Partida Rol por web

No luce ningún atuendo brillantemente sensual y llamativo, sino pantalones de jean, borcegos, una campera con capucha y una remera debajo, dándole la apariencia de cualquier punki, aunque ninguna tan bella. De todas formas no resulta acorde al ambiente soso y callado del bar, el cual se adormece bajo el sonido de un televisor en el canal Cronica. Pero los tres o cuatro comensales de otras mesas ni les prestan atención cuando entran, e incluso el encargado solo les dirige una mirada ociosa. Aunque quizás entendible cuando Antonia le hace un gesto de que no moleste.

-El lugar está controlado.-asegura a modo de saludo, esbozando una media sonrisa. Es fácil creerlo… su encanto va mucho más allá de la mera apariencia.- Me alegro de verlos, a ambos. Parece que nosotras tuvimos una noche más que interesante, ¿no, Javiera?

Por ahora, sólo quedaba unir piezas, intentar saber qué había pasado, y hacer cuantificación de los daños, que por lo que decía su sire, habían sido enormes. Javiera siguió en silencio, aunque cuando mencionó a Ulises ella le dijo que había escapado también, y que le había ayudado a salir de la matanza del teatro, pero que no sabía a donde se había ido, aunque también le causó cuidado que no se supiera nada de Ramiro, eso podía significar que ahora era un montón de polvo, junto a los líderes de los anarquistas. Le contaría también que los anarquistas pensaban que era la Camarilla la responsable de las desapariciones, y que esa era la razón de esa reunión, había sólo una explicación posible a que Ramiro le permitiera ir con él, era una trampa para que hablara, menos mal que habían aparecido los jaguares, antes de que soltara más allá de lo necesario, aunque fuera para defender al grupo de su sire. obviamente esto último lo omitió. 

Asi que, le contó sobre lo que pasó en el yate, lo que pasó con el soplón, lo que pasó en el teatro, y los datos relevantes sobre aquellos hechos, aunque ella como mera testigo, más que como partícipe. Ya iban llegando y ella sujetó la mano de su sire, diciéndole que confiaba en él. ¿y si no, en quién?. En nadie, la verdad es que ni él confiaba, o quizás, él tenía más esperanzas en ella. Javiera aún se sentía perturbada, y murmuró que no hablaría más, incluso, le dijo a su sire que un viaje estaría bien, que podrían ir juntos. 

Ya en el bar, de nuevo, debió mirar sobre su hombro, ¿habrían jaguares?¿estaría aquel lobo?. Nerviosa se acercó donde la mujer, pero apenas la miró, casi sólo para saber donde estaba, por eso ni reparó en su belleza - no necesita de eso en ese momento - ni en sus ropas, sólo se sentó, con los codos apoyados en la barra, e inclinada hacia delante, deseando que todos se fueran al infierno, empezando con ella. 

-No está de humor para charlas, me temo…+interviene, disculpando tu descortesía+ En el viaje me estuvo comentando cuanto cree saber o sospecha, no obstante. Dentro de su perspectiva, todo parece haberse… descontrolado en base al incidente en la isla. No tengo dudas que también está relacionado a las desapariciones que fui a investigar.

Se acomoda en su asiento a la diestra de Javiera, juntando las manos sobre la mesa

-Los anarquistas probablemente están convencidos que fue una maniobra nuestra, y en lo que sabemos este no fue el caso. Todo apunta a un ataque del Sabbat. Salvo que ni en los 70’s plantaron cara con tanta fuerza. Pero, sobre todo, ¿dónde están ahora para reclamar el premio? Esos jaguares además… son algo diferente.

Esboza una mueca pero ahora no hay tiempo para las niñerías de Javiera. Menea la cabeza suavemente, sacudiendo los rizos tras las palabras de Alfredo

-Asi es. Si esto fuera obra del Sabbat aun estarían aquí, persiguiendo a todos los que quedaron. Pero esas cosas se retiraron antes del amanecer y no ha vuelto a pasar nada. No obstante, los daños permanecen… y son mucho más que unos simples chiquillos anarcas, Alfredo.

Se muerde suavemente el labio inferior, para luego mirar a la distancia unos momentos.

-Muchos estaban reunidos anoche en el Eliseo debajo del Colon y en otras plazas fuertes. Sobre todo los chiquillos de Alexandria y sus principales aliados. Hoy… no queda ninguno. Las alcantarillas fueron hechas pedazos y está todo inundado, asi que no se pueden revisar, pero estoy segura de que ya no existen. E incluso… incluso ella ha desaparecido.

Parpadea, volviendo al mundo real.

-¿Entiendes lo que significa? Por primera vez en más de 150 años, Buenos Aires no tiene su Princesa. Una de las vastagas más poderosas de America… y desapareció. Ignoro lo que eran en verdad esos jaguares, pero dejaron un daño mucho más grande que solo algunos montones de polvo. Estamos hablando del caos, Alfredo. El final de la paz y de la Camarilla como la conociamos en el continente.

