Partida Rol por web

Con su nueva y flamante cantimplora bien fija en su mochila, y la bolsa del cinturón conteniendo el kit de herramientas que tendría que personalizar durante el viaje para adecuarlo a sus habilidades, Hamo se dio por satisfecho. Tenían un robusto - y calentito - animal de carga con todas sus cosas, tenía alimento para un par de días, armas para defenderse y un buen equipo de compañeros. Ahora sólo faltaba elegir el camino y descubrir qué tenía el mundo que ofrecer.

El destino les esperaba.

Llegó el momento de aflojar las monedas y es cuando me doy cuenta que me sobrará más de lo que pensaba. Pensaba que no...Por eso descarté comprarme un arco. El abuelo me había enseñado a usarlo antes de irse. Irse en busca de la pelusa mística del bosque. Esa que todo anciano antroponeko busca encontrar para poder dar por completada su vida. Esa que otorga la plenitud. 

Acabo acercándome con saltitos gráciles a los arcos. Tanteando unos y otros.

- Creo...Creo que me voy a llevar este - ronroneo contenta- ¿Es suficiente? - tiendo mi saquito  con alguna monedas al gracioso comerciante. 

Las cosas se iban amontonando encima de Mike, que parecía no sentirlas encima. En el baúl se iba acomodando todo bastante bien, y lo que no lo hiciera se sujetaría con los arneses y correas. Mike parecía fuerte, y tampoco es que llevaran mucho equipaje. De hecho, era más equipaje de lo que había llevado Kivo encima en lo que llevaba de trayecto.

El oobi seguía sacando monedas de su saquito, pagando su parte. No le daba mucho valor al dinero y no es que estuvieran gastando mucho. Eran cosas necesarias. Como las manzanas de Mike.

-Aquí tiene, señor Moguri.

Mike parecía contento, el Moguri parecía contento y los Viajeros se habían abastecido con lo que necesitaban.

Así es como nuestros viajeros, sin comerlo ni beberlo, comenzarían un viaje inesperado. Les esperaban grandes aventuras, que ampliarían sus horizontes, su forma de comprender las cosas y que enriquecerían sus corazones con buenas experiencias. El primer Viaje era el más importante, pero ellos no sabían cuán de importante sería. No solo para ellos, sino para el resto de los Trece Reinos.