Partida Rol por web

La casa de Frederick es bastante humidle para ser de magos. Sí, es una mansión victoriana antigua, pero por las historias de sus compañeros deja bastante que desear. Quizás su familia precisamente buscaba ser poco llamativa. Sea como fuere, las horas de viaje han pasado, y por fin se encuentra delante de su preciada casa. En verdad no es tan preciada, son ese grupo de gente que le ha mantenido con vida, pero no han dudado en tratarlo mal desde que invocó a Avenger, e incluso ya de antes era un poco marginado dentro de su familia. ¿Es por ser como es? ¿Es por no ser un prodigio en la magia como su hermano? ¿O es cosa de esa maldita madrastra que tiene?

Sea como fuere, verse esa casa de nuevo frente a frente solo le recuerda que quizás debería haber buscado contactar con Margaret mientras estaba en Londres, por que por desgracia para él... ella ya no estaba en esa casa. Sino su hermanastro Gram, su madrastra y su pasivo padre. Lleva en general algunas semanas sin noticias de la casa, más que la confirmación de que le recibirían ese día. Sin embargo, ahí está en la entrada, nadie esperándole. ¿Quizás le tienen una fiesta sorpresa?

La que sí que repara en él es su querida y amable ama de llaves que está recogiendo las hojas del jardín con un rastrillo. Le sonríe amable y se acerca con gesto tranquilo hacia el muchacho.- Oooh, señorito Frederick, por fin está de vuelta. Qué sorpresa verle, ¿Por qué no ha avisado de ello?- Y suelta una amable carcajada.

El viaje se hizo más corto de lo que esperaba Frederick, quizás porque en el fondo no quería volver a la casa en la que había pasado su juventud. La ausencia de Margaret solo empeoraba la sensación de que se adentraba en territorio hostil. ¿De verdad le estarían esperando al llegar? Le costaba demasiado imaginar tal escena. A lo largo de los años había aprendido que esperar un afecto cálido por parte de su familia era un esfuerzo un tanto inútil, el cual llevaba consigo más decepciones que alegrías.

Justo antes de llegar a la puerta de su "hogar" se dio cuenta de que la presencia de Avenger le ayudaba a sobrellevar todo aquel follón Aunque se tuviera que enfrentar a toda su familia, podía contar con un compañero a su lado, o eso esperaba, puesto que aquella era una situación en la que necesitaría todo el apoyo posible, sin duda no sería fácil para él.

Una vez vislumbró la mansión, sus sospechas se confirmaban. Nadie le estaba esperando en la puerta, nadie había tenido la mínima molestia de aguardar su regreso. ¿Para qué había vuelto? Se preguntaba silenciosamente, mientras avanzaba despacio por el camino de baldosas que adornaba el jardín del hogar Zograf. Los recuerdos de su infancia entre aquellas paredes se arremolinaban en un torbellino de sensaciones difusas, mayormente negativas. Pese a todo, la reminiscencia de los días que pasó con Margaret hacían todo bastante más llevadero, incluso dejó que una pequeña sonrisa asomase por la comisura de sus labios mientras los momentos felices se apoderaban de su mente.

- Oooh, señorito Frederick, por fin está de vuelta. Qué sorpresa verle, ¿Por qué no ha avisado de ello?- 

Una voz familiar le saca de su ensimismamiento. Casi agradece ser interrumpido antes de dejarse llevar por el incontrolable impulso de sumergirse en la marea de recuerdos desagradables que le llegan de repente. El ama de llaves que había sido más su madre que la supuesta madrastra que debía cuidar de él se encontraba justo en sus narices. Al menos alguien había venido a esperarle, o eso piensa hasta que finaliza su frase, y una leve brisa de ira corre por el cuerpo de Frederick. ¿Ni siquiera habían avisado de su llegada? Cada vez tenía más claro que aquella ya no era más su casa. La rabia se evapora rápidamente, ha pasado demasiado tiempo como para volver a enfadarse por esas cosas. Ya está acostumbrado a ello.

Tratando de evitar que el Ama de llaves pase un mal rato, se hace el loco respecto al tema. Seguramente la entristezca saber como pasa su familia de él.-¡Hola! Se me debe haber olvidado. Ya sabe, los estudios alelan a cualquiera. Hehe- Le dedica su mejor sonrisa, puede que sea la única persona de la casa que ahora mismo consiga hacer sonreír a Frederick sinceramente.-¡Hay que ver!  El tiempo no pasa para usted, sigue igual de guapa que siempre.- Trata de ser cortés, después de todo, probablemente sea la única que merezca algo de cortesía.