Y es así, señores, como todo se fue a la mierda, y solo quedaba recoger lo que había, armar los pedazos que sirvan, y mandarse a cambia, a cualquier parte en donde continuar una no vida tranquila, de ahí, hasta la eternidad o hasta que alguien decida que es tu momento para volverte un montón de polvo. Suspiró, lo de las alcantarillas lo supuso, pero todo demostraba que había sido un ataque concertado y la idea de que aparecieran esos jaguares o el lobo, se hizo mucho más inminente. Levantó sus cejas, no había abandonado esa posición del Pensador, aunque lo último que quería hacer era pensar.

- ¿y bien?-pasó su lengua por sus labios - habrá que procurar un nuevo príncipe - no ocultó el tono socarrón, nunca había estado sin príncipe, pero no había que ser muy listo que eso seria una matanza entre los pocos que quedaron, todos por la sede apostólica vacante, levantó ligeramente su cabeza hacia la mujer.

-o largarnos, como ratas, ¿no?- había ese brillo macabro que los de su raza tenía cuando el hambre acecha, pero en este caso no era eso, era más bien la pérdida de la inocencia humana, que aun quedaba en ella.

- en fin... un ataque así de concertado, no es como para las protestas, y se une a esa... ¿cómo era...? mama...-le pregunta a Antonia, -no sabemos los trucos de una antediluviana, si es asi, y si ese pobre chico no nos mintió - levantó la mirada pero ahora al frente - ¿qué haremos?- preguntó dejando un silencio vago, frío.

Pone los ojos levemente en blanco ante la mención de una antediluviana. Eso son tonterías. No obstante, lo demás no esta tan errada Javiera con sus opciones.

-Deja ese tema del chico y la mamadera… Si los antediluvianos existieran y uno de ellos despertase, todo el mundo lo sabría.  Se les cumpliría el deseo a los loquitos de los cultos apocalípticos y tal. Esto va por otro lado. Estamos hablando del mundo real.

Se sujeta el puente de la nariz, despejando sus pensamientos de tonterías supersticiosas.

-Puedo apostar que la próxima lucha será dura, pero más política que física… al menos para los principales exponentes. El próximo Príncipe o Princesa saldrá del Consejo actual, eso está claro. Voy a quedarme y defender los intereses de los Brujah como debo, pero no me voy a “postular” a esa locura. Además, primero hace falta determinar quienes siguen vivos, con que contamos… muchas cosas. Cuando estén armados los bandos, veré como continuar.

Alza la vista, mirando hacia ambos alternativamente.

-Vamos a tener que jugar una partida compleja. Agradecería mucho el apoyo de dos abogados en lo que se viene. Pero quiero escuchar lo que piensan al respecto, francamente.

Alfredo se acaricia la barbilla, repasando las palabras tras su mente.

-Sinceramente, no deseo verme involucrado en esa lucha política, Antonia.  Mi corazón esta con Santa Fe, y sé que Diego va a necesitarme mucho en el futuro cercano. Las provincias del interior han sufrido pérdidas también, algo que Buenos Aires siempre tiende a olvidar. En ese sentido, no hemos dejado de ser un país unitario...

Clava la vista en ella, con gran serenidad.

-Y sé que lo sabes. Sin Alexandria, por primera vez los principados del interior son realmente independientes. Las cosas van a cambiar en ese aspecto, sin importar quien suba al poder; no será como ella. Así que te diré que puedo asistirte con mis consejos de vez en cuando, como siempre… Somos amigos. Pero no voy a quedarme.

Sus palabras son suaves pero firmes, como una marea. Solo faltan las tuyas...

- y el juego de Tronos se ha desatado - rueda sus ojos,  y vuelve a agazaparse en su postura, con sus ojos entrecerrados, se le antojó el emborracharse, así sería más fácil sentirse bien consigo misma. Javiera pestañeó unas cuantas veces, y masajeo su entrecejo pellizcándolo. Tenía, así como Alfredo, su vida en la provincia, sus negocios, a Carlos, y ahora, a Alfredo también, ahí podría dejar atrás ese lugar, y sus desgracias también volvería a tener control sobre sí misma, evitando sentir el vínculo con sus dos abusivos amantes. 

- francamente, quiero perderme un rato - ¿acaso no era obvio? - y volver a Santa Fese me hace mucho más atractivo que quedarme aquí, menos, si no tienen ni idea qué eran esos jaguares y que mierda querían, pero sobre todo, sin saber quien los mandó - se puso de pie,   y echó para atrás sus omóplatos,  y miró a la mujer.

- pero, tampoco quiero que te quedes sola, en fin...- se tomó del brazo de Alfredo - si logras responderme qué eran esas cosas, y qué buscaban, hablaremos Antonia, yo me cansé de ser la puta estúpida que la mandan a todos lados como carne de cañón, ya no voy a seguir órdenes y luego encontrarme rodeada de tipos que quieren partirme en dos, sé que no paso de una chiquilla para ustedes, pero ya me cansé, así que... o me tratas como una igual, con toda la información, o mejor sigo mis asuntos, si total para la importancia  del grupo, mejor me hago independiente -  se soltó de Alfredo y se cruzó de brazos. 

