Ursu se aproxima con toda la cautela que logra reunir al encabritado viejo Bill. Ursu se repite una y otra vez que el viejo Bill no le hará daño, que conserve la calma, que Bill le quiere*. El hombretón susurra procurando tranquilizar al caballo, aunque no sabría decir si también intenta hacerlo consigo mismo.
—Tranquilo, pequeño Bill, tranquilo. Es tu amigo, Ursu, el que te habla, y tú no harás daño a tu buen amigo Ursu, ¿verdad? Ssssh, calma, calma.
Ursu extiende una mano hacia las bridas del caballo. Las agarra y tira con la fuerza y el tacto necesarios como para evitar que el caballo se ponga aún más nervioso. Mientras tanto, no deja de susurrar ni de pronunciar palabras serenas al viejo Bill.
Motivo: Trato con animales
Tirada: 1d20
Dificultad: 8+
Resultado: 8(-1)=7 (Fracaso)
Trato con animales: 1d20 (dificultad CAR)+2= 8-1 (modificador)+2= 9.
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*Ya me espero coñas relacionadas con la zoofilia... XD
—Espera...— Dice Velocatus, e interrumpiéndole a Jace antes que termine de vendar la herida. —Lo que has hecho está muy bien, Jace, pero tengo unas hierbas aquí que aliviarán un poco mi dolor y ayudarán a que la herida cicatrice más rápidamente...—
Metió la mano en su zurrón y extrajo varios paquetes pequeños envueltos.
Escogió uno de ellos, guardando los demás. Lo abrió, y dentro tenía una serie de hojas del mismo tamaño en su interior. Tomó algunas de ellas, no todas, volviendo a empaquetar las demás.
Después, sacó un pequeño mortero y troceó echando dentro de él las hojas que había escogido. Sacó un frasco de barro del zurrón, y volcó parte del contenido también sobre el mortero.
El contenido del frasco de barro se espolvoreaba y quedó flotando sobre el agua. Parecía harina. Quién sabe. Tras guardar de nuevo el frasco cerrado en el zurrón, Velocatus empezó a remover toda la mezcla en el mortero.
La manera de hacer todo aquel proceso, de forma tan ordenada y meticulosa, parecía demostrar que había hecho aquello cientos de veces. Tras acabar, la mezcla parecía una especie de cataplasma, que Velocatus aplicó sobre la herida, no sin quejarse un poco por el dolor.
Tras acabar. le pidió a Jace que terminara de vendar la herida, y este lo hizo sin problemas.
—Gracias Jace. Has sido de mucha ayuda.—
Semi incorporado en el carro, se dirigió a todos los demás...—Podría moverme, pero mejor me quedo quieto aquí en el carro sin hacer nada, si no os importa... —
Motivo: Medicina
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 15(+10)=25 (Exito)
El guardia de Forbrab vuelve a dar instrucciones al grupo, aunque en él estén presentes gentes de mayor rango social, como el joven Culprit o los Wits... Nadie le ha otorgado esa autoridad, pero alguien debe hacerse cargo de la situación o esto acaba en desastre, ya hay un herido de consideración y el peligro no ha desaparecido.
- Venga, pongámonos en marcha de una vez o los siervos del Nigromante se nos echarán encima - les azuza con tono enérgico - ¡El nieto de la sanadora viajará en el carro, los Wits caminarán al lado, Normoh y yo iremos en cabeza, mientras Ursu cierra la marcha!
Así avanzaremos tan seguros como podamos, dadas las circunstancias. Siempre es mejor enviar a dos ojeadores en vanguardia, al fin y al cabo cuatro ojos ven más que dos... y en caso de que nos alcancen, esa bestia parda de Ursu es el más indicado para pararles los piés mientras los demás nos agrupamos.
Doy por supuesto que los esfuerzos combinados de mis compañeros han logrado calmar al viejo percherón mientras Velocatus preparaba sus bálsamos curativos y Jace le aplicaba el vendaje... ;)
Jace ayudó a su protegido a sentarse en el suelo al borde del camino, detrás de la carreta. Le quitó la armadura de cuero a Velocatus y le sacó la camisa por los hombros y procedió a limpiarle la herida con una trozo de tela limpia que mojó en agua de su cantimplora.
Mientras, Ursu se acercó a Bill que relinchaba enloquecido, con palabras tranquilas intentó serenarlo, pero el animal se encontraba totalmente descontrolado y coceó al bienintencionado gigantón en el pecho haciéndole caer al suelo dolorosamente. No obstante el explorador se levantó y volvió a acercarse al animal que finalmente acabó por serenarse.
En la parte delantera del carro, Normoh esperó a que los perros supervivientes se alejaran antes de marcharse lejos del convoy en busca de su flecha perdida. Tras una veintena de pasos encontró la fecha, con el ástil partido. Maldijo en voz alta su mala suerte y fue audible por los demás miembros del grupo, se guardó la flecha partida en el carcaj, para repararla más adelante, desperdiciar la pluma podía ser planteable, pero la punta de metal era demasiado valiosa para quedar allí.