Tras una pequeña charla, recoge su maleta y se adentra en la mansión, justo antes de sujetar el pomo de la puerta, cierra los ojos e inhala profundamente. Está a punto de cruzar el umbral a su peor pesadilla, debe estar preparado mentalmente. Una vez abre la puerta y pone un pie dentro, anuncia su llegada, aunque a nadie le importe lo más mínimo.

-Ya estoy en casa.-

La verdad es que el ama de llaves siempre le ha parecido una mujer bastante extraña. Pese a todos los años que ha pasado en la familia apenas ha envejecido nada. Pero la verdad es que viniendo de una familia de magos no es algo demasiado raro. Ahí tiene a su madrastra, que siempre ha sido una mujer muy muy excéntrica que sólo tiene de mujer el DNI, por que en apariencia es una niña. Eso explicaría por qué carajos su padre no ha tenido más hijos con ella. La verdad es que desde que se ha hecho mayor, Frederick cada vez se ha preguntado más qué carajos vio su padre en esa mujer.

Cuando abre la puerta, está la susodicha bajando las escaleras. Su ama de llaves se acerca tras él, servicial como siempre. la mujer esboza una sonrisa pilla.- Oooh, Frederick. Ya estabas tardando en venir... ¿Era hoy? Vaya lata, pensé que no debería verte durante unos días más.- Ríe pícara y puta como siempre, buscando claramente molestarle.-Tu padre está arriba, pero lleva unas semanas bastante enfermo, debe descansar así que no vayas a despertarlo con tus malas noticias y desgracias, ¿Vale?- Madre mía, la forma tan literal de llamarle mierda.

Mueve la mano desinteresada, aún apoyada en el posamanos.- ¿Y bien? ¿Has venido a pedir algo? Ya te adelanto yo que no te daremos nada. Tu hermano Gram está haciendo su diligente trabajo como Agente y practicando. No viniendo aquí a pedir cosas y perder el tiempo. A estas alturas creía que ya te habría matado tu Avenger. Sí que tiene que ser debilucho para no imponerse ante alguien como tú.- Y se parte de la risa.

Nada más entrar su peor temor se hace presente al instante. ¿Como puede haber tanta mala hostia en un cuerpo tan pequeño? Las palabras que le dirige su madrastra son duras e insensibles, pero no es nada a lo que Frederick no esté acostumbrado a esas alturas. En cuanto la pregunta más evidente se hace presente Frederick se queda sin palabras durante un momento, mirando mientras tanto al ama de llaves y sintiendo lástima de que tenga que presenciar esta escena.-Lo cierto es que simplemente tenía algo de tiempo libre y se me ocurrió pasar por casa. Después de todo hace tiempo que no veo a mi padre.- La noticia de que está enfermo le pilla un poco por sorpresa. ¿Su padre se encuentra mal y no le avisan siquiera? Ese golpe le había dolido más de lo que esperaba.

En cuanto la insensata de su madrastra menciona a Avenger, Frederick se teme lo peor. Si bien ya le enfurecía bastante que se metiera con su servant, también sabía que este no se iba a quedar callado ante una provocación como esa. ¿En qué estaba pensando? Seguía siendo un Avenger.

-Mi servant es el más fuerte. No te quepa duda.-

Aunque se temía las consecuencias de que Avenger hiciera aparición allí mismo, lo cierto era que un escarmiento a aquella bruja no le parecía tampoco una mala opción. Por lo que simplemente dejó que la voluntad de su servant fuera la que actuase. Confiaba más en él que en cualquiera de los miembros de su familia, después de todo. 

Retomando el tema de su padre, Frederick alzó la mirada nuevamente para dirigirse a su archienemiga.-¿Qué le ocurre exactamente a mi padre? Me gustaría verle en cuanto despierte. Si me hubierais avisado de que estaba enfermo podría haber venido antes.- La preocupación que mostraba por su padre sorprendía al mismo Frederick, quizás pese a todo, aún tenía miedo de perder al único miembro de su familia que le quedaba.

Avenger toma forma física al lado de Frederick. Gruñe levemente ante tal perra. No dice nada, sólo gruñe bastante, a punto de decirle algo. Ella se lleva el dedo índice a los labios y suelta una risotada de cerda asquerosa.- Aaay, aaay. ¿Ese es tu apestoso Servant? Menos mal que no te dejamos tener ningún perro por que te habría tenido que enseñar a controlarlo. No eres bueno con los animales rabiosos parece ser... Ay, ay... Qué pena. Aprende a controlar a tu maldita bestia.- Y sonríe.-¿Sí?