La respuesta de Alfredo era esperable. Sus lealtades eran claras incluso desde antes que todo esto pasara. Javiera en cambio… una pena. Tenía potencial. Antonia estiro los brazos y se desperezo.

- Por favor… ¿Tan ingenua eres que crees en la igualdad? Jajajaja…+ríe suavemente + Querida, no te pongas en evidencia de ese modo. A estas alturas, ya deberías comprender como funciona todo o al menos intuirlo. Sería muy triste si no lo hicieras.

Se incorpora lentamente, dejando que la ropa se amolde a sus formas.

-De todas formas, entiendo la postura de ambos. Sé lo que es la opresión de los poderosos, porque también fui chiquilla. Pero también me he sentado muchas veces en la mesa del Eliseo; conozco las dos caras del juego. Y ahora es un mal momento para ser revolucionario… o quedarse sin amigos. Les sugiero a ambos que abandonen la ciudad pronto, si mantienen ese pensar. Los que no elijan bandos en los próximos meses, solo tendrán un título: sospechosos. Después de todo, alguien tuvo que decirles a esas cosas, la ubicación de los refugios… o guiarlos a ellos… Cuídense mucho.

Sin más les da la espalda, agitando la mano hacia atrás en un saludo. Con paso firme sale a la lluvia, y comprendes que vuestra… lo que fuera, ha terminado. Ahora estas sola con Alfredo. Justo como al principio prácticamente.

Chasquea la lengua, precisamente por saber cómo eran las cosas era que hablaba así, pero no le extraña su actitud. Mete sus manos en su chaqueta, y la observa irse.

- para que pregunta- rueda los ojos - linda amenaza, en fin...  Sire- se giró hacIa él, nunca lo había llamado así, y esa mirada turbia era extraña - luego de eso, es mejor que me quede a ayudarla, sino seguirá con su acusación... ¿Qué dices ?- no tenía ganas de quedarse, no tenía ganas de nada de aquello.

Mira al vacío donde estaba el cuerpo de Antonia, pensativo. Se toma unos segundos antes de responder.

- Extraño poder disfrutar de un buen café en noches como esta… +comenta suavemente+ Seria lo apropiado antes de emprender el viaje, la verdad que si...

Tras esta frase al parecer no relacionada, parpadea y te mira. No dice nada sobre la forma en que lo llamaste. Siempre es difícil saber que está pensando, pero hoy luce incluso más inexpresivo que de costumbre.

- Ya hice mi parte con vos, Javiera, y hace tiempo has dejado de ser mi niña para recorrer tus propios caminos. Como mentor, no obstante, te puedo decir que plantear una postura y retirarla ante la primera adversidad… queda mal. Incluso aunque luego pienses que fue un error, la palabra dicha no debe retirarse. Es un signo de debilidad. Y puedes estar equivocada, pero nunca insegura de tus creencias. 

Clava los ojos azules en los tuyos, fijamente, y baja el tono un par de octavas.

- Pero es tu decisión al final. Ya sabes cuál es la mía….¿Te quedaras o vendrás?

- con eso me dejas muy clara - por fin sonríe, y va donde su sire, tomándose de su brazo, entrelazando los dedos con los de él - volvamos, es hora ya... quiero ver mis asuntos, y prepararnos, este juego llegará hasta las provincias, realmente quiero alejarme de todo este lugar, y lo que significa -  y eliminar el vínculo de sangre, los recuerdos del asesinato, la violación y ver como tanto habían encontrado la muerte verdadera esas noches .

- también recuerdo el sabor del café, y la sensación del frío que traía la lluvia, casi, puedo sentirlas - lo miró hacia arriba, y se cobijó en su hombro.

Del brazo y juntos salen a la lluvia, en busca del auto. La ciudad aun brilla en parte, y es difícil creer viendo a las personas que todavía se animan a la noche porteña, las cosas sucedidas anoche… o las que vendrán. A medida que la noticia se expanda, seguramente será como una onda en el mar, que puede volverse una ola devastadora al llegar a otras orillas…

Quedan demasiadas preguntas. Incertidumbres. ¿Hasta donde llegan los daños? ¿Quienes han muerto? ¿Cuales son los poderes que gestaron todo esto? ¿Adonde fueron? La lista es larga y se puebla de caras, algunas conocidas como la de Sarah, otras no tanto como Ramiro... ¿Que seria de ellos? 

Pero de eso habrá que ocuparse en su tiempo. Ahora, cuando Alfredo abre la puerta del acompañante para que subas, sentís como te detiene con la mano libre, girándote hacia el. Ya para entonces, están a medio camino sus labios de los tuyos. Ahí mismo, mientras las gotas los empapan, te da un beso intenso. Sabe a humedad, frio y sin embargo tierno… No es un beso de lujuria ni de rabia, sino casi una caricia intima y conmovedora.

Solo dura unos segundos, pero parecen tantos... Luego te empuja dentro con gentileza y cierra, para seguidamente rodear y abordar de su lado. La noche aun es joven. El viaje no ha terminado. Más bien, solo está empezando.

Fin