Junto al carro, Iunus se apoyó sobre el borde de la carreta, agotado, de mala gana echó dentro del carro su hacha, cuyo filo había arruinado y dejado completamente inútil. Afortunadamente el conde les había dejado dos hachas junto con las provisiones. Normoh cogió la menor de ellas y hecho esto se limitó a esperar, boqueando, agotado a que Normoh volviera junto a la carreta.
Poco después los valientes volverían a avanzar camino adelante y sobre ellos, las últimas horas de luz se agotaban a pasos de gigantes.
Motivo: Bill cocea a Ursu - daño
Tirada: 1d6
Resultado: 3(+2)=5
los esfuerzos combinados de mis compañeros han logrado calmar al viejo percherón
Jace, presunción errónea, no obstante, por no ralentizar más el tema, abrevio y continuamos.
Podría moverme, pero mejor me quedo quieto aquí en el carro sin hacer nada, si no os importa... —
Velocatus, aún sigues Malherido, salvo que decidas optar por la opción de pasar a Debilitado. En cualquier caso a la mañana siguiente tendrás 4 puntos de RES más que ahora y a la siguiente tenrás todos tus puntos de RES y perderás la condición Malherido o Debilitado. Siempre y cuando no ocurra nada malo antes, claro.
Velocatus: descuéntate un rollo de vendas del inventario. Lavado y hervido podría ser reutilizado. Aunque todos pensemos que es una guarrada y una fuente de infección, esta ha sido la costumbre al menos hasta los años 50 (claro, que así nos iba).
coceó al bienintencionado gigantón en el pecho
Ursu, pierdes 5 puntos de RES, como no tienes la armadura puesta, no hay reducción. Tampoco supera tu UHG con lo que no hay mayor daño. Si sobrevives a esta noche, por la mañana habrás recuperado 3 de estos puntos (el 10% del total de puntos de RES de Ursu).
Os recuerdo que Iunus y Normoh están fatigados (dote Furia).
Los aventureros volvieron a ponerse en camino, apenas recompuestos tras el enfrentamiento con los perros salvajes. En cabeza iban Jace y Normoh, este último arrastrando pesadamente los pies, aunque sostenía el arco en las manos, estaba a todas luces, agotado.
Detrás de ellos caminaban los Wits. Hobbard volvió a su tono habitual seco y algo distante. Ayudó a su hijo a levantarse cuando éste tropezó. El muchacho estaba agotado, el escudo colgando de su hombro izquierdo y chorreando sangre en el camino, en su otro hombro apoyada el hacha e respuesto que había cogido del carro.
Ursu guiaba a Bill por las riendas, aunque dolorido por la coz recibida el caracter del gigantón no se había oscurecido y seguí atratando al caballo con tono cariñoso. En el carro, Velocatus intentaba descansar. La herida le escocía horrores como ya sabía que ocurriría antes de hacerse la cura. Pero era un muchacho valiente y se abstuvo de quejarse. Las lágrimas no acudieron a sus ojos a pesar de que en el carro nadie podía verle la cara.
A lo lejos los siervos del nigromante caminaban hacia ellos con ritmo lento pero incansable, quizás hubiera aumentado su número o quizás la distancia y la cada vez más escasa luz estuvieran confundiendo a los aventureros. Tras caminar una hora más el sol ya se había hundido en el horizonte a sus espaldas y la luz, cada vez más escasa desaparecería por completo en breve.
Primero Jace y Normoh y luego todos los demás pudieron ver al sur del camino una vieja edificación. Las hierbas salvajes habían invadido el sendero de unos quinientos pasos que separaba la calzada y la casa. Resecto al edificio, las paredes de ésta, al menos aquellas que los aventureros podían ver, se sostenían en pie, el techo por el contrario se había hundido en su parte central. La vegetación era abundante alrededor de la casa lo que hacía ésta poco visible con poca luz. De ahí que los exploradoras no la vieran hasta encontrarse menos de un kilómetro de la misma.
Quizás aquella fuera una opción para pasar la noche o quizás los aventureros debían permanecer en el camino un poco más y buscar algo menos endeble o más cercano a la calzada. Puede que incluso decidieran acampar al raso, alrededor o no de una hoguera.
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- ¿Qué habríais hecho vosotros, hijos míos? - preguntó el viejo Averment Culprits y dejó la pregunta en el aire un momento antes de continuar la historia.
Como único miembro de la guardia de Forbrab asignado a la caravana, la responsabilidad de garantizar la seguridad del grupo recae sobre Jace. Aunque es una carga incómoda, tanto por la presencia de miembros de la comunidad con un mayor peso social, a los que teóricamente debe servir y obedecer… como por la monstruosa dificultad de hacerse cargo en solitario de semejante misión.