Sonríe tanto que durante unos instantes hasta cierra los ojos. Al escuchar su última petición vuelve a abrirlos, con gesto algo más de hastío.- ¿No me escuchas cuando te hablo? Te he dicho que no le molestes. No vayas a subir ni nada. Puedes quedarte unas horas aquí si quieres, pero más te vale irte prontito que tengo que ponerme las cremas y no quiero tener que ver tu cara, no vayan a salirme arrugas, o peor, contagiarme tu fealdad.- La ama de llaves está detrás cruzada de brazos. Ella suspira sin decir nada más. Aunque es cierto que su madrastra está algo más agresiva de lo normal. Hace fus fus con la mano mientras se gira a subir las escaleras. Avenger aprieta el puño con ganas de reventarle la cabeza.

Cuando Avenger hace acto de presencia, Frederick se teme lo peor. Una pelea en su casa, y más con su madrastra no sería lo mejor, aunque ganas no le faltaran. Si era capaz de reprimir todos los sentimientos negativos, dudas, enfados o simplemente ganas de gritar, era por el aprecio que tenía al ama de llaves y a lo que representaba aquella casa para él. 

Los gruñidos de su servant solo se intensifican con cada palabra que lanza su madrastra. Acercándose despacio, coloca una mano sobre el hombro de Avenger y sonríe, negando levemente con la cabeza. 

"No merece la pena"

Ante aquel gesto, Avenger relaja un poco el rostro y suspira como si hubiera caído en la cuenta de nuevo, de qué clase de master tenía. Pese a estar más relajado, este no pudo evitar replicar a la señora de la casa de forma mordaz;-Al chaval no le hacía falta un perro, después de todo ya tiene a una perra por madrastra.- Al escuchar aquella frase, Frederick tuvo que usar cada molécula de su ser para no esbozar la mayor sonrisa de su vida frente a la que tenía por la peor persona que conocía, la mujer de su padre. Para más inri, Edmond se encorvaba en una leve reverencia a modo de presentación, como diciendo; "Este soy yo, zorra"

Por otro lado, el énfasis que había puesto su madrastra por que no viera a su padre le parecía un tanto extraño. En cuanto se descuidase, pensaba subir a como diese lugar.-Está bien, me quedaré un rato por aquí y luego nos marcharemos, lo último que quiero es molestar.- Girando un poco la mirada, se dirigía hacia el ama de llaves esta vez;-¿Podrías prepararme un chocolate caliente? Como cuando era pequeño. Hace semanas que solo pienso en eso.- Y una sonrisa cálida y amable se abrió paso en Frederick, como el tipo de sonrisa que se le dedicaría a una madre.

Cuando el ama de llaves entrase en la cocina para preparar el chocolate caliente, subiría rápidamente a ver a su padre, independientemente de si su madrastra se iba o no. Esa iba a ser la primera vez que desobedeciera las órdenes de aquella mujer, pero la idea de morir en la guerra del grial hacía que las posibles consecuencias de tal acto, parecieran nimias, más si trataba por algún motivo de que no viese a su padre con tanto ahínco. 

En sus labios, un susurro tomaba forma;

-...Time Alter.-

Y efectivamente en cuanto la ama de llaves se va a hacerle el chocolate caliente, Frederick activa su Time Alter para correr lo más rápidamente que puede por las escaleras. ¡Y lo consigue! No es que la pequeña perra pueda hacer nada al respecto para impedírselo. Lo que pasa es que en cuanto llega a la puerta de la habitación de su padre nota como una sensación fría y de desasosiego al tocar el pomo. Algo le ha asustado mucho de repente, una voz le ha "tocado" el cerebro y sus palabras parecen totalmente ciertas. Nota sus manos calientes y durante unos instantes puede ver cómo se derriten en frente a él. Cuando parpadea está perfectamente.

"You are... already dead."

Es la frase que ha sonado en su cabeza. Y no quiere pensar nada más en ella. Pero, ¿Qué cojones tiene ese pomo? Cuando se da cuenta la puerta está abierta frente a él, con su padre postrado en la cama de matrimonio de su habitación. Está dormido y tosiendo en sueños, sudando pese a no hacer calor, en aparente sufrimiento.

