La exploración del castillo palaciego no hacía más que llenar la cabeza de Kivo de preguntas. ¿Qué sitio era aquel? ¿Por qué un lugar tan lujoso estaba vacío? ¿Dónde estaban todos? Detrás de cada esquina parecía haber un misterio, unos ojos espías, pero cuando llegaban solo encontraban lo mismo que antes, abandono y silencio. ¡Y nada para comer!
Siguiendo las huellas empezaron a subir por la torre. ¡Menuda torre! Kivo subió con ganas al principio, muy atento a las huellas, pero al rato se lamentó. Nunca había estado en un lugar tan grande, tanto como para cansarle y hacerle jadear. La escalera era interminable y llegó a desear que las huellas desaparecieran para no tener que seguir más, hacerse una bolita de pelo y bajar rodando. Pero a cada escalón que subía encontraba una huella más en el siguiente, y después de ese, otra más. Y otra, y otra... Al final, ayudándose de su bastón, continuó ascendiendo como un peregrino sube a una montaña, y sintiendo calambres en las piernas y dolor en los pies, cuando ya creía que no podría seguir, ¡zas! Llegaron a un rellano.
Y como todo allí, no era un rellano cualquiera. Había cosas rarísimas y cacharros extraños que Kivo no entendía. Pero no pudo entretenerse en todo eso, porque le llegó una voz conocida y, por supuesto, un olor muy diferente al del polvo y las telarañas. ¡Comida! ¡Y Dastan! ¡Por fin!
Olvidándose del cansancio, correteó hasta asomarse a la barandilla.
– ¡¿Dastan?! ¡¿Dastan?!
—A mi me gustaría que te unieras, y yo no pienso parar hasta ver todos los reinos, así que ahora tengo otra razón para terminar con esto cuanto antes —respondí a Tenji.
Las palabras de Morfeo eran preocupantes.
—Pero ahora están bien, ¿no? ¿En que lugar están? —Dastan esperaba que estuvieran a punto de aparecer en la torre pero, si les ocurría como a él, tardarían un montón en subir.
Sin duda, a la vuelta a casa debía contar a Padre toda las pelusas que hay en este lugar. Ojala tuviéramos algo así en el poblado. Con mil rincones donde cazarlas. Seguro que le gustará saber de esto. Es lo que pienso en el camino ascendente, aunque es tan largo que acabo aburriéndome un poco y algunos bostezos escapan de mi boca. ¿Cuanto hace que no dormía siesta? Tenía la sensación que no pasaba desde hace años.
Lo que daría por una siest....¿Té? Olfateo una vez llegamos arriba. ¿Se olía a té? ¡Té!. Y claro, también se escucha la voz de Dastan...¡Pero se huele a té!
- ¡TÉ! - corro a la barandilla.
Al mirar por el hueco de la escalera vieron una especie de habitación, con su cama y todo. Esta además parecía tener una salida a uno de los balcones de la torre. También había en un lateral unas estrechas escaleras de madera por las que bajar a la estancia.
Allí abajo están Dastan, Kon y otro joven tomando té con un ser muy extraño.
Dastan oyó la voz de Kivo llamarle y al levantar la cabeza pudo verle asomándose a duras penas por la barandilla, al igual que se asomaban Hamo, Sasha y Detlef. Allí estaban sus amigos.
Estáis juntos de nuevo ^^
– ¡Dastan! ¡Y Kon! ¡Están los dos!
Kivo saltó sobre la barandilla y bajó trotando y deslizándose por ella a toda velocidad, olvidado ya el cansancio. Al llegar abajo se lanzó a contra sus amigos para darles un fuerte abrazo.
– ¿Dónde estábais? ¡Os hemos buscado todo el tiempo! ¿Y estos amigos vuestros?
—¡Estamos dormidos! —dijo Dastan feliz de haber encontrado a sus amigos. O más bien de que los hubieran encontrado. —¡Y al caer dormirdos nos encontramos aquí!
—Supongo que es el mundo de los sueños. —Señaló al otro chico— Este es Tenji. Lo encontramos por este lugar. ¡Es un príncipe! Y nuestro anfitrión es Morfeo. Ha sido increíblemente cortés con nosotros y nos ha explicado un montón de cosas.
