise.
Ummm. No creo que los poderes mentales estén en este momento sobre la mesa, mi abuelo hubiera escrito sobre ese tema - dice entonces dirigiéndose al mago -. Sin embargo lo que señalas del sueño tiene más sentido amigo Hodrum... - el paladín baja el tono de voz -. Espero que aún no se haya liberado o la oscuridad se cernirá sobre esta ciudad.
Después mira a Raff y continúa debatiendo -. Tenemos que atravesar ese túnel sin ser atacados por esas criaturas. Está claro que los miembros del culto utilizan esa entrada pero, ¿Cómo logran pasar desapercibidos? - Talasek queda pensativo.
Entonces Barakanar, con su habitual falta de tacto, eleva el tono de la conversación y el paladín fija una mirada acusadora sobre él - Hay retratos suyos pero dudo que escribieran un diario como lo haría mi abuelo. No todo el mundo es aficionado a la lectura y menos a la escritura -. Talasek no puede evitar un prolongado bostezo que trata de cubrir con su mano izquierda.
Señores, amigos, es muy tarde para pensar en todo esto. Sugiero que descansemos unas cuántas horas y pensemos en cómo asaltar ese templo subterráneo. Mañana volveremos a reunirnos con mis hermanos y trasladaremos nuestros recién adquiridos conocimientos. ¡Que San Cuthbert os guíe en vuestros sueños!
Talasek hace una reverencia y se dirige de nuevo a su celda.
Fin del capítulo VI Experiencia:
Barakanar 875
Élise 1000
Hodrum 875
Raff 825