Nota pasos detrás suya mientras examina a su padre. Su madrastra lo mira de arriba a abajo, con un libro entre las manos se da golpecitos en la cabeza mirándole.- Y pensar que finalmente te crecerían huevos, pequeño Frederick. My, my... Qué hacer, qué hacer. Bueno, me has desobedecido, pero ya has visto a tu padre. ¿Quieres marcharte de una maldita vez y dejar de husmear dónde no te llaman?

Al tocar el pomo, un escalofrío recorre toda su espalda. ¿Qué acaba de pasar? ¿De donde ha venido esa sensación tan extraña? Y más importante de todo...¿Qué cojones tenía aquél pomo? En un instante había apartado la mano y observaba a su padre tirado en la cama mientras a lo lejos aún escuchaba el susurro de las palabras que acababan de ser pronunciadas por algo o alguien. Bastante desconcertado, no tiene más idea que preguntarle a Avenger.- ¿Has escuchado eso tú también?- Alzando una mano se seca el sudor que le cae por la frente debido a la impresión.

La voz de su madrastra interrumpe cualquier pensamiento que pudiera tener en ese momento. ¿Ella sabría algo de lo que acababa de escuchar? Seguramente no le dijera nada, pero tampoco perdía nada por preguntar.- ¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Qué ha sido eso de la puerta? Si le estás haciendo algo extraño a mi padre te juro que...- Corta la frase ahí, incapaz de terminarla. Aunque si bien como dice la perra de su madrastra parece que le está echando cojones al asunto, el miedo que ha desarrollado a lo largo de los años hacia ella sigue vigente. 

Sin perderla de vista, trata de concentrar todos sus sentidos en averiguar qué era lo que había en la puerta. ¿Habrá algún tipo de barrera? ¿Algún ente mágico? Fuera lo que fuera estaba claro que las cosas no estaban bien, y no se iba a ir de allí sin una respuesta.-Ya puedes responder, no pienso irme sin saber qué es lo que ocurre.- Sujeta su reloj de bolsillo con fuerza, con la intención de volver a utilizar su conjuro preferido en cualquier momento. Sea lo que sea, no le va a pillar por sorpresa.

Avenger niega con la cabeza. No parece haber escuchado algo. Frederick al concentrarse para notar lo que ocurre en el lugar ve que efectivamente hay alguna especie de barrera cubriendo el cuarto de su padre. Es una barrera extraña, ya que aunque intenta evitar que las cosas entren... También parece tener algún tipo de efecto en su interior. Y sea cual sea el que tenga, no es bueno.

La madrastra entrecierra los ojos al notarle tanto usar magia como examinar su entorno de forma sobrenatural.- Te he advertido Frederick. No urges más dónde no debes~ ¿Por qué le haría yo algo malo a tu padre en tu ausencia? Suenas como un niño malo paranoico que no sabe con quién habla~. Hemos vivido mucho tiempo juntos bajo este techo Frederick. ¿No confías en tu madre?- Ella martillea sonoramente la tapa del libro que lleva en sus manos. El ambiente cada vez se vuelve más tenso y más oscuro...

Lamentablemente, la respuesta de Avenger no le sorprende. Las palabras que había escuchado momentos antes parecían transmitidas directamente a su cabeza. Por otro lado, la barrera que ahora contemplaba claramente era de todo menos amigable. Una mala sensación recorría todo su cuerpo con el simple hecho de tratar de atravesarla. Justo un instante después, hizo acto de presencia su despreciable madrastra.

De alguna forma, el como se expresa hacia Frederick consigue enervarlo más de lo normal. ¿Como se atrevía esa cabrona a tomarlo por tonto?;-Solo dios sabe por qué harías tú algo, y dudo que ni él sepa qué es lo que piensas.- El muchacho está en alerta, no confía en esa guarra ni un poquito.-¿De verdad tengo que responderte a eso?- Sin quererlo una sonrisa burlona se le escapa, por el simple hecho de imaginarse la ínfima posibilidad de confiar en ella.-Esto se acaba aquí y ahora.-

-Avenger, destruye la barrera.-

Y Avenger aparece una vez más. Da uno de sus puñetazos oscuros a la barrera que hay formada alrededor de la habitación de su padre, destruyéndola en pedazos. Los trozos de magia se dispersan en el aire, ante un gesto oscuro por parte de la madrastra de Frederick.- Está bien, entiendo tu postura Frederick. Pensaba dejarte vivir algo más de tiempo, pero parece que en Inglaterra te han enseñado algo, a ser una verdadera molestia.- La mujer da un par de golpes en la tapa del libro, el cual empieza a flotar por sí solo en el aire, mientras adquiere una textura que antes no tenía. Parecía un libro grande normal.