Se apartó para dejar sitio a los demás cuando bajaran, podrían hablar entre todos.
—¿Cómo habéis llegado vosotros aquí?
El alboroto y la alegría fueron uno cuando reconocieron a sus compañeros, y Hamo no tardó en descender tras Kivo para saludar a sus compañeros. El aroma al té le hizo rugir las tripas, pero lo único que quería era abrazarles y comprobar que estaban sanos y salvos.
- Sí, hemos llegado aquí a través de un portal que nos traía al reino de Morfeo - entonces cayó en la cuenta de en presencia de quién estaba y tragó con dificultad. Era Morfeo. El Dios. - Dio... Maj... Ilustri... ¿señor? Es... es un honor conocerle. Disculpad la entrada repentina en vuestro reino sin invitación pero... er... nuestros amigos...
Luego Dastan señaló al Príncipe Tenji, y alzó las cejas. ¡Pues claro! El Príncipe Tenji del Reino del Peligro había caído presa de un sopor incontrolable, ¡y lo habían encontrado! Pero había cosas que debían resolver.
- Entonces... todo el que duerme... viene aquí. Pero... ¿y vuestro servicio, majestad? - dijo, haciendo un leve reverencia - ¿Estáis aquí solo vosotros tres?
¡Té y cama! Madre mía, era como que te tocara el premio gordo. Beber un té calentito y después moverte a la cama y dormir una larga, larga, y mullidita siesta. Ah claro, también está allí Dastan y ese compañero de cuyo nombre suelo olvidarme. El de los pelos, si. Al tener la melena, se movía graciosamente con el viento. El pelos. Si, el pelos.
Kivo y Hamo se precipitan al encuentro con ellos. Les sigo, esperando que avancen primero para no crear un tapón. Abrazos, abrazos. Té y cama. Yo le doy con el dedo a Dastan, porque ha dicho que está dormido y a mi no me lo parece.
- ¿Dormido? - dedete, dedete en el hombro - Pero si estás hablando. ¿O estamos soñado? - pregunto, luego miro al tal Morfeo - Hola señor ¿puedo tomar un poco de té? - lo de la siesta vendría después.
Al parecer, también habíamos encontrado al principe Kenji. Todo el mundo preocupado por él, y él aquí tomando té. Seguro que después tenía pensando dormir esa siesta.
Morfeo asintió a las palabras de Sasha y sirvió té para todos, obviamente.
-Ellos están soñando, pero vosotros habéis venido por otros medios. Si sufrís algún daño en este mundo, será permanente para vosotros. Por lo que tened cuidado- advirtió Morfeo, de algo que ya había hablado con sus invitados. –Podéis marchar todos, Dastan os explicará mejor y le dejaré despertar. Os abriré una brecha para que volváis a vuestro mundo y aparezcáis donde esté el cuerpo de Dastan.
La criatura se levantó y se fue a buscar plantas secas y demás ingredientes, al tiempo que ponía una marmita a calentar al fuego.
-Kon debe quedarse para ayudarme con un conjuro y Tenji esperará aquí a que el peligro pase. El resto de su reino también dormirá y vendrán a unirse aquí con él, hay espacio de sobra. Es un mal necesario y que persistirá hasta que el equilibrio con Chronos se restablezca en vuestro mundo- en apenas unos segundos, Morfeo había preparado una marmita similar a la de la bruja en su casa. –Si tenéis alguna duda en la que pueda ayudaros antes de partir, hablad ahora.
El portal estaba abierto y en espera.
La alegría inicial por encontrar a Dastan, al Príncipe y a Kon se esfumó del rostro de Hamo cuando Morfeo explicó que los dos últimos debían de quedarse en su reino.
- Pero, pe-pero no lo entiendo - dijo, boquiabierto - ¿Qué problema hay entre Chronos y vos, mi señor Morfeo?
Aún no tenía muy claro cómo se dirigía uno a un dios, pero decidió hacerlo como lo hacían los vasallos.
- ¿Hay algo que podamos hacer para ayudar? - se volvió a Tenji - ¿Hay algo que podamos decir a vuestro pueblo para que sepa que estáis bien?