¡Menuda locura, enviarles a talar medio bosque con estas prisas y con un grupo tan pequeño!
Quién le iba a decir hace nada, la noche anterior mismo, que acabaría echando en falta a los inútiles de sus compañeros de guardia, pero es que incluso ese par de vagos redomados de Tulius y Marrun serían una inestimable ayuda para organizar la defensa esta noche. Porque los siervos del nigromante no descansan nunca, ni cesan su actividad con la oscuridad, sino todo lo contrario… y seguramente nos den alcance mientras estemos acampados. Sin embargo no podemos seguir a oscuras, sería incluso peor por el riesgo de meterse en un callejón sin salida, perderse o sufrir otra emboscada de alimañas salvajes.
Además, varios miembros de la expedición no están en condiciones de forzar la marcha… no solo el joven Culprit, se ha fijado en como camina el retoño de los Wits y en la forma de resoplar de Normoh. Han dado la talla en aquella pequeña escaramuza, pero les ha pasado factura…
De modo que lo mejor sería fortificarse tanto como sea posible para pasar la noche. Y para acabar de complicar las cosas, no sólo hay que proteger a todos los miembros del grupo, incluyendo un herido de consideración sobre el que tiene una responsabilidad personal ante su abuela… sino también a ese viejo percherón, pues lo necesitarán sin excusa para cumplir la misión que les han asignado.
Sin embargo, no todo es malo. Aunque eche tanto en falta el apoyo de más guardias entrenados, Jace sabe que no está solo en esto, afortunadamente cuenta con varios elementos útiles.
El cazador será una gran ayuda cuando se recupere, y además tiene mucha más experiencia que él mismo en un entorno boscoso, la verdad es que le intimida un poco abandonar las llanuras. Los bosques son mil veces más peligrosos, pues no ves lo que se te viene encima…
Por su parte, ese pedazo de animal de Ursu es fuerte como un mulo, dócil y leal… y pese a su buen talante habitual, ha demostrado que más vale no despertar su ira. Tendrá que apoyarse en esa fuerza si quiere sacar el grupo adelante, aunque se pregunta si será capaz de controlarlo cuando convenga hacer algún movimiento táctico, no tiene pinta de ser de los que escuchan.
El joven Culprit es ahora mismo su principal preocupación, pues su herida podría agravarse si sufren cualquier nuevo contratiempo… y ya ha visto antes cómo evolucionan luego esas cosas. Pero no va a permitirlo, ni hablar, de ninguna manera. Le debe demasiado a la vieja Lana como para dejar que le pase nada malo. Además, el muchacho ha demostrado tener agallas hace un rato, muchos otros se hubieran derrumbado lloriqueando o lamentándose sin hacer nada. Y lo que ha hecho preparando ese ungüento curativo le fascina, tiene el mismo talento de la anciana sanadora… y su misma claridad mental.
En cuanto a los Wits, por mucho que sean familia del Señor de Forbrab y por tanto gente de importancia, distan mucho de ser unos parásitos inútiles hechos a la vida fácil, como alguno que Jace sabe bien... aunque le conviene guardárselo para sí mismo. Pero en este caso ambos, tanto el padre como el hijo, parecen acostumbrados al trabajo duro… y lo que es más, a pasar largas horas de faena continuada fuera de la seguridad de las murallas. Eso merece un respeto. Porque para empezar, en estos momentos Jace daría lo que fuera por tener una empalizada tras la que guarecerse esta noche…
Precisamente por eso le resulta tan atractiva la idea de refugiarse en esa edificación que acaban de avistar, no parece gran cosa, cierto, pero al menos tiene unas paredes entre las que guarecerse cuando lleguen los caminantes que nunca se cansan…
- Ursu, ponte esa armadura tuya y acompáñame a explorar aquellas ruinas – ordena al gigantón – Mientras, los demás aguardad junto al carro… y mantened los ojos abiertos.
Veremos si el grupo asume sus indicaciones.
Ursu se tantea el pecho, justo donde recibió la coz del viejo Bill. El dolor aún no se ha pasado del todo, Ursu lo nota cuando respira. No hay motivo para amargarse, a pesar de esta molestia. Han sobrevivido a este inesperado ataque, aunque quizás una manada de perros salvajes sea una bendición en comparación con las sombras siniestras que se concentran en la distancia y con las que pronto se cruzarán.
A Ursu no le parece mala idea la sugerencia de Jace. Sonriendo, se calza su armadura y mueve su torpe persona al lado del guardia. Por algún motivo, le cae bien: se le ve disciplinado y con cierto sentido del sacrificio, incluso dotado para el liderazgo, rasgo que no suele atraer al grandullón, pero en este hombre parece algo distinto.
Ursu espera no encontrarse con más sorpresas desagradables entre las ruinas, pues sus compañeros, el viejo Bill y él necesitan descansar. También desearía que el pecho no le ardiera de dolor como lo hace.