Hazle sentir el verdadero terror, Necronomicón.

El libro empieza a mover sus páginas, una voz grave sale de él. Parece que hable en otro idioma, un idioma antiguo y profundo, un idioma olvidado hace eones, proveniente de otro mundo. Pero por alguna razón le entiende para su desgracia.

-Hehehehe. Sí que estás segura de que vaya a morir, ¿No Maestra? Decir mi nombre tan repentinamente es algo osado incluso para tí.- El libro parece girarse hacia Frederick, a mirarle.- Es una pena chico, parecías divertido, pero meter las narices dónde no te llaman tiene sus consecuencias. Permíteme que me presente. Soy Abdul Alhazred, Caster del Necronomicón. Y este, es mi regalo para tí.

El libro se abre de par en par, revelando una oscura VERDAD entre sus páginas. Frederick mira durante unos instantes, y es lo suficientemente poderosa como para hcerle dudar sobre su existencia, la vida y la muerte. La razón de todas las cosas. Se siente muy tenso y casi al borde de un ataque de ansiedad. Quería seguir mirando, quería seguir obteniendo información de ese libro, pero alguien lo ha apartado a tiempo, y no, no ha sido Avenger.

Varios cuchillos atraviesan la tapa del Libro, que empieza a gritar quejándose sobre cómo han estropeado su preciosa tapa. El ama de llaves está entre Frederick y los atacantes. La mujer prepara un abanico de cuchillos en cada una de sus manos.- Por fin has enseñado tus verdaderos colores, Amelie.- Dice el ama de llaves.

La madrastra gruñe al ver a la mujer ponerse en medio e impedir que le coma el cerebro a Frederick. Niega con la cabeza, acariciándose la frente en gesto de hastío.- Maldita sirvienta. Tu has enseñado por fin tus colmillos, ¿Has estado esperando todo este tiempo a que venga Frederick? Lo olía de alguien como tú, pero eres fuerte y antigua, sabes esconder tu rastro bien. ¿Por qué no me has parado antes, maldita perra de Zelretch?

El ama de llaves sigue en posición de combate, alerta por cualquier cosa que pudiera pasar.- ¿Qué me habría asegurado ganar en mis condiciones? Y de venir a casa el señorito Frederick sólo habría encontrado la muerte a tus manos.

Amelie parpadea sorprendida por lo que escucha decir.- ¡Jajajaja! ¿Ganarme? ¿Y no sabes lo que es un móvil? ¿Tan chapada a la antigua estás que no podrías haberle avisado?

El ama de llaves niega con la cabeza.- No soy tan estúpida como para no saber perfectamente que tienes controladas las conexiones de información de la casa, Amelie. He vivido en esta casa más tiempo que tú y sé cuando las cosas no están bien. No he tocado nada esperando el momento. Tampoco te esperaba tan estúpida como para intentar matar al señor y al señorito.- Gira la cabeza hacia Frederick y Avenger.- Maestro, por favor, tome a su padre y marchémonos de aquí. Esta casa es su terreno. ¡Debemos darnos prisa!

Y da un golpe con su espalda a Frederick, para que entre en la habitación de su padre mientras se cae ella también. Mientras se echa hacia atrás cierra la puerta del cuarto, impidiendo que Necronomicón les atrape otra vez con sus hojas, casi lo consigue. Ella mira alrededor y se acerca a la ventana, abriéndola de par en par.- Vamos.

En cuanto dio la orden de que Avenger rompiese la barrera, supo que las cosas no iban a acabar bien entre su madrastra y él. ¿Como? Simplemente tenía que ponerse en lo peor, pero incluso lo peor que se había imaginado no estaba a la altura de la realidad. El libro que hacía un rato que estaba sosteniendo ahora tomaba una forma grotesca y horripilante, a juego con la personalidad de su dueña.-¡¿Un servant?!- Antes de poder exclamar nada más, la presentación del Necronomicón resonaba por el pasillo.

En cuanto este se abre, la oscuridad engulle lentamente a Frederick, incapaz de reaccionar a nada más. Todos sus sentidos gritan desesperados por huir, por apartar la mirada de los oscuros secretos que aquel libro guardaba, pero como una polilla acercandose hacia la luz, el impulso era más fuerte que el joven mago. Quiso gritar el nombre de su compañero, pero incluso eso le resultaba imposible ¿Iba a ser así como moriría? ¿Como su existencia dejaría paso a un vacío sin precedentes? Fuera como fuese...no parecía tener muchas opciones. Al menos hasta que su salvadora hizo acto de presencia.