Los amigos de Dastan habían llegado. Estaba feliz, ahora podrían organizarse y partir para cumplir sus propósitos. Sasha tocó al meteomágo con el dedo como dudando que estuviera allí.
—Sí, estoy aquí, no es una ilusión... —sonrió confundiendo el motivo de su toque, pero luego aclaró— Creo que yo estoy durmiendo y soñando esto. Que realmente mi cuerpo está en el mundo de los despiertos... —no estaba del todo seguro pero había tratado de aclararlo lo mejor posible.
Morfeo lo confirmó después. Dastan asintió a sus palabras. —Acabemos el té y marchemos... tenemos una misión importante por delante... y desafortunadamente Tenji y Kon se tendrán que quedarse aquí para guardar el fuerte mientras la cumplimos.
Luego explicó un poco más. Pero Hamo había algo que no entendía... —No hay conflicto entre Morfeo y Chronos... pero Chronos ha muerto, lo que es una tragedia terrible, y Morfeo está haciendo lo posible por ayudar.
Kivo escuchó a Morfeo, el señor de los dormilones o algo así, y cuando dijo que podían sufrir daños en su mundo se palpó la barriga para comprobar que era real. Obviamente lo era, pero toda aquella historia de mundos de los sueños y mundos físicos le parecían incomprensibles y ya empezaba a temer desvanecerse o algo así.
Había muchas cosas que no entendía bien.
– Pero ¿qué está pasando? ¿Cuando volvamos todo el reino estará dormido?
Además de eso, le preocupaba no poder volver a dormir. Tenía sueño atrasado y estaba muuuy cansado. ¿No podría echarse un sueñecito al volver? ¡Vaya fastidio! Se rascó la oreja mientras meditaba.
– Pero ¿por qué? ¿Por qué no pueden despertarse? ¿Y qué tiene que ver eso con Chronos? ¿Qué le ha pasado a ese señor?
Todo era muy confuso para el pequeño oobi.
—Sí, Morfeo dormirá a todo el mundo del reino para protegerlos del daño, del daño que les afectará el no tener tiempo... hará conjuros aquí con Kon.
Y dormirán hasta que encontremos a alguien que sustituya a Cronos, esa ahora es nuestra misión —respondió Dastan a Kivo. —Al parecer hace años Chronos tuvo un descendiente y hemos de buscarla, pues Morfeo me indicó que era una hija. Es nuestra única esperanza.
Era a la vez un deber y una aventura. —¿Y vosotros, cómo llegasteis hasta aquí?
Olvido a Dastan en el momento en que tengo en mis manos una buena taza de café humeante. Ahora, fuera mi sociedad, me daba cuenta de lo que se complican la vida las otras formas de vida. En mi pueblo en todo caso se celebrará el poder dormir la siesta eternamente. Sin más drama. Quizá por eso padre mes instó a hacer este viaje. Para que comprenda que me de cuenta de nuestra calidad de vida.
Pego sorbos ávidos a mi taza, haciendo ruidito de frfrfr al sorber. No se si me perdí parte de la conversación porque llega un punto que no entiendo que está pasando. Hasta que Dastan interviene por segunda vez.
- ¿Que daño puede causar la falta de Chronos? Así podriamos dormir siesta para siempre. Pensadlo.
El té para los que lo tomaron sabía a tiempos mejores. Sabía a pies descalzos en la arena de la playa al tiempo que eran acariciados por las olas frescas. Sabía a la primera manzana dulce de la cosecha del año. Sabía al primer dulce probado y saboreado en la tierna infancia. Era exquisito y nada que ninguno hubiera probado antes porque aquel té no solo se saboreaba sino que aportaba sensaciones y recuerdos ya vividos.
-Jovencitos, vuestro amigo Dastan sabe lo necesario para que continuéis la misión. Ahora cruzad el portal pues es peligroso que continuéis con vuestros cuerpos físicos en mi mundo- apremió Morfeo. -Este portal os llevará a donde se encuentran los cuerpos de vuestros amigos, allí Dastan despertará y podrá seguir explicándoos. Yo tengo mucho trabajo que hacer me temo. Salid tan pronto como podáis del reino porque todos van a comenzar a dormirse.
Y tras lo dicho, Morfeo empujó a los viajeros hacia el portal sin esperar más explicaciones. No parecía estar conforme con que sus cuerpos físicos se mezclaran con el mundo de los sueños.
Cuando cruzaron el portal se encontraron en la habitación de la posada. Allí dormían Kon y Dastan, aunque Dastan se incorporó poco a poco bostezando. Despertó de su sueño como Morfeo le prometió y justo cuando se cerró el portal tras los viajeros.
Taza de té en mano - no pensaba ser el único que no disfrutara del maravilloso brebaje preparado por un dios encarnado - Hamo escuchó pensativo la discusión, y justo cuando pensaba intervenir, Morfeo decidió que ya habían estado demasiado tiempo en sus dominios. Sin darles tiempo a protestar, atravesaron el nuevo portal y se encontraron en la Posada donde habían acomodado suavemente a sus amigos. No tuvo tiempo de despedirse de Kon. Otro compañero que se quedaba en el camino.
- Qué experiencia tan... inesperada - dijo, visiblemente descolocado. Aún paladeaba el regusto del té en sus labios, pero una sensación amarga empezaba a posarse en la punta de la lengua - Bien, Dastan. ¡Vamos a ver cómo salvamos todo un reino!
Seguía sin encontrar el problema de que ya no hubiera tiempo. Pero ese té estaba tan bueno....TAN BUENO... Apenas puedo acabar la taza, pues Morfeo nos empujo al caldero...
- !NOOO EL....! - protesto cuando me veo caer y lo siguiente es que me encuentro en el cuarto de la posada - !...TÉ! - y ya no tengo taza en las manos.
Me cruzo los brazos de morros.
Dastan ya había tomado el té y ahora esperaba a sus compañeros, pero Morfeo no tenía tiempo, en más de un sentido, y los mandó de vuelta.
—OUaaaaaahhh —bostezó Dastan, despertando. Él no había atravesado el portal, sólo necesitaba abrir los ojos. Y allí estaban todos sus amigos. Bueno, todos no, faltaban Kon y Tenji.
—Vaya... Morfeo no me dio tiempo a despedirme de Tenji... y lo de Salvar un reino... Lo que no nos ha dicho es como encontrar a esa mujer para sustituir a Chronos.
Sonrió en pijama y se encogió de hombros.
Todos llegaron a la posada de nuevo. Allí Kon seguía durmiendo plácidamente en su cama. Tras conseguir que Dastan se desperezara y saliera de la suya, los viajeros pudieron retomar su camino, aunque con un compañero de nuevo parecía ser. O con uno de más si contaban que Detlef se unía a sus filas para seguir aquella aventura.
Conforme salieron de la posada vieron a la posadera, Tohara, con la cabeza apoyada en la barra de su establecimiento. Dormía a pierna suelta y soltaba unos ronquidos remarcables, cualquiera diría que un oso había entrado en el lugar. En algunas otras mesas había cazadores aguerridos acurrucados en sus sillas también durmiendo o comenzando a ello. Parece que Morfeo estaba haciendo como había prometido, dormir a todo el reino para protegerlo de las fluctuaciones del tiempo.
Saliendo del reino vieron situaciones similares, gente durmiendo o con mucho sueño que marcha a sus casas. Dastan les explicó que así Morfeo cuidaría del reino de Tenji, llevándolo a sus tierras del sueño. Además Kon se había quedado para ayudarle, con sus conocimientos de la magia de primavera crearían una barrera de espinos alrededor de la ciudad. La planta evitaría que las bestias del bosque trataran de entrar a la ciudadela y atacaran a sus ciudadanos.
Ahora tenían un largo camino por delante y una misión: encontrar a la hija de Chronos. Esa señora que no sabían dónde podría estar, pero que quizás hubiera leyendas o historias sobre ella en alguno de los Trece Reinos.
+200 exp por paisaje.
+0 exp por soplo del hombre dragón.
+0 exp por combate contra monstruo (se encontraron monstruos pero no hubo pelea).
Para llegar al nivel 2 de vuestro personaje basta con 100 puntos de experiencia, del 2 al 3 hay 600. Doy por terminada la jornada que se está alargando de más con mis ires y venires.