Partida Rol por web

La sala no esconde grandes misterios. Es un área de extracción, principalmente, aunque los juguetes sugieran que también tiene otros propósitos más recreativos.

No hallas nada de interés, salvo algunas herramientas que podrían serte útiles (destornilladores, martillos, llaves y otras, una caja normal) y lo que parece un listado. Se encuentra dividido en días. Las denominaciones son vagas, pero refieren en total a 14 personas. Los números pequeños dan idea que es algo así como un control de cuanto “produce” el ganado cada vez. Está bastante organizado a decir verdad, siendo ordeñados solo una vez a la semana cada uno, dos cada día. Algo un poco profesional de Lucas, para variar.

Viendo que nada de interés podría sacar del lugar, solo tomo las herramientas por si la tarada que me acompaña logra ser convencida por el resto y se pone a liberar el ganado. Una cosa es matar tres guardias inservibles y otra distinta es perder el ganado.

Salgo del lugar y cuando estoy en la puerta de la salita de "descanso" miro hacia el exterior en búsqueda de alguna amenaza.

Nada.

La cosa sigue tranquila. Lo cual no es exactamente lo mejor. Si Lucas, (o más bien alguien, ya que no es muy probable que el siga contando) estuviera en el refugio, dificilmente no te hubiera sentido para este momento. Ya tendrian que haber venido a revisar su ganado.

A menos que estuvieran esperando dentro, y no les importase sacrificar su ganado. Pero puede ser mucho darles credito. De un modo u otro por ahora nada te estorba en continuar tu tarea. La chica, viendo que parece que no necesitas nada mas, se reune con sus compañeros para hablar entre ellos en voz baja, al parecer verificando que esten todas bien... Estos chicos son otra cuestion. ¿Ahora que vas a hacer con ellos?

La niña hace lo que preveía, se acerca al resto y el llevarme las cosas con lo que mayor facilidad podrìa soltar al resto es una ventaja pero no un seguro. Me giro y miro a todos despacio esperando que me devuelvan la mirada y estén atentos a lo que les digo. - Sepan esto, si se quedan quietos no les voy a hacer daño, pero si uno de ustedes intenta escapar de este lugar recuerden como les fue a los otros tres que hasta recién estaban disfrutando de los placeres que esa niña tiene. - Sin esperar por una respuesta del ganado voy directo a la casa tras colocar la puerta en su "lugar".

Cuando llego a la puerta la inspecciono por si tiene algún caza-bobo y así poder estar más tranquilo a la hora de intentar abrir la puerta.

El ganado no da muestra de asentir ni disentir a tu propuesta, mirándote fijamente sin decir nada. Arrimar la puerta, luego de haber roto sus soportes para entrar, es todo cuando podes hacer. Lo van a sacar enseguida si se sueltan, pero no sin que probablemente los oigas.

La puerta trasera de la casa a primera vista luce normalita, pero un examen detallado muestra que está hecha parecer así, lo mismo que el disimulo de la del galpón. Tiene una cerradura de seguridad, y aunque no esté tan blindada seguro ha sido reforzada… Hay dos maneras, pero al suave sin duda será difícil. Y la brusca…

En tanto lo meditas la lluvia arremete, cayendo sobre tus ojos como una ducha. El tiempo está cada vez peor, complicándolo todo si cabe... 

Me sacudo levemente más por despejarme el rostro que por el frío, si hay ventajas de estar no-vivo o no-muerto esta es una de ellas. Veo que la cerradura no es tan sencilla y debo proceder con cautela, no vaya a ser que dentro se encuentre alguien, aunque con todo lo sucedido cuesta creer que nadie haya respondido. Solo tres ghouls inútiles para proteger tanto ganado, no me cierra.

Rebusco entre las herramientas que saqué del galpón y tomo las que más creo necesitar dejándome por si las dudas un arma a mano. La desconfianza que me genera dejar tantos cabos sueltos en ese lugar me hacen voltear para cerciorarme que no me ataquen por la espalda en búsqueda de su ansiada libertad.

Aun con todos los recaudos posibles me pongo a la tarea y ver que logro hacer ante una tarea que sin conocimiento se vuelve muy compleja. Al principio parece sencilla hasta que por mirar sobre mi hombro se me vuelve a cerrar la traba y tengo que volver a comenzar. Puto ganado, si  no estuvieran lo haría más rápido. Y una idea cruza mi mente, alimentarme del ganado para saciar mi sed y de paso mis ganas de absorber vitae aun sabiendo que de nada me servirá tomar de más. Pero me contengo y sigo con abocado con la cerradura y controlando al ganado en cada momento hasta que siento el ansiado ruido. Se abrió. Y una sonrisa brilla en mi rostro.

La puerta finalmente cede a tus improvisadas manipulaciones, un juego de azar más que de verdadera habilidad cerrajera. Se abre sin ruido hacia adentro.

Tu empapado ser logra vislumbrar en la debilísima luz que se cuela de las nubes purpuras, un vago escenario. Una cocina o comedor, o ambos. Hay una mesa grande, sillas, y lo demás son muebles oscuros, aunque puedes oír una heladera no muy lejos.

La casa de Lucas al fin está abierta. Ahora resta saber si todo este esfuerzo valdrá la pena.