- Por fin has enseñado tus verdaderos colores, Amelie.-

Aún atrapado levemente en la sensación de muerte y perdida en la que el libro le había intentado aprisionar, es capaz de reconocer la voz familiar que sonaba junto a él. Aclarándose los ojos trata de comprender lo que está sucediendo. ¿Mariabella había aparecido para salvarle? Sin duda la docilidad que demostró su sirvienta le sorprendió en sobremanera, siempre la había querido como a alguien de su propia familia, y en los últimos años puede que incluso más junto con Margaret, pero en aquel momento apenas podía contener la felicidad que le transmitía verla salir en su defensa. Aunque si bien hubieran algunos puntos de la conversación entre ambas que confundieron algo a Frederick, aquel no era el momento oportuno para tratarlos.

En cuanto el ama de llaves le empuja dentro de la habitación para a continuación entrar ella tratando de escapar del servant enemigo, este cae de rodillas al suelo aún algo mareado por el efecto de lo que fuera que le había hecho aquella cosa. Entre respiraciones entrecortadas escuchó la sugerencia de Mariabella, en efecto, tenían que irse lo más rápido de allí. Por una vez no podía dejarse controlar por la situación, había de ser él quien la manejara. 

Golpeandose la cara con ambas palmas de sus manos se levanta decidido a salir de allí. Mirando a Avenger, frunce el ceño y aprieta los puños, hay que ir con todo;-¡Avenger! ¡Utiliza tu Noble Phantasm para sacarnos a los tres de aquí sanos y salvos! ¡Llevanos lo más lejos que puedas de esta casa!- Parece más firme y decidido que nunca.-¡Usa toda mi energía de ser necesario!

Es impresionante cómo Avenger puede ser a veces tan leal a su maestro pese a todo. Sonríe de forma grotesca y agarra a Frederick primero.- No te creas una princesa sólo por que te llevo en brazos.- Dice jocoso como siempre, dando un salto por la ventana rápido y veloz. Puede ver que al momento que está saliendo otros dos Avenger entran por la ventana a coger a su padre y a Mariabella. Es impresionante pensar que son tres momentos distintos de Avenger, pero es tan rápido que ocurren a la vez.

Los tres Avenger los dejan en un bosque en el linde de la ciudad de Frederick, para evitar que nadie vea nada innecesario. mariabella guarda los cuchillos y mira a su maestro algo sorprendida.- Tu Servant... Ha sido magnífico Frederick. Seguramente Amelie no se haya esperado eso. Tenemos que escapar de esta ciudad y llevar a tu padre a un sitio seguro. Tengo una casa en una ciudad cercana, allí podremos hablar. Ven, vamos a mi coche.- Agarra a su padre y lo carga en brazos como si no pesara nada, largándose de ahí los tres.

Tomar el coche, llegar a la ciudad y dejar a su padre... Todo sale perfectamente. Frederick probablemente se llevaría allí un par de días más viendo el estado de su progenitor, que efectivamente mejora de forma súbita. Sea lo que fuera que estuviera haciendo esa barrera lo estaba empeorando. Su padre, tras haberse dado cuenta él mismo de eso durante sus últimos días y sin fuerzas para moverse y escapar le está eternamente agradecido a su hijo. Le pide entre lágrimas perdón sobre Amelie, nunca pudo pensar que fuera una mujer tan malvada. De cierta forma describe la situación como haber estado "encantado" durante años.

Frederick es el único familiar vivo en el que puede confiar, y no puede permitir que muera en la Guerra del Grial. Es un todo o nada para los Zograf ya que él está muy viejo para poder hacer nada. Tiene que sobrevivir a la guerra, y por ello le dará los Magic Crest familiares. Los tres volverán a Londres, y Mariabella pondrá al cuidado de algunos conocidos de la Torre del Reloj a su padre, protegiéndole gracias a ella.

En general, Frederick puede sentir que esto no ha sido nada fortuito. Esa maldita mujer lleva años planeando esa traición, esperando el momento para atacar y apropiarse de la familia. ¿Quizás quería los circuitos familiares? Sea lo que fuera es una hija de puta. Y pensar que al parecer su padre le enseñó alguna magia simple de la familia en gesto cortés para